CAPÍTULO 8, UNA
NOCHE DE TORMENTA
No
hay mucho que pueda decirles, excepto que me encontraba sola. Apenas y había
pasado una hora desde que Exveemon se había ido, pero… sentí como si hubiera
sido mucho más tiempo.
Me
acerque a mi ventana para poder admirar el paisaje que existía fuera de esa
prisión. Había dejado de llover, y el sol iluminaba todo.
Sé
que el bosque, las montañas, todo lo que había afuera siempre era igual y jamás
cambiaba, pero… no dejaba de ser hermoso para mí, y hacia que mis deseos de
libertad fueran más grandes.
Veía
a algunos digimons moverse por el bosque, algunos de ellos estaban jugando, y
otros parecían simplemente disfrutar del lugar. También alcance a ver a algunos
digimons que venían volando desde las montañas. Desde mi posición y por la
altura a la que estaban, no pude identificarlos, pero por un momento me pareció
reconocer a un digimon entre ese grupo. Mire fijamente y creí ver a Exveemon
entre esos digimons. Empecé a sonreír, pero esa sonrisa desapareció en cuanto
vi que aquel digimon no era Exveemon. De hecho, ni siquiera era parecido.
Eso
había sido de verdad extraño. ¿Por qué había creído ver a Exveemon cuando ni
siquiera estaba ahí? Creo que la respuesta a esa pregunta vino sola.
Algo
decaída, me aleje de la ventana y me acosté sobre mi cama. Era obvio lo que me
estaba pasando. A pesar de creer que haber vuelto a ver a Exveemon me hacía
capaz de esperarlo hasta la próxima vez que viniera, la realidad no era así,
porque me estaba haciendo mucha falta, a pesar de que no hacía mucho que se
había ido. Pasaba mis garras con suavidad por mi cama mientras recordaba como
pasaba mis garras por el cuerpo del dragón mientras le sonreía. También movía
mi cola de una forma inquieta, recordando que a él le gustaba mucho tenerla
entre sus manos debido a lo suave que era, y con mi otro brazo me frotaba,
aunque eso no se comparaban a las dulces caricias de Exveemon. En verdad
deseaba volver a ver a Exveemon, estar a su lado, sentirlo y abrazarlo.
Cerré
los ojos para tratar de dormir, pero en cuanto lo hice, en mi mente aparecía
Exveemon, y los momentos que había pasado con él las veces que había venido y
me sentía llena de alegría y calma.
Por
un lado eso me hacía sentir feliz pero… también me hacía sentir extraña. No sé
muy bien como describirlo, pero sentía una gran alegría cuando estaba con
Exveemon, por su forma de tratarme y de hablarme, y aunque me sentía muy
desanimada de estar sola, pensar en él me animaba un poco. Creo que solo con
Flamedramon me había sentido de ese modo, pero esto… era más fuerte.
Una
idea cruzo mi mente, poniéndome un poco nerviosa de solo pensarlo. Todo lo que
sentía a su lado, y lo que estaba sintiendo en ese momento que no estaba… ¿era
que acaso me estaba enamorando de Exveemon?
Creo
cuando me hice esa pregunta, deseaba que la respuesta fuera “si”, pero la
verdad es que aún no estaba del todo segura.
Hubiera
querido pensar más en ello y aclarar un poco más mi cabeza… y mi corazón. Pero
hubo algo que llamo mi atención.
Escuche
un ruido que venía de mi televisor. Más exactamente, el ruido venia de una de
las habitaciones donde ya habían llegado clientes para divertirse, o desde
nuestra percepción, fastidiarnos.
La
habitación era la de Guilmon. La vi de pie en frente a su cama, con los ojos
cerrados, mirando hacia el suelo y con sus palmas juntas cubriendo su
entrepierna, y por la posición de sus brazos, cubría también una parte de sus
pechos.
No
podía evitar sentirme nerviosa por lo que le fuera a pasar a Guilmon, no solo
porque siempre me entristecía ver a las chicas sufrir por culpa de los
miserables que venían a vernos, sino porque Guilmon era relativamente nueva en
ese lugar, y aun no estaba preparada para las cosas que le esperaban en ese
lugar. Mi preocupación aumento cuando vi que los clientes eran seis, y todos
eran digimons que al principio no supe lo que eran, luego me enteraría que eran
Apemon, digimons de los bosques, y que son muy salvajes y difíciles de tratar.
Guilmon
levanto la vista por un momento para verlos, pero los nervios le impidieron ver
a los monos amarillos y volvió a mirar al suelo. Dos de los Apemon se pusieron
a su espalda y dos más se colocaron frente a ella, los otros se alejaron un
poco y no los vi más.
Los
Apemon que la rodeaban actuaban como animales olfateando comida, oliéndola de
pies a cabeza, pasando sus filosas garras por el cuerpo de Guilmon, como si la
examinaran. No la estaban lastimando, pero la digimon roja se sentía incomoda
de sentirlos, y lo mostraba con algunos temblores leves aunque igual los
digimons continúan.
-Por
favor… de… deténganse- decía débilmente la chica, y por un momento lo hicieron,
pero solo para empezar con lo que realmente querían hacer.
Uno
de los dos Apemon detrás de ella la tomo por los hombros, sorprendiéndola un
poco y luego comenzó a mordisquear su cuello, sin mucha fuerza al parecer. El
otro pasó sus manos por debajo de los brazos de Guilmon para llegar hasta sus
senos y apretarlos. Cada vez los apretaba con más fuerza y hundía sus uñas
sobre ellos, haciendo que Guilmon gritara de dolor. A la vez, el Apemon acerco
su rostro al de Guilmon y comenzó a besarla con fuerza, introduciendo primero
su asquerosa lengua. La expresión de mi amiga me dejaba claro que ese beso no
era para nada agradable, pero ese era apenas el comienzo.
Uno
de los Apemon que estaba frente a ella la tomo con fuerza de los tobillos y le
levanto las piernas, dejando expuesta su vagina, a la cual no tardo en acercar
su rostro, lamiendo primero el clítoris, y luego rodeando la intimidad con sus
labios como si la succionara, mientras su lengua exploraba sin cuidado el
interior de esta.
Oía
a la pobre Guilmon gemir de dolor y moviéndose en un vano intento por
liberarse, pero los monos la tenían bien sujeta. El cuarto se hizo debajo de
ella, tomando sus nalgas con fuerza y moviéndolas para dejar expuesto el orificio
del trasero de Guilmon, donde introdujo su lengua.
Los
Apemon usaban cada vez más fuerza, haciendo gritar y llorar a Guilmon, quien
aún trataba de soltarse sin éxito, y trataba de soportar el dolor. La
dinosaurio estaba sufriendo, pero los Apemon parecían entretenidos. Mientras
cada uno lamia un punto de Guilmon, soltaban unos horribles jadeos que más de
cansancio, eran de placer, y sus miembros comenzaban a ponerse cada vez más
duros y firmes. Siguieron un par de minutos más, cada vez más rápido y con más
fuerza, hasta que se súbitamente se detuvieron y la soltaron, dejando que
cayera al suelo con mucha fuerza.
Guilmon
estaba exhausta y avergonzada. Tanto su trasero como su vagina estaban llenos
de saliva, su intimidad ya estaba empapada, sus senos estaban sangrando debido
a que el Apemon que los sujetaba había hundido sus uñas muy profundamente en
ellos, y su cuello también sangraba por los mordiscos. Se veía muy afectada, me
atrevo a decir que parecía estar traumatizada, pero tristemente su trauma estaba
por empeorar.
Uno
de los Apemon, el que había estado lamiendo su trasero, se acostó en el suelo y
empezó a masturbarse para hacer que su miembro estuviera más firme. Dos de los
Apemon tomaron con fuerza a Guilmon de los brazos, mientras que el otro le
abría las piernas, y entre los tres la pusieron sobre el cuarto Apemon,
clavando el miembro de este en el trasero de Guilmon, haciendo que ella soltara
un horrible grito de dolor, ante el cual lo único que hicieron esos simios
infelices fue gruñir y saltar, como verdaderos animales salvajes.
Otro
de los Apemon, el que le había lamido la vagina, ahora la estaba penetrando,
nuevamente tomándola con fuerza de los tobillos.
Los
dos simios la embestían con mucha fuerza y velocidad, lastimando cada vez más a
Guilmon. Pasaron unos diez minutos, pero los simios no bajan de ritmo, peor que
eso, su velocidad y fuerza aumentaban, y mientras más penetraban a Guilmon, mas
gemían como animales, y más rebotaban los senos de Guilmon, haciendo que
sangraran más. La vagina de la digimon, así como los miembros estaban ya muy
húmedos, pero ni siquiera eso parecía dejarlos satisfechos.
No
podía soportar ver a Guilmon así, y se notaba que ella tampoco podría soportar
más tiempo, pero lamentablemente aun había cuatro Apemons en la habitación. Dos
de ellos, lo que aún no habían hecho nada desde que habían llegado, se
acercaron a Guilmon y se sentaron con fuerza en los hombros de la chica. Ella no
podía moverse, y los Apemon le tomaron cada uno un seno, mientras metían sus
dos miembros al mismo tiempo en la boca de Guilmon, casi ahogándola. Para
unirse al grupo, los últimos dos Apemon se hicieron cada uno a un lado,
haciendo que ella tomara sus miembros entre sus garras y los masturbara.
Los
simios usaban toda su fuerza hasta correrse dentro y fuera de ella, dejándola
cubierta de semen, pero no le dieron descanso, ya que siguieron atacándola, con
furia, corriéndose cuatro veces más. Cuando terminaron, la boca de Guilmon
estaba llena de semen, y no podía respirar bien. Sus garras también estaban
cubiertas y no podía moverlas, y su culo y vagina escurrían ese asqueroso
líquido blanco. Quiso escupir esa porquería, pero antes de hacerlo uno de los
Apemon le sujeto la boca para mantenérsela cerrada, obligándole a tragarse todo
eso.
Por
un momento creí que habían terminado, pero lo que sucedió es que ese mismo
Apemon se arrodillo y tomo a Guilmon de las piernas para dejar expuesta su
adolorida vagina, y empezó a penetrarla con fuerza y velocidad, luego se apoyó
sobre la digimon para sujetar sus senos y mordisquear sus pezones. Mientras más
penetraba a Guilmon mas la lastimaba, pero eso solo animaba aún más. Finalmente
había llegado a su límite, corriéndose con fuerza en el interior de mi amiga,
pero cuanto se alejó, otro tomo su lugar.
Así,
uno a uno los seis Apemon terminaron de violar a Guilmon, volviendo a llenarla
de sus asquerosos líquidos y dejando sus senos muy maltratados. Para finalizar,
los Apemon rodearon a Guilmon y se masturbaron una vez más, hasta llegar una
vez más a sus límites, corriéndose sobre ella, dejándola cubierta de pies a
cabeza de semen, viéndose más blanca que roja, triste y desecha.
Los
Apemon empezaron a alejarse y a salir de la habitación. Me sentí aliviada, e
imaginaba que Guilmon debía sentirse igual. Sin embargo, paso algo más y era
algo que nunca pensé que pasaría.
Mientras
Guilmon se recuperaba, alguien más entro a la habitación. Parecía que la chica
no podía creer lo que veía, mientras que yo por mi parte, estaba confundida. El
digimon que había entrado era un Guilmon, aparente un macho, que se
diferenciaba de la chica porque sus marcas negras eran mucho más gruesas que
las de ella.
Hablando
de eso, ella parecía reconocer a ese digimon, y por la forma en que sonreía,
debía ser alguien especial para ella. Tal vez el novio que me había mencionado
el día en que la conocí.
Pese
a lo adolorida que se veía, Guilmon no dejaba de sonreír y hacia un esfuerzo
por levantarse y acercarse al recién llegado, que no había dicho ni hecho nada
desde que había entrado. Guilmon ya estaba de pie y apenas se podía sostener,
pero igual camino hacia el otro Guilmon. Parecía que quería abrazarlo, pero
antes de que se acercara, el otro, de un momento a otro le dio una fuerte
patada en el estómago que la dejo sin aire y tirada en el suelo.
No
entendía lo que estaba pasando, y Guilmon estaba tan extrañada y confundida
como yo.
-Querido…
¿Por qué?- pregunto ella.
-¡¡Cierra
la boca, perra!!- le grito con furia el otro Guilmon, y pude ver como miraba a
la digimon con una expresión llena de desprecio.
-¿Qué?
¿Por qué me estas insultando?- dijo ella, confundida y con lágrimas en los
ojos.
-¿Sabes
lo preocupado que estuve por ti desde que desapareciste? Pensé que te había
pasado algo grave. ¡¡Pero no, te encuentro aquí, revolcándote con cualquier
tipo!! ¡¡No eres más que una puta!!-
-No
digas eso. No sabes por lo que he pasado, por favor ayúdame- tratando de
arrastrarse para acercarse al dinosaurio –Sácame de este lugar-
-No
quise creer lo que esos Apemon dijeron de que tú estabas en este lugar,
acostándote con cualquier idiota-
-Pero
Guilmon… déjame explicarte-
-¡¡No
me importa lo que digas puta!!- pisándole la cabeza a Guilmon, impidiéndole
moverse más -¡¡Me engañaste y ahora te revuelcas con cualquiera!! ¡¡Me das asco
y espero no volver a verte nunca!!-
Dicho
esto, el Guilmon se marchó, pero no sin antes escupirle a mi amiga.
¿Pero
qué diablos le había pasado a ese idiota? ¿Cómo había sido capaz de tratar de
una forma tan cruel a Guilmon?
Por
un lado, imaginaba que ver a su novia con otro le molestaba, y digamos que
entendía eso. Pero ¿es que acaso no vio a Guilmon triste después de haber sido
violada por esos digimons? ¿Qué no había visto como la habían maltratado y como
ella había intentado liberarse de esos tipos? ¿No veía el collar que tenía?
Pero sobre todo, si en verdad la quería y la conocía ¿en verdad creía que ella
lo traicionaría y estaría en ese lugar por gusto? Pero creo que eso le
importaba menos que el sentirse traicionado.
Era
una pena ver que al hombre al que Guilmon amaba, ahora la odiaba, y ni siquiera
pensaba en lo que ella sentía, ni se daba cuenta de lo que pasaba.
El
maltrato de esos Apemon había sido terrible, pero el ser despreciada por su
novio debía ser mucho peor. La pobre Guilmon no intento levantarse de nuevo, y
todo lo que hizo fue llorar desconsolada.
Quería
estar con ella para poder consolarla, pero lamentablemente en ese momento no
podía hacerlo. Era triste ver a Guilmon, y fue aún más triste ver en las demás
habitaciones a todas mis amigas siendo maltratadas, y no podía evitar ponerme a
llorar tal y como cada una de ellas lo hacía.
No
quise ver más, y me recosté en mi cama. Cerré los ojos y trate de dormir,
aunque me era difícil, luego de lo que había visto.
(POV
Exveemon)
Hacía
varias horas que había salido de ese lugar. Ahora estaba en un restaurante y
miraba por la ventana como volvía a llover a cantaros, aunque eso no era lo que
más me importaba. En ese momento en lo único que podía pensar era… en ella.
Había
estado durante un largo tiempo con Renamon. Habíamos hablado, he incluso
habíamos jugado por un rato. Me había gustado estar con ella, aunque lamentaba
que siguiera encerrada en ese lugar, donde era maltratada, igual que las demás
chicas.
Mientras
más pensaba en Renamon, no podía evitar darme cuenta de algo que ya era
demasiado obvio para mí. Yo iba a ese lugar con el deseo de alegrar un poco el
día de todas esas chicas, dándoles un buen trato y respetándolas del modo en
que se lo merecían. Pero… desde que había visto a Renamon, había estado más
tiempo con ella que con cualquier otra chica. La trataba con más afecto con las
demás y le demostraba más cariño y respeto que a las demás. Y antes de que me
diera cuenta, mi razón principal para ir a este maldito prostíbulo era estar
con ella.
No
debía pensar demasiado para darme cuenta de lo que sentía, yo estaba enamorado
de Renamon. En toda mi vida había conocido a chicas en la misma situación que
Renamon. Ellas siempre estaban tristes, y yo hacía lo posible por animarlas,
para que jamás perdieran la esperanza, y sobre todo, quería demostrarles que
ellas podían ser valoradas y respetadas, y que no todos los hombres éramos una
porquería. Muchas de esas chicas se sentían agradecidas conmigo y muchas se
habían enamorado de mí y me lo habían dicho. Pero yo las veía como chicas
especiales, y algunas de ellas las veía como buenas amigas pero… nunca había
sentido algo más allá de eso. Nunca me había enamorado… hasta el día en que
conocí a esa hermosa zorra amarilla.
Me
sentía feliz de poder experimentar ese sentimiento tan especial, y desearía
poder decirle a Renamon lo que sentía, y además poder demostrárselo. Pero al
pensar en ello, no me sentía tan seguro de hacerlo. Después de todo, ella había
pasado por mucho por culpa de los hombres y tal vez no tomaría muy bien que yo
le dijera algo así ahora. Una cosa es que ella estuviera agradecida conmigo,
pero creía que necesitaba tenerme más confianza para decirle eso.
Mientras
pensaba en ello, recordé algo que Renamon me había dicho:
“Como
ya te lo dije, yo ame a mi amiga Flamedramon. Cuando la perdí… creí… que jamás
podría sentir amor por alguien. Más en este lugar todos los hombres son basura.
Pero… creo que tal vez le dé una oportunidad más a mi corazón… para aceptar a
alguien más”
Eso
era lo que había dicho. Y la forma en que me lo había dicho me hacía pensar
¿podría estar refiriéndose a mí?
Empecé
a sonreír, y creo que me sonroje un poco al pensar en que tal vez era así. Pero
de ser el caso, aun así debía ser paciente y esperar al mejor momento para
decirle que la amaba, seguro ella haría lo mismo.
Pero
¿Qué diría gran jefe si yo hacía algo así? Seguramente no lo aprobaría. Mis
amigos, seguro me animarían a que dijera lo que sentía, y Angemon sería sin
duda quien más lo haría.
Seguía
observando hacia afuera, y también había comenzado a estornudar. Parecía que
esa era la consecuencia de haber salido a mojarme tanto, aunque por visitar a
Renamon había valido la pena. Estaba perdido en mis e ideas, y pensando en la
próxima vez que me encontraría con Renamon, ya que… tal vez eso me aclararía
mis dudas.
(POV
Renamon)
Eran
cerca de las dos o tres de la tarde, y yo estaba recostada sobre mi cama.
El
día anterior, después de haber visto la horrible humillación que Guilmon había
pasado, no hubo más clientes. Después de todo, había vuelto a llover y eso
había hecho que nadie fuera. Eso nos había dejado más tranquilas, aunque en esa
noche hubo nuevamente tormentas que me pusieron más que nerviosa.
Ese
día en la mañana, nuestra rutina no era diferente a lo habitual. Salimos de
nuestras habitaciones y fuimos al comedor a desayunar. Como siempre, un
desayuno insípido que no nos alcanzaba a alimentar suficiente como para
recuperarnos, y Yashamon se sentía mal de no poder darnos más que eso, aunque
agradecíamos sus esfuerzos y comíamos lo que nos tocaba.
Mientras
comía, me di cuenta que Guilmon no estaba comiendo. En realidad, se veía muy
deprimida, y después de lo que había pasado no era de sorprender.
La
mayoría de las chicas, entre ellas Rosemon y Ladydevimon, habían tratado de
hablar con ella, pero lo único que habían conseguido era contestación y
desprecio.
Yo
también intente hablar con ella, porque nunca sería capaz de dejar a una amiga
sola cuando se sentía tan mal y triste. Lamentablemente yo no había obtenido
mejores resultados que las demás. Guilmon estaba desecha por como el chico que
creía que la amaba, la había despreciado por verla tener sexo con otros
hombres, sin ver que la estaban obligando y sin importarle lo que ella pensaba
o sentía.
La
mañana pasó rápido, y el ambiente en el lugar no mejoraba en absoluto, así como
el estado ánimo de todas mis amigas, afectadas por lo que había pasado con
Guilmon, y aunque había hecho mi esfuerzo por ayudar a todas, no había
conseguido nada. Por primera vez en algún tiempo, todos mis intentos por animar
a mis amigas eran inútiles.
Ya
en la tarde, el cielo se había puesto oscuro, aunque no había empezado a
llover. Era una mala señal, ya que en un día así vendría escoria a buscarnos, y
para mi desgracia tenía razón. En menos de media hora, ya varios machos habían
llegado, y casi todas mis compañeras estaban ocupadas con ellos. Solo Guilmon y
las digimons más jóvenes estaban solas, aunque tristemente, sería cuestión de
tiempo para que ellas tuvieran trabajo también.
Yo
también estuve sola, pero fue por muy poco tiempo, ya que a los pocos minutos
llegaron a visitarme, y casi me horrorice al ver quien era. Se traban de los
mismos Apemons que había estado con Guilmon.
No
quiero dar demasiado detalles de lo que esos infelices me hicieron. Para
resumir, termine igual que mi amiga, tirada en el suelo, cansada, adolorida, y
mi boca y mi cuerpo cubierto de semen, con sus fluidos saliendo también de mis
dos agujeros.
Había
intentado resistirme a los malos tratos de esos simios, pero lo único que había
conseguido que mientras cada uno, y luego todos, me violaban, también me
golpearan. Cuando trate de escupir el semen de mi boca, no solo me obligaron a
tragarlo, sino que me golpearon en el estómago. Y aunque no podía moverme, ya
ellos y habían llegado a su límite, igual me patearon varias veces, antes de
quedar totalmente satisfechos. En verdad que eran unos malditos animales
salvajes.
Me
sentía asquerosa de estar así de sucia, pero me sentía demasiado débil como
para levantarme y limpiarme.
Lo
único que esperaba es que esos bastardos se fueran, y ya no molestaran a
ninguna de mis amigas. Respiraba de forma acelerada, pero tranquila, aunque mi
tranquilidad termino cuando oí hablar a uno de esos bastardos por primera vez,
y lo que dijo no era para nada alentador.
-Terminamos
con esta puta zorra, pero creo que aún se le puede sacar algo de jugo, así que
ahí te queda colega-
¿Qué
había querido decir con eso?
Hice
un esfuerzo por levantarme para ver la puerta de mi habitación, pero no podía
creerlo. Exveemon había llegado, y tenía su vista puesta en mí.
Me
sentí tan sucia, tan repulsiva, tan… tan… tan horrible. Ni siquiera podía ver a
Exveemon a los ojos. Después de lo que le sucedió a mi pobre amiga Guilmon,
tenía miedo de que Exveemon me dijera algo, o me insultaría, tal y como ese
Guilmon había hecho con mi amiga. Él siempre había sido tierno y amable
conmigo, pero jamás me había visto en un estado como en el que me encontraba
ahora, y como yo lo veía, seguro había visto el espectáculo, o más bien, el
castigo, por el cual había pasado en ese momento.
Realmente
pensé que iba a decirme algo, que me insultaría al ver lo que había hecho y
como había quedado, como una verdadera puta. Me quede con el rostro hacia el
suelo y los ojos cerrados. Simplemente no podía darle la cara a ese chico.
Espere
a que Exveemon me insultara o me hiciera algo, pero… como ya me había pasado en
anteriores ocasiones con él, me equivoque en lo que pensé que haría. Sentí que
Exveemon se acercaba a mí y paso algo por mi rostro. Era algo suave y tibio,
algo que me hizo sentir calmada.
Cuando
abrí los ojos, vi que era un pañuelo, y con el me estaba limpiando el semen del
rostro y el cuerpo. No tardó mucho en terminar, dejándome completamente limpia,
aunque su pañuelo se veía asqueroso. Estaba confundida, pero Exveemon, dejando
de lado su pañuelo sucio, me miro con una sonrisa.
-Así
está mucho mejor- dijo –sin toda esa porquería, sigues siendo tan hermosa como
siempre- pasando su mano por mi rostro, mientras me sonreía -Dime ¿estás bien?-
No
pude responderle. Solo trate de levantarme, pero aún estaba muy cansada como
para hacerlo, y él se dio cuenta.
-jmjmjm,
tranquila linda. Déjame ayudarte- dijo el dragón.
Y
dicho eso, me tomo con cuidado en sus enormes brazos y me levanto para
colocarme suavemente en la cama, para luego acomodarse a mi lado.
Me
sentía cómoda a su lado, pero todavía estaba demasiado intranquila, no solo por
lo que yo había pasado, sino porque aun recordaba lo que había pasado con
Guilmon. Mi estado de ánimo se reflejaba en mi rostro, y Exveemon se daba
cuenta de ello.
-Hay
algo que te está molestando ¿verdad?- me pregunto, algo preocupado y pasando su
mano por mi mejilla. Como no le respondí, él se acercó más a mí y me abrazo
–Cálmate Renamon, y cuéntame lo que te pasa. Yo te escuchare-
Apoye
mis manos en sus hombros y mi cabeza en su pecho. Como siempre, esos fuertes y
grandes brazos suyos me transmitían calidez y tranquilidad que me hacían sentir
protegida. También podía escuchar los latidos de su corazón que me relajaban
cada vez más.
Toda
esa tranquilidad, ese calor y esa ternura aliviaban un poco mi tristeza, y
sobre todo, me hacían sentir cada vez mejor. Creo que todo eso que sentía me
decía que… tal vez… yo si sentía algo por él. Pero bueno, ese no era momento
para hablar de eso.
-Descuida
Renamon- me dijo, acariciando mi cabeza, haciéndome sentir todavía más
tranquila – Si no quieres, no tienes por qué decirme nada-
-No
es eso- le dije, mirándolo a los ojos, y acariciando su rostro –Si, hay algo
que me molesta, y eso… es lo que me tiene así. Sé que te puedo decir cualquier
cosa-
-Entonces
¿Qué es lo que te molesta?-
Creo
que necesitaba desahogarme, así que decidí decirle a Exveemon todo lo que había
pasado con Guilmon, o al menos lo que yo había visto. Cuando termine de hablar,
volví a sentirme mal, y mi compañero se veía sorprendido y molesto.
-No
lo puedo entender- dijo él, mirando hacia otro lado –Se supone que era su
novia. No debió tratarla así-
-Lo
sé- dije -¿realmente le importa más sentirse traicionado que lo que siente su
novia?-
-Es
triste haya quienes son así de egoístas. Imagino que Guilmon debe sentirse
terrible-
-Sí.
Todas hemos tratado de animarla, pero lamentablemente no nos ha querido
escuchar, y no la puedo culpar por eso. Ser así de maltratada por alguien que
creía que la amaba es horrible-
-tienes
mucha razón en eso-
-Aun
así… no puedo dejarla-
-No
sé si esto suene muy bien, pero tal vez deberías darle un pequeño espacio para
que se relaje y pueda al menos recuperarse un poco de esa mala experiencia. Así
ella se calmara y aceptara la ayuda de todas-
-Pero…-
-Cuando
alguien está molesto por algo, y no quiere contar lo que le pasa, lo mejor es
darle su espacio para que piense y se relaje. No es fácil, pero es lo mejor.
Por ejemplo, si tú no me hubieras querido contar lo que me acabas de decir, yo
no te habría insistido-
-Supongo
que tienes razón-
-Créeme,
posiblemente mañana ya las escuchara. Es más, si tú quieres, podría ir a
intentar hablar con ella-
-¿lo
harías? Pero ¿y si ella te insulta o te hace algo?-
-Supongo
que correré el riesgo. Y si pasa, al menos así de desahogara un poco y eso hará
que se sienta mejor-
-Gracias
Exveemon-
-De
nada-
-aunque
¿sabes Exveemon?-
-¿eh?-
-Hay
algo… bueno… hay algo más que me estaba molestando, o más bien preocupando-
-¿Qué
cosa es?-
-Cuando
te vi hace un momento, antes de entrar…bueno…-
-¿Qué
pasa?-
-Es
que…- algo nerviosa, y con una lágrima asomándose por mis ojos –tenía miedo-
-¿miedo?
¿Pero porque?-
-Tú
viste todo lo que esos Apemons me hicieron ¿cierto?- Exveemon no me respondió,
ya que le tomó por sorpresa mi comentario –Cuando te vi… no pude evitar pensar
que tal vez… tú… tú también me insultarías y me golpearías- y… no pude evitar
llorar en ese momento –tú has sido muy dulce y tierno conmigo. Me has cuidado y
me has comprendido pero… tú jamás has visto en una situación como en la que
estuve, viéndome… como… una puta, que solo se acuesta no los hombres y…-
Pero
no pude seguir hablando, porque justo en ese momento, él me volvió a abrazar
con fuerza, y eso me sorprendió un poco, pero también me hizo dejar de llorar.
(POV
Exveemon)
Lo
Renamon me acaba de contar era algo muy triste. Aunque nunca me ha pasado,
estoy seguro que saber que alguien que amas esta con alguien más debía ser algo
muy triste. Pero también, parecía que aquel tipo no había pensado en que su
novia podía estar hay contra su voluntad, aun después de ver como la habían
maltratado. No le había importado lo que su novia había pasado, y eso me
molestaba y me entristecía, así como me entristecía ver a Renamon tan afectada
por eso, hasta el punto que pensaba que yo sería capaz de tratarla igual solo
por lo que había visto.
La
comprendía por pensar en eso, y por eso es que quería mostrarle que se
equivocaba. Por eso la había abrazado para calmarla, y ahora, quería decirle
algo, pero debía ser cuidadoso con lo que diría.
-Renamon…-
empecé a hablar, y ella me miro –te entiendo. El miedo a que te juzgara o te
tratara mal, solo por… verte en una situación como esa… creo te entiendo-
-¿Si?-
-Pero
¿sabes?… esta no es la primera vez que veo algo así-
-¿Qué?-
-Creo
que no te lo mencione antes. Pero este no es el primer prostíbulo que visito-
-¿Qué
quieres decir?-
Respire
hondo antes de seguir hablando. Creo que si quería que ella me tuviera
confianza, debía decirle algunas cosas más sobre mí, y lo que diría en ese
momento era algo muy importante, que sentía que debía saber.
-He
ido a muchos antes de venir a este- dije -y en todos he visto a chicas como tú.
Todas sacadas de sus vidas normales, encerradas en lugares como este y
obligadas a tener sexo con cualquier hombre, con el único fin de que sus
captores obtengan dinero de eso- cerré los ojos, mientras recordaba a todas las
chicas que había conocido –y… a muchas las vi pasar por cosas horribles-
-¿lo
dices enserio?-
-No
quiero hacerte sentir mal, así que no te daré detalles sobre eso-
-De
acuerdo-
-Pero…
a pesar de verlas siendo violadas y maltratadas, o de verlas terminar muy mal…
jamás las trate como si fueran… bueno… Putas. No las juzgaba por sus acciones,
porque yo sabía que todo lo hacían por obligación. Y… cuando somos obligados a
hacer algo que no nos gusta… lo que menos necesitamos es alguien que nos juzgue
por lo que hacemos, haciéndonos sentir miserables y que nos deprimamos aún más-
mirándola con una sonrisa –Sino a alguien que nos de apoyo y fuerza, para no
perder el ánimo a pesar de lo que hacemos, así… alegrar un poco nuestra vida-
-¿Es
por eso que tú visitabas a esas chicas? ¿Para alegrarles un poco la vida? ¿Por
eso nos visitas a nosotras?-
-Sí.
Y además, les muestro el respeto que se merecen. Como te había dicho antes, yo
respeto mucho a las mujeres, y hago todo esto por ese mismo respeto-
-Lo
sé pero…-
-¿Qué
ocurre?-
-Acaso…
¿no te da asco tocarme después de cómo me viste?-
-Bueno,
por un lado por eso te limpie-
-Pero
viste como estaba-
-Y
no me importo en lo absoluto. Tú necesitabas que yo te animara, y por eso es
estoy a tu lado, por eso te abrazo, y no me importa si estabas cubierta de
cualquier cosa-
-¿enserio?
Gracias, aunque lamento que tu pañuelo se haya ensuciado tanto. Por cierto ¿Por
qué traías un pañuelo?-
-Bueno
¿recuerdas que ayer vine aquí a pesar de haberme mojado?- y ella asintió –solo
digamos que cuando regrese a casa ya estaba resfriado. Jejeje, creo que eso me
saco por salir a mojarme-
-Pobre-
pasando su mano por mi frente -¿pero ya estas mejor?-
-Así
es. He estado tomando medicamentos y me he sentido mejor, pero traje ese
pañuelo por si acaso-
-Y
yo hice que lo ensuciaras-
-Bueno…
valió la pena, con tal de hacerte sentí mejor, y ver tu lindo rostro otra vez-
Renamon
empezó a sonreírme, y yo hice lo mismo. Parecía que ella había entendido que
sin importar lo que hubiera hecho o como hubiera estado, yo no la juzgaría y no
dejaría de apoyarla.
Creo
que no tenía nada más que decirle, aunque ella sí quiso decirme una última
cosa.
-Exveemon…
sé que yo te lo he dicho antes pero, tú sigues siendo un chico maravilloso. A
veces me pregunto… ¿Qué es lo que hice para conocer a alguien tan maravilloso
como tú?-
-Tal
vez el destino quiso que conocieras a alguien que te ayudara a no perder el
ánimo y la esperanza, y me puso en tu camino. De todos modos… gracias Renamon…
por esas palabras- le dije, abrazándome con más fuerza.
-No,
soy yo quien te da las gracias por… por todo-
Después
de eso, ella se acomodó un poco más, y pareció quedarse dormida. No podía
evitar mirarla con ternura, y es que se veía tan tranquila así, y tan linda. Me
acerque para verla, y moví un poco el pelo blanco que cubría su cuello y sus
pechos y vi el collar que tenía. Me había fijado en eso antes, tanto con
Renamon como con las demás chicas. Era la primera vez que podía verlo de cerca
y tocarlo. Era un collar extraño, pero muy bien diseñado como para que quitarlo
fuera imposible, por lo que había visto, este privaba a quienes lo portaban de
todos sus poderes y fuerza. Lo examine, mientras deseaba poder arrancárselo, no
solo a ella sino a todas en ese lugar, pero por lo que veía, hacerlo no era
para nada fácil.
Decidí
dejar ese collar de lado y concentrarme en mi compañera que aun dormía. Me daba
gusto verla tan tranquila, y me hizo tener ganas de tratar de descansar un poco
también. Apoye mi cabeza contra la de ella, mientras cerraba los ojos.
No
sé cuánto tiempo pasó exactamente, pero cuando volví a abrir los ojos, vi a mi
compañera hacer lo mismo. Pronto tendría que irme, pero antes de hacerlo,
quería hacer algo por ella. Desde la segunda vez que había venido a verla,
siempre antes de irme ella me daba un beso en la mejilla. No sabía si sería
demasiado de mi parte pero… deseaba poder devolverle esos gestos de
agradecimiento. Así que me acerque un poco a su rostro antes de que se
levantara, y no lo puedo negar, me sentía un poco nervioso de como reaccionaria
aunque… creo que igual lo haría.
(POV
Renamon)
No
sé si había pasado mucho tiempo desde que me había dormido, pero tampoco me
importaba demasiado, y más aún cuando al despertar estaba recostada sobre el
pecho de Exveemon.
Me
sentía bastante tranquila y es que nuevamente, con un trato dulce y palabras
amables ese encantador y guapo dragón azul me habían hecho sentir mejor,
después de que me había sentido bastante decaída por lo de Guilmon. Ahora
además, sabía que él había visitado a muchas chicas antes, que todas habían
pasado por situaciones similares, y que, a pesar de todo, él jamás las había
dejado de apoyar. Me sentía orgullosa de él, y sobre todo, seguía viéndolo como
un gran chico y el mejor hombre al que podría conocer.
Imaginaba
pronto él tendría se iría a ver a las demás chicas, entre ellas a Guilmon. De
todos modos le agradecía por haberme acompañado nuevamente en una tarde,
haberme hecho sentir mejor y pasar un buen momento. Para mi darle las gracias
no era suficiente, y siempre sentía que debía hacer… algo más. Así que como
había hecho un par de veces antes, le quería demostrar mi agradecimiento con un
beso en la mejilla, y es que además, en las ocasiones que lo había hecho
Exveemon se había sonrojado, y eso me indicaba que tal vez le gustaba, y siendo
honesta… a mí también. Así que levante mi rostro para acercarme al suyo pero…
ocurrió algo que no esperaba.
(POV
Exveemon)
Cuando
me acerque a Renamon, no me di cuenta que ella estaba también acercándose a mí,
tal vez porque pensaba lo mismo que yo y querida darme un beso en la mejilla.
Pero… sucedió algo que… no creí que pudiera pasar. Nuestros labios se tocaron.
Apenas
se habían rosado, no parecía algo realmente importante, pero… ese rose… no sé
cómo describirlo… pero me hizo por un momento olvidarme de todo a mí alrededor
y solo concentrarme en ella, y mientras la veía fijamente, sentía como mi
corazón estaba latiendo como un loco. Me empecé sonrojar, y puede ver que ella
le pasaba lo mismo.
Era
una sensación muy extraña y era algo que jamás me había pasado. Pensé que tal
vez ella estaría incomoda y aleje mi rostro del de ella. Pero apenas y me aleje
unos centímetros cuando vi fijamente sus ojos azules, y me quede perdido en
ellos.
(POV
Renamon)
¿Acaso
él y yo estábamos pensando lo mismo? Esa sería la única razón por la cual
estábamos en esa posición.
Sé
que era un simple toque el de nuestros labios pero… era suficiente para hacerme
sentir una extraña sensación que recorría mi cuerpo. Me olvide por un segundo
de todo lo que estaba a mi alrededor y me empecé a sonrojar.
Me
sentía muy nerviosa y aleje mi rostro del de Exveemon ya que… pensé que tal vez
lo estaba incomodando. Pero en cuando lo hice, me quede totalmente perdida en
esos hermosos ojos rojos.
En
ese momento, no sé lo que paso, pero sentí un impulso que no podía, ni quería
controlar, y al ver a Exveemon, parecía que ese mismo impulso que yo sentía él
también lo tenía. Volví a acercarme a su rostro, y mientras lo hacía, rodee su
cuello con mis brazos, mientras que él me tomaba de la cintura para acercarme
más.
Ambos
seguimos acercando nuestros rostros, y mientras lo hacíamos cerrábamos nuestros
ojos, dejándonos llevar por ese impulso que ambos sentíamos. Y cuando estuvimos
lo suficientemente cerca… no pudimos contenernos y… y…… nos besamos.
Era
un suave y sencillo beso, pero fue uno que me hizo sentir que se me derretía el
corazón, y mientras nos besábamos, sentía que Exveemon me acariciaba el cuerpo
suavemente, y yo le devolvía el favor, acariciando sus hombros y su cuello.
No
sé cuánto duramos juntos mientras nos besábamos y abrazábamos. Tal vez solo
habían sido unos pocos segundos, tal vez un poco más, pero fuera como fuera, me
había parecido que había sido una eternidad, una eternidad experimentando una
felicidad no creí volver a sentir, y con alguien muy especial para mí.
Mientras
nos besábamos, sentí… que mi mente salía de ese horrible lugar y me llevaba a
un sitio totalmente diferente. Un lugar tranquilo y hermoso, solo para Exveemon
y… para mí. Era una sensación que no había sentido… desde que había estado con
Flamedramon.
Poco
a poco, separamos nuestros labios, y al hacerlo, nos miramos fijamente con
ternura y con una gran sonrisa. Había sido un lindo momento, pero estaba
completamente segura no solo lo había sido mí, sino también para Exveemon.
Después
de unos momentos Exveemon y yo nos separamos. Él estaba listo para irse, y por
un momento lo note un poco nervioso, y creo que sabía porque, y por eso fue que
volví a abrazarlo.
-Renamon…-
empezó a decir, sin ocultar sus nervios –yo… bueno… no quise… lo que paso es
que…-
-Descuida-
le dije, tratando de calmarlo –creo que ninguno de los dos pensó que esto pasaría.
Pero… estoy feliz de que sucediera. Gracias… guapo-
-Gracias
a ti… preciosa- dijo él, ahora más calmado, y devolviéndome el abrazo.
Mientras
lo abrazaba, nuevamente tenía el deseo de no dejarlo irse y hacer que se
quedara conmigo, pero sabía que no podía hacerlo. Después de todo, él tenía
otras chicas que necesitaban animarse.
-Supongo
que es todo por hoy- dije -¿volverás pronto cierto?-
-Por
supuesto- me dijo él.
-Por
favor, intenta ayudar a Guilmon-
-Lo
intentare, y te aseguro que para mañana ella ya las escuchara-
-Eso
espero-
-Renamon-
-¿sí?-
–Sé
que te he ayudado mucho. Pero… al mismo tiempo tú me has ayudado-
-¿yo?-
pregunte confundida, tratando de hablar en el mismo tono que él -¿Cómo te he
ayudado?-
-Creo
que ni yo sé cómo explicarlo. Pero me has ayudado, y es por eso… que la próxima
vez que venga… te traeré algo especial-
-¿algo?
Pero… ¿Qué?-
-ya
verás-
Quería
tratar de preguntarle que me estaba hablando, pero no me quiso decir más. Ya
estaba segura que no me diría nada, pero después de lo que había dicho, yo
también deseaba decirle algo más.
-Exveemon…-
dije -No sería muy justo si tú me das algo a cambio de nada-
-¿Qué
quieres decir?- me pregunto.
-Digo…
que yo también quiero darte algo- le respondí, y mi respuesta le saco una
sonrisa, y al parecer le dio una idea.
-¿Qué
te parece si hacemos un intercambio de regalos?-
-¿un
intercambio de regalos?-
-Cada
uno le dará algo al otro. Sera una forma de agradecer lo que cada uno ha hecho
por el otro, y como una muestra de nuestra amistad. ¿Te parece?-
No
estaba segura de lo que él quería decir con que yo lo había ayudado, o lo que
me daría. Pero me agradaba la idea, así que acepte.
Luego
de eso ambos nos despedimos y nos alejamos. él fue hasta la puerta de mi
habitación, tomando con cuidado su pañuelo, mientras que yo me senté en la
cama.
Estaba
a punto de irse, cuando la puerta se abrió y alguien más entro a la habitación,
y debo decirlo, no fue nada agradable ver quien era.
-Otro
día, y parece que tú y esta zorra siguen igual- dijo Digitamamon, quien había
entrado. Y lo juro, si no fuera porque sabía que no ganaría nada, iría a
golpearlo.
-Creo
que si- dijo Exveemon -¿Qué hacía por aquí?-
-Solo
revisaba si mis empleadas estaban haciendo un buen trabajo- dijo un cinismo que
casi me hizo perder la paciencia, pero debía tratar de no perder la calma –y
tú… sigues viniendo y no veo que te diviertas. ¿Acaso estas chicas no son de tu
agrado?-
-No
es eso- dijo el dragón, curándose de brazos y sonriendo de un modo extraño
–Solo digamos… que me gusta observar y analizar primero. Muchos se abalanzan
sobre su presa y la someten, pero a mí me gusta más acercarme poco a poco, con
sigilo, no tomar todo de una vez-
-¿Dices
que solo actúas así para analizar a estas chicas?-
-Para
ver que les gusta, y aún más… que me gustaría hacer con ellas. No es divertido
si las tomo así sin más. Quiero disfrutarlas-
Me
extrañaron los comentarios de Exveemon, y más la forma en que hablaba. Estaba
usando un tono voz distinto, y sonaba muy pervertido y pedante, como si todo lo
que hubiera dicho antes no hubiera sucedido.
¿Qué
le pasaba? Aunque tuve que tratar de no mostrar ninguna expresión que reflejara
esa extrañeza, ya que si Digitamamon se daba cuenta, seguro que la pasaría mal.
-Jmjmjm,
me gusta tu estilo muchacho- dijo el huevo miserable –Es mejor estar con ellas
y acercarse poco a poco, para sí dominarlas y disfrutarlas al máximo. Pero
bueno, cada quien que viene tiene su modo de hacer las cosas, y yo solo me
aseguro que tengan un buen servicio-
-Cierto-
dijo Exveemon –pero bueno, creo que ya he estado mucho tiempo con esta Renamon–
volteándome a ver con una expresión rara –y ya sé cómo disfrutarla al máximo.
Pero debo ver a las otras, y ver que pueden ofrecerme-
-¿seguirás
sin hacerles nada?-
-Solo
mientras las exploro para saber cómo divertirme luego con ellas-
-Muy
bien, entonces sigue tu camino. Yo tengo algunas cosas que hacer-
-Lo
acompaño-
Dicho
esto, Digitamamon salió de la habitación y Exveemon iba tras él. En cuanto
salió el primero, quise levantarme e ir con Exveemon para exigirle una
explicación de todo lo que había dicho.
Me
había alcanzado a parar y lo miraba molesta, pero no me pude acercar a él por
cuando pensé en hacerlo, él volteo a verme, y lo más extraño es que me miraba
de una forma tierna y me sonreía dulcemente, como lo hacía siempre. Eso hizo
que él enojo que estaba mostrando desapareciera, pero al mismo tiempo me
confundió.
-Tengo
que dar una imagen distinta- dijo, en un tono voz muy bajo que sería inaudible
para la mayoría, pero que yo alcanzaba a escuchar –Lamento si te molesto lo que
dije. Espero que no hayas creído tanta tontería. Descuida, intentare hablar con
Guilmon, y te prometo que cuando pueda te vendré a ver de nuevo-
Después
de decir eso, me guiño el ojo y salió de la habitación.
Cuando
la puerta se cerró, me senté en la cama y trate de comprender lo que acababa de
suceder. Después de unos segundos, me quedo claro lo que había pasado y eso me
hizo reír. Exveemon era y siempre sería un chico bueno, amable y cariñoso. Pero
en presencia de ese huevo, tuvo que tomar una personalidad distinta, y me
imagine que se debería a que, siendo Digitamamon tan agresivo y malo, no
soportaría que alguien le diera esperanza o respeto a sus “empleadas”, ya que
tal vez lo vería como un insulto o algo así, a su modo de tratar a los demás.
Exveemon
se había tenido que meter en un rol totalmente distinto de cómo era realmente
para evitar problemas, pero él no dejaba de ser chico maravilloso que yo
conocía. No pensé que fuera tan buen actor, ya que por un momento me creí toda
su palabrería, pero me alegraba que no fuera cierta.
Ahora,
podía descansar, pero al cabo de unas dos horas mi descanso había terminado. Ya
habían llegado más clientes, y a diferencia de Exveemon, ellos no mentían ni
ocultaban lo que querían hacer, y como había dicho el dragón, ellos se
abalanzarían sobre mí, me someterían y me tomarían sin más ni más.
Esa
noche, sería una horrible jornada de trabajo para mí.
(POV
Exveemon)
Hacia
más o menos una hora había salido del prostíbulo y ahora me encontraba apoyado
en la copa de un árbol, en lo profundo del bosque. A pesar de estar bastante
lejos, podía verlo perfectamente.
Antes
de haberme ido de ahí, había visitado a la mayoría de las chicas, entre ellas a
la Guilmon que Renamon me había mencionado, y tal y como me había advertido,
ella me había insultado he incluso había tratado de golpearme, aunque con ese
collar que tenía era poco lo que podía hacer. Me había sentado a hablar con
ella y había tratado de ayudarla y animarla. Cuando me fui, no estaba seguro de
si la había ayudado, pero al menos se veía más tranquila.
Cuando
salía de una habitación, aun veía a Digitamamon por ahí, y al parecer
presentaba a las chicas a nuevos clientes. Alcanzaba a ver como estos las
trataban bruscamente y no perdían el tiempo en empezar a hacer lo que querían.
En varias ocasiones escuche a Digitamamon decir cosas pervertidas sobre cómo se
debe tratar a las mujeres, y hablaba con un cinismo impresionante. Claramente
no le importaba en lo absoluto esas chicas o su sufrimiento. Tuve que mantener
mi papel, y él se lo creyó todo el tiempo. Cuando Salí y estuve lejos, pude
dejar salir un poco mi frustración y mi enojo. Animaba a esas chicas, pero eso
era lo único que podía hacer por ellas en esos momentos y debía actuar ante ese
huevo de un modo que no me gustaba, y escuchaba toda la basura que decía, sin
poder decirle lo equivocado que estaba, y en ocasiones veía a las pobres chicas
sufrir, sin poder siquiera hacer algo para defenderlas, ya que por culpa de
esos malditos collares, ellas no se podían defender solas.
Normalmente
yo siempre era tranquilo, pero cuando realmente estaba molesto, debía liberar
ese enojo de algún modo, en el que no perjudicara mi trabajo ni a nadie. Salte
de la copa del árbol, solo para dejarme caer con el puño extendido. Era un
árbol muy grande y grueso, pero lo atravesé sin problema. Cuando llegue a bajo,
ya lo había cortado a la mitad de arriba abajo. Aun no me sentía liberado de
ese enojo, y antes que las dos mitades del árbol cayeran, use mi ataque
“X-laser” para reducirlas a nada.
Cuando
acaba, estaba jadeando, pero al menos estaba mucho más tranquilo ahora.
-Que
precisión tan perfecta- dijo alguien atrás de mí, sorprendiéndome un poco.
Mire
hacia para ver quien me hablaba, y vi a una de mis mejores amigas, quien además
me había acompañado cuando habíamos estado sacándole información a ese lobo
negro. Era una de las Garudamon, más exactamente, era la más joven, y quien
según me había dicho, por poco había sido víctima de violencia sexual mientras
atrapaban a ese maldito. Estaba apoyada contra un árbol, de brazos cruzados. No
llevaba puesta su armadura negra ni portaba su lanza, sino que tenía puesta una
camiseta ajustada de color azul celeste que tenía una estampa de una llama, y
una falda verde claro, aunque ya que su plumaje en la parte baja cubría su
intimidad, me parecía que era innecesaria. Pero bueno, eran sus gustos.
-A
pesar de estar molesto, tu puntería sigue siendo perfecta- dijo ella, empezando
a caminar hacia mí –y tu fuerza es excepcional. Con razón muchas se volvieron
locas por ti, y también con razón te consideran uno de los mejores elementos
entre todos nosotros-
-Por
favor, exageras- dije, algo avergonzado.
-¿exagero?
O más bien tú eres demasiado humilde como para admitirlo- cuando sus manos
sobre mis hombros cuando estuvo lo suficientemente cerca –A pesar de ser tan
joven, tú eres el mejor. Aunque debo decirlo, no me gusta verte así de molesto-
No
dije nada, y ella pareció darse cuenta de que, efectivamente, algo me
molestaba.
-¿quieres
hablar de eso?- me pregunto, y yo solo asentí –ven, creo que conozco el lugar
perfecto.
Extendió
las alas y empezó a volar, y yo hice lo mismo, siguiéndola de cerca.
Tardamos
poco tiempo en llegar a un claro, en el cual había un pequeño lago. Aterrizamos
en ese lugar y nos sentamos en el borde del lago y metimos los pies en el agua
para refrescarnos. Ya estando acomodados, pudimos empezar a hablar con calma.
-Es
bueno verte- dije –en verdad necesitaba hablar con alguien. Pero ¿Qué haces por
aquí?-
-Pues
no he tenido nada que hacer, así que decidí salir a pasear. Además…-
estirándose un poco –era una buena oportunidad de quitarme esa pesada armadura
y ponerme algo más cómodo-
-Pero
creo que la falda no es necesaria-
-Tal
vez, pero es mi favorita. La tengo desde que era una Biyomon y es bueno que aún
me quede-
-Y
tu gemela ¿Dónde está?-
-¡Oye,
solo somos parecidas, pero no somos gemelas! Y ella también está descansando.
Creo que fue con los demás muchachos a comer algo y luego irán a casa para ver
si Gran Jefe tiene algo que decirnos. Yo me quede por aquí para recogerte,
aunque no me imagine que estarías tan molesto. Aunque con lo que has visto en
ese lugar… te entiendo perfectamente-
Me
agradaba estar con un amigo en ese momento, ya que al menos así podía
desahogarme un poco, en vez de seguir destruyendo más árboles.
Le
dije a Garudamon, a quien, para no confundirla con su amiga le decíamos “Garu”,
todo lo que había pasado ese día. No le sorprendía para nada lo que yo hacía, y
por el contrario, parecía sentirse orgullosa de mi, y contenta de que me
llevara bien con Renamon, igual que yo, le molestaba mucho todo lo que pasaban
esas pobres chicas, y el cinismo de ese Digitamamon.
-Así
que él no se dio cuenta de tu actuación ¿verdad?- me pregunto.
-Así
es- le dije –ni de lo que realmente hago con esas chicas-
-Eso
no me sorprende, todos esos tipos son iguales. No les importan lo que hagan con
sus chicas mientras obtengas ganancias. Un cliente podría matar a una, y si le
pagan no le importa-
-Es
cierto, aunque gracias al cielo no ha pasado-
-Pero
bueno, ¿Qué más paso con Renamon?-
Entonces,
le conté que ella y yo nos habíamos besado, se había tapado la boca del asombro
que sentía.
-¿enserio
paso eso?- me pregunto, aun sin poder creerlo.
-Así
fue- le dije –y pensar de un simple rose de labios que no significa nada yo…
hiciera algo así-
-Exveemon,
eso es una buena noticia- dándome un abrazo –Parece que finalmente ha aparecido
la chica para ti. Después de todo, considerando el tiempo que pasas con ella y
hayas sido capaz de dar ese pasó, era de esperar-
-Garu…
no digas eso-
-¿Cómo
no hacerlo?- dandome unos pequeños golpes en el pecho –finalmente alguien ha
entrado en tu gran corazón Exveemon-
-Eso
es cierto. Pero…-
-Pero…-
-¿Qué
diría Gran Jefe si sabe esto?-
-Parece
que no conocieras a Gran Jefe. Sabes bien que no tiene problema con este tipo
de cosas, siempre y cuando cumplamos con nuestro deber. Y estoy segura que los
chicos te apoyaran. Por lo menos, ya cuentas con mi apoyo-
-Pero
Garu… ¿crees que debería decirle lo que siento?-
-Por
supuesto que sí. ¿Por qué lo dudas tanto?-
No
pude responderle de inmediato, y solo mire hacia el piso. De todos modos, no
hacía falta que le dijera nada porque ella, junto con todos mis amigos,
conocían mis dudas.
-Aun
crees que si das ese paso… corres el riesgo de volverte igual a los imbéciles
que las maltratan ¿verdad?-
-Sé
que es tonto pero… no puedo evitarlo. Además, con todo lo que ella ha pasado
por culpa de los hombres… dudo que me acepte-
-Exveemon…-
tomándome de las manos –entiendo lo que dices, pero ese tipo de dudas no te dejara
avanzar. Recuerda, tú eres mucho mejor que esos miserables, y jamás serias
capaz de caer a esa posición de ser un maltratador-
-Pero…-
-Dime
¿a cuantas chicas has acompañado? ¿con cuántas has estado en una habitación,
abrazándolas, tratándolas con respeto y diciéndoles cosas lindas con tal de que
no perdieran el ánimo ni la esperanza?- no pude decir nada –Muchas. Y todas
estaban indefensas y hubieras podido cogerlas si hubieras querido ya que en
todas esas ocasiones tuviste la oportunidad. Pero no lo hiciste, y eso
demuestra que tú eres alguien especial, que nunca se dejara llevar por el deseo
de sentir placer, y ante todo, le importa más y tratar a las mujeres con
respeto. Y, aunque no pueda asegurarlo, no tengo dudas en que, cuando llegue el
día en que tú estés con una mujer de esa forma, igual las trataras con respeto
y cariño-
-Sí,
todo lo que dices es cierto. Pero no puedo evitar sentir esas dudas-
-Debes
intentarlo. Y recuerda, tú eres mejor que todos esos hombres-
-Pero
aunque sea así… no sé si debo decirle mis sentimientos-
-Pues
yo te diría que sí, y lo digo como mujer-
-¿eh?-
-Por
lo que me has contado, ella ha respondido bien a tus buenos tratos y ha sido
muy abierta contigo. Te lo ha agradecido más de una vez y gracias a ti es que
ella no ha perdido el ánimo. Pero además, se nota que tú has tocado su corazón
también, y la has alegrado en más de una forma-
-¿crees
que ella este enamorada de mí?-
-No
lo sé, pero debes preguntárselo, y más aún, debes abrirle tú corazón. Siempre
has sido abierto con ella por lo que me has contado, así que no debe ser
difícil-
-¿y
si ella no siente lo mismo?-
-Está
claro que ella te quiere. Si no te ama, aun así te querrá como amigo, y eso es
muy valioso también para ti-
-En
eso tienes razón-
-Aunque
puedo apostar lo que sea a que ella si te ama. De todas maneras, escoge el
momento preciso para decirle lo que sientes. Por supuesto, tampoco digo que si
ambos se aman y se lo confiesan, te acuestes con ella. Eso pasara en el momento
adecuado, cuando ambos sientas el deseo de demostrar amor de ese modo-
-Garu…-
-Debes
aprovecharlo Exveemon. Creo que pocas veces se puede sentir un amor sincero
como el que tú sientes, y si dejas pasar esta oportunidad, tal vez no vuelvas a
sentir eso por nadie más-
-Creo
tienes razón-
-Y
ahora que lo pienso, esa entrega de regalos puede ser una buena oportunidad.
Por cierto ¿Qué le darás?-
Me
levante, y me dirigí a uno de los árboles que estaba más cerca, el cual tenía
un orificio lo suficientemente grande para introducir mi mano. En realidad,
Garu y yo habíamos ido a hablar porque ese era un lugar en el que siempre nos
reuníamos con mis amigos, y que yo conocía bien. En ese árbol yo guardaba mis
cosas cuando iba al prostíbulo, y dentro había una pequeña mochila que saque y
lleve hasta donde estaba mi amiga. Empecé a buscar entre todas las cosas que
había dentro, hasta encontrar lo que realmente me interesaba. Era un objeto
envuelto en un pañuelo, que le pase a Garu para que lo viera.
-Eso
es lo que le daré- le dije.
Ella
comenzó a desenvolverlo, y cuando lo hizo y vio lo que era, me miro muy
sorprendida, y algo confundida.
-Pero…
esto es… algo muy valioso para ti-
-Lo
sé- le dije con una sonrisa -y creo que es por eso que deseo dárselo-
-En
verdad eres un chico maravilloso Exveemon- me dijo con una sonrisa.
Volví
a guardar el objeto en la mochila. Nos quedamos en ese lugar un rato más antes
de marcharnos y dirigirnos al lugar donde estaban nuestros amigos.
Después
de haber hablado con Garu, tenía mucha más confianza. Estaba decidido a decirle
a Renamon lo que sentía por ella, y sucediera lo que sucediera, ella y yo igual
nos llevaríamos bien, y yo seguiría yendo a apoyarla y animarla, igual que a
las otras chicas.
(POV
Renamon)
Acababa
de amanecer y yo no me sentía precisamente con muchas ganas de levantar.
Después de todo, la noche había sido terrible, ya que tuve que aguantar a casi
cuatro digimons seguidos, y todos patanes sin ningún cuidado por nada, y además
en el nivel perfeccionado. Además, nuevamente había sido una noche tormentosa,
y apenas y había dormido. El ruido, la luz… todo aún seguía asustándome, y por
más que lo intentara no lograba evitar sentir ese miedo. Me sentía un poco
adolorida y bastante cansada, por lo que decidí quedarme recostada un rato más,
mientras me sentía mejor.
En
esa posición no había mucho en lo que podía pensar. Nada excepto… en él.
Otra
vez ese dragón azul ocupaba todos mis pensamientos, incluso durante esa noche,
me hacía sentir mucho más animada pensar en él. Recordando cada uno de sus
lindos gestos hacia mí y sus palabras, me daban un poco de fuerza para soportar
el maltrato, y un poco de valor para no sentir tanto miedo que siempre sentía.
Definitivamente,
mientras pensara en Exveemon, me sentiría mejor siempre. Recordaba sobre todo
lo que había sucedido el día anterior.
Ahora
conocía un poco más de Exveemon y sin duda, él seguía siendo un chico
maravillo, tierno y alguien que siempre me apoyaría, y no solo a mí sino a
todas las chicas de ese lugar. Ese dragón siempre nos haría sentir valoradas y
valiosas, y nos mostraría que había hombres buenos a fuera. Pero además,
pensaba… en algo que… simplemente no creí que pudiera pasar.
Aun
no estaba segura de porque tuve ese impulso que me hizo besarlo, pero era algo
que había pasado ya, y siendo honesta, me había gustado que sucediera. ¿Y quién
hubiera pensado que un simple rose en los labios desencadenaría algo así?
Me
tocaba los labios, recordando el momento en que eso sucedió. Ese único y sencillo
beso me había transmitido una calidez y una ternura casi increíbles. Me
preguntaba si él habría sentido lo mismo que yo.
Pero
además de eso, las cosas que me había dicho me hacían darme cuenta que él era
sin duda único y magnifico. Todo eso me hacía volver a pensar en las cosas que
había estado pensando últimamente, acerca de lo que sentía por Exveemon.
¿Sería
acaso que ese impulso de besarlo, y sentirme del modo en que me sentía ahora
pensando en él… significaba que si estaba enamorada de Exveemon?
Antes
no estaba segura pero… ahora si lo estaba, y necesitaba verlo, sentirlo de
nuevo a mi lado y besarlo para darme cuenta. Yo amaba a Exveemon, y de eso ya
no tenía más dudas.
Ahora
me sentía feliz de haber aclarado por fin mi corazón, y saber bien lo que
sentía. Pero a la vez, tenía otras dudas, y una de ellas era, si Exveemon había
sentido el mismo impulso que yo de besarme… ¿significaba que él sentía algo por
mí?
Me
había dicho que él nunca había tenido novia, y tampoco se había enamorado.
Entonces ¿yo sería la primera en tocar su corazón?
No
estaba segura de nada, pero si sabía lo que sentía por él. Una parte de mi
quería decirle que lo amaba, pero… otra me decía que no debía hacerlo por ¿Qué
tal si él solo se dejó llevar y la realidad es que no sentía lo mismo que yo?
¿Podría soportar algo así?
Pero
creo que estaba dispuesta a intentarlo. Sabía que él, no sabía exactamente
cuándo, pero vendría pronto a verme, y en cuando lo hiciera debería aprovechar
esa oportunidad. Ahora que lo recordaba, él había que haríamos una especie de
intercambio de regalos. No sabía aun como yo lo había ayudado de modo que él
quisiera regalarme algo, pero me gustaba la idea en todo caso, y me preguntaba
que me regalaría, aunque sin importar lo que fuera, yo lo recibiría con gusto.
Pero en especial, me preguntaba que le podría yo dar a él. No tenía nada, solo
mis guanteletes, y esos eran como una parte de mí, por lo que no podría
despegarme de ellos. ¿Qué otra cosa le podría dar? ¿Qué?
Pensar
en ello me estaba desesperando y me sujetaba la cabeza, tratando de hallar una
respuesta, pero no la encontraba.
Estaba
tan metida en mis ideas que no me había dado cuenta que las puertas de las
habitaciones se abrieron, lo significaba que ya era hora de desayunar, y mucho
menos me había dado cuenta que alguien había llegado a mi habitación.
-¿Renamon?-
dijo alguien.
Escuchar
esa voz me hizo salir de mis ideas y me hizo mirar a la dirección de donde
venía.
-¿Estas
bien?- dijo Guilmon, que era quien me había hablado y estaba parada en mi
puerta.
-Sí,
estoy bien. ¿Me necesitas?- pregunte.
-Pues
no te vi en el comedor y fue por eso que vine a buscarte- entrando y
acercándose a mí-
-Creo
que no tengo hambre, es todo- mirando a otro lado.
-¿te
molesta si te acompaño?-
-No,
para nada-
Se
sentó en la cama a mi lado y nos quedamos en silencio algunos segundos.
Ahora
que la veía, se encontraba mucho mejor que el día anterior, ya que no se veía
desanimada o molesta, e imaginaba que cierto dragón azul había sido el
responsable. Aun así, no sabía cómo iniciar la conversación con ella y por eso
estaba callada.
Pasaron
unos segundos más, y al final fue mi amiga quien tomo la iniciativa.
-Renamon…-
dijo, acercándose un poco más y sonriéndome –gracias. Gracias a ti, y a las
demás chicas por tratar de animarme-
-No
es nada- dije también sonriendo –eres nuestra compañera y nuestra amiga. Y si
una de nosotras esta triste, las otras harán lo que puedan para animarla-
-Lamento
lo grosera que fui con ustedes. Trataron de ayudarme, y yo solo las hice a un
lado-
-Tranquila-
poniendo mi mano en su hombro –todas entendíamos muy bien por lo que estabas
pasando, así que no te disculpes. Pero me alegra ver que ahora estas mucho
mejor-
-Y
todo gracias… a Exveemon. Tú le dijiste que fuera a verme ¿cierto?-
-Le
conté lo que te había pasado, y me dijo que trataría de hablar contigo-
-Lo
hizo, aunque yo al principio no fui, digamos, muy amable con él. Pero al final
lo escuche y me hizo sentir mejor. Y me hizo ver que hay buenos hombres haya
afuera, y tal vez encuentre alguien que de verdad me quiera y me apoye cuando
más lo necesite-
-Sé
que un día, todas encontraremos un buen hombre-
-No
Renamon-
-¿eh?-
-Nosotras
lo encontraremos. Tú… ya lo encontraste-
No
me esperaba ese comentario, y al escucharlo me sonroje y trate de no mirar a
Guilmon.
-¿de
qué hablas?- le pregunte.
-no
finjas- me dijo, abrazándome por el cuello –Sabes bien de que hablo. De cierto
digimon que ha venido aquí últimamente. Un dragón alto, de escamas azules con
el pecho y el hocico blancos, una hoja de espada que le sale de la cabeza, alas
plateadas, ojos rojos ¿quieres que siga?-
-Por
favor Guilmon-
-Hablando
en serio- poniéndose frente a mí –Él ha estado contigo más que con cualquiera
de nosotras, y es muy afectuoso contigo. Además… seguro él también te ha dicho
cosas lindas para animarte. Sumado a todo eso, él es un chico muy apuesto ¿no
crees?- yo asentí, y es que eso no se podía negar –Así que con todo eso que ha
pasado… él te gusta ¿verdad? Puedes decírmelo-
Me
tenía atrapada. Parecía que había deducido que algo sentía por Exveemon, aunque
no lo sabía todo. Con verla, estaba claro que no se iría hasta que le diera una
respuesta.
Creo
que necesitaba desahogarme, así que le conté muchas de las cosas que habíamos
pasado Exveemon y yo, y sobre todo, le conté acerca de lo que había sucedido el
día anterior, y el beso que él y yo nos habíamos dado. Cuando termine de hablar
de eso, le dije también todas las cosas que había pensado, y que ahora, estaba
segura que amaba a ese digimon.
Cuando
termine de hablar, Guilmon se veía bastante contenta, y después de haberle
dicho todo eso, yo estaba igual.
-Me
da mucho gusto saber que realmente amas a ese chico- dijo Guilmon –y me queda
claro que él también te quiere mucho-
-Pero…
no sé si debo decirle lo que siento. ¿Y si él no siente lo mismo?-
-Debes
decirle lo que sientes y preguntarle que siente él. Si no te ama, igual será tu
amigo. Seguirá viniendo a este lugar y te seguirá apoyando-
-Tal
vez-
-Pero…
algo me hace pensar que él si siente algo por ti. El que comparta tanto tiempo
contigo, como te trata y te apoya, y ese beso, todo eso me lo dicen. Si él no
sintiera nada, seguro habría reaccionado de otro modo al beso-
-Supongo
que tienes razón-
Guilmon
trataba de animarme a que fuera abierta con mis sentimientos, pero no era fácil
para mí, y ella se daba cuenta.
-Renamon…-
me dijo, tomándome de las manos –Lo que tú sientes es sincero. Por todo lo que
has dicho me doy cuenta de eso. No desaproveches esta oportunidad. Él es un
chico maravilloso, así que no lo dejes ir-
-Pero…-
-Si
no le dices lo que sientes ahora… puede llegar un día en el que él ya no pueda
venir, y entonces te arrepentirás. Hazlo Renamon, ten confianza y cree que él
te aceptara-
Quería
decir algo más, pero no había nada más que pudiera decir. Mi amiga tenía razón,
y si yo no aprovechaba la oportunidad que me había dado la vida de conocer a
alguien como Exveemon, si después él se iba… tal vez me arrepentiría por el
resto de mi vida. Además, sin importar lo que sucediera, lo seguiría teniendo a
mi lado y él siempre me apoyaría.
-Ya
lo he decidió- le dije, ahora mostrándome más confiada –le diré lo que siento-
-Eso
era lo que quería escuchar- me dijo Guilmon, con una sonrisa.
-Gracias
Guilmon, en realidad me hacía falta hablar con alguien-
-Descuida.
Así como tú trataste de ayudarme cuando necesitaba ánimos, yo te ayudare cuando
lo necesites-
-gracias-
-Por
cierto, mencionaste que tú y Exveemon harían un intercambio de regalos o algo
así ¿verdad?-
-Sí,
eso dije-
-Entonces
ese sería el mejor momento para decírselo. Sería como un regalo para él-
-Tal
vez-
-Bueno-
levantándose de la cama –no sé tú, pero yo me estoy muriendo de hambre, y
aunque es poco lo que nos sirven, es suficiente. ¿Vienes?-
-Adelántate,
yo iré en un momento-
-De
acuerdo-
Guilmon
salió de la habitación, y en un momento yo también iría al comedor para
desayunar con todas mis amigas. Pero antes, había algo en lo que debía pensar
en cómo le diría a Exveemon lo que sentía, y más aún ¿Qué le daría?
Fuera
lo que fuera, debía ser algo especial, y sobre todo… algo que fuera mío. Lo
pensé durante un largo tiempo, hasta que me llego una idea, pero el solo pensar
en eso, me hizo sonrojar mucho más y me puso nerviosa. Tal vez no sería buena
idea pero… ¿Qué más podría darle?
Empecé
a recordar los días libres que había pasado con Flamedramon, y creo que ese fue
el impulso que necesitaba para aceptar esa idea. Podría ser que todo terminara
bien, o que me arrepintiera por lo que me quedara de vida, pero ya lo había
decidido.
Ya
con eso decidido, me levante de la cama y me dirigí al comedor para desayunar,
mucho más animada, y esperando con ansias el momento en que Exveemon y yo
volviéramos a vernos.
(POV
Exveemon)
Hacia
una media hora más o menos que había anochecido. Gran Jefe me había encargado
varios asuntos, y entre ellos estaba interrogar a dos compañeros de ese
Blackweregarurumon, con tal de obtener información importante para iniciar
pronto con un gran negocio que teníamos planeado. Esa tarea me había tomado
mucho tiempo, pero al final había obtenido buenos resultados.
Con
eso finalizado, debía iniciar con mi siguiente labor, o más bien, un
compromiso, el cual me había llevado al prostíbulo al que ya había ido muchas
veces. A pesar de las cosas que había tenido que hacer, lamentaba no haber
podido venir antes. Solo esperaba a que mi querida Renamon no hubiera pasado
una mala tarde, pero aun si la hubiera tenido… yo, intentaría animarla al
decirle algo… muy importante.
Antes
de entrar, revise el objeto que llevaba. Aun lo mantenía envuelto en un
pañuelo, y así se mantendría hasta que se lo entregara a su nueva dueña. Lo
puse en mi espalda y cerré mis alas para que no se me cayera, y luego entre.
Como siempre, quienes me recibían eran dos Rockmon que cuidaban la entrada, y
como hacían con cualquiera, lo miraban con una cara de pocos amigos. Luego
aparecía Digitamamon quien nunca dejaba de hacer comentarios pervertidos, y me
preguntaba siempre con cuál de sus “empleadas” quería recostarme. Tuve que
mantener mi papel de tipo que solo buscaba mujeres para divertirse, y como
siempre, ese huevo se lo creía todo.
Inventando
toda clase de tonterías, logre hacer que me llevara con Renamon, no sin antes
decirme que hacia una hora, ella había estado trabajando. Por fuera, tenía una
expresión de que “No me importaba nada”, pero por dentro, me sentía preocupado
por como estaría mi amiga, y me sentía mal de no haber estado para ella antes.
Llegue
a la habitación de Renamon, y cuando entre, la vi de rodillas al lado de la
cama. No estaba sucia, pero si se veía cansada y muy desanimada. Seguramente
había tenido una tarde muy dura, y había pensado ya no entrar. Pero… una parte
de mi sabía que, si Renamon estaba así, lo que ella más necesitaba era a
alguien a su lado, y esperaba… que todo saliera bien. Camine despacio y sin
hacer ruido, hasta estar justo detrás de ella. La escuchaba llorar, y alcance a
escucharla decir algo.
-Espero
que ya haya terminado. Ojala, que Nadie más venga. Nadie… excepto… él-
-¿de
quién hablas?- le pregunte susurrándole al oído y ya arrodillado para estar más
cerca de ella.
Cuando
escucho mi voz, ella se asustó un poco, y tardo unos cuantos segundos antes de
voltear a verme.
-¿e…
eres tú?- pregunto con una voz nerviosa, y a los pocos segundos, se lanzó a
abrazarme, y yo le devolví el abrazo con bastante fuerza, con tal de hacerla
sentir tranquila y apreciada –Por un momento… creí que no vendrías- con su
rostro apoyado en mi pecho y derramando algunas lágrimas más.
-No
Renamon. Si yo puedo, no dejaría de venir a verte para hacerte sentir mejor-
dije, apoyando mi cabeza sobre la de ella –Además… te hice una promesa-
Nos
quedamos durante unos minutos aun abrazados, transmitiéndonos un calor y una
calma verdaderamente agradable. Después nos alejamos, pero no mucho.
-Lamento
no haber podido venir antes- le dije, un poco apenado –pero… hubo muchas cosas
que tuve que hacer que no me dejaron venir-
-Tranquilo-
-Pero…
tú has pasado por mucho hoy ¿verdad?-
-No
puedo negarlo. Pero… verte de nuevo… me ha hecho olvidar todo lo que he pasado,
y me ha vuelto a traer el ánimo-
-Y
a mí me alegra estar contigo-
Dejamos
de hablar, pero no apartamos la vista el uno del otro. Hasta hacia solo unos
momentos, ella se veía muy decaída, pero ahora se veía nuevamente alegre y
sonreía, viéndose realmente linda.
Sentía
demasiados deseos de, no solo abrazarla, sino volver a probar esos hermosos
labios, y decirle todo lo que sentía por ella. Pero debía ser paciente, ya que
había algo más que debía ser.
-Renamon…-
le dije -¿recuerdas lo que te dije?-
-Si-
me dijo ella –me habías dicho que haríamos un intercambio de regalos-
-así
es, y…- extendiendo mis alas, y sacando el objeto que había escondido entre
ellas –Esto es para ti-
Renamon
se acercó a mí y tomo el objeto.
-¿enserio
esto es para mí?- me pregunto, con una expresión que me parecía una mezcla
entre ilusionada y nerviosa.
-Así
es- le respondí –y espero… que te guste. Es algo muy sencillo pero… te lo doy
de todo corazón-
Ella
parecía contenta con mis palabras, pero se veía un poco indecisa de si
desenvolver el objeto o no, aunque al final se decidió en hacerlo. Cuando lo
desenvolvió, pudo ver que era lo que le había dado, y al verlo, sentí cierta
nostalgia.
-Es…
¿un trompo?- me pregunto, mientras miraba el juguete, que era un trompo de
color negro, algo confundida.
-Así
es- le respondí, mientras veía como ella empezaba a jugar con el trompo,
pareciendo una niña pequeña. Después de unos momentos, me miro como si fuera a
preguntarme algo, pero ya que sabía lo que me preguntaría, decidí hablar
primero –Ese… fue un regalo muy especial para mí. Lo tengo desde que era
pequeño y… lo he cuidado desde entonces-
-Pero…
si esto es muy especial para ti… ¿Por qué me lo das?-
-Porque
quería darte algo que fuera muy especial para mí. Quiero demostrare lo mucho
que me importas, y la única forma es darte algo que significa mucho para mí-
-Gracias
Exveemon- abrazando el juguete, y luego dejándolo un lado –Gracias. En verdad
significa mucho para mí- mirando a otro lado –Ojala y yo tuviera algo así de
lindo para darte. Pero no tengo nada. Por cierto…-
-¿sí?-
-tú
me dijiste que yo te he ayudado pero… ¿Cómo yo te he ayudado?-
Cuando
me pregunto eso, no supe cómo responderle. Pero… ella si me había ayudado
mucho.
-Te
prometo que te lo diré- le dije –Pero antes… ¿te gusto mi regalo? Sé que es
algo muy sencillo-
-Si
Exveemon- me dijo ella -me gustó mucho, y te juro que lo cuidare muy bien-
poniéndose de pie, y luego yo hice lo mismo –ahora… es mi turno para darte tu
regalo-
No
sabía lo que ella me daría, pero sin importar lo que fuera, lo recibiría con
mucho gusto, y más si venia de ella.
Tenía
la vista en el suelo y se veía algo nerviosa. Y eso me preocupo un poco.
-¿Estas
bien?- le pregunte, acercándome a ella.
-Es
que…- sin mirarme –yo no tengo algo tan lindo como esto que me has dado. Pero…
hay algo que te puedo dar- Empezando a acercarse más a mí, y mirándome a los
ojos -Vine a este lugar si nada, lo único que tengo… es mi cuerpo… y quiero
entregártelo-
Y
antes de que pudiera decir algo, ella me abrazo y me beso en los labios. No era
igual a los besos que ella me había dado en ocasiones anteriores en la mejilla
sino que más bien era parecido al que ella y yo nos habíamos dado el día
anterior, pero era… mucho más intenso. El sabor de sus labios, y la calma, la
ternura y el calor que me transmitía me hicieron dejarme llevar. También la
abrace y comencé a poner de mi parte en ese beso. Era una experiencia
maravillosa y deseaba que no terminara, aunque al final debía hacerlo. Sin
dejar de abrazarnos, separamos lentamente nuestros labios, y nos quedamos
mirando con una sonrisa.
-Gracias
por eso Renamon- le dije –Pero ¿Qué quisiste decir con eso de que me querías
entregar tu cuerpo?- y entonces una idea cruzo por mi mente –Acaso tú…-
-Así
es- me dijo, sonrojándose un poco –quiero decir exactamente eso. Quiero entregarme
como mujer a ti. Quiero que estemos juntos-
-Pero
yo… no puedo-
-¿Por
qué?-
Tarde
un poco en poder responderle. No sé por qué quería tener sexo conmigo, pero
sabía que no era simplemente por placer, y mucho menos, seria porque me veía
como un cliente. Pero… no podía hacerlo, y debía decirle porque.
-Renamon…
no puedo hacer eso. Yo… no quiero lastimarte-
-¿lastimarme?-
pregunto confundida.
-Ya
sabes que he visto a muchas chicas sufrir por culpa de los malditos que las
visitaban y… no quiero arriesgarme a hacerte sufrir de esa manera-
Ahora
era yo el que no la estaba viendo a los ojos. Desde que había comenzado a
visitar prostíbulos para animar a las chicas, siempre las veía siendo
maltratadas y violadas, y siempre tuve el miedo de que si me encontraba en una
situación en la que estaba con una mujer de esa forma, perdería el control,
cegado por el momento y eso me haría lastimarla. No quería que eso me pasara, y
mucho menos con Renamon, que significaba tanto para mí.
Sin
darme cuenta, ella tomo mi rostro, y lo movió para que la mirara a los ojos.
Aún estaba algo sonrojada y con una gran sonrisa. Quería decir algo, pero ella
me puso un dedo en la boca.
-Exveemon…-
empezó a hablar con un tono muy dulce –creo que entiendo lo que me estás
diciendo. Pero… no deberías preocuparte. Tú no eres como esos infelices. Tú
eres un hombre que respeta a las mujeres, las tratas con cariño y jamás las
lastimarías. No importa en qué situación te encuentres… nunca serias capaz de
algo así. Puedo verlo-
-pero
¿y si te equivocas?- le pregunte.
-entonces
creo que correré el riesgo-
-Pero
Renamon… ¿Por qué quieres tener sexo conmigo? Después de todo lo que has
pasado… eso debería ser lo último que tú desearías-
-Tienes
razón- soltándome y alejándose un poco de mí. Tal vez necesitaba un poco de
especio para lo que me quería decir –Pero como ya te dije, lo único que me
queda es mi cuerpo. Y… lo que yo más deseo darte ahora… es mi cuerpo… y… mi
corazón-
-¿Qué?-
-Exveemon…
ahí algo de lo que me he dado cuenta y… deseo decírtelo a ahora, y no esperar a
que pueda ser demasiado tarde-
-¿Qué
es?-
-Desde
el día que llegue a este sitio… toda mi vida se convirtió en una pesadilla. La
única que me daba la fuerza y el impulso para no rendirme… era Flamedramon.
Pero… cuando ella se fue creí que ya no podría seguir adelante, y que todo
había terminado para mí, aunque tratara de hacer parecer que no era así. Y… fue
entonces que tú llegaste. Desde que te conocí me devolviste la fuerza que había
perdido, y que necesitaba para no darme por vencida y seguir manteniendo el
ánimo y la esperanza – algunas lágrimas se le escapaban, pero no dejaba de
sonreír –me trataste de una forma en que no creí que ningún hombre pudiera
hacerlo. Cuando estaba triste me animabas, cuando me sentía sola, tus abrazos y
tus caricias me hacían sentir que en realidad no lo estaba, y me hacían sentir
protegida, y cuando necesitaba hablar, y tú me escuchabas y me entendías.
Exveemon… tú has hecho mucho por mí. Incluso…- tocándose el pecho –entrar a un
corazón que con todo lo que ha pasado empezaba a endurecerse… y darle
nuevamente vida y… una razón para seguir latiendo- empezando a caminar hacia mi
–Exveemon… yo… te amo-
Escucharla
decirme eso… fue como si una flecha me atravesara el corazón pero… me
transmitía una gran alegría. Al final Garu tenía razón. Renamon se había
enamorado de mí, y como una muestra de ello, y como el único regalo que me
podía dar… quería entregarse a mí.
-Exveemon…
he esperado para decírtelo todo el día. Y ahora… quiero entregarte mi cuerpo.
Pero… si tú no me aceptas, y aunque tú no me ames… yo siempre te amare. Mi
corazón… es tuyo-
Todas
esas hermosas palabras habían entrado muy dentro de mí. Lo que ella sentía era
sincero, igual que lo que yo sentía por ella. Aun no me sentía capaz de hablar,
después de todo lo que había dicho. Pero en cuanto fuera capaz… yo también le
diría algo muy importante.
(POV
de Renamon)
Finalmente
lo había hecho. Finalmente había abierto mi corazón y había dicho todo lo que
había estado guardando. Pero ahora, no estaba segura de lo que él me diría. No
sabía si me diría que él sentía lo mismo o… si para él yo era una amiga más.
Cuando
lo vi tan pensativo, creí que su respuesta seria negativa. Me había dicho a mí
misma que si ese era el caso, lo aceptaría pero… también debía aceptar que si
eso sucedía… para mí no sería tan fácil.
Pasaron
uno o dos minutos, pero él no me día aun nada, y me acerque un poco a él para
hablar. Pero… antes de hacerlo… escuche un ruido que llamo mi atención.
Provenía de la ventana y voltee a ver qué era lo que pasaba. Vi que una
tormenta estaba empezando y mis nervios comenzaron a aumentar.
A
los pocos minutos, la tormenta ya había comenzado, y lo que era peor es que
parecía formarse justo arriba del prostíbulo. Llovía con mucha más fuerza que
en días anteriores. El frío era terrible y me había hecho arrodillarme y
abrazarme para tratar de calentarme. Pero eso no era suficiente. Los truenos se
escuchaban casi como explosiones que me ensordecían y casi me hacían pensar que
en algún momento me caería un rayo encima. La luz de los relámpagos era
cegadora. Y para empeorar, las descargas habían hecho que las luces se
apagaron, aunque las puertas seguían cerradas y los collares activos.
Estaba
asustada. Estaba terriblemente asustada. Mi pelaje no dejaba de erizarse y
estaba llorando mucho. Pedía, rogaba que todo se detuviera, pero los sonidos
eran tan fuertes y las luces tan intensas que parecía que jamás terminaría.
Llamaba a mi mamá, llamaba a Flamedramon, pedía ya no estar sola en ese
horrible momento.
Pero
todo ese miedo y toda esa angustia que sentía por esa tormenta me habían hecho
olvidar que… de hecho yo no estaba sola en ese momento. Exveemon me había
observado en todo ese tiempo y se había dado cuenta de mi miedo. Se arrodillo
para estar a mi altura y me abrazo, y también me envolvió con sus alas.
-No
tengas miedo- me decía, acercándose más hacia él –Recuerda… no estás sola. Yo
estoy aquí… y te protegeré-
Era
la primera vez que estábamos así de juntos. Estar tan cerca de su cuerpo, estar
rodeados por sus brazos y sus alas, me transmitían un calor que me habían
aliviado del frio que hasta hacia un momento sentía. De hecho, por un momento
ya no escuchaba la tormenta. Estaba totalmente calmada, y… mi mente solo estaba
concentrada él.
Pasamos
algunos minutos más, en el que ninguno de los dos se separó del otro. Poco a
poco, la tormenta comenzó a suavizarse, hasta que termino completamente. Pero
aun así, ninguno de los dos nos separamos, solo que Exveemon contrajo sus alas
y me soltó un poco para que no me sintiera tan atrapada.
-Gracias…-
fue lo único que pude decirle.
-Renamon…-
dijo, mirándome fijamente con una sonrisa y unos ojos llenos de ternura y…
¿amor? -¿Sabes cómo tú me has ayudado?- y negué –me has ayudado… haciéndome
sentir algo que, a pesar de haber visto y acompañado a muchas chicas… jamás
había sentido. Y eso ha hecho… que yo siga viniendo. Que aun intente animar
chicas en esta situación tan difícil. Tú me has dado más fuerza de la que tenía
y… has entrado a mi corazón… de un modo que pensé que nadie podría-
-Exveemon…-
-Renamon…-
tomando mis manos –He esperado el momento justo para poder decirte esto. Yo…
también te amo… desde el día que te conocí-
Estaba
sorprendida y… es que no lo podía creer. ¿Exveemon estaba enamorado de mí
también desde el principio? Creo que Guilmon no se equivocaba después de todo.
No
podía sentirme más feliz en ese momento, y aun no salía de mi sorpresa, pero
Exveemon me ayudo dándome un beso en la mejilla.
-Renamon…-
me dijo.
-¿sí?-
-Creo…
que aceptare tu regalo. Pero antes déjame preguntarte una cosa ¿estas
totalmente segura de que quieres hacer esto?-
Me
acerque a él y lo bese en los labios otra vez, antes de responderle.
-Jamás
había estado tan segura de algo en toda mi vida. Siempre he sido obligada a
estar con hombres que son terribles. Esta vez… yo quiero ser capaz de elegir
con quien quiero estar. Y a diferencia de ellos, que me obligaban, a ti te
entregare todo lo que tengo por mi propia voluntad-
-Siempre
dije que no tendría relaciones sexuales hasta que encontrara a la mujer
indicada- me dijo –Y… finalmente la he encontrado-
-Y
yo encontré al hombre indicado-
Ya
no teníamos que decir más, porque todo había quedado dicho. Ambos nos amábamos
y lo demostraríamos en la forma más hermosa posible.
Exveemon
me tomo en sus brazos y me acomodo en la cama, y luego se colocó justo encima
de mí. Ambos nos abrazamos, y nos miramos un instante más, antes de empezar a
besarnos de un modo que simplemente no tenía comparación. Nuestros labios se
mantenían juntos y parecían bailar al ritmo del latido de nuestros corazones.
Ese
era el principio de algo hermoso. No iba tener sexo con Exveemon, sino que más
allá de eso, iba a hacer el amor con él.
La
tormenta a fuera ya había terminado, pero dentro de esa habitación… un tipo
distinto de tormenta se iba a desatar. Una tormenta de pasión y amor.
Esta
sería sin duda para mí… la mejor noche de todas.
Continuara…
si me encanto muchisimon que digo muchisisimon
ResponderEliminargracias n_n
Eliminar