domingo, 13 de julio de 2014

CAPÍTULO 9, LA PASIÓN DE LA ZORRA Y EL AMOR DEL DRAGÓN​

CAPÍTULO 9, LA PASIÓN DE LA ZORRA Y EL AMOR DEL DRAGÓN


(POV de Renamon)

En verdad iba a suceder, y la verdad es que apenas y podía creerlo. Debo admitirlo, por un momento llegue a creer que todo lo que estaba ocurriendo no era más que el producto de mi imaginación. Pero el sentir la presencia, el calor, y ver justo frente a mí a ese magnífico dragón azul me hacían entender que todo era real.
Finalmente había aceptado que amaba a Exveemon, y esa noche en la que volví a verlo me pude armar del suficiente valor para decirle todo lo que sentía por él, y todo lo que significaba para mí. Había empezado una horrible tormenta, solo que esta vez no había tenido que soportarla sola, porque él siempre estuvo conmigo, protegiéndome no solo del frio, sino también del miedo. En medio de una tormenta siempre me asustaba cuando estaba sola. Pero en ese momento, él me transmitía una calma y una calidez como no había sentido en mucho tiempo, que hacían olvidar el frio y mis miedos. Una calidez que se encendió como el fuego cuando, después de que la tormenta terminara, él, al igual que yo, también me abrió su corazón.


-Renamon… yo también te amo- fue lo último que me había dicho.

Y esas sencillas palabras, no solamente me habían llenado de una gran alegría que no podía comparar con nada en ese momento, sino que también, marcaba el comienzo… de una gran noche para ambos. Una noche… donde… nos entregaríamos… en cuerpo… y alma.

-Siempre he sido obligada a estar con hombres que son terribles. Esta vez… yo quiero ser capaz de elegir con quien quiero estar. Y a diferencia de ellos, que me obligaban, a ti te entregare todo lo que tengo por mi propia voluntad- Le había dicho, cuando él me pregunto si estaba completamente segura de que deseaba continuar.
-Siempre dije que no tendría relaciones sexuales hasta que encontrara a la mujer indicada- me dijo él –Y… finalmente la he encontrado-
-Y yo encontré al hombre indicado-

Y así fue como todo en esa noche comenzó.
Exveemon me tomo con cuidado en sus brazos y me levanto para llevarme hasta la cama. Jamás me había dado cuenta de que él era tan fuerte hasta ese momento, ya en sus brazos me sentía pequeña y liviana, y darme cuenta de eso me causaba cierta emoción. Me coloco con suavidad en la cama, y luego de ver que estaba cómoda, él se colocó justo encima de mí, y estaba sorprendida de que, a pesar de ser un digimon tan grande y fuerte, Exveemon no era para nada pesado ni sentía que me aplastara o me quitaba el aire. Era ligero, y tenerlo encima se sentía más como si me cubriera un grueso cobertor, que me transmitía un agradable calor.
Ambos nos dimos un fuerte abrazo, y luego nos miramos un instante más, pero ese solo instante se sintió eterno. Me quede pérdida en esos hermosos ojos rojos como el fuego, que sentía que me quemaban y me reconfortaban con solos verlos. En ellos veía tanta ternura, tanta bondad y tanto amor que mi cuerpo no podía dejar de temblar levemente por la alegría que me producía esos sentimientos trasmitidos por sus ojos. También no dejaba de ver su hermoso rostro de dragón, que se me hacía tan atractivo, y hasta me atrevo a decir que era excitante. Mi vista se centraba en esos labios que sentía el deseo de probar otra vez, y a través de los cuales quería transmitirle todo lo que sentía. Y además, sentía su musculoso y atractivo cuerpo en contacto con el mío, y aunque sé que sonare muy pervertida, ese cuerpo tan escultural, y más sentirlo sobre mí me hacía sentir cierta excitación que recorría mi cuerpo.
Tantas sensaciones que sentía en mi interior me hicieron sonreír, y mirarlo de una forma muy tierna, y él mi miraba y sonreía del mismo modo, dándome a entender que sentía lo mismo que yo.

(POV de Exveemon)

No podía dejar de ver a Renamon con ternura. Estaba atrapado en sus bellos ojos azules, que en muchas ocasiones veía tristes y apagados, pero que en esa ocasión brillaban como si fueran una joya, y en ellos veía calma, felicidad, ternura y sobretodo… amor. Sentía como si los sentimientos que tenía se transmitieran a través de sus ojos, y llegaran a lo más profundo de mi corazón.
Además de sus ojos, veía con atención su bello rostro, que se veía tan delicado y dulce. Me gustaba verla sin lágrimas y sin estar triste, sino que en vez de eso sonriera con alegría. Ella es tan hermosa. También, sentía su cuerpo, el cual se sentía tan frágil como una flor, y por tanto debía tratarlo con cuidado y respeto. Yo jamás había sido pervertido, y nunca había visto a las mujeres de ese modo, pero si reconocía que las mujeres eran bellas, y Renamon… era la mujer más hermosa que hubiera conocido nunca, y su cuerpo era hermoso, y yo deseaba protegerlo y apreciarlo esa noche. Todo eso que sentía me hacía sentir más y más enamorado de ella, y me hacían sonreír y querer demostrarle todo lo que sentía.

Poco a poco empecé a soltarla y dejar de abrazarla, para poner una de mis manos en su hombro, mientras que la otra la pasaba por detrás de su cabeza para tomarla, algo a lo que Renamon no puso ninguna resistencia. Por el contrario, ella tomo mi rostro con sus manos, y sentí que se aferraba a mi cintura con una de sus piernas.
Pasamos unos segundos viéndonos, segundos que sentimos que jamás terminarían, y acercando cada uno el rostro del otro poco a poco, mientras abríamos la boca, anhelando probar la del otro, y cerrábamos los ojos para disfrutar aún más ese momento.
Finalmente, nuestros labios se unieron y nos besamos.

(POV de Renamon)

Cuando nuestros labios se unieron, la alegría y el calor que sentía se hicieron más fuertes de lo que ya eran.
A partir de ese momento, nuestros besos continuaron. Exveemon me besaba con suavidad y sus labios se movían sobre los míos como si fueran una suave caricia. Sentía cada beso tan lleno de ternura y amor, y por cada beso, también sentía como si Exveemon me robara un pedazo de mi alma. Era una sensación tan magnifica que yo también hacia mi esfuerzo por transmitirle esos mismos sentimientos, besándolo con la misma suavidad.
Mientras más nos besábamos, sentía cada vez mas deseos de demostrarle mi cariño. Deje de sujetar su rostro y lleve mis manos a sus hombros, acariciándolos con suavidad y, de algún modo, jalándolo hacia a mí, para sentir aún más su cuerpo y su calor.

(POV de Exveemon)

Renamon acariciaba mis hombros con una suavidad tan dulce. No eran esas caricias que ella me daba cuando nos veíamos, que eran caricias amistosas y de agradecimiento por lo que hacía por ella, sino que estas estaban llenas de sentimientos.
Sentía el deseo de devolverle esos gestos. Seguía sujetando su cabeza con mi mano, con suavidad, pero sin querer apartar su rostro del mío, mientras que la mano que tenía su hombro, empecé a bajarla con suavidad por su espalda, creo que causándole sin querer un escalofrió. Cuando tuve mi mano en su espalda, la tome y la levante un poco de la cama, dejando su espalda arqueada, permitiéndome acariciar mejor esa parte, para así hacerla sentir más cómoda. En todo momento no dejaba besarla.

(POV de Renamon)

Los besos de Exveemon no aumentaban de ritmo, pero se sentían cada vez más agradables y placenteros, y las caricias en mi espalda, aunque eran suaves, me hacían sentir un agradable escalofrió que me hacía sentir cada vez más tranquila y acalorada, y queriendo trasmitirle a mi amado ese mismo calor, deje de acariciar sus hombros y comencé a recorrer sus brazos con las garras y las almohadillas de mis manos, con suavidad. Con cada centímetro de su brazo que recorría, sentía cierto temblor de su parte, y en sus caricias y besos sentía la excitación que le provocaba, lo que me encantaba, pero también debo decir que mientras acariciaba sus brazos, el sentir sus desarrollados músculos me excitaba también, y se lo demostraba a Exveemon mientras lo besaba, y acariciaba.

Pasaron varios minutos, pero esos minutos se sintieron como si hubieran sido eternos. Ambos dejamos de acariciaron, pero nuestras manos seguían en su lugar. Poco a poco separamos nuestros labios, y al hacerlo, nos quedamos viendo con una sonrisa y una mirada llena de amor.
Había sido algo bello, pero ese apenas era el comienzo. Con cuidado, lo moví hacia un lado y yo me moví con él, ahora quedando acostados de lado y viéndonos frente a frente, y antes de que él pudiera decir o hacer algo, lo bese con pasión, mientras lo abrazaba con todas mis fuerzas, deseando que él jamás se apartara de mi lado. Aunque mis acciones tomaron un poco de sorpresa a Exveemon, pronto él también se dejó llevar, abrazándome fuertemente, mientras él ponía de su parte en ese beso, más intenso que los anteriores, pero igual de maravilloso.

En pocos segundos, la intensidad se apaciguo en nuestros besos, y ahora nos besamos con ternura, mientras mis manos estaban inquietas por conocer más del cuerpo del hombre que me había traído felicidad después de mucho tiempo.
Con la misma suavidad con la que lo la que lo había estado acariciando antes, empecé a recorrer mis garras por su espalda. Era tan ancha y tan fuerte que mi excitación aumentaba cada vez más. La recorrí de arriba hacia abajo, llegando hasta su cola, la cual empecé a acariciar también. Por su lado, Exveemon recorría mi cuerpo con sus manos, desde mis axilas hasta llegar a mis caderas, con la misma suavidad con la que me había acariciado antes. Casi podía jurar que el trataba mi cuerpo como si fuera frágil y si no quisiera lastimarme, pero al mismo tiempo, me hacía sentir querida y me mostraba su cariño, algo que en ningún hombre había hecho antes. Exveemon… eres maravilloso.

(POV de Exveemon)

Las caricias de Renamon eran increíbles, y mientras más me tocaba, cada vez más sentía como un extraño y agradable calor empezaba surgir desde lo más profundo de mí y recorría todo mi cuerpo. Era algo que en toda mi vida jamás había sentido, y ninguna mujer había despertado en mí.
Ese calor… hizo que recorriera su cuerpo con mis manos, hasta llegar a sus caderas. Al llegar a esa zona, no pude resistir la tentación de llevar mis manos hasta su cola, que empecé a acariciar, del mismo modo en el que ella acariciaba la mía. El pelo de su cola era tan suave y agradable al tacto que la sujetaba con suavidad y hundía mis manos en ella, haciendo que se empezara a mover. Poco a poco empecé a bajar por su cola y llegue hasta sus nalgas. Creo que ni siquiera me di cuenta de a dónde iban mis manos hasta que llegaron a ese lugar, y sentí que Renamon dejaba de besarme y acariciarme en el momento en que eso sucedió. Ella me miro con una expresión de sorpresa al sentir mis manos en ese lugar. En verdad me sentía avergonzado de haberlo hecho, pero esa vergüenza no duro mucho, porque a los poco segundos, Renamon cambio su expresión de sorpresa a una que yo solo podría definir como “juguetona”.

(POV Renamon)

Sin duda mi amigo se había dejado llevar por el momento ya que de haberlo pensado, jamás me habría tocado en ese lugar. Pero a decir verdad, la sensación de ser tocada por él era agradable. La suavidad con la que me toca era maravillosa y excitante, al punto de… que… creí que llegaría a mi limite. No había podido ocultar mi sorpresa, y al notarla Exveemon pareció estar avergonzado, pero por fortuna, con una simple expresión juguetona pude cambiar todo eso.
Él quiso decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo, le di un rápido beso y me quede mirándolo, sin cambiar la expresión de mi rostro.

-No digas nada- le dije, y para sorpresa de él, en ese momento yo también baje mis manos para tomar sus nalgas, lo que lo sorprendió bastante –solo sigamos.

Y luego de decirle eso, volví a besarlo, y cualquier señal de nerviosismo que él tuviera en ese momento parecía haber desaparecido.

(POV Exveemon)

OK, debo ser sincero, nuca creí que ella reaccionaria de esa forma. Pero… al mismo tiempo era agradable. No quise arruinar el momento y simplemente continúe. Se sentían suaves y al pasar mis manos, sentía como el pelaje en esa zona empezaba a erizarse. No pude resistirlo más, y con mucho cuidado y suavidad, comencé a tocarla, haciéndola soltar un leve gemido y al escucharlo, me llenaba de alegría y me hacía seguir trabajando en esa zona.
Sentí que ella dejaba de tocarme en esa parte, y subía sus manos por mi espalda y empezaba a acariciarla otra vez, ante lo único que yo pude hacer devolverle esas caricias.
Después de unos minutos, deje de tocar su trasero y mis manos bajaron más, llegando hasta sus piernas. Al tocarlas, sentía lo fuertes y desarrolladas que estaban, pero a la vez, eran suaves y sensibles, porque al empezar a tocar esa parte, que Renamon empezaba a soltar unos hermosos gemidos que me animaban cada vez más a continuar, aunque jamás aumente la fuerza o velocidad de mis caricias. No quería incomodarla, pero también, quería que ella lo disfrutara.

-Exveemon… Exvee… ahh- decía entre gemidos, mientras ella aun acariciaba mi espalda, de una forma más lenta y suave, sintiéndolo más como un masaje.
-Rena… - trate de decir, pero al intentarlo no pude articular palabra alguna. Estaba muy excitado.

No sé cuánto tiempo duramos, pero no nos detuvimos ni un solo instante. Nuestras suaves caricias continuaban. Volvía a recorrer su cuerpo y ella hacia lo mismo con el mío. Con suavidad, pero también con intensidad, llenándonos de un calor increíble, cariño y amor que nadie más podría darnos.
No sé cómo describirlo pero… podría decir…… que me empezaba a sentir más unido a ella, y en el fondo estaba seguro que ella sentía lo mismo.

Pasaron varios minutos más, y poco a poco mis caricias empezaron a disminuir, hasta detenerme por completo, igual que las de ella. Al detenernos, note que ella estaba jadeando un poco, pero tenía una gran sonrisa de satisfacción en su rostro.

(POV de Renamon)

Sin duda Exveemon era increíble con las manos. Él me había hecho gemir sin necesitar de manosearme ni de tocarme con fuerza, sino que por el contrario siempre lo había hecho con mucha suavidad y cuidado. Era claro que el buscaba hacerme sentir bien, sin incomodarme o irrespetarme.
Además, en medio de todas esas caricias, y en medio de toda esa suavidad… sentía como todo el calor, el cariño y el amor de Exveemon me llenaran, y a la vez, yo lo llenaba a él con esos mismos sentimientos, transmitido en esas muestras de afecto. La verdad… es que me sentía, en cierta forma, aun mas conectada a él, y seguro el sentía lo mismo. Sin duda no me había equivocado al decidir estar con él esa noche.

Pasamos unos segundos sin acariciarnos ni tocarnos más. Simplemente nos mirábamos para después de unos pocos segundos darnos un dulce beso, que sentía que me devolvía la energía y me quemaba por dentro. Poco a poco nos separamos, y nos quedamos viendo con ternura.

-Esto fue magnifico- comento él, acariciando mis orejas suavemente, que debo confesar, me daba cosquillas, pero se sentía muy bien –eres maravillosa-
-Tú eres asombroso también- dije, acariciando una de sus mejillas –es la primera vez que besas y estas con una mujer ¿verdad? Porque lo has hecho como todo un experto-
-Gracias- tomando la mano con la que acariciaba su mejilla –Con tal de hacerte feliz y demostrarte mi amor…- quitando mi mano de su lugar y dándole un dulce beso –hare mi mejor esfuerzo-
-Eres todo un caballero- dije alagada por ese gesto –y yo también hare…- alejando mis manos de él para quitarme los guanteletes –mi mejor esfuerzo para mostrarte mi amor y hacer muy feliz y maravillosa…- lanzando los guanteletes al suelo –tú primera vez-

Cambie mi mirada y mi sonrisa, a una mucho más provocativa, y eso pareció sorprender un poco a Exveemon, ya que se sonrojo y no supo que decir, aunque yo no había terminado. Lleve mis manos a mi collar de pelo, y con suavidad, tanto para transmitirle Exveemon cierta sensación de excitación y agrado, como por mis propios nervios, comencé a mover el pelo y dejé expuestos mis senos.
Me sonroje mucho y pude notar Exveemon estaba igual que yo, y a los pocos segundos miro hacia otro lado, de un modo que yo solo pude relacionar con vergüenza, lo que me hizo sonreír por lo adorable que resultaba verlo así.

(POV de Exveemon)

No sabía qué hacer, no podía ver a Renamon ahora. Cuando ella dejo expuestos sus senos, me quede casi petrificado. Jamás había estado en una situación así, y aunque la primera vez que había venido a ese lugar ella me mostro sus pechos, yo en realidad no los había visto y estaba más concentrado en el rostro de tristeza y enojo que ella tenía en esa ocasión.
Ahora, ella estaba alegre y, dispuesta a entregarse completamente a mí, mostraba una parte del cuerpo de la mujer que era hermosa, y las hacia únicas. Pero esto mismo me hizo también sentir como un pervertido, y no supe que hacer, pero afortunadamente mi compañera se encargó de ayudarme.

-Tranquilízate- me dijo, tomando mi rostro y volteándolo para que la viera a los ojos – Imagino que esto es nuevo para ti, y que debes estar nervioso– tomando una de mis manos –pero no te preocupes. Esta es una parte muy sensible y especial de nosotras, las mujeres- llevando mi mano hasta su seno izquierdo, rozándolo y haciéndome sentir un escalofrío que recorría mi cuerpo –He igual que mi espalda o mis piernas… quisiera que tu acariciaras esta parte… y… me demuestres tú amor, tal y como has hecho hasta el momento.

Al decir esto, la vi sonrojarse mucho. Ella había dicho que quería entregarse como mujer, entregarme su cuerpo, y eso significaba que debía aceptar todo lo que ella me ofrecía. A voltear a verla, la vi de arriba abajo. Vi su hermoso cuerpo, y empecé a recordar todo lo que ella me había dicho y lo que había visto, el maltrato por el que ella había pasado, y… si bien no tenía marcas visibles, las marcas del maltrato estaban a ahí.
Ahora con más confianza, tome sus dos senos con suavidad, y comencé a acariciarlos. Renamon había pasado por tantas cosas y había sufrido tanto, debía ayudarle a olvidar todo ese maltrato por el que había pasado, dándole todo mi amor, y tratando ese hermoso cuerpo con el respeto y el cariño que tanto necesitaba.
Trataba de tratar esa parte con suavidad, y con cada caricia, Renamon dejaba escapar leves gemidos de placer, y esos gemidos, que eran hermosos a mis oídos, me hacían querer demostrar más cariño, acariciando sus pechos con un poco más intensidad, pero sin aumentar la fuerza de estas.

-ah… Ex… ah- apenas y podía decir ella, mientras seguía soltando gemidos placenteros.

A ella en verdad le gustaba que tocara esa parte, y debo decirlo, se sentía maravilloso.
Era como tener dos frutos en las manos, tan suaves y mullidos como una almohada. Los rodeaba suavemente con mis dedos, para luego tomarlos en mis manos otra vez, moviéndolos suavemente en círculos, tratando de conocer más esa hermosa parte de su cuerpo, sin lastimarla ni un solo momento, y más importante, para llenarla de placer. Mientras continuaba, me di cuenta que los pezones de Renamon empezaban a endurecerse.
Nuevamente me quede petrificado y sin saber qué hacer, pero Renamon, con una sonrisa y guiando mis manos a sus pezones, me dijo algo al oído.

-Ya he pasado por esto, así que solo te digo… déjate llevar por lo que sientes-

Nuevamente, ella me tranquilizaba. Lo único que yo sentía era el deseo de hacerla sentir querida y demostrarle todo mi cariño.
Aunque suene como un pervertido, la imagen de los senos de Renamon, y el rostro de ella lleno de placer me hizo querer desear darle más placer. Acerque mis labios a sus pezones y comencé a besarlos suavemente, haciendo que Renamon soltara gemidos más fuertes, que me animaban a seguir besando sus pezones, mientras seguía acariciando con ternura sus senos, sintiéndolos cada vez más suaves y grandes, haciéndome sentir cada vez más excitado.
Seguí así durante varios minutos, y en algún momento decidí detenerme. Al hacerlo, Renamon me miro, algo cansada, pero sonriente, mientras que yo le devolvía la sonrisa.
Aún no había terminado, y luego de darle un beso en la nariz y, dirigí mi rostro otra vez a sus pechos. Tomándome un poco de tiempo, me acerque a sus pezones y los rodee con mis labios, succionándolos con suavidad y lamiéndolos, sin dejar de acariciar sus senos. Entre los comentarios que Digitamamon hacía, decía que a las mujeres les encantaba que les chuparan y les sujetaran los senos, y aunque yo odiara todos sus estúpidos comentarios, en esa situación no puede evitar querer probar si era cierto.

(POV de Renamon)

Era simplemente maravilloso. Muchos hombres me habían tomado los senos y chupaban mis pezones, y siempre lo hacían como si fueran animales salvajes, sin tener ni siquiera una pizca de cuidado y causándome mucho dolor, lo cual era muy insoportable ya que esa era una zona muy sensible. Sin embargo, Exveemon los tomaba con cuidado y suavidad, y esa suavidad de sus manos era agradable y excitante, poniéndome cada vez más caliente, y la forma en la que saboreaba suavemente mis pezones, me ponía cada vez más loca. Lo hacía con tanto cuidado, suavidad y amor que me excitaba cada vez más, y de seguir así, no podría aguantar más.

-Ah… Ex… es… maravilloso- dije entre gemidos, mientras acariciaba su espalda con más intensidad, y sonriendo, sin contener el placer que me provocaba –Di… Dios… Exveemon… sigue por favor-

Mis palabras le llegaron, y aunque no puso más fuerza, siguió con su tarea. De todos modos, él no necesitaba utilizar más fuerza o hacerlo más rápido, ya que el ritmo que llevaba era perfecto.
Continúo por varios minutos más, y sentía como el calor aumentaba, sintiéndose casi sofocante. Sentía que no aguantaría más y… y llegaría a mi clímax. Hice un gran esfuerzo por contenerme pero no era fácil. La suavidad, la ternura y la pasión con la que él tomaba mis pechos y los saboreaba era simplemente maravillosa. Estaba aún más excitada que antes y no podía dejar de gemir de placer.

Pasaron tal vez cinco minutos, estaba a punto de estallar en placer. Sentía que mi cuerpo se sofocaba y no iba a poder aguantar más tiempo pero… antes de que sucediera, lentamente él se detuvo, asciendo que poco a poco mi cuerpo se calmara, y el calor que sentía disminuyeran. Pero sin embargo, Exveemon aún no había terminado.
Con mucho cuidado, empezó a besar la zona entre mis senos, y la suavidad con la que lo hacía, nuevamente me empezaba a volver loca.
Poco a poco, sentía como sus labios subían por mi cuerpo, sin dejar de hacerme sentir acalorada, y haciendo temblar mi cuerpo, llegando hasta mi cuello.

(POV de Exveemon)

En cuanto llegue a su cuello, pude sentir como el cuerpo de Renamon temblaba, e incluso sentía el latido de su corazón. Aunque no lo mostrara, estaba algo nervioso, pero el oír los gemidos de Renamon y verla tan cómoda me hacían continuar ya que era lo único que me importaba. Quería hacerla sentir querida, amada y darle el placer que sabía que los desgraciados que siempre venían nunca le habían dado.
Decidido a continuar, empecé a besar su cuello, aunque lo hacía con suavidad, aún seguía escuchando los gemidos de placer a mi amada zorrita. Mientras continuaba, y aunque sonara como un degenerado, el sabor de su cuello era delicioso, al punto de que, queriendo intentar algo nuevo, dejara de besarlo y abriera la boca, encajando con suavidad mis dientes en su cuello, casi mordiéndola con suavidad.

(POV de Renamon)

No me esperaba eso de parte de Exveemon pero… pero…… me… me encantaba. Esas suaves mordidas eran algo que jamás había experimentado, pero eran simplemente maravillosas y me enloquecían. Después de cada mordida, él siempre me besaba en la zona mordida, estando muy cerca nuevamente de llevarme al clímax, pero nuevamente, antes de llegar a ese momento, Exveemon aparto sus labios de mi cuello hacia los míos, sin previo aviso, besándome con suavidad, pero con pasión.
Sin lugar a dudas, Exveemon estaba logrando lo que muchos hombres no habían hecho, y que posiblemente nunca les importo, y eso fue llenarme de placer y cariño. Y ahora, me besaba nuevamente con cariño, bajando el ritmo que llevábamos hasta ahora, y era algo maravilloso.
La ternura de ese beso era increíble, pero después del placer que él me había transmitido al saborear mis senos y mi cuello, el que yo no hiciera algo para transmitirle ese mismo placer no era justo. Debía trasmitirle esas mismas sensaciones, y sabía muy bien cómo.
Poco a poco, y sin dejar de besarlo, comencé a introducir mi lengua en el interior de su boca, explorando y saboreando cada rincón, incluso sintiendo los filosos colmillos de dragón que tanto placer me habían transmitido en mi cuello.
El sentir mi lengua sorprendió a Exveemon, pero tal y como había sido durante esa noche, pudo dejarse llevar e introducir su lengua en mi boca, explorando cada rincón, haciéndome sentir las mismas sensaciones que yo le transmitía, y en un punto nuestras lenguas se unieron y parecían enfrascarse en un baile apasionado, a la vez nuestro labios se movían con suavidad, volvíamos a cerrar los ojos para disfrutar aún más, y nos abrazábamos.

No sé cuánto tiempo paso exactamente. Tal vez fueron diez minutos, tal vez media hora, pero la verdad es que no importaba tanto como lo que sentía cuando dejamos de besarnos y poco a poco separábamos nuestros labios.
Cuando lo hicimos, no sabíamos que decir o hacer, y solo nos quedamos mirando y sonriendo. Me sentía tan excitada, acalorada, pero sobretodo, me sentía feliz de estar con Exveemon, y en el rostro de mi amado veía que él sentía lo mismo que yo.
Llegue a creer que nuestra noche podría llegar a su fin, pero sentí algo que me decía que aún faltaba mucho para finalizar.
Sentía algo presionaba contra la parte baja de mi cuerpo, y el sentirlo me hizo sentir un poco nerviosa, y Exveemon parecía estar igual.
Era muy obvio que era lo que estaba sintiendo, pero… sentía que debía comprobarlo. Una de mis manos estaba apoyada en el hombro de Exveemon a la vez que mi vista se centraba en su rostro, mientras que mi otra mano comenzó a recorrer de arriba abajo, cada centímetro de su cuerpo, hasta llegar a su entre pierna. Sabía lo que encontraría, pero debo decirlo, en cuanto lo sentí, me dejo más que asustada, aunque pude disimularlo con tal de que Exveemon no se diera cuenta, aunque él se veía algo avergonzado, por lo que tuve que hacer algo al respecto.

-Descuida- le dije, acariciando su mejilla y regalándole una sonrisa –Creo que después de todo lo que hemos hecho es natural que esto suceda. Es la primera vez que esto te sucede ¿verdad?-
-Así es- me dijo, aun algo nervioso.
-Jmjmjm, pues me halaga que sea conmigo con quien te hayas puesto así- le dije, y luego me acerque hasta su oído para susurrarle algo –ya has probado mi cuerpo, pero aún no te lo he entregado todo. Para hacerlo, debo asegurarme de que estés listo, y te ayudare a estarlo. Solo relájate mi amor, y disfruta lo que hare- y termine dándole un beso en la mejilla.

Una vez que le dije eso, me aleje de él y lo voltee para que quedara boca arriba. En esa posición parecía estar más relajado. Pero sobre todo, ahora podía ver con claridad su miembro, que era más de lo que había sentido.
Desde que estoy encerrada muchos hombres han venido a violarme, y en todos ellos he visto distintos tipos de penes, y todos me daban nauseas. Pero… el de Exveemon… no era como nada que hubiera visto antes en mi vida. Era bastante grueso, casi como mí ante brazo y su longitud era poco menos que la longitud de mi antebrazo sin la mano. Sin embargo, eso no era lo que me llamaba la atención. Lo que lo hacía era el intenso color rojo como sangre que tenía, el que estuviera firme como una roca, y unas pequeñas espinas de piel que se formaban debajo de la cabeza y en la base. No era como nada que hubiera visto antes, y el solo verlo me ponía nerviosa. Pero Exveemon aún se veía avergonzado que viera esa parte de su cuerpo, y más en el estado de excitación que se encontraba. El pobre todavía no estaba acostumbrado a nada de eso, y verme nerviosa podría no hacerlo sentir mejor, por lo que decidí calmarme y continuar con lo mío, de modo que el también pudiera relajarse.
Ahora, era yo quien estaba recostada sobre él. Comencé dándole dulces besos en los labios, para luego dirigirme a su grueso cuello para besarlo y mordisquearlo del mismo modo en que él lo había hecho. Escuchar leves gemidos y gruñidos de su parte me indicaban que estaba haciendo un buen trabajo, y que la misma excitación que él me había producido ahora la estaba sintiendo. Seguí por unos minutos, y luego me dirigí a su pecho, saboreando con mis labios esos hermosos músculos de macho que la primera vez que los vi me habían fascinado, y aun ahora me traían como loca. Los acariciaba, los besaba, e incluso los lamia, con lentitud y suavidad, para agradecerle por todo lo que él había hecho, pero sobre todo, para que lo disfrutara.
Poco a poco empecé a descender hasta que finalmente llegue a su parte baja, donde estaba su enorme pene, que aún seguía firme. Lo mire durante unos segundos, aun indecisa si debía continuar. Por un lado, ser obligada siempre a tener un miembro en mi boca y a tragar el semen después de una erección era algo verdaderamente asqueroso. Había pasado por tantos dolores y maltratos practicando el sexo oral que no deseaba hacerlo. Pero… por otro lado, también sabía que hacer eso con el miembro de los hombres era algo que los excitaba mucho y los llevaba al límite, y aunque Exveemon no era como los idiotas que venían a verme, igual era un hombre, y tal vez hacer eso lo hiciera estar listo para lo que seguía. Después todo, dije que quería entregarle mi cuerpo, y que quería que su primera vez fuera algo especial. Y aunque sabía que él no me obligaría a nada, quería hacerlo por él para hacerlo sentir muy bien.

Respire hondo y espere unos segundos. En cuanto me sentí lista, sujete su pene y empecé a acercar mi rostro a él, haciéndome a la idea de que sería algo asqueroso. Saque mi lengua y le di una pequeña lamida a la cabeza, haciendo que Exveemon soltara un leve gemido. Sin embargo, en mi había tenido otra clase de efecto.
No sé si se debía a que todos los miembros eran diferentes, o al hecho de que estaba haciendo esto por voluntad propia, o simplemente porque se trataba de Exveemon. Pero lo único que puedo decir es que al lamer su pene el sabor que sentí era… era… delicioso, y el olor que despedía era embriagante, pero agradable. Esas dos cosas juntas me hicieron sentir deseos de seguir, y el ver en el rostro de Exveemon una mezcla de vergüenza y excitación me animó aún más, y me hicieron regalarle una sonrisa perversa y que empezara con mi trabajo.
Tome la base en mi mano con firmeza, para luego rodear la cabeza con mis labios, empezando a saborearla como si fuera un dulce, mientras que en el interior de mi boca, con mi lengua empezaba a lamer la ranura de donde salía el semen. Todo esto lo hacía con suavidad y lentitud, para excitar cada vez a Exveemon, y en verdad se notaba que lo estaba logrando. Sentí un leve temblor en sus caderas, sentí un leve gruñido venir de él y lo vi apretando los puños, haciendo un fuerte esfuerzo por contenerse. Lo estaba disfrutando, y eso me alegraba.

(POV de Exveemon)

Nunca creí que esto me podría pasar. Lo había visto muchas veces. El que una mujer chupara el miembro de un hombre, pero jamás creí que me pudiera pasar a mí, y es que en realidad, nunca desee que me pasara. Siempre había visto a las chicas humilladas por esto, además de ser algo que, según había oído de muchas chicas, era algo que odiaban y les daba asco. Era algo que nunca le hubiera pedido a Renamon hacer, pero ella lo estaba haciendo, y debo decir que ahora entendía porque muchos hombres les gustaba que las mujeres hicieran eso.
Sentía el mismo calor que había recorrido mi cuerpo mientras Renamon acariciaba mi espalda o mis brazos. Pero… esto era muchísimo más intenso. Mi cuerpo temblaba, aunque hacia lo posible por contenerme, apretando mis puños o cerrando la boca para no dejar escapar algún gruñido o gemido que reflejara el placer que me provocaba, pero cada vez era más difícil.

En un momento, Renamon se detuvo. Aparto sus labios y su lengua de la punta de mi miembro y me miro con una sonrisa, que no se si fue intencional o no, pero se veía muy infantil.

-Veo que haces un gran esfuerzo por controlarte- me dijo ella –es igual que cuando me besaste y acariciaste. Quieres hacerlo todo con calma y sin prisa-
-Renamon…- dije, aunque haciendo un esfuerzo por controlar la excitación que sentía en ese momento –No sigas con esto. No quiero que te humilles y hagas algo que no quieres-
-Eres muy lindo Exveemon. Pero ni me humillo ni hago algo que no quiero-
-Pero…-
-Es cierto que hacer este tipo de cosas me da asco. Pero ahora lo hago porque quiero que disfrutes de este momento, en el que das un paso muy importante en tu vida. Además…- frotando suavemente mi miembro –creo que empiezo a disfrutar esto-
-E… enserio?-
-Sé que sonare muy mal diciendo esto pero…- dejando de frotar mi pene, pero en su lugar dándole una suave lamida de arriba a abajo, sacándome un suave gemido que ya no pude contener –tu pene tiene un sabor exquisito, y un olor simplemente embriagante-
-Renamon…-
-Tú solo relájate querido, y disfrutemos de esto-

(POV de Renamon)

No podía creer que le hubiera dicho eso, pero no le había mentido en todo caso. De verdad, solo con él había disfrutado practicar el sexo oral, y me aseguraría de seguir dándole un buen trato a su “gran compañero” con tal de hacer que disfrutara ese momento, y llevarlo, por primera vez en su vida, al éxtasis.

Con mucha lentitud y suavidad, empecé a frotar su miembro, mientras que rodeaba la cabeza con mis labios, y la saboreaba como un caramelo, y casi el sabor de este era como un caramelo. Un deleite a mis papilas gustativas, que me hacían seguir devorando esa parte, sacándole a Exveemon gemidos cada vez más fuertes y gruñidos de un feroz dragón, que simplemente el escucharlos me encendían, y me animaban a continuar, aunque en ningún momento aumente la velocidad en lo que hacía para que no acabara demasiado rápido, y para que siguiera disfrutándolo.
Dure casi quince minutos con mi trabajo, pero el magnífico sabor de su miembro y lo mucho que disfrutaba seguir saboreándolo hacían que el tiempo no se sintiera pasar. Deje de saborear la cabeza del pene y aleje mis labios de ella, lo que por un momento le dio un respiro a mi querido dragón azul. La excitación y el placer que le había transmitido a Exveemon lo habían dejado agotado, pero con una leve sonrisa de placer en su rostro, una expresión que me dieron más deseos de seguir. Después de todo, con todo lo que lo había hecho disfrutar no me detendría ahora, jejeje, eso sí que no, apenas estaba calentando.

Volví a rodear la cabeza de su miembro con mis labios, saboreándola lentamente, haciendo que Exveemon nuevamente hiciera esfuerzos por no dejar escapar gemidos, que tal y como ya había sucedido, no pudo contener, y el escucharlos era como escucharlo decirme que por favor continuara. Luego, poco a poco, comencé a introducir su miembro en mi boca, saboreando cada centímetro con el suficiente cuidado como para excitar a Exveemon cada vez más, pero sobre todo, para no sentirme ahogada.
Finalmente había entrado por completo. Apreté con fuerza los labios sobre el pene y dentro de mi boca, empecé a lamer la punta de este con la punta de mi lengua. No era la primera vez que hacia esto pero… si era la primera vez que lo hacía por voluntad propia, y sobre todo, la primera vez que lo disfrutaba.
Seguí por unos diez minutos, que estaba segura que pare Exveemon habían sido eternos, pero satisfactorios. Me detuve por un momento, únicamente para cambiar un poco las cosas. Empecé a enrollar mi lengua alrededor del miembro y comencé a mover mi cabeza de adelante hacia atrás, haciendo que saliera y entrara, mientras que en el interior mi lengua se encargaba de saborear cada centímetro, siendo las espinas de piel las que transmitían un cierto escalofrió. Seguí así durante un tiempo que no puedo decir cuánto fue exactamente, pero si puedo decir que lo disfrute. Siempre manteniendo un ritmo lento y calmado para disfrutarlo, pero sobretodo, para que Exveemon lo disfrutara.

-Rena…… Re…- le escuchaba decir a mi amado entre gemidos, pero el placer que sentía era tanto que no le permitía articular palabra alguna.

Siguió pasando el tiempo, y yo estaba aún más excitada. Sentía leves temblores en mi cuerpo, en especial en mis caderas, y sentía por igual mi intimidad humedecerse cada vez más. Ya estaba lista para el siguiente paso, pero antes quería llevar a ese dragón hasta sus límites. Hacer que esa experiencia fuera maravillosa y prepararlo para lo que venía.

Seguí saboreando su miembro, ahora poniendo un poco más de velocidad, al mismo tiempo que mis manos comenzaban a recorrer sus fuertes piernas. Sentía como el calor de mi cuerpo y el de Exveemon se hacían más intensos, siendo casi sofocante, y llenándonos de un placer indescriptible. Sentía que pronto llegaría al clímax, y yo no me detendría hasta el final.

-Renamon… no voy a aguantar… yo- apenas y podía decir él, completamente invadido en placer y yo estaba lista para lo que seguía.

Seguí un poco más, saboreando y disfrutando del miembro de aquel magnifico dragón, sintiendo un gran placer. Pasaron cinco minutos más y… finalmente… sucedió.
Debo reconocer algo que no quise decirle a Exveemon en ese momento, pero de todos los hombres que habían venido a verme, él había sido quien más había podido aguantar, aunque al final no había podido contenerse. Dejando salir todo el placer que sentía, soltó un fuerte y hermoso rugido, mientras eyaculaba en el interior de mi boca. Lo que siempre me había producido tanto asco, ahora me provocaba un enorme placer. Mi boca se inundaba de la primera erección de mi querido dragón azul, y el sabor de su esperma no era como nada que hubiera probado. Era… simplemente delicioso. Tragaba con gran placer todo lo que mi amado me ofrecía hasta quedar totalmente satisfecha, sintiendo que me mi garganta ardía al tragarlo, y sintiendo en cierto modo que una parte de él había entrado en mí. Ahora sé que parezco una puta diciendo todo eso, pero era cierto, y al mismo tiempo sentía felicidad de que de alguna forma Exveemon me hubiera entregado algo que nunca le había dado a otra mujer, y eso me hacía sentir muy bien. Eso, y el ver al dragón azul cansado, pero con una marcada sonrisa en su rostro me decían que lo había disfrutado, y que para él significaba algo más que simple sexo. Algo más profundo.
El pobre estaba agotado y respiraba de forma acelerada, por lo que termine de limpiar lo que había quedado en mi boca y me acerque a él.

(POV de Exveemon)

Aun me sentía agotado, aunque rápidamente me iba recuperando, pero nada me iba a recuperar de lo que acababa de pasar. Jamás había hecho algo así pero… fue una sensación bastante agradable y una experiencia increíble. No podía creer que Renamon se hubiera esforzado tanto haciendo algo así, y todo para que yo lo disfrutara. No podía evitar sentir cierta culpa, así como cierta vergüenza, pero por suerte mi compañera se acercó a mí me hizo olvidar esas sensaciones.

-Renamon…- quise decir algo, aunque a decir verdad no sabía cómo describir lo que sentía, o si debía darle las gracias, pero ella me callo poniendo sus dedos en mi boca.
-No tienes que decirme nada- me dijo, regalándome una dulce sonrisa –Lo hice con mucho gusto. Pero sobre todo… para complacerte y hacerte sentir placer-
-Pues lo lograste- le dije, sonriendo de la misma forma.
-Y ahora…- acostándose a mi lado y abriendo mis piernas –es mi turno, para darte algo especial-

Ella no tenía que decirme más para que yo entendiera lo que deseaba que hiciera. No mentiré, tenía mis dudas y mis nervios ya que no había hecho algo así antes, y no quería irrespetarla, así como no quisiera irrespetar a ninguna mujer. Nuevamente tenía esos nervios que me frenaban, pero como siempre, Renamon me animaba a que continuara. Además, era una noche importante para ambos, y yo… no quería dejarla esperando. Deseaba trasmitirle todas esas magnificas sensaciones que ella me había transmitido, y así lo hice.
Le di un beso es los labios y desde ahí comencé a bajar, besando y acariciando con suavidad cada parte de su bello cuerpo, haciendo que ella gimiera levemente, y sintiendo el calor de su cuerpo incrementarse cada vez más. Finalmente llegue a su entre pierna, y con sus piernas abiertas puede ver su intimidad. Me sentía nervioso pero… dentro de mí sentía un intenso calor y el deseo de explorar esa parte, buscando darle el mismo placer que ella me había dado, y dándole el trato que ella merecía pero que nadie le había dado.
Me acerque poco a poco, y vi su entrada como si fuera una delicada flor, que estaba muy húmeda y despedía un delicioso aroma. Había visto a muchos hombres maltratar a muchas mujeres, pero había una ventaja de todo lo que había visto… y es que sabía qué hacer en ese momento.
Me acerque, y comencé a lamerla con mucha suavidad. Con cada lamida sentía que el cuerpo de Renamon comenzaba a temblar, y sus gemidos eran más fuertes y más placenteros, y mi lengua se impregnaba de sus jugos, que eran tan dulces y deliciosos como la miel. Seguí así por unos minutos, sin aumentar la velocidad ni un instante. Mientras continuaba, sentía que algo empezaba salir. Era su clítoris. Sabía que era una zona muy sensible en el cuerpo de una mujer, y no supe si debía seguir pero… el ver a mi amada tan excitada y tan contenta me hizo querer proseguir. Después de todo, ella se había esforzado demasiado para hacerme sentir bien y había puesto todo de su parte, así que yo no me podía quedar atrás.

(POV de Renamon)

Sentía calor en mi cuerpo aumentaba cada vez más, casi como si me quemara. Exveemon me había lamido con mucha suavidad y con cuidado que era simplemente indescriptible. Sin duda por mas excitado que este, este dragón siempre pensaba en tratarme con cuidado y transmitirme sus sentimientos con mucha ternura, antes que utilizar más fuerza o ser un brusco con tal de sentir placer él solo. Pero esas sencillas lamidas en ese lugar transmitían muchas sensaciones juntas. No podía dejar de gemir como una hembra en celo y mi cuerpo no dejaba de temblar suavemente. Me sentía cada vez más húmeda y muy seguramente Exveemon ya debería estar saboreando y disfrutando mis jugos tal y como yo lo había hecho con su semen.

-E… Ex… Exv…- quise tratar de decir, pero simplemente no podía, estaba demasiado excitada.

Lleve mis manos a mis senos y comencé a apretarlos, tratando de calmar mi excitación pero no era suficiente. Si esto continuaba...... y todo empeoro cuando Exveemon empezó a lamer con suavidad mi clítoris, invadiendo mi cuerpo de aun más placer.
Exveemon era un chico maravillo, que respetaba mucho a las mujeres y aun en una situación así, controlaba sus impulsos y me trataba con cariño y respeto, el cual en ese momento veía reflejado en sus suaves y dulces lamidas en mi parte intima. Pero… muy seguramente él no se daba cuenta de que ese mismo cuidado y suavidad eran increíblemente excitantes, y me volvían cada vez más loca. Si él seguía así yo… simplemente no podría contenerme.

(POV de Exveemon)

Podía sentir el placer que Renamon experimentaba en ese momento por sus gemidos y el calor de su cuerpo. Un calor sofocante, pero maravilloso, que parecía llegar hasta lo más profundo de mí, haciéndome sentir un placer indescriptible.
Deseaba complacerla más. Darle el trato que ella se merecía y hacer esa tan especial como lo era para mí. Pero si continuaba… tal vez acabaría más pronto de lo que quería, y no quería arruinar esa noche tan especial así. Suavemente me detuve, y dirigí mis manos hasta sus piernas, acariciándolas y besando la cara interior de estas, dándole un pequeño respiro a Renamon.

No sé cuánto dure, pero mientras besaba las piernas de mi amada zorrita, la sentía mucho más tranquila y respirando a un ritmo normal. Pero sus gemidos, el calor que aun emanaba y su vagina aún muy húmeda me indicaban que ella aún estaba demasiado excitada.

-Ex… Exvee…- decía entre gemidos, mientras apretaba suavemente sus senos y jugaba con ellos.

El verla así me empezaba a excitar también, y simplemente no pude contenerme. Deseaba continuar.
Comencé a recorrer lentamente sus piernas, con suaves besos que parecían excitarla aún más, y así seguí hasta llegar a su entrepierna. Nuevamente ese magnífico olor me embriagaba y sentí el deseo de volver a probar esa zona y transmitirle a mi amada un gran placer.
Esta vez no quise simplemente lamer. Quería… trasmitirle aún más a esa parte, por lo que acerca y rostro un poco más, y rodee esa zona con mis labios, succionando y saboreando aún más, probando cada vez más de su dulce néctar, sin dejar de acariciar sus piernas. Parecía… parecía más como si estuviera besando su intimidad, y tal vez era eso, un beso que le transmitía todo lo que sentía, pero una zona muy sensible y especial, que la harían experimentar de un modo único, que esperaba que la hiciera sentir bien. Seguí así por algunos minutos más, besando y saboreando su suave vagina, todavía más húmeda y más caliente. La sensación que me trasmitía hacer eso era simplemente increíble. Y si así me sentía yo ¿Cómo se estaría sintiendo Renamon?

(POV de Renamon)

Era curioso. Muchos hombres metían sus dedos o sus lenguas en mi vagina con mucha fuerza y sin ningún cuidado o consideración, y aunque me corriera, no me excitaba. Era simplemente una mala experiencia.
Pero este chico… ¡Dios! Aún estaba sorprendida y maravillada que toda su suavidad y dulzura me llenaran de tanta alegría y placer.
Parecía que besara mi vagina, mientras me acariciaba las piernas. Sentía sus labios sobre los de mi intimidad, probando cada centímetro y saboreando cada gota de mis jugos, aún más que antes. Llegue a sentir su lengua recorrer mi exterior has llegar a mi clítoris, que lamia con suavidad.
Era maravilloso que él aún me tratara con tanto cuidado y respeto, pero que al mismo tiempo me hacía disfrutar de esa experiencia.
Yo no podía decir nada, simplemente gemía como una loca por la excitación. Apretaba mis senos, que por cierto, sentía aún más grandes de lo que eran, para tratar de calmarme, pero no podía ni quería. La excitación de estar con él era hermosa y quería seguir sintiéndola, así como seguir sintiendo su cariño y su amor.
Pasaron tal vez cinco minutos, y yo hacia mi mejor esfuerzo por aguantar. Y entonces… sentí que estaba haciendo algo más y… finalmente… llegaría a mis límites también.

(POV de Exveemon)

Seguía llenando de placer a mi amada, y sentía también que ella no podría aguantar por mucho tiempo. Al igual que como me había sucedido a mí, ella hacia su mejor esfuerzo por resistir, pero pronto llegaría a sus límites. Así que, sabiendo eso, decidí hacer que su experiencia fuera lo más agradable y placentera hasta el final.
Con cuidado, comencé a separar los labios de su vagina, y empecé explorar su interior con mi lengua, siendo lo más suave y cuidadoso posible, pero sin dejar ningún rincón sin explorar. Quería conocer aún más la intimidad de Renamon, algo completamente nuevo para mí. Su interior era suave como su piel, pero jugoso y… delicioso, era como un manjar que simplemente no podía dejar de probar. Y mientras hacia mi tarea dentro, mis labios aun besaban y saboreaban el exterior, incluyendo su clítoris. Sentía como mis labios se inundaban del delicioso sabor de sus jugos y su maravilloso olor me invadía. Todo eso me impulsaba a que yo continuara dándole placer a Renamon. Sentía el leve movimiento en sus caderas y el temblor en sus piernas, que me decían que muy pronto terminara y… quería que fuera especial.

(POV de Renamon)

Ya no podía aguantar más. Esforzarme ya era inútil. El placer que sentía había llegado al límite, mi cuerpo empezaba a temblar cada vez más, el calor que me invadía era demasiado y mis gemidos eran ya demasiado fuertes. No, no había manera en que pudiera contenerme más… yo… había llegado a mi límite.

-Exveemon… yo… yo- decía entre gemidos, mientras él seguía saboreando con suavidad y ternura mi vagina, llenándome de tanto cariño y placer.

Un minuto. Un minuto fue lo único que paso desde que dije eso. Y después de eso… llegue... al clímax.
Sentía mi cuerpo menos tenso, ya más relajado y sin temblar, el calor disminuyendo poco a poco, así como la liberación de mis fluidos vaginales en el rostro de mi querido Exveemon, a la vez que daba un fuerte aullido de placer, digno de una digimon zorra como yo. Me sentí fatigada, pero increíblemente feliz, como no lo había estado hacia mucho.
Había sido… simplemente maravilloso. Y… ahora estaba lista también… para la parte más importante.

(POV de Exveemon)

Sentía que el cuerpo de Renamon estaba relajado. Escuchaba su respiración agitada y sentía como su vagina liberaba más de ese delicioso néctar, y como entraba a mi boca y quemaba mi garganta. Sé que podría sonar como un pervertido diciendo esto, pero ese jugo era lo más delicioso que hubiera probado en toda mi vida. Era dulce y tibio, y un banquete que solo ella podría ofrecer. Seguí lamiendo gentilmente su intimidad, saboreando todo lo que podía hasta que me sentí satisfecho. Me pregunto ¿ella se habrá sentido así cuando hizo lo mismo con mis fluidos? Y por lo que ella misma me había dicho, la respuesta era sí.

Poco a poco me aleje de su entrepierna al mismo tiempo que ella cerraba las piernas. Me puse de pie frente a ella, y me di cuenta que mi miembro estaba otra vez firme. Nuevamente me puse algo nervioso pero… el ver a Renamon tan contenta me hizo olvidarme de eso.
Su sonrisa era distinta a las demás. Era… era… era como una sonrisa mucho más iluminada. Era como si siempre hubiera estado feliz y que su alegría siempre estaría presente y no se preocupaba por lo que pudiera pasar. Era una sonrisa… que hacía mucho no veía. La felicidad que ella había alcanzado esa noche debió haber sido suficiente como para que llegara a sonreír de ese modo, olvidando todo lo malo y… simplemente siendo feliz. Verla así me recordó los días en los que ella siempre sonreía y estaba contenta… mientras… mientras nos cuidaba. Ese momento no podía decirle lo que sentía porque yo era un pequeño DemiVeemon pero, ahora ella lo sabía, y se lo había demostrado. Ella había sido en mi infancia una fuerza que me mantuvo en pie y me ayudo a continuar cuando parecía que no podría seguir. Ahora, yo quería ser su fuerza y quería apoyarla, estar con ella y… amarla. Hasta ahora lo había hecho bien, y ahora llegaba el final. Algo que nunca creí que haría, pero que esa noche haría… con la única mujer en toda mi vida… que he amado.
Aún estaba nervioso pero… ya estaba listo para lo que seguía.

(POV de Renamon)

La felicidad, el placer y la calma que sentía en ese momento no eran nada que hubiera experimentado. No me sentía como un simple objeto que alguien usaba para satisfacerse y luego desechaba. Me sentía… como una verdadera mujer, que era amada y respetada. Tal era mi felicidad que en ese momento no pensaba en ninguna cosa mala, como en el hecho de estar encerrada. No, en mi mente en esos momentos solo había buenos recuerdos. Cada uno de los momentos que había pasado junto a mi querida Flamedramon, los momentos de diversión, descanso y felicidad con mi madre, la alegría que compartí junto a mis pequeños, al pequeño DemiVeemon que, al igual que Exveemon ahora, le había traído alegría a mi vida y me había dado fuerzas. Pero sobre todo, pensaba en cada maravilloso momento que había pasado con Exveemon desde el día que lo conocí. Su caricias, sus abrazos, sus palabras, todo de él me había dado aún más fuerza y alegría de la que había tenido, y esos recuerdos se unían en mi mente haciéndome sonreír, también pensaba en cada hermoso momento de esa noche, y como él había sido un verdadero caballero, tratándome con respeto y cariño, pero sin dejar de transmitirme placer con sus besos, caricias, y hasta mordidas.
Esta noche había sido preciosa, y estaba a punto de llegar a su fin. Solo me quedaba algo más que entregarle, para lo que lo había estado preparando.

Volví a abrir mis piernas y lleve una de mis manos a mi entre pierna para abrir los labios de mi vagina. El mensaje era muy claro y Exveemon lo entendió pero… todavía se veía algo inseguro, pero al final fue capaz de hacerlo. Se acercó a mí y acerco su miembro, sujetándolo para que entrara en el lugar correcto. Cuando lo hizo, fue una sensación muy extraña la que experimente al sentirlo, y por el rostro de Exveemon, él estaba pasando por lo mismo.
No sé muy bien como describirlo. Sentí como un escalofrió que recorría todo mi cuerpo, pero rápidamente ese escalofrío desapareció y fue remplazado por una calidez maravilla, diferente al calor que hasta ese momento habíamos sentido. Me sentía llena de paz, alegría, placer, tantas sensaciones buenas al mismo que no venían tanto del contacto de nuestras partes íntimas. Más bien, por el hecho de que estábamos por dar nuestro último pasó en nuestra entrega mutua de cuerpo, alma y corazón. Esa noche… nos estábamos volviendo uno solo.

Con lentitud y suavidad, Exveemon comenzó a introducir su miembro en mi interior. Se sentía enorme y apenas estaba cabiendo, y no podía evitar gemir un poco por el leve dolor que me provocaba, y al escucharme Exveemon se detenía.

-¿Renamon estas bien?- me pregunto un poco preocupado.
-Lo estoy, no te preocupes- le respondí -solo fue un poco de dolor, pero es normal-

Así, a paso lento, él siguió entrando en mí, y mientras más entraba, parecía que mi cuerpo se adaptaba al tamaño y le permitía pasar, además de que las espinas que tenía me provocaban una sensación de hormigueo muy agradable, y que hacían que me humedeciera, haciendo más fácil la entrada. Sé que pueden pensar mal de mí si digo esto pero… parecía que Exveemon estaba diseñado para esto jejeje.

Tardo un poco más, pero al final había entrado completamente. El sentirlo era… no era igual que con los que venían normalmente. Era algo diferente. Era… como si él entrara más allá de mi cuerpo, entrando a mi alma y a mi corazón. Me sentía… unida. Era la unión perfecta, lo que verdaderamente significa el sexo. Unirte en cuerpo y alma con la persona que amas. Eso era lo que experimentaba en ese momento.
Incluso puedo decir que me sentía en el cielo, llena de alegría y de un calor agradable. La sensación de ser finalmente tratada como una mujer.
No dejaba de sonreír de un modo que no creí que fuera posible, sin pensar en nada y solo estando feliz. Veía a Exveemon y en su rostro veía que él experimentaba lo mismo. La unión conmigo y la unión de todos nuestros sentimientos. Y al igual que yo, él tampoco dejaba de sonreír.

-Renamon…- dijo sonriendo, en un tono de voz muy dulce -¿estas lista?-
-Si querido- le respondí, sonriendo del mismo modo –lo estoy-
Ya no teníamos que decir nada más, y solo continuamos.
Suavemente el comenzó a recostarse sobre mí, mientras que yo rodeaba su cintura con mis piernas. Cuando lo sentí encima, sentía mucho más calor y mucho más sentimientos que cuando habíamos empezado. Sin decir nada, ambos nos abrazamos, y nos quedamos viendo por un momento. Otra vez nos habíamos quedado perdidos en los ojos del otro, sintiendo como llegaban los sentimientos del otro, y llenándonos de una gran felicidad.
No dejábamos de vernos, pero después de un rato… él comenzó a embestirme. Aunque más que embestidas se sentían como caricias en mi interior. Movía sus caderas, a un ritmo suave pero excitante. Sentía su miembro entrando y saliendo suavemente de mi interior. Sentía como las espinas me frotaban con suavidad, sintiéndose como cosquillas, pero que al mismo tiempo transmitían un gran placer, mientras que las de la base acariciaban mi entrada, haciendo que me sintiera todavía más acalorada. Mientras, Exveemon acariciaba mi espalda con mucho cariño, y besaba mi cuello con ternura, pero al mismo tiempo me provocaba placer.
Yo no podía evitar dejar escapar gemidos de placer, repitiendo su nombre, acariciando su espalda. Exveemon jamás aumento su ritmo o su fuerza al penetrarme o besarme, pero igualmente… me excitaba, y me alegraba cada vez más.

(POV de Exveemon)

Ahora ya no tenía ningún nervio o algo que me detuviera, como si había tenido durante toda esa noche. Ahora… me sentía completamente alegre y solo quería darle a mi querida Renamon un gran final. Seguía besando su cuello y ocasionalmente la mordía con suavidad, escuchando sus maravillosos gemidos de placer, que eran música para mí. Seguía abrazándola, y después acariciaba su espalda, de arriba hacia abajo con suavidad, queriendo transmitirle aún más placer sin lastimarla o incomodarla. Y seguía entrando en ella, con suavidad. Había dado finalmente ese paso en mi vida y ahora estaba con la digimon a la que siempre ame, entregándome completamente y uniéndome a ella en cuerpo y alma.
Continuamos por varios minutos que se sintieron eternos, envueltos por el calor de nuestros cuerpos y la excitación, así como nuestro amor. Deje de embestirla y de besar su cuello, lo que la confundió un poco.

-Exveemon…- me dijo, pero yo no la deje terminar. Solo tome su rostro y la mire fijamente.

(POV de Renamon)

La mirada que él me lanzaba era mucho más intensa que cualquier otra. Estaba llena de demasiado amor hacia mí, y nuevamente me mostraba que no había podido enamorarme de alguien mejor. Él era… mi príncipe, mi caballero.
Antes que pudiera hacer algo, él se acercó despacio y me beso, de un modo tan dulce, tierno y excitante como solo él podía hacerlo. Nuevamente me embestía con suavidad y me acariciaba con cuidado y amor. Yo le devolvía cada caricia con esa misa suavidad, cada beso tenía la misma pasión, y mis caderas se movían al compás de las suyas, siendo su miembro aún más dentro de mí.

¿Cuánto habrá pasado? ¿Una hora? ¿O más? No lo sé. Pero ese tiempo fue… mágico. La pasión, el placer, el cariño y el amor en todo ese momento se habían mantenido y cada vez se hacían más intensos. Las embestidas de mi dragón aumentaron un poco su velocidad. Nuestras caricias eran más intensas y nuestros besos aún más apasionados. Seguimos así, sintiendo aún más alegría y placer del que podríamos soportar. Nuestros cuerpos temblaban y se movían más rápido, en especial nuestras caderas, haciendo la penetración un poco más fuerte. El calor a nuestro alrededor era mayor y sentíamos nuestra respiración acelerada y nuestro corazón latiendo sin control. Nos sentíamos demasiado excitados y… sentíamos… que llegaríamos al final… juntos.
Exveemon pudo controlar el movimiento de su cuerpo, ahora sintiéndose más calmado y haciendo sus penetraciones más suaves y maravillosas. Separamos nuestros labios para respirar, pero ni siquiera eso calmaba nuestra excitación y nuestro calor. Seguíamos disfrutando de ese momento mientras nos mirábamos fijamente.

-Exveemon… yo…- dije, pero él me detuvo dándome un suave beso.
-Lo se…-me dijo –me siento igual-
-Exveemon… terminemos… juntos-

Fue lo último que pude decir. Nuevamente el calor y el placer, junto con todos nuestros sentimientos se apoderaban de nosotros. Exveemon y yo nos abrazamos con fuerza. Sentía que nuestros cuerpos perdían el control, haciendo que mi amado me penetrara más fuerte y rápido, y mis caderas se movían con la misma fuerza y velocidad. Ambos apoyamos nuestras frentes la una contra la otra y cerramos nuestros ojos, disfrutando aún más de ese momento. Pasaron tal vez diez minutos, y sentía toda la fuerza y la ternura de mi hermoso dragón azul sobre mí, y él sentía mi cariño al abrazarlo. El calor y el placer aumentaban cada vez más y más, así como nuestra alegría.
En el último momento… nos volvimos a ver fijamente mientras sonreíamos.

-¡ahah, Ex… Exveemon!- era todo lo que podía decir entre mis gemidos.
-Re… rena- dijo él, tan excitado como yo.

Fue en el último momento… cuando nuestros cuerpos no lo soportaron más y… finalmente… llegamos al clímax.
Yo solté un gemido de placer aún más fuerte que cualquier otro, él soltó un rugido de dragón que revelaba el placer que había experimentado. Nuestros cuerpos comenzaron a relajarse y el calor que sentíamos disminuía. Sentía como Exveemon me llenaba con su semen, y como yo lo inundaba a él con mi néctar. Ambos respirábamos de forma agitada, pero no dejábamos de sonreír ni un solo instante. Exveemon se había entregado a mí. Había sido su primera vez y, de algún modo, sentía este momento como mi primera vez también. Me sentía simplemente feliz. Esto había sido más que simple sexo. Había sido una entrega de cariño en su máxima expresión. Había… había hecho el amor con él y… había sido… lo más hermoso que había experimentado en toda mi vida.

(POV de Exveemon)

Me sentía muy cansado, como nunca lo había estado antes. Pero al mismo tiempo… me sentía muy feliz. Me sentía feliz por haber podido darle tanta felicidad a esa zorrita que siempre había tenido mi corazón, así como de hacerle olvidar todo lo que le había pasado y entregarle mi amor y todo mi cariño, en esa noche. En verdad… había hecho el amor con ella… con la Renamon que me cuido y me protegió cuando era pequeño, que me enseño tantas cosas y me había dado la fuerza para continuar. Ese había… sido el mejor momento de mi vida, pero sobre todo… esperaba que hubiera sido igual para ella.

Nos quedamos en esa posición un poco más. Ella respiraba cansada, pero su hermosa sonrisa seguía ahí. Sentía su cuerpo más relajado y como su intimidad se humedecía y mojaba mi miembro. Ella me abrazaba y no me decía nada mas aunque… tampoco lo necesitaba, con su rostro me decía lo feliz que estaba, y que sentía lo mismo que yo.
También sentí mi cuerpo más relajado, y mi miembro empezó a regresar a su tamaño normal, saliendo del cuerpo de Renamon y dejando salir todo lo que había dejado. Le había dado todo lo que tenía. Después de un rato, cambie de posición. Me recosté en la cama y coloque a Renamon encima mío, para que así no se sintiera presionada.
Así, pasaron varios minutos mientras nos recuperábamos. Me sentía feliz del paso que había dado esa noche y con quien había dado ese paso. Estaba simplemente feliz, y… había una sola cosa que deseaba hacer en ese momento. Deseaba… decirle que ella y yo ya nos conocíamos. Que ella me había salvado la vida y que siempre la había amado. El primer día que la conocí sabía que era ella pero… no había sido capaz de decírselo porque tal vez no lo hubiera comprendido en ese momento. O aun peor, me terminara odiando. Quería volver a acercarme a ella y ganar su confianza, como ella había ganado la mía hacia tanto tiempo. Había funcionado porque habíamos vuelto a ser amigos, y mis sentimientos por ella aún seguían tan fuertes como siempre pero… jamás hubiera creído que ella se acabaría enamorando de mí, ni mucho menos que estaría con ella como en esta noche. Pero estaba feliz de que las cosas hubieran sucedido así, y estaba decidió a decirle todo.

(POV de Renamon)

Aun me sentía demasiado exhausta. Pero igual seguía contentan, y en esa nueva posición me sentía bastante cómoda. Ahora que no hacía nada, podía disfrutar de lo cómodo que se sentía el cuerpo de Exveemon, muchísimo más que el duro colchón de esa cama.
No había podido decirle nada, pero sentía que tampoco hacía falta, así como no hacía falta que él me dijera nada más. Creo que ambos percibíamos lo feliz que estaba el otro y lo que sentíamos, y eso… en verdad me llenaba de felicidad.
Pasaron unos cuantos minutos y ya me sentía más recuperada, acomode mis manos y mi cabeza en su pecho, escuchando atentamente los latidos de su corazón que me transmitían una gran calma.

-Exveemon…- dije suavemente, cerrando mis ojos –Gracias. Gracias por todo; y… gracias por esta hermosa noche.

Paso algún tiempo en el que él no me dijo nada, y solo acariciaba gentilmente mi cabeza.

-no Renamon- dijo él –soy yo quien te agradece… por todo lo que has hecho por mí-

Abrí los ojos y lo mire un poco confundida por esas palabras, aunque él simplemente me sonreía.

-Renamon…- Continuo -¿Recuerdas lo que dije esta noche?-

Hice memoria, tratando de recordar que era lo que me había dicho en especial esa noche. Tarde solo un poco, pero me di cuenta de que hablaba.

-Si- le dije -me habías dicho… que yo te había ayudado, haciéndote sentir algo que, a pesar de haber visto y acompañado a muchas chicas… jamás habías sentido. Y eso ha hecho que siguieras viniendo a animarnos. Que te había dado fuerza y… que había entrado en tu corazón-

Cuando lo dije, el empezó a reír levemente, aunque no sabía porque lo hacía, no pude evitar contagiarme de esa risa.

-Renamon…- volvió a hablar, y por su tono de voz, parecía que me quería decir algo importante –Hay… algo que debo decirte. Quise decírtelo mucho antes pero…- mirando hacia otro lado, sin dejar de sonreír –Creí… que tal vez no lo entenderías, o no me creerías-

Ahora estaba aún más confundida. ¿Qué podría decirme? No podía pensar en algo que él no me hubiera dicho antes. Pero… lo conocía, y sabía que él siempre había sido sincero y abierto conmigo, así que no estaba preocupada por lo que me pudiera decir. Pero para ser honesta, no estaba preparada para lo que me iba a decir, ni para lo que iba a hacer.
Con cuidado me cambio de posición otra vez, ahora colocándome a su lado boca arriba. Se acercó a mí y apoyo suavemente sus manos en mi vientre, y su rostro también. Se sentía muy agradable, pero estaba algo confundida porque ese gesto… se me hizo muy familiar. Tan familiar que no pude evitar colocar suavemente mis manos sobre su cabeza. La sensación de haber vivido algo similar antes eran aún más fuertes y… lo que dijo después… fue lo que sorprendió todavía más.

-Te quiero mucho… Mamá Rena- me dijo, con una amplia sonrisa en su rostro y un tono de voz muy suave, casi escuchándose más joven de lo que era.

Era extraño, pero lo que había dicho… sonaba como algo que diría un niño. Y el tenerlo en esa posición en mi vientre… era como tener un niño pequeño; uno de “mis pequeños”. Pero… fue cuando dijo es esa frase, cuando escuche esa única y sencilla frase… quede casi en shock.
¿Mamá Rena? Me había impresionado y… en cierta forma alegrado porque esas palabras despertaron muchos recuerdos en mi mente, igual que tener a Exveemon en esa posición.
Aunque mi madre dedico mucho tiempo a entrenarme para usar mis poderes espirituales, también me dedicaba mucho tiempo para divertirnos, enseñarme cosas distintas, hablar o simplemente estar conmigo. Había sido una madre cariñosa, y cuando yo comencé a cuidar a los pequeños digimons que llegaron a mi vida yo también trate de ser una madre para ellos igual de cariñosa como lo fue la mía. Los acogía en mi casa, los alimentaba, les enseñaba muchas cosas que mi madre me había enseñado y que yo pensaba que eran importantes, como mantenerse fuertes y no desistir, además de jugar con ellos. En ese tiempo… esos pequeños eran mis hijos, y ellos me veían como una madre, al punto de que siempre me llamaban “Mamá Rena” y se apoyaban en mi vientre diciéndome esa misma frase, “Te quiero mucho Mamá Rena”, mientras yo ponía mis manos sobre sus cabezas y les decía “Yo también los quiero mis preciosos ángeles”.

Ahora tenía una mezcla de emociones en mi interior. Sentía cierta tristeza en recordar a mis pequeños, aunque tal vez ellos ya no me recordaban. Pero a la vez, me sentía enternecida de ver a Exveemon en esa posición. Me recordaba tanto a uno de mis niños más importantes, a DemiVeemon, y me conmovía tanto que no podía evitar que algunas lágrimas se me escapaban mientras aun sonreía y… recordando mi pasado, y en esa posición… deje escapar una frase.

-Yo también te quiero… mi precioso ángel- dije, en un tono maternal que no creí volver a escucharme, como si le hablara a uno de mis niños.

Todo estuvo en silencio durante algunos segundos, y ninguno de los dos se había movido de su posición, hasta que mi querido dragón decidió romper el silencio.

-jmjmj, no lo has olvidado- dijo, ahora moviéndose para quedar frente a mí, con una sonrisa muy tierna –a pesar todo este tiempo… no nos olvidaste ¿verdad?-

Otra vez me había quedado sorprendida. Me había dicho que no lo había olvidado. Eso significaba que… no podía ser, tenía que ser una coincidencia, aunque algo dentro de mí me decía que era lo que pensaba y mi emoción comenzaba a aumentar. Tenía que asegurarme que era él.

-Exveemon…- dije, tratando de sonar más calmada –tú eres…-
-Así es- me dijo sin dejar sonreír –yo fui uno de tus pequeños, en esa casa en una colina. Yo era… DemiVeemon-

Y cuando lo escuche decir eso, no sabía que decir o hacer, pero él se encargó de hacerlo por mí. Me acerco a él y me dio un fuerte abrazo. Tarde en reaccionar, pero cuando por fin lo hice, le devolví el abrazo y deje que toda mi emoción escapara en forma de lágrimas.
Nos quedamos unidos en ese cálido abrazo, mientras recordaba a DemiVeemon, el primer pequeño que llego a mi vida y la cambio por completo. El más lindo, tierno, atento y amable digimon pequeño que había tenido, a quien más había querido y a quien me fue más difícil ver partir. Después de tanto tiempo… ¿había vuelto a mi vida? ¿Exveemon realmente había sido él?
Rompimos el abrazo, pero no nos alejamos el uno del otro y nos mirábamos fijamente. Ninguno de los dos dejaba de sonreír y algunas lágrimas aún se me escapaban, pero Exveemon me las limpiaba.

-En verdad… ¿eres tú?- pregunte, aunque sentía en mi corazón que sí lo era.
-Así es- me respondió, y como si leyera mi mente, parecía dispuesto a explicármelo todo –Sé que debes tener muchas preguntas, así que permíteme explicarme. Hace más de año y medio, yo era solo un pequeño, un DemiVeemon que vivía con su hermana. Pero un día me termine separando de ella y caí a un rio. Apenas había podido salir del agua pero estaba muy débil y creí que no resistiría. Pero entonces… alguien llego y me ayudo. Me tomo en sus brazos y me llevo hasta su casa, en una colina. Curo mis heridas y me cuido. Esa… eras tú-

Mientras lo escuchaba, recordaba ese día perfectamente, y lo que él decía coincidía con mis recuerdos. Lo había encontrado mojado y muy mal y lo había llevado a mi casa para cuidarlo, y desde ese momento cambio mi vida.

-Ese día todo cambio para mí- dijo, aun mirándome –y… aunque yo aún estaba triste por no saber cómo estaba mi hermana o donde estaba, tú siempre estuviste conmigo. Me protegiste y me cuidaste. Siempre nos divertíamos y yo iba mejorando cada día más, y cada día me sentía con más fuerza, y todo fue gracias a ti. Te… convertiste en mi madre, y estuvimos juntos mucho tiempo-

Él seguía hablando, y yo seguía recordando el tiempo que pase con DemiVeemon y ya no tenía dudas que se trataba de él.

-Pasó el tiempo- continuo –y nos hicimos más unidos. Y pronto se nos unieron más digimons. En cierta forma eran tus hijos, y en cierta forma eran mis hermanos. A todos nos cuidaste y protegiste y… por eso te doy las gracias. Pero… hubo algo que no fui capaz de decirte, y es que… me había enamorado de ti. Era un niño apenas, y no estaba seguro si debía decírtelo. Tú eras mucho mayor que yo en ese momento y… creí que no me aceptarías y que solo me verías como tu hijo, aunque yo jamás deje de intentar demostrarte lo que sentía-

Cuando dijo eso, recordé que DemiVeemon siempre me ayudaba cuando lo necesitaba, e incluso estaba atento si algo me llegaba a pasar. Como en una ocasión en ese tiempo que me dio fiebre y no podía cuidarlos, él me ayudo hasta que me puse mejor. Él siempre había sido dulce, gentil y amable pero… jamás creí que esas en realidad pudieran ser muestras de amor.

-Paso el tiempo y yo seguí siendo feliz- continuo –pero inevitablemente tendría que crecer y… tendría que abandonar el nido. Cuando fui lo suficiente mente fuerte y digievolucione en Veemon sabía que ya era lo suficientemente grande como para salir al mundo. Ya no podías seguir siendo la madre que siempre me cuidaba porque ya no era tan pequeño, aunque para mí, siempre serias una madre. No quise irme, pero sentía que debía buscar a mi hermana. ¿Recuerdas nuestro último día?-

Lo recordaba bien. Ese día, todos jugábamos, y uno de los pequeños, Tokomon, que era mi segundo pequeño, se había caído al rio. Yo estaba muy lejos como para hacer algo, pero DemiVeemon sin pensarlo, se lanzó al agua para salvarlo además de que era su mejor amigo. Y sin rendirse y siguiendo adelante a pesar de la fuerte corriente y que él aun no sabía nadar muy bien, salvo a ese pequeño y juntos terminaron digievolucionando en Veemon y Patamon.
No podía sentirme más orgullosa de ambos, en especial por Veemon, por el gran valor que había mostrado al tratar de salvar a su amigo. Pero… lamentablemente también significaba que ya no podían quedarse más y que debían irse y seguir su propio camino. Me fue muy duro verlos partir, en especial a Veemon porque… de no ser por él, yo aún seguiría sola. Y para ellos también fue difícil, pero en el fondo sabíamos que era lo mejor.
Antes de que se marchara nos abrazamos y lloramos un poco por tener que despedirnos. Él me dijo “Siempre te querré… Mamá Rena”, y lo he había dicho “Yo también mi precioso ángel, nunca te olvidare”.

-Fue uno de los momentos más tristes de mi vida- dijo Exveemon –y… ni siquiera en ese momento fui capaz de decirte lo que sentía. Paso el tiempo… forme mi vida y conocí a muchos digimons. Pero… jamás encontré a una mujer que ocupara el lugar en mi corazón que tú siempre tuviste. Solo te he amado a ti y… siempre desee volver a verte. Comencé a visitar estos lugares al escuchar sobre ellos e hice lo que podía para animar a las chicas que tenían que padecer el encierro. Gracias a ti… entendí más a acerca de lo que era apoyar y respetar a los demás cuando más pueden necesitarte y… también aprendí lo maravillosas que pueden ser las mujeres y que no se merecen ser encerradas y usadas, y es por eso que intento animarlas. Creo que parte de como soy… te lo debo a ti-

Era increíble. Jamás creí que fuera por mí que DemiVeemon terminara convirtiéndose en el magnífico y caballeroso digimon que era ahora. Siempre dispuesto a apoyar a las mujeres encerradas y respetándolas ante todo. Pero tal vez lo que más me había sorprendió… era saber que otra razón por la que jamás había tenido novia. Él… me amaba a mí… solo a mí… desde siempre. Estaba más que feliz. Aquel magnifico y dulce DemiVeemon se había convertido en un apuesto y maravilloso Exveemon. Quien había entrado a mi vida, cambiándola y dándome felicidad había vuelto a entrar en ella, haciéndome feliz. A quien yo había salvado la vida y había cuidado, ahora hacia lo mismo por mí. Pero algo que nunca espere fue que él me amara y a pesar del tiempo… me siguiera amando y… ahora yo estaba feliz de amarlo también. Solo quería preguntar algo más.

-¿Por qué no me lo dijiste… el día que viniste aquí?- pregunte, haciendo un esfuerzo por contener mis emociones.

Él hizo una larga pausa antes de responder mi pregunta.

-Cuando llegue y te vi- dijo –Me di cuenta que eras tú. Te reconocí y… también lamente el verte en esta situación tan terrible, y ver como el maltrato te habían hecho tanto daño. Cuando me recibiste de un modo agresivo me di cuenta que el daño que te habían hecho era terrible. No lo soporte, así como no soporte nunca ver a ninguna chica así. Fue por eso que me quise acercar a ti otra vez. Apoyarte como había apoyado a otras y… tratarte con el respeto y el cariño que merecías, y como tú me habías tratado en el pasado. Intente ir a paso lento, pero estaba contento que de apoco me aceptaras como tu amigo y me tuvieras confianza. Sabía que al menos estaba haciendo más soportable tu encierro y eso era lo que más me importaba. Sin embargo… jamás creí que mis sentimientos por ti se hicieran tan fuertes. Jamás se habían ido, y ahora que te volvía a ver se hicieron más fuertes. Espere un momento adecuado para decirte lo que sentía, así como un momento adecuado para decirte quien era. Perdóname por no habértelo dicho antes y…-

No lo deje terminar de hablar, lo abrace con todas mis fuerzas y lo bese en los labios con mucha pasión. Exveemon estaba tan sorprendido que no supo que hacer, hasta que se dejó llevar y también me abrazo y puso de su parte en ese beso. Yo no podía reaccionar de un modo que no fuera ese y es que, ahora que lo había escuchado me daba cuenta que él seguía siendo el hombre más maravilloso del digimundo. Conocerlo de pequeño, y que la vida lo trajera a mi otra vez había sido lo más increíble que me hubiera pasado en la vida.
Poco a poco fui dejando de besarlo, pero no me aleje de él y le sonreía con toda mi dulzura y amor.

-Exveemon… gracias. Muchísimas gracias… por ser alguien tan especial y… por todo lo que has hecho por mí. Tanto cuando eras pequeño… como ahora que eres todo un hombre. Creo… que nunca llegare a terminar de agradecerte por todo lo que has hecho por mí-
-No tienes que hacerlo- me dijo él con una sonrisa hermosa, acariciando mi mejilla –lo que más me importa es que seas feliz, que no te desanimes. Sé que un día te liberaras de este infierno, pero mientras… debes creer que serás libre, y yo seguiré viniendo para animarte-
-Exveemon…-
-dime…-
-Tú… ¿tienes algo que hacer hoy?-
-¿eh?-
-Es que… no quisiera que te fueras, al menos no por hoy. Quiero… que te quedes conmigo esta noche. Quiero seguir a tu lado-
-Renamon…-
-La verdad es que…- mirando hacia otro lado –Desde que tú me animas me siento feliz pero… cada vez que te vas… tengo el deseo de pedirte que te quedes. Siendo que necesito y quiero que sigas a mi lado, que no me dejes y permanezcamos juntos porque… me siento sola, y te extraño. Sé que tienes cosas que hacer y… lo comprendo. Pero ahora… después de lo que acabamos de pasar, de esta hermosa noche y después de todo lo que me has dicho… quisiera… que te quedaras conmigo-

Exveemon permaneció en silencio, y eso me hizo pensar que me diría que si tenía que irse, y que lamentaba no quedarse conmigo. Eso en parte me entristecía, pero también lo comprendía.
Iba a decirle que estaba bien, y que entendía si tenía que marcharse, pero no tuve la oportunidad de hacerlo porque él me abrazo con fuerza. Iba a decir algo, pero Exveemon tomo primero la palabra.

-Créeme Renamon, en todas las ocasiones que he venido he lamentado tener que dejarte. Siempre deseaba compartir más tiempo contigo pero… mis obligaciones siempre me hacían salir de aquí. Jmjm, pero esta noche es diferente-
-¿Qué quieres decir?-
-Que esta noche… me quedare contigo-
-¿enserio?-
-Por supuesto. Esta noche es solo para nosotros dos, y… ahora nada me importa más. Solo el estar contigo-

Estaba muy contenta de escucharle decir eso y no dejaba de sonreír.
Él volvió a ponerme en la posición en la que estábamos antes, él sobre la cama y yo sobre él, con mi cabeza apoyada sobre su pecho y escuchando los latidos de su hermoso y maravilloso corazón que me relajaban. Y Exveemon acariciando me cabeza, y dándome un beso en la frente antes de apoyar su frente contra la mía, acomodándose y envolviéndome en sus alas.

-Fue una hermosa noche- dije –No lo tomes a mal pero… eres todo un semental – creo que mi compañero se sorprendió al escuchar eso, pero yo aún no había terminado de hablar –y todo un caballero. Gracias por esta maravillosa noche-
-Gracias a ti- me dijo él –esta una noche… que se nunca tendré con nadie… más que contigo-

Me había gustado oírle decir eso, pero una parte de mí se sentía también algo triste.

-Eres especial. Ojala y yo pudiera prometerte la misma fidelidad- dije en un tono algo pesimista. Algo que Exveemon noto de inmediato, al igual que sabía de qué estaba hablando.
-Tal vez otros hombres tomen tu cuerpo- dijo –Pero… ellos jamás podrán tomar lo más importante. Tu corazón-
-Es cierto- le dije, más animada –mi corazón… te pertenece-
-y el mío te pertenece a ti. Mientras eso continúe… no importa que te lastimen, yo seguiré viniendo a verte, y sin importar lo que te hagan… yo jamás dejare de animarte, apoyarte y sobretodo… darte todo mi amor-
-gracias- bostezando –guau, me siento exhausta-
-Descansa mi princesa- aun acariciando mi cabeza, y bostezando también –Te lo has ganado-

No tenía más palabras para decirle lo feliz que estaba por… por todo, pero aunque las tuviera ya no hacían falta. Todo había quedado dicho esa noche, la cual había sido hermosa, pero… esta ya había llegado a su fin. Aun así, estaba contenta de que seguíamos juntos, y así permaneceríamos hasta que amaneciera.
Estábamos cansados, pero felices de haber entregado todo lo que teníamos en ese maravilloso encuentro, y habernos demostrado todo nuestro cariño y amor de una forma tan especial. Había sido una noche que ninguno de los dos olvidaría nunca, y solo nos quedaba una última cosa que decir.

-Exveemon… te amo-
-y yo a ti Renamon… y siempre te amare-

Y después de decir eso último, cerramos nuestros ojos y nos quedamos dormimos, soñando con todos los lindos momentos que habíamos tenido… juntos.


Ya había amanecido, y los rayos del sol empezaban a entrar por la ventana y me daban directamente en el rostro, haciéndome despertar. Me sentía descansada y llena de una sensación de alivio, de calma, de alegría. Me sentía feliz.
Quería saludar a mi querido y hermoso compañero, pero en cuanto abrí los ojos no lo vi, y creo que eso me hizo despertar completamente.

-¿Exveemon?- pregunte, mirando hacia todos los lados.

Claramente él se había ido mientras yo aún estaba dormida. Me sentía un poco triste de que él no se hubiera quedado conmigo hasta que yo despertara. Pero también debía ser comprensiva, ya que seguramente debía tener algún asunto importante que lo había hecho irse, pero… lo había dejado de lado… solo para quedarse conmigo en la noche.
Aun me sentía mal de que él no se hubiera quedado conmigo para despertar juntos, pero había sentido su cuerpo, su calor y… su cariño y amor todo el tiempo mientras dormía, aun antes de despertar. Él había estado conmigo casi todo el tiempo y posiblemente no había sido mucho que Exveemon se había ido. Me levante de mi cama y fui hacia la ventana para observar el exterior, esperando verlo ya fuera caminando o volando, pero no lo vi.
Suspire, con una sonrisa y seguí admirando el paisaje, que se veía más hermoso que nunca, pensando en el digimon que me hizo tan feliz esa noche y que sabía que pronto volvería a ver.

-Mi querido Exveemon…- dije en voz baja, sonriendo y esperando que él, de alguna forma… sintiera lo que decía, sin importar en donde estuviera –Espero verte pronto… mí amado dragón-

(POV Exveemon)

Era bastante temprano, casi las cinco o seis de la mañana.
El sol ya empezaba a asomarse en el horizonte, bañando el cielo de tonos azules, rojos y naranjas. Hacía casi quince minutos que había salido del prostíbulo y ahora me encontraba caminando en medio del bosque. Aun no estaba demasiado lejos de ese lugar, por lo que aún lo podía ver.
Decidí detener mi marcha y darle un último vistazo al lugar antes de seguir, mientras pensaba en Renamon. Me sentía un poco culpable de haber salido así, sin haberle dicho nada y dejándola sola. Hubiera querido quedarme a su lado hasta que ella despertara. Hubiera querido seguir acostado con ella, mostrándole todo mi amor. Seguir a su lado para que al abrir los ojos, me viera y se sintiera feliz de ver a quien amaba a su lado, tal y como yo me sentí en cuanto desperté.
Pero lamentablemente no había podido hacer nada de eso, ya que mis obligaciones me habían hecho despertar e irme antes de ese lugar. La hubiera despertado antes de irme pero… al verla dormir tan plácidamente, al verla tan tranquila no fui capaz de hacerlo. Sin embargo… sabía que ella me entendía y además… sabía que no sería la última vez que la vería.

-Hasta luego Renamon- dije en voz baja, aun mirando hacia ese lugar, y con una sonrisa en mi rostro –Te veré pronto… mí amada zorrita-

Deje de mirar el prostíbulo y continúe mi camino. Debía llegar a una zona profunda del bosque, muy alejada de donde me encontraba en ese momento, y donde mis compañeros me estarían esperando. Claro que hubiera ido volando, pero había decidido caminar para no llamar la atención, pero… más que todo, la razón por la cual quería caminar era pensar, pero más que todo, para recordar… la mejor noche de toda mi vida.

(POV Angemon)

Estaba apoyado en la rama más alta de un árbol en medio de ese frondoso bosque. No estaba lo suficientemente alto como para poder ver el cielo, y debido a lo frondoso que era los árboles, no era mucho lo que podía ver. En verdad me aburría estar en ese lugar, pero no podía irme, o al menos no hasta que llegara alguien a quien esperaba.
Pasó casi media hora mientras aun esperaba, pero finalmente pude divisar a quien esperaba. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi posición, llame su atención.

-Ya era hora de que llegaras- dije, descendiendo suavemente al suelo –Pero es bueno verte amigo-
-Lo mismo digo- me dijo Exveemon, quien era a quien esperaba.

Me extendió el puño, el cual choque contra el mío, como una forma de saludo que ambos teníamos después de un tiempo que nos habíamos conocido y nos volvimos los mejores amigos.

-Lamento si te hice esperar mucho- me dijo él.
-Descuida- le dije, colocando una de mis manos en su hombro –Después de todo, con lo que hiciste anoche era de esperar que no pudieras salir más temprano-
-Es cierto- mirando a otro lado -¿no me pedirás que te de detalles?-
-no hace falta. Viéndote me doy cuenta de que fue un momento muy especial e importante para ti. Pero debo preguntar… ¿ya lo sabe?-
-Sí, lo sabe-
-Jmjm, apuesto a que se llevó una gran sorpresa-
-jmjm, si es cierto. Pero… estoy feliz habérselo dicho y… que aun si me aceptara-
-Ojala y yo también pudiera visitarla, y agradecerle todo lo que ha hecho por mí- dije, ya que yo también le debía mucho a esa Renamon, o más bien “Mamá Rena” como solíamos decirle Exveemon y yo cuando éramos un DemiVeemon y un Tokomon, y ella nos cuidaba en su casa.
-Seguro podrás verla pronto. Después de todo… ya no falta mucho-
-Tienes razón. Pero regresando a ti… enserio me da mucho que hayas encontrado a la mujer que siempre has amado, y que se lo hayas podido demostrar de un modo… único y especial-

Mi comentario le saco una sonrisa, y yo también empecé a sonreír. Honestamente me alegraba mucho que Exveemon hubiera dado ese paso y hubiera estado con una mujer. Después de todo, él siempre había sido un buen hombre, que mostraba un cariño y respeto a las mujeres, en especial a las que se encontraban encerradas, lo cual no cualquiera podía hacer. En verdad admiraba a mi amigo por todas esas cualidades, y desde que nos conocíamos lo admiraba. En cierta forma lo veía como el hermano mayor que nunca tuve, sobre todo cuando me salvo en un rio cuando era un Tokomon, y por esa misma admiración de sus cualidades que creía que él se merecía estar con alguien. Pero para él solo existía una mujer, y esa mujer había sido como una madre para nosotros cuando éramos pequeños y estuvimos solos. Y afortunadamente había sido esa mujer con la que había estado. La única que había amado y ahora ella lo amaba también. Me daba gusto… que ellos dos estuvieran juntos.

Decidimos dejar la conversación y continuar con nuestro camino. Debíamos apresurarnos y llegar al lugar en donde los demás nos estarían esperando.
Empezamos a caminar, ya que en ese lugar no podríamos salir volando. Aunque en realidad era mejor así, ya que en todo el camino Exveemon me conto todo lo que había sucedido esa noche. No me dio muchos detalles, pero todo lo que decía me hacía sentir que él verdaderamente estaba enamorado de Renamon, y ella de él.

Tardamos tal vez una hora en llegar, aunque no había sentido pasar el tiempo mientras hablaba con mi amigo.
Habíamos llegado a un claro bastante grande, en medio del cual había una cabaña hecha de lámina, rodeada por cuatro árboles. Ese era el lugar acordado para encontrarnos con los demás, y las luces encendidas nos decían que nuestros compañeros ya estaban ahí y debían estar trabajando.
Tanto Exveemon como yo, y las dos Garudamon habíamos trabajado interrogando prisioneros y obteniendo información que nos permitirían iniciar nuestro negocio. Pero con la información que Exveemon había obtenido el día anterior, habíamos encontrado a varios digimons que nos podrían dar información bastante valiosa. Pero esta vez no éramos nosotros los encargados de recolectar esa información, sino un grupo de digimons diferentes.
Eran tres digimons, más jóvenes que nosotros y habían entrado a nuestro grupo un tiempo después. Pero debido a sus grandes habilidades se les daba trabajos como el de interrogatorios o investigación para llevar a cabo nuestros negocios. En broma, me gustaba llamarlos “La Triple Amenaza”, y Exveemon y yo nos asomamos por la ventana de la cabaña para verlos trabajar antes de entrar a saludarlos.
El primero era Raiamon, o Rai para acortar, un digimon león que podría verse salvaje, pero era más de lo que aparentaba. Él era muy joven cuando entro. De hecho, Exveemon y yo ya llevábamos casi medio año trabajando cuando él entro, y hacia más o menos dos meses él había digievolucionado. Sin embargo, desde que entro mostro gran habilidad para la computación y la infiltración, lo que nos había permitido ejecutar varios negocios y ponernos por encima de la competencia. Era joven, pero sumamente astuto y superando a muchos investigadores más veteranos, aunque en ese momento solo estaba sentado, hojeando algunas hojas.
El segundo era Trey, el FlameWizardmon. Si algo destacaba a ese chico era su facilidad de capturar hasta la presa más esquiva con su magia de fuego, además de ser muy inteligente y tener una gran intuición. Podría ser un gran detective si quería. Según nos habían dicho, él había capturado a tres digimons que podrían tener información valiosa para nuestros próximos negocios. Lo sorprendente era que los digimons estaban en su etapa perfeccionada, sin mencionar que eran mucho mayores. Trey era joven, pero un chico al que no me gustaría hacer enojar. En ese momento estaba junto a Rai, mientras observaban al último miembro de “La Triple Amenaza” tras una pared con una única ventana, y… mmm… les seré sincero… ella es la que me hizo llamarlos “Amenaza”.
Tras la pared, se encontraba otra habitación, y en ella había tres digimons. Un Mushamon, un Sagomon y un Beetlemon. Las armas de Sagomon y Mushamon estaban en la habitación donde estaban Trey y Rai, y los tres estaban sujetos con varias cadenas a unas sillas. El Beetlemon era el más inquieto de los tres, y quien parecía estar a punto de liberarse, hasta que algo freno al escarabajo azul.

-Sera mejor que te tranquilices, o me veré obligada a calmarte- dijo una voz femenina en un tono que era tanto sensual como amenazante.

Aquella voz le pertenecía a Sophi, una Dorugamon y la chica del grupo. Ella era tal vez la mayor de los tres, y a pesar de ser joven, se había hecho la fama de conseguir lo que quería mediante amenazas sutiles y el uso de su encanto femenino para atemorizar a los hombres. No digo que no fuera una buena táctica, pero… a veces se pasaba de la raya. Lucia como siempre, ojos amarillos hermosos y penetrantes, llevando puesto un ajustado chaleco de cuero negro que resaltaba sus pechos y su delgada y, debo decir, sensual figura, varias pulseras en las manos, una correa de cuero en la cintura, un collar, y unas garras rojas como la gema de su cabeza, que siempre mantenía afiladas como cuchillos. En ese momento, tenía una en el cuello del digimon insecto, mientras lo miraba y sonreía de un modo bastante perverso.

-¿ya te calmaste?- pregunto, y el Beetlemon se dejó de mover, aunque ahora estaba asustado –así me gusta- alejándose del insecto y caminando frente a todos –Ahora… sé que ustedes tres tienen información importante, así que se los dejare sencillo…- acercándose al Sagomon, abrazándolo y acercando su rostro al de ella, aun con una sonrisa perversa –sean buenos niños y los tratare de una forma amigable y normal- acercando una de sus garras a su rostro –o háganse los difíciles y…- cortando la mejilla del digimon marino y alejándose de él –Ahora…- acercándose a Mushamon –Tengo seis nenas que se mueren por cortar –colocando sus dos manos con sus tres garras en cada sobre el samurái –No colaboren… y tendré que darles gusto –rasguñando la armadura del digimon sin dificultad.

A partir de ahí los tres digimons contestaron todas sus preguntas sin problema, y toda la información era tomada por Rai en la otra habitación. Los tres se les veían un terrible miedo marcado en el rostro mientras que la Dorugamon seguía viéndolos con una sonrisa malvada y siempre mostrando sus garras. Era linda, pero muy perversa, o al menos con esos tipos.
Fue casi una hora de interrogatorio y los tres prisioneros se veían exhaustos. Por su parte, Sophi salió de la habitación y se encontró con sus compañeros, y con ellos parecía alguien completamente diferente.

-y bien chicos- sonriendo como una chica normal, llevándose las manos a la cintura –conseguí buena información ¿verdad?-
-Así es- dijo Rai, revisando otra vez toda la información que había anotado –Pero enserio ¿debes ser tan malvada?-
-Vamos, es la única forma de obtener información valiosa. Además… es bueno mostrarles a esos tontos algo de poder femenino- sacando una lima de uno de los bolsillos de su chaleco y empezando a limarse las garras.
-Oye, no deberías limarte tanto las garras- dijo Trey –Podrías terminar rompiéndotelas-
-Jmjm, tienes razón- guardando otra vez la lima –debo cuidarlas ya que… son mi mejor arma-
-Solo espero sea un arma que no uses en nosotros- dije en tono de broma, ya entrando a la cabaña junto a Exveemon.

Al principio, los tres se sorprendieron que entráramos así de sorpresa. Pero no paso mucho para que los tres se alegraran de nuestra presencia y se acercaran a saludarnos.

-Llegan bastante tarde ¿no creen?- dijo Rai, acercándose a Exveemon y levantando su pata delantera para que mi amigo la estrechara.
-Sí, lo lamento. La verdad es que es mi culpa que llegáramos tarde- contesto el dragón azul, un poco avergonzado.
-Es bueno que estén aquí- dijo Trey, saludándome –Aunque como pueden ver ya no hemos encargado de conseguir la información de esos sujetos-
-Es cierto aunque…- dije mirando a Sophi –creo la señorita hizo la mayor parte del trabajo.
-jmjmjm, más vale que no provoques guapo- dijo ella, mostrándome las garras –no querrás que pruebe esto contigo-
-Bueno- dijo Exveemon –Creo lo importante es que hayan obtenido la información necesaria- regalándoles una sonrisa –buen trabajo chicos-
-gracias- dijeron los tres al unísono.
-Eso es bueno viendo de uno de los mejores elementos de nuestro grupo- comento Sophi, llevándose una garra a la boca en un gesto que se me hizo coqueto –y creo que lo más interesante es que nuestro buen compañero ya no está soltero y disponible ¿verdad?-

Al escucharla decir eso, Exveemon se sonrojo y sonrió de forma nerviosa.

-jmjmjm, parece que también lo saben- comento mi amigo.
-Garu nos lo dijo- dijo Trey –y no tienes por qué avergonzarte. Es algo perfectamente normal-
-Además…- dijo Sophi, volviendo a llevar sus manos a su cintura –con lo lindo y caballeroso que eres con las mujeres, ya te merecías una pareja, sobre todo después de que muchas en el grupo mostraron interés por ti y tu solo las preferiste como amigas, y me incluyo en el grupo-
-Lo sé-
-Pero es bueno saber que tienes novia Exveemon- comento Rai –Bien hecho amigo-
-Lo sé- dijo Exveemon, aun sonrojado –Pero… aún no sé cómo lo tomara Gran Jefe-
-Pues yo puedo decírtelo Exveemon- dijo una voz femenina, bastante hermosa y perteneciente a una mujer adulta.

Todos volteamos a ver la puerta de la cabaña, y pudimos ver a la dueña de esa voz. Se trataba de la digimon que había acordado que nos reuniéramos en esa cabaña, donde “La Triple Amenaza” hacia el interrogatorio para recoger toda la información recolectada.

Ella era una Wingdramon. Tal vez del tipo de digimon más raro de ver. Para nosotros, ella era Lady Wingdramon, a quien debíamos darle toda la información que obtuviéramos en nuestras misiones, y una de las manos derechas de Gran Jefe.
La dragona entro a la cabaña, permitiéndonos verla mejor. Como era su costumbre, tenía una figura delgada y esbelta, a diferencia de muchos dragones que tenían una barriga bastante grande. Llevaba guanteletes y botas largas de cuero de color azul oscuras, las cuales carecían de la parte de abajo permitiendo que sus garras fueran visibles, que al igual que las de Sophi, se veían bastante afiladas. Tenía sus alas retraídas y cruzadas en el cuello, dando la impresión de llevar puesta una capa y su cola rodeaba su cuello, a modo de una bufanda, supongo que para que pudiera caminar sin problema. Como muchas mujeres, tenía pechos bastante grandes, cubiertos por un protector blanco con adornos dorados. Su rostro se veía menos amenazante que los digimons de esa especie, ya que sus colmillos eran menos pronunciados, y tenía una mirada entre seria y dulce, y una cabellera de plumón rosa que caía en sus hombros, y en su cintura llevaba una correa que sujetaba una esfera dorada, que normalmente llevaba en sus garras a la hora de pelear. Por lo demás. Era como los Wingdramon que, al menos yo, había visto en libros, teniendo características como piel parecida a alas que salían de sus brazos y un cuerno que salía de su espalda. Era muy hermosa, pero fuerte y a alguien a quien le debíamos mostrar todo nuestro respeto.

-Buenas días muchachos- dijo ella, acercándose a todos y mirándonos de forma seria, llevando sus manos a su cintura.
-¡Buenos días Lady Wingdramon!- dijimos todos al unísono, colocándonos frente a ella.
-Bien, creo que es el momento de revisar la información que han obtenido hasta el momento-

Luego de decir esto, Wingdramon se acercó a “La Triple Amenaza” y empezó a revisar la información que Rai y Trey habían recopilado, así como el estado de los tres digimons interrogados por Sophi.

-Gracias a esa información podremos proceder sin problemas- dijo ella, sin cambiar su expresión seria –Pueden retirarse y descansar. Habrá mucho que hacer esta tarde-

Después de eso, los tres jóvenes digimons salieron de la cabaña, no sin antes mirarnos a Exveemon y a mí y decirnos que nos esperaban para ir todos a una aldea cercana y hay desayunar. Yo asentí y ellos se fueron. Ahora estábamos mi compañero y yo con Wingdramon, quien ahora nos pediría la información que habíamos recolectado.
Al primero que se acerco fue a mí, y me miraba con una expresión mucho más seria y una mirada penetrante, que la verdad me ponía bastante nervioso, y la gota de sudor bajando por mi rostro lo reflejaba bastante bien. Aunque… creo que no estaba tan nervioso como lo estaba Exveemon.

(POV de Exveemon)

La Señorita Wingdramon era bastante intimidante cuando lo deseaba, y cuando se trataba de recoger información, ella lo era todavía más. Mi pobre amigo Angemon estaba muy nervioso y simplemente no podía hacer nada para disimularlo, mientras que “La Triple Amenaza” se habían mostrado más tranquilos, pero en sus ojos los nervios por la reacción de la dragona se notaban bastantes. Wingdramon nunca había reaccionado de un modo agresivo o molesto pero… su mirada seria y penetrante en ocasiones daba la sensación de que esa podría ser la primera vez, y de ahí que se pusieran todos nerviosos. Sin embargo… mis nervios se debían a lo que había dicho al entrar, que ella me diría lo que pensaba Gran Jefe respecto a… mi noche anterior.

-y bien…- empezó a hablar Wingdramon -¿Cómo resulto todo?- mirando fijamente a Angemon.

El ángel tardo un poco en componerse y responder debido a los nervios que aún lo invadían. Pero cuando finalmente se calmó, pudo hablar.

-Todo ha funcionado bien- dijo él, mientras buscaba algo entre sus ropas, hasta finalmente encontrarlo –La tormenta de anoche… fue un éxito- mostrando en su mano el objeto que había sacado. Una esfera dorada.

La esfera era la gemela de la que Wingdramon llevaba consigo. Como parte de un plan, la dragona azul le había entregado a Angemon la esfera, que al igual que la otra, contenían poderes del trueno y fuerzas de la naturaleza, que solo Wingdramon podía dominar eficazmente. La idea era que Angemon, usando sus poderes sagrados, que poseía por naturaleza, podría usar el poder de la esfera y provocar tormentas con el objetivo de cortar la energía en el prostíbulo por largo tiempo. Fueron días, semanas de intentos, pero finalmente esa noche se había conseguido. Lo único que lamentaba es que todas aquellas tormentas hubieran asustado tanto a Renamon, pero por suerte para ella, esas tormentas cesarían… al menos de momento.
Después de explicar unas cosas más, Wingdramon le dijo a mi amigo que había hecho un buen trabajo y que se podía retirar, lo que le hizo sentir a mi amigo un gran alivio. Entrego la esfera dorada a su dueña y salió de la cabaña, reuniéndose con los otros, diciendo que me esperarían para desayunar todos juntos.

Con Angemon fuera, en esa cabaña solo quedábamos Wingdramon y yo y… simplemente estaba nervioso.

-Solo quedas tú- me dijo, en el mismo tono serio que había mantenido toda esa noche-
-Si señorita- dije, haciendo lo posible por ocultar mis nervios, pero simplemente no podía.
-Debo recoger la información que has recolectado- dijo ella –Pero primero… hay algo de lo que debemos hablar-
-Lo sé-
-Gran Jefe lo sabe, así como varios de tus compañeros. Fuiste más allá de solo animar y apoyar a una de esas prisioneras. Entregaste tu corazón y tu cuerpo a esa digimon, algo que nunca espere de ti, que siempre has tratado a las mujeres con respeto y cariño. Así que… antes de decirte lo que piensa Gran Jefe, quiero saber… ¿Por qué lo hiciste?-

La pregunta de Wingdramon me pesaba tanto como si se tratara de una acusación por un crimen. Su expresión seria me decía que estaba molesta, y posiblemente Gran Jefe también lo estaría.
Por un momento me sentí muy nervioso, casi acorralado y sin saber qué hacer. Pero… en ese momento, recordé todos los momentos que había pasado junto a Renamon, en especial esa noche. Fueron esos recuerdos los que disiparon mis nervios, y me hicieron estar más seguro de lo que iba a decir.

-La razón por la que lo hice…- dije –Es muy sencilla. Yo… en verdad amo a Renamon- mirándola, lleno de confianza –Desde que era pequeño y ella me cuido la he amado, y ahora que la he vuelto a encontrar mis sentimientos se han hecho más fuertes. Nunca… imagine que daría ese paso en mi vida, sobre todo después de haber visto como las mujeres son maltratadas. Pero… me siento feliz de haberlo hecho porque fue con la mujer a quien amo. Esa es mi respuesta… señorita Wingdramon-

Había sido sincero con lo que había dicho, y solo esperaba que ella fuera capaz de entenderlo.
Estuvimos en silencio varios minutos, y no sabía que más decir o hacer. Hasta que…

-Está bien- dijo ella, mirándome fijamente, pero por primera vez en esa noche cambiaba su expresión seria por una sonrisa bastante dulce –No tienes de que preocuparte –y yo la mire bastante confundido, pero ella continuo hablando –Gran Jefe está en de acuerdo con tu nueva relación. De hecho, se enorgullece que alguien como tú finalmente hayas dado un paso tan importante en tu vida, al igual que yo. Solo… quería asegurarme que lo habías hecho por la razón correcta. Amor verdadero, y con lo que me acabas de decir… me doy cuenta de que es así-
-gracias- fue todo lo que pude decir, sintiendo que me liberaba de un gran peso y volviendo a sentirme mucho más tranquilo.
-Ahora… necesito la información que recolectaste-
-Si señorita- dije.

Entonces, abrí mis alas para sacar algo que había guardado entre ellas, y que había recogido en el claro donde el día anterior me había reunido con mi amiga Garu, y era la otra razón por la que había llegado tarde y por la que no podía volar. Era un pequeño cuaderno de portada azul.

–Esta es la información- le dije, entregándole el cuaderno.
-Bien hecho- dijo ella, recibiendo el cuaderno –ya puedes retirarte con tus amigos, yo los alcanzare después. La verdad no he desayunado tampoco, jmjmjm-
-Jmjmjm, de acuerdo-

Comencé a caminar hacia la puerta, pero Wingdramon llamó mi atención al decir mi nombre, lo que me hizo detenerme y voltear a verla.

-Solo quería decirte…- dijo ella, sonriéndome –que nunca olvides nuestra misión, y por lo demás… ama a esa chica y hazla feliz. Ella te necesita y, seguramente… tú también a ella-
-Así es- dije, un poco sonrojado –y así lo hare-

Ella volvió a sonreírme, y luego de eso, salí de la cabaña para encontrarme con los demás, antes de irnos de ese lugar.

(POV del Autor)

Cuando Exveemon salió, Wingdramon quedo sola en ese lugar. Entro a la habitación donde estaban los tres digimons que habían sido interrogados, que aún seguían exhaustos. Pronto llegarían a llevárselos, por lo que no tenia de que preocuparse.
Salió de ahí y fue hasta la puerta de la cabaña, donde vio como uno a uno, los cinco digimons se iban a un lugar, que ella ya sabía dónde era, así que no tardaría en alcanzarlos.

-Son jóvenes- pensó, con una sonrisa en su rostro –pero han puesto todo su talento y esfuerzo en este trabajo y lo han hecho increíblemente- mirando al cielo, viendo a Exveemon y Angemon volando juntos –y ellos dos… ¡vaya! En verdad si han mostrado una gran cantidad de cualidades a pesar de ser tan jóvenes. En especial Exveemon- mirando al dragón azul mientras se sonrojaba –Ese chico es una combinación perfecta. Fuerza, velocidad, atractivo físico, inteligencia, astucia, sentido de la moral y lo que es correcto, así como respeto y ternura. Jmjmjm, no me sorprende que en el grupo tenga tantas admiradoras, y hasta yo le tengo mucha simpatía. Y… a pesar de eso él siempre ha tratado con respeto y cariño a cualquier mujer, sin buscar nunca aprovecharse de ninguna, y siempre diciendo que esperaría a encontrar a la mujer indicada. Es bueno que finalmente la haya encontrado, para amarla y cuidarla, y que ella lo ame igual – desviando la mirada al cuaderno que Exveemon le había dado –Pero lo mejor de todo…- abriendo el cuaderno –Es que él puede tratar bien a cualquier chica, y haber tenido una noche romántica con su amada zorrita – llegando a una página que tenía escrito “Información Reciente” -y… aun así, como siempre ha hecho desde que se unió al grupo…- pasando a la siguiente hoja –lograr hacer… un magnifico e impecable trabajo-

En la siguiente hoja había varios dibujos de los collares usados por las digimons encerradas en el prostíbulo, desde varios ángulos, y señalando varios de sus componentes y su funcionamiento. Toda la hoja mostraba como estaban construidos y como podrían estar funcionando los collares.


Continuara…


No hay comentarios:

Publicar un comentario