domingo, 13 de julio de 2014

CAPÍTULO 10, UN VIAJE ESPIRITUAL

Capítulo 10, Un viaje espiritual


(POV de Renamon)

-Mi querido Exveemon…- dije en voz baja, sonriendo y esperando que él, de alguna forma… sintiera lo que decía, sin importar en donde estuviera –Espero verte pronto… mí amado dragón-

Seguí admirando el paisaje por varios minutos más. Realmente me sentía atrapada por el, y me sentía feliz, mientras todavía recordaba la maravillosa noche que había pasado al lado de mi amado.

No sé cuánto tiempo más pase con la vista perdida en la nada, pero pronto me di cuenta que ya era el momento de dirigirme al comedor para el desayuno.
En cuanto entre, todo se veía como siempre. La persiana de la sala donde Digitamamon comía cerrada, Yashamon sirviendo los desayunos, y todas mis amigas comiendo. Sin embargo, había algo diferente en ese momento.
No estaba segura, pero todo se sentía mucho más calmado y tranquilo que lo acostumbrado. Normalmente se sentía un aire tenso y frio, triste, por toda las cosas por las cuales pasábamos a diario, aunque en ese día ese no parecía ser el caso, y una parte de mi estaba contenta por eso.


Fui hasta una mesa, en donde se encontraba Ladydevimon, Lunamon y Gatomon y me senté con ellas. Como siempre, Yashamon me sirvió amablemente nuestro sencillo desayuno, y agradeciéndole, empecé a comerlo.
Bueno, de hecho apenas y lo probé. Antes de dar un segundo bocado, Guilmon apareció y se sentó a mi lado, y Yashamon no tardo demasiado en darle su desayuno también. En cuanto lo recibió, dio las gracias y empezó a comer. Todo eso era normal pero… ella se veía bastante contenta. De hecho, desde que me saludo hasta que empezara a comer no había dejado de sonreír. Me alegraba verla así, pero el día anterior nuevamente habíamos recibido visitas de sujetos que solo abusaban de nosotras, y realmente esas experiencias no eran un motivo para sonreír.
Quise preguntarle sobre eso, pero ella tomo primero la palabra.

-Renamon dime ¿Cómo te fue a noche con Exveemon?- me pregunto la dinosaurio, y aunque era una pregunta normal, me sorprendió un poco el que la hiciera, y tarde un par de segundos en contestar.
-Me fue muy bien- dije, aunque trataba de ocultar mis nervios de revelar… detalles que no eran necesarios –Sin duda él es un gran chico-
-Es bueno escuchar eso. En verdad estoy contenta por ambos-

Parecía que la chica roja quería saber más, pero en ese momento Ladydevimon quiso hablar.

-Oye Guilmon ¿pudiste dormir con la tormenta de anoche?- pregunto –yo realmente a penas y pude hacerlo. Creo que cuando termine de desayunar iré a recuperar un par de horas de sueño-
-Te comprendo amiga- respondió ella –yo pude dormir, pero me tarde mucho en hacerlo. Esa tormenta en verdad y fue horrible-
-Y Renamon- dijo la demonio, ahora observándome a mí -¿tú si pudiste dormir?-
-La verdad es que si- respondí –Me costó trabajo y creo que termine durmiendo muy tarde. Pero si, dormí muy bien- dije con una sonrisa.

No me había fijado que todo eso de preguntar cómo había dormido era solo para sacarme algo de información, y sin darme cuenta, con mi respuesta les había dado lo que querían.
Cuando me fije, no solo Guilmon y Ladydevimon, sino que todas las chicas me rodeaban y me sonreían, aunque me hacían sentir algo incomoda. No sabía que decir, pero alguien más tomo la palabra.

-Seguro que dormiste hasta tarde- dijo Lotusmon, acercándose más a mí - Bueno, pero al menos te divertiste-

No supe que decir, pero nuevamente alguien más hablo.

-Pudimos verlo- dijo Biyomon –antes de que la luz se fuera vimos a Exveemon entrar a tu habitación-
-y luego de que se fue la luz escuchamos unos ruidos que venían de tu habitación- Comento Falcomon.
-unos ruidos muy agradables, debo decir- dijo Gatomon, con una expresión algo perversa.
-Ah… ¿de qué ruidos hablan?- pregunte, tratando de permanecer calmada, pero simplemente no podía, estaba demasiado nerviosa de que ellas me hubieran escuchado.
-no finjas- comento Guilmon –Creo que todo eso indica que Exveemon te acepto ¿no es así?-
-Bueno… yo-
-Vamos, por favor dinos- comento Angewomon.
-Creo que con lo que escuchamos a noche no puedes decir que no pasó nada- dijo Bastemon-
-Ellas tienen razón- dijo la dinosaurio roja –así que… ¿Por qué no nos cuentas que paso?-

Me sentía acorralada. Estaba nerviosa y no sabía cómo ellas tomarían el que le dijera lo que había pasado la noche anterior. Pero por sus miradas y sus sonrisas, así como que era claro que no me iban a dejar salir hasta que hablara, no tuve más opción que abrir la boca.
Creo al pensarlo mejor, que en realidad no era nada especial lo que diría ni era un secreto. Era algo muy especial y quería compartirlo. Así que ya más calmada, me decidí a hablar.

Empecé mencionando como él se había quedado conmigo esa noche, y como ambos nos habíamos declarado nuestros sentimientos. Creo que eso no impresiono mucho a las chicas porque al ver lo mucho que Exveemon me visitaba, suponían que algo entre nosotros iba a pasar, aunque si las emociono saberlo y se alegraban por mí. Aunque aún tenía mucho que contar.
Me dio algo de pena al principio, pero les conté la noche que habíamos estado juntos y como habíamos hecho el amor. Les di cada detalle, y mientras hablaba, recordaba ese momento, lo que me hacia sonreír y hacia que las otras pudieran sentir lo mucho que ese momento había significado para mí y lo mucho que me alegraba haberlo vivido.
Todas mis amigas sonreían al escucharme, estando muy contentas por mí. Algunas sonreían de una forma más perversa al imaginar todo lo que les decía, y algunas hacían comentarios sobre como seria estar en la cama con Exveemon. Ahora que lo pienso, tal vez di demasiados detalles ya que al parecer las empecé a calentar.

Termine mi historia, y los comentarios siguieron. La mayoría decían cosas buenas de Exveemon, incluyendo que era un caballero y que era el sujeto correcto para mí. Otras… solo pensaban en estar con él de esa forma, y hablaban de lo guapo y sexy que era.
Debo decir que me sorprendí un poco que ese tipo de comentarios salieran, pero no me había molestado ya que en parte era mi culpa por dar tantos detalles. Además… estaba de acuerdo con ellas en muchas cosas, jejeje.

-Creo que deberíamos dejar de decir cosas de Exveemon ¿no creen chicas?- dijo Cho Hakkaimon.
-Tiene razón- agrego Rosemon –después de todo, ese encantador dragón azul le pertenece a Renamon.
-Es cierto- dijo Guilmon –Sin importar que tan bien nos trate a todas, él solo tiene ojos para ti- colocando su mano sobre mi hombro –y después de lo buena que has sido y lo mucho que te has esforzado para mantenernos animadas y a no perder la esperanza en estos momentos, hace que tú te merezcas a ese hombre-

Quería decir algo, pero todas parecían estar de acuerdo con las palabras de Guilmon. Me sentía algo avergonzada, pero también muy alagada por eso. En verdad tenía a mí alrededor a buenas amigas, y el ver que ellas estaban tan contentas de que yo tuviera a alguien, me hacía desear que ellas un día encontraran también a ese alguien especial.

-Renamon…- dijo Lunamon, la única que no había hablado en todo ese desayuno, acercándose hacia mí y sentándose a mi lado –Entonces… ¿tú y el Señor Exveemon son novios?-

Era una pregunta bastante inocente, y el modo en que lo había dicho también lo era y eso me conmovió. Era maravilloso ver que a pesar de todo lo malo que había pasado a su joven edad, siguiera conservando esa dulzura, y el que llamara “Señor Exveemon” al dragón azul era una muestra de que lo estimaba.

No supe cómo responder al principio, pero todas las demás mencionaban varias de las cosas que habíamos hecho juntos, como el hablar, o el hecho de ser la primera con quien él estuvo y a la que más visitaba, y principalmente, el que Exveemon diera un paso conmigo que no había dado con nadie más.
Creo que todo eso me convenció en responder la pregunta de la digimon blanca.

-así es Lunamon. Exveemon y yo somos novios- le dije con una sonrisa, y a la pequeña Lunamon se le formo una dulce sonrisa en los labios como jamás le había visto.

Después de eso todas continuamos con nuestro desayuno, pero el ambiente se seguía sintiendo animado y agradable, a diferencia del de muchos días anteriores. Aun me parecía curioso… pero mi relación con Exveemon y el que estuviéramos juntos alegraba a todas, y me gustaba pensar… que les daba más esperanzas.

Durante los siguientes seis días Exveemon siempre venia y nos visitaba.
Creía que Exveemon era perfecto tal y como era, pero resulto que en esos días era mucho más amable, dulce y atento de lo que ya era con todas las chicas. Pero sobre todo… conmigo.
Tal vez lo mejor de esos días fue que, a pesar de haber hecho el amor, él no me tocaba de forma pervertida o quería volverlo a hacer todo el tiempo, y ni siquiera lo mencionaba. Para mí eso era una muestra suficiente de que él no era un pervertido que al hacerlo, solo pensaría en eso. Seguía siendo tan respetuoso y caballeroso como siempre, abrazándome, diciéndome siempre lo que sentía, y ahora también… besándome. Fueron seis días en los que él siempre me hacía sentir especial.

El séptimo fue un día difícil. Yo había recibido la visita de un Bantyoleomon, tal vez uno de los digimons más agresivos que hubiera visto. Él no me violo, pero hizo algo mucho peor. Sin alguna razón aparente, se dedicó por casi hora y media a insultarme y a golpearme. Fue una horrible golpiza la que me dio, y aunque no fue tan fuerte como para lastimarme, si me dejo muchas marcas, y sobre todo… me hizo sentir que no valía nada, y me sentí más decaída y miserable de lo que había estado en varios días.
Cuando el león se fue, a los pocos minutos mi amado llego, pero el encontrarme en tan mal estado, tanto físico como emocional lo hicieron sentir horriblemente culpable.
Recuerdo que yo estaba acostada de lado, y él se puso detrás de mí y me abrazo, apoyando su cabeza contra mi espalda.

-Lo lamento Renamon- me dijo en un tono de voz muy suave y dulce, y al mismo tiempo triste –Lamento… no haber estado aquí contigo antes. Te lastimaron, y yo debí haber estado aquí… para protegerte-

No era su culpa, pero le importaba tanto que en verdad sentía que lo era, y creo que eso me conmovió. El abrazo y el estar cerca de Exveemon casi me habían hecho olvidar todo lo malo que me había pasado. Tome sus manos y las lleve hasta mi rostro, para que él me sintiera.

-no es tu culpa querido- le dije –esto es culpa de Digitamamon y de esos hombres que no nos respetan. Tú… eres la razón por la que puedo seguir y soportar todo esto. Y el que estés aquí… me hace sentir feliz-

Cambie de posición y ahora ambos estábamos acostados de lado, uno frente al otro. Él me podía ver sonreír y eso lo calmaba, pero aun podía percibir que se sentía algo culpable.

-No debes sentirte culpable- le dije, acariciando su rostro –lo único que te debe importar es que otra vez nos vemos, y podemos estar juntos-
-Aun así… quisiera hacer algo más por ti- dijo, mirando hacia otro lado.
-Exveemon… tú ya haces mucho por mí- tomando su rostro para que me viera de frente.

Al final le pude sacar una sonrisa, y de ahí pasamos a los suaves besos, que se convirtieron en besos más apasionados, que sentía que me devolvían la fuerza y me hacían sentir mucho mejor.
Ahora ambos nos sentíamos muy bien, y pasamos un largo tiempo hablando sobre cualquier cosa, abrazados, y besándonos ocasionalmente.
Y al final ninguno de los dos pudo contenerse. Él decía que quería hacer más por mí para hacerme sentir mejor, y yo aún no había podido olvidar del todo lo que me había sucedido hacía rato. Ambos nos dejamos llevar por nuestros sentimientos… y una vez más hicimos el amor.
No tengo palabras para describirlo, pero solo podía decir que la dulzura y el amor de Exveemon habían hecho esa experiencia hermosa, y yo me esforzaba por transmitirle ese mismo cariño al dragón.
Ambos terminamos agotados, pero yo sentía una gran felicidad, no solo por haber vivido una vez más algo tan hermoso, sino porque… seguía convencida de que había escogido al hombre correcto, y aseguraba que Exveemon pensaba lo mismo de mi.

-Gracias por ese momento- le dije, abrazándome a él –y por demostrarme tu amor de una forma tan especial-
-Gracias a ti- me respondió él –solo espero… que no creas que ahora solo pienso en esto-
-Lo sé, y entiendo que tú no piensas solo en esto. Pero recuerda que somos una pareja, así que si alguna vez deseas hacerlo otra vez no tengas miedo de decírmelo-
-Lo sé- abrazándome más fuerte –en verdad eres maravillosa-

En ese momento él miro hacia otro lado. Tenía una pequeña sonrisa en su rostro y se había sonrojado bastante.
Me preguntaba en qué pensaría, pero después de un par de minutos de silencio, él me dio la respuesta, una vez más mirándome de frente.

-En verdad estoy feliz de estar tu lado mi princesa, y quisiera estarlo siempre. Sé que sonare exagerado diciéndote esto pero…- tomando mis manos juntas, sorprendiéndome un poco -si pudiera… créeme, te pediría que te casaras conmigo- dijo, mientras se sonrojaba otra vez.

Me quede sorprendida, y al mismo tiempo conmovida por esas palabras. Jamás me hubiera imaginado que Exveemon me pudiera decir algo así, pero la forma en que lo había hecho, y sus ojos me decían que lo decía enserio, y al parecer le había costado trabajo decírmelo.
Creo que él espero mi respuesta a ese comentario, y con mucho gusto le dije lo que pensaba en ese momento.

-Exveemon- dije, llevando nuestras manos juntas hasta mi pecho –yo… creo firmemente que un día saldré de aquí y seré libre. Cuando ese día llegue… - acortando la distancia que había entre nosotros –Aceptare con mucho orgullo ser la esposa… del digimon más maravilloso que he conocido en toda mi vida-
-Gracias Renamon. Y créeme, sin importar cuanto tiempo tome… yo no olvidare lo que te he dicho-
-Lo sé. Aunque…-
-¿mmm?-
-Bueno, tal vez no puedas darme una boda, pero…- acercándome aún más a él –al menos me has dado la mejor noche de bodas del mundo-

Ambos nos reímos un poco por ese comentario, pero luego de la risa, volvimos a besarnos. Permanecimos juntos un largo tiempo, y casi sentíamos que íbamos a quedarnos dormidos.

-Exveemon…- dije en voz baja, pero esperando que él no estuviera dormido y me escuchara –seguro lo sabes pero… para mí, tú eres mi principal razón para seguir adelante y no rendirme. Y esperar un día… por fin ser libre-

Él no me respondió, y supuse que ya se habría quedado dormido. Pero una caricia de su parte en mi espalda me hizo ver que estaba despierto, y había escuchado lo que le había dicho.

-Gracias por tus palabras Renamon- me dijo –pero… no deberías pensar en mí como la única razón para seguir adelante y desear ser libre-
-¿ah? ¿Qué quieres decir?-
-Que hay alguien a parte de mí que debería impulsarte. Alguien más que debe ser tu razón para seguir adelante. Me refiero a tu madre-

Me sorprendió un poco que lo dijera… pero tenía razón. Le había contado mi historia, y eso también incluía haberle hablado sobre mi madre, y siempre que hablaba de ella, un sentimiento de vacío me invadía. Así como en las noches también pensaba en ella. Si… encontrarla y el que estuviéramos juntas otra vez debía ser también mi razón para seguir adelante.

Pasó casi media hora, y después de eso, Exveemon tuvo que levantarse y prepararse para irse y seguir su camino. Pero yo también me levante y lo tome de la mano para detenerlo. Ambos nos miramos y podíamos ver en los ojos del otro que ninguno de los dos queríamos alejarnos del otro, y nos abrazamos.

-sé que tienes que irte, y que tienes cosas que hacer- le dije, presionando mi rostro contra su pecho –Pero no quisiera que te fueras. Quiero que sigas a mi lado porque… porque te necesito-
-Lo sé- me dijo, abrazándome mas fuerte, y colocando su cabeza sobre mi hombro –y yo también quiero seguir a tu lado. Sabes que yo siempre que pueda vendré a verte. Pero… no olvides que yo siempre estaré contigo, mientras me tengas en tu corazón. Así nunca te hare falta, así como tú no me harás falta, porque te llevo en mi corazón siempre-
-Lo sé. Y hasta pronto Exveemon, espero que te vaya muy bien-
-Hasta pronto mi amor. Y recuerda no perder la fe y sigue adelante, por ti, por mí, y también por tu madre-
-Lo hare-

Era solamente un hasta luego, pero romper ese abrazo fue realmente difícil. Aun así al final tuvimos que separarnos para que Exveemon pudiera marcharse, pero antes él me dio un último beso en los labios, y yo le decía que lo esperaría hasta que él pudiera venir otra vez.

Paso tal vez solo una media hora desde que Exveemon se había ido, pero ya lo extrañaba.
Miraba desde la ventana de mi habitación la luna llena que iluminaba el cielo, y las hermosas estrellas que lo adornaban. Podría decir que el cielo reflejaba mi propio estado de ánimo, porque a pesar de seguir viviendo encerrada y tener que seguir sufriendo el maltrato de hombres que no nos valoraban, también estaba contenta de saber que había uno que nos quería y nos respetaba, y que cuando nosotras nos sintiéramos decaídas y pareciera que no podríamos continuar, él aparecía para apoyarnos. El amor de mi vida, que una vez más con su visita había sido capaz de alegrarme, y que esperaba con ansias el día en que él viniera a verme otra vez.

Seguía con la vista en el cielo nocturno, y perdida en mis propios pensamientos, recordando la visita de mi querido dragón azul que hacía poco había terminado, y recordando algo en particular. Él me había dicho que no solo pensara en él como mi razón para seguir a delante, sino que también tuviera ese mismo deseo y esperanza de ser libre… para ver otra vez a mi madre.
Una sonrisa se formó en mi rostro al pensar en ello, y la verdad es que… si deseaba verla otra vez. La extrañaba, y a pesar del tiempo no la había olvidado… y no había dejado de quererla. Realmente me hacía falta.

La recordaba muy bien. Ella era una Kyubimon centrada y dedicada a que yo aprendiera las técnicas espirituales para seguir con la tradición de nuestras antepasadas. Sin embargo, ella no era rígida ni exigente. Si yo llegaba a fallar, ella me alentaba que lo volviera a hacer, y me acompañaba y me ayudaba hasta poder lograrlo. Y cuando no entrenábamos, siempre jugábamos, leíamos, y sobre todo estábamos juntas, siendo siempre muy atenta y cariñosa.
Recordaba también que muchas veces ella me había dicho que lamentaba el tenerme como vivíamos, alejadas de todo y de todos, sin tener tanta libertad para conocer otros lugares y otros digimons, pero era la tradición que la familia tenía que seguir, aunque esa razón nunca la hacía sentir mejor. Recordaba también que ante esas palabras, yo siempre le decía que lo entendía y lo aceptaba. Pero sobre todo, siempre le decía algo que esperaba que ella nunca olvidara… que era una buena madre.

Seguía observando el cielo, y seguía recordando a mi madre. Estaba tan pérdida en mis pensamientos que realmente parecía que nada pudiera sacarme de ese estado, hasta que me di cuenta de algo. Varias estrellas parecían estar posicionadas en una forma específica.
Para cualquiera eso parecería ser algo insignificante. Pero yo… la forma en que estaban posicionadas las estrellas en el cielo la reconocía. La figura que formaban esas estrellas recordaba a un zorro sentado, y la luna se posicionaba justo entre las estrellas, o mejor dicho, en el pecho del zorro.
Esa era la “Constelación de la Zorra”, y al verla… un buen recuerdo invadió mi mente.

(Comienzo del Flashback)

Fue hace tal vez dos años más o menos. Yo aún vivía en mi pequeña casa sobre una colina junto con mi madre.

Era una noche igual a la que observaba ese día, Yo había evolucionado finalmente a mi forma de Renamon, lo que significaba que las prácticas para dominar mis poderes serian un poco más extensas, ahora que estaba en el nivel en el que podría comenzar a dominarlas mejor. Pero esa noche solo era para descansar.

Ambas estábamos fuera de la casa. Ella estaba acostada sobre el césped, y yo estaba apoyada sobre su suave cuerpo, y usando sus colas como si fueran una cobija.
Ambas observábamos el hermoso cielo, y al igual que en esa noche, estaba adornado por hermosas estrellas y una luna llena que iluminaba con un bello resplandor nuestro hogar, la colina, el bosque, y a nosotras. En noches como esas podíamos hablar de cualquier cosa, o simplemente dejar pasar el tiempo y disfrutar en silencio del cielo y de la compañía mutua. Pero recuerdo que esa noche había algo que quería decir.

-sabes mamá… quisiera poder hacer algo más que solo practicar. Quisiera ir más lejos de aquí. Conocer otros lugares y a otros digimons. Poder hacer mucho más-
-te entiendo- me dijo ella, con su característica dulce voz –pero debes seguir aquí hasta que hayas dominado a buen nivel tus poderes. Una vez lo hagas ya no tendrás la necesidad de practicar. Podrás ir hacia otros lugares y podrás hacer más cosas. Solo debes ser paciente-
-bueno… está bien- dije, y baje la mirada.

Algunas veces le decía a mi madre eso, y ella normalmente me respondía de la misma manera. No era que no deseara seguir con la tradición es solo… que deseaba poder hacer más, y cuando ella me decía eso me hacía sentir que podría pasar aun un largo tiempo para poder conocer más, y eso en parte me frustraba.
Pero también me di cuenta que con mi respuesta mi madre parecía decaída también, y tenía su cabeza en el suelo. Me acerque a su rostro para verla mejor, y ella volteo a verme, y se veía algo triste.

-Perdón- me dijo, ahora con una voz apagada –Sé que quieres hacer más y… y yo no te dejo hacerlo por cumplir esta tradición. No quisiera tener que hacerlo hija. En verdad me gustaría que pudieras ser como los demás y que pudieras hacer lo que quieras. Pero debo seguir con la tradición, lo quiera o no-

Mi respuesta aburrida y frustrada la hacían sentir mal, y yo no me daba cuenta hasta que la escuchaba hablar de esa forma. Odiaba que ella se pusiera así por mi culpa, y debía hacer algo para animarla, así que la abrace con fuerza por el cuello, y hundí mi rostro sobre el enorme collar de pelo blanco que lo rodeaba.

-Perdóname por decir algo que te hace sentir mal mamá- le dije –y también entiendo que tenemos que seguir la tradición, es solo que desearía hacer más. Aun así… estoy contenta de que estemos juntas y que no siempre entrenemos. Pero sobre todo…- acercándome y dándole un beso en la mejilla –que seas una buena madre que me quiere y me muestre siempre su cariño-

Me reconfortaba ver a mi madre sonreír y luego acercar su rostro al mío para acariciarlo.

-Eso es lo que más me importa- me dijo –Porque sabes… mi madre nunca fue así-
-¿Qué quieres decir?- pregunte.
-Cuando era tan joven como tú, mi madre solo se dedicaba a que yo entrenara y dominara mis poderes espirituales. Al final el arduo trabajo dio sus frutos pero…-
-pero…-
-Pero eso era lo único que hacía con ella, entrenar. Nunca me mostro su cariño o que me quería. Ni un beso, ni siquiera un abrazo. Cuando ella se fue sentí que había tenido una maestra… pero no una madre. Cuando domine mis poderes por completo y empecé a viajar más, pude ver el cariño que los digimons pequeños recibían de sus madres y lo felices que eso les hacía. Fue por eso que prometí a mí misma, que cuando tuviera una hija- mirándome a los ojos –no dejaría que el entrenarla me hicieran dejar de ser su madre. Y que haría lo que mi madre no hizo, demostrarle mi cariño. Porque quería que mi hija pudiera seguir la tradición, pero sobre todo… creciera con amor-

En ese entonces esas palabras tocaron profundamente mi corazón, y recordarlas me hacía sentir todavía más conmovida. Volví a abrazarla, y le dije algo que aun ahora creía firmemente.

-Tú eres… la mejor mamá de todo el digimundo-
-Muchas gracias por esas palabras- me dijo, y acerco sus colas a mí para, de alguna forma, abrazarme con ellas –y tú… eres la mejor hija que una madre podría desear-

Seguimos observando las estrellas y ahora disfrutaba aún más de la noche. Tal vez había sido por hablar con mi madre. Sin duda hablar con ella siempre me hacía sentir mejor, y nos hacía más unidas.

Pasaron los minutos y seguíamos observando. Entonces mi mamá me llamo la atención y me dijo que observara las estrellas que rodeaban la luna. Al principio no podía ver nada especial o fuera de lo normal, pero mientras más me fijaba más me podía dar cuenta de que era lo que mi madre quería que observara, y vi la constelación que ahora mismo observaba desde mi habitación.

-ya lo veo- le dije -¿pero que son esas estrellas?-
-Es una constelación. Una muy particular- me dijo ella –Se le conoce como La Constelación de la Zorra, y si te fijas, veras que las estrellas realmente forman la imagen de una zorra, y la luna representa su corazón-
-¿Y que es esa constelación?
-Jmjmjm, supongo que nunca te lo he contado, aunque bueno, no la había visto en mucho tiempo. Veras hija, se dice que la constelación es la representación del espíritu de la zorra que vive en la luna, y de cuya esencia nacieron las primeras Sakuyamon, antepasadas de nuestra raza y nuestras formas evolutivas finales. Ellas son las hijas de la luna por así decirlo-
-¿es por eso que algunas veces me has dicho que nosotras tenemos una conexión con la luna?-
-Así es. También la luna es un cuerpo celestial que es el eje de la magia, y el puente y guía de los espíritus. Es por eso que Sakuyamon, y sus formas anteriores como una Renamon- señalándome –o una Kyubimon- señalándose a sí misma –tenemos también la capacidad de usar la magia y tenemos poderes espirituales que nos permiten combatir y controlar fuerzas oscuras que no cualquier digimon podría enfrentar-
-Vaya…-
-Pero hay algo más. Una razón por la cual la constelación aparece en el cielo-
-¿una razón?-
-Sí. Cuando la constelación aparece en el cielo, es un símbolo de que el espíritu de la zorra quiere darle a cualquier digimon de la línea evolutiva de Renamon una oportunidad única. La posibilidad de viajar al plano espiritual, donde los digimons muertos esperan el momento de regresar a este mundo como digihuevos, sea con sus recuerdos intactos para seguir donde quedaron, o sin ellos, permitiéndoles así tener una nueva vida-
-Guau, es increíble-

Estaba sorprendida por todo lo que mi madre me había dicho, pero no tan distraída como para no notar que ella estaba algo pensativa, lo que llamo mi atención.

-mamá ¿estás bien?-

Tardo un poco en contestarme, pero cuando lo hizo y me miro, parecía que trataba de evitar llorar, y eso me preocupo.

-Estoy bien linda- me respondió –es solo… que un día alcanzare mi forma de Taomon, y ya no tendré la necesidad de quedarme aquí. Por obligación deberé irme pero… tú te quedaras sola. Y la verdad…- al final una lagrima se le escapó de los ojos –es que no quisiera dejarte-

A mí también se me escaparon algunas lágrimas en ese momento. Sabía que efectivamente un día mi madre tendría que irse, y aunque lo entendía, yo tampoco deseaba alejarme de ella. Ambas nos abrazamos y después de unos minutos ya no sentíamos algo más calmadas.
Seguimos observando el cielo y mi madre me conto un poco más sobre la constelación.

-Cuando la constelación de la zorra aparece en el cielo se puede viajar al plano espiritual. Por eso… te enseñare lo que debes hacer para poder lograrlo. Y de esa forma… cuando yo me haya ido… y la constelación vuelva a aparecer… ambas accederemos al plano espiritual, y sin importar que tan lejos este siempre nos podremos encontrar-

Esa idea me había gustado, y era sin duda una forma de poder ver a mi madre cuando pudiera. Fue después ese día que de hecho supe que aquella constelación no aparecería todo el tiempo, y de hecho nunca se podría saber cuándo volvería a aparecer.
Pero en ese momento la posibilidad de poder ver a mi madre aunque ella estuviera lejos me gustaba aunque me generaba una pequeña duda.

-Pero si nosotras hiciéramos eso, y en el plano espiritual hay muchos espíritus ¿Cómo podríamos reconocernos?-
-Bueno- sonriéndome, y colocando sus colas sobre mí –hay una forma en que puedes saber que yo estoy ahí… y que espero verte-

Sonreía cada vez más y sus colas comenzaban a brillar, y de forma extraña emitían una agradable música que me relajaba.

-¿puedes escucharlo?- me pregunto ella, y yo estaba tan relajada que no le respondí. Simplemente asentí –eso que escuchas… es mi melodía-
-¿melodía?- pregunte, sin comprender.
-Así es. Todos los digimons tienen en su espíritu una melodía propia. Cuando alguien de nuestra especie es capaz de entrar al plano espiritual tiene la habilidad de escucharla. En esas melodías podemos saber cómo son los espíritus, y ellos pueden escuchar también nuestra melodía. Es así como podemos comunicarnos con los espíritus, y cuando hay comunicación podemos verlos y saber si podemos ayudarlos de alguna manera-
-Vaya-
-Si un día tú entras al plano espiritual… solo debes concentrarte, y me podrás escuchar-
-¿pero cómo me escucharas a mí?-
-te escuchare porque tú también tienes una melodía en tu interior- frotando su nariz contra mí, causándome muchas cosquillas –y estoy segura que será una muy hermosa, y que voy a reconocer de inmediato-

La abrace, y poco a poco sus colas dejaron de brillar, y la música que venía con ese brillo también se había detenido. Parecía ser que nuestra especie tenía la habilidad de poder hacer sonar esa melodía interna en la realidad, y la de mi madre era maravillosa. No estaba entrenada en esa área y no sabía lo que decía esa música pero… una parte de mi sentía que en ella expresaba la alegría, el cariño y el amor de una madre.

Después de eso se me escapo un pequeño bostezo, y es que la verdad si me sentía muy cansada.

-Creo que ya es hora de dormir- me dijo, en un dulce tono de voz mientras ella también bostezaba.

Con cuidado, ella utilizo sus colas para sujetarme y colocarme sobre su lomo para llevarme a dentro de nuestra casa. Una vez dentro, ella me coloco en una cobija blanca sobre la cual dormíamos, ella se acomodó junto a mí, tratando de cubrirme con su cuerpo y transmitiéndome un agradable calor, y sobre todo, mucho cariño. Yo me acomode y acariciaba el suave pelaje de mi madre.
Ambas empezábamos a dormir, pero antes, ella me dijo una última cosa.

-Buenas noches linda- me dijo… dándome un suave beso en la frente.
-Buenas noches mamá-

Así, ambas quedamos profundamente dormidas.

(Fin del Flashback)

Recordar eso me hizo sonreír. Eran sin duda recuerdos hermosos que siempre quedaron conmigo. Después de esa noche, las cosas no cambiaron mucho. Mi madre ahora me hacía entrenar más y me hacía aplicar más cosas, como lo era el concentrarme para poder acceder al plano espiritual.
Yo había crecido y ella debía ser un poco más exigente, pero eso nunca cambio su forma de tratarme. Siempre podíamos hacer otras cosas como jugar, y siempre lo hacíamos juntas. Pero sobretodo ella jamás dejaba de mostrarme su amor de madre y yo no dejaba de demostrarle lo mucho que la quería.
Pero al final las cosas debían terminarse, y para mí ese día fue en el que mi madre finalmente evoluciono en Taomon y por tanto, había llegado el momento de irse.
Incluso en ese día ella no me dejo de mostrar su afecto, y como le dolía tener que dejarme, y yo me sentía igual, aunque al final ambas sabíamos que era algo que debía hacer, y teníamos la fe de que… tal vez un día la constelación de la zorra reaparecería en el cielo y así… nos volveríamos a ver.

Había pasado mucho tiempo desde entonces, y la constelación de la zorra no había vuelto a aparecer… hasta ahora.

Me preguntaba si mi madre estaría viéndola, y si ella recordaría la primera vez que vimos esa constelación juntas y si… ella me extrañaría… como yo la extrañaba.
Sentía algo en mi corazón que me decía que… esa noche era única. Que el que la constelación de la zorra estuviera ahí era una oportunidad que nunca había tenido desde que me había separado de mi madre. Que podría comunicarme con ella, hablarle, y saber cómo estaba. Era una oportunidad única, y debía usar todas sus enseñanzas. Así que me arrodille en el suelo frente a la ventana, con mis manos sobre mis piernas y mi vista enfocada en la luna.

Desde que mi madre se había ido para iniciar su viaje, yo no había vuelto a practicar usando mis poderes espirituales. Sin embargo, nunca había olvidado sus enseñanzas y todo lo que había aprendido de ella, y ahora lo aplicaba, concentrando toda mi energía y todo mi espíritu, pero sobre todo, mi corazón.
Ella me había dicho que lo más importante para entrar al plano espiritual era tener un fuerte deseo, y solo tenía uno, verla, al menos verla.

Pasaron algunos minutos, pero nada sucedía, y eso me frustraba. Pero no me dejaba afectar y solo seguía concentrada en mi deseo. Pasaron unos minutos más… y finalmente lo sentí.
Sentía algo extraño que rodeaba mi cuerpo. Era como viento que sacudía y movía suavemente mi pelaje, pero era al mismo tiempo cálido. Mi energía espiritual se manifestaba. No podía evitar sentirme muy contenta de que finalmente lo hubiera logrado, pero no podía desconcentrarme o esta desaparecería.
Me mantuve enfocada y poco a poco sentía como la energía se hacía cada vez más fuerte. De pronto me sentía liviana, y todo a mí alrededor literalmente se desvanecía.
En uno de los primeros entrenamientos, mi mamá me había dicho que la primera vez que se hacía, se tenía una sensación de lo más extraña, y acostumbrarse era difícil, pero si así era la única forma de ver a mi madre, entonces lo soportaría.

Mantuve mi concentración todo el tiempo, y la sensación de ligereza se incrementó cada vez más, hasta el grado de sentir que flotaba, y todo aquello que me rodeaba había desaparecido, quedando solamente un espacio oscuro e infinito en el que solo estaba yo y la hermosa constelación. Y casi como si fuera un truco de magia, las estrellas que formaban a la zorra y la luna que representaba su corazón se transformaron en una verdadera zorra. Una zorra de pelaje blanco que ondeaba como si fuera fuego, ojos azules que brillaban con intensidad, una intensa luz blanca que brillaba en su pecho, en el lugar donde estaba su corazón.
Pronto su luz me inundo cada vez más, hasta hacer desaparecer la oscuridad que hacía solo un momento me rodeaba y casi al mismo tiempo, ella paso a paso se acercaba a mí.
Cuando estuvimos frente a frente, la zorra se convirtió en fuego blanco que me envolvió, pero que no me quemaba, lo que indicaba que lo había logrado. Había obtenido el pasaje para el viaje espiritual, y en el cual, esperaba ver a mi madre. El fuego me envolvía cada vez más, hasta que en un punto solo podía ver blanco. Era casi como estar ciega, y eso me asusto un poco, pero no podía desconcentrarme en ese punto. Afortunadamente para mí, pronto el blanco desapareció, y volvía a ver aunque… no estaba en ningún lugar conocido, y de hecho… me sentía de un modo que nunca había experimentado.

Estaba flotando en un espacio vacío y oscuro, adornado por nubes que parecían brillar en la oscuridad con un tono azul celeste, y una infinidad de estrellas como nunca había visto antes. No sentía frio o calor, y tampoco sentía hambre o sed. Era una sensación extraña, y al mismo tiempo agradable.
Aunque estaba flotando, podía caminar como si estuviera en tierra firme, y comencé a avanzar, pero la verdad es que no sentía que en verdad estuviera avanzando. Por algunos minutos estuve sola, y no sentía la melodía de mi madre, la que me indicaría que estaba cerca de ella. Pero lo que si sentí… fueron otras melodías, y mientras las escuchaba, varias esferas de luz empezaban a aparecer a mi alrededor.
Ya sabía lo que eran aquellas esferas, eran almas de digimon que flotaban en la eternidad, esperando el momento para regresar al mundo como digihuevos, y empezar una nueva vida. Y las melodías eran de ellos, y en ellas estaban sus pensamientos, sentimientos y todo lo que eran. Aunque no podía distinguir solo una o saber lo que esas melodías decían.
Definitivamente había mucho que me faltaba por aprender y no había practicado tanto las enseñanzas de mi madre como debí hacerlo, y no podía evitar sentirme algo mal por ello.

-¿estás triste?- dijo una voz de la nada, y me lleve un buen susto al escucharla.

Aquella voz provenía de una de las esferas de luz, de la cual también provenia una pequeña melodía que puede escuchar, y eso solo indicaba una cosa, el espíritu de un digimon quería hablar conmigo. Estaba sorprendida, y a la vez asustada, porque nunca pensé que tan pronto un espíritu quisiera comunicarse.
No supe que decir, pero la voz volvió a hablar.

-¿estás bien?- volvió a decir la voz, y esta vez la esfera de la que salía la voz se colocó frente a mí, a algunos metros de distancia.

Ahora había escuchado la voz más claramente. Era una voz femenina, de una chica joven. Seguí sin saber que decir, pero ahora me mostraba mucho más calmada, y poco a poco empecé a acercarme a la esfera, a la cual se acercaba otra esfera.

-Ese collar tuyo…- dijo una voz, proveniente de la segunda esfera, que también tenía una voz de una chica joven, y tenía su propia melodía.

Eso me sorprendió, y es que apenas caía en cuenta de que aun siendo un espíritu, tenía todo lo que físicamente tenia, como mis guanteletes, y el collar que me privaba de mis poderes, aunque no me había privado de mis poderes espirituales.

-¿sabes lo que es?- pregunte, ahora mostrándome más confiada y tranquila.

Pasaron varios segundos antes de que la voz me respondiera, pero al hacerlo… su tono cambio.

-Lo sé. Desgraciadamente lo sé- dijo en un tono triste.

En ese momento, las esferas de luz empezaron a moldearse y a tomar nuevas formas que no supe definir.
Cuando termino, la luz se apagó, y en su lugar… había dos digimons a los que nunca había visto. El primero se parecía a un Unimon, pero su pelaje era naranja, con un tono vainilla en el vientre y que se extendía por su cuello. En sus cuatro patas tenía una armadura dorada que llegaba hasta las rodillas, y una armadura igual cubría su pecho y su cabeza, exceptuando los ojos, que eran azul celeste. Tenía una hermosa crin sedosa de color amarillo claro, igual que su cola, y alas de color amarillo. Tenía orejas parecidas a las alas de un murciélago. El segundo también era un digimon cuadrúpedo. Tenía un pelaje blanco que era adornado por dos rayas azules en sus patas delanteras, dos en su espalda y una en sus cuartos traseros. Tenía grandes alas y una cola sedosa y larga como la del otro digimon. Su rostro tenía el aspecto de un ave y tenía mayor plumaje a ambos lados de la cabeza y en cuello, además de dos rayas rojas debajo de cada ojo. Pero… tal vez lo que más me llamo la atención de ambos digimons fue ver en sus cuellos un collar igual al mío, y también me fije que ambas se veían muy tristes. De hecho, quien tenía el aspecto de un ave estaba llorando.

¿Acaso ellas eran otras prisioneras de ese prostíbulo que… habían muerto?
No pude soportar verla llorar, y me acerque a ella y empecé a limpiarle las lágrimas, y al mismo tiempo la abrazaba por el cuello, esperando a que se calmara, y al mismo tiempo me sorprendí de poder tocarla, pese a ser un espíritu. Lo mismo hice con la otra, y ahora ambas se veían algo más calmadas.

-Gracias- dijeron ambas.
-No hay de que- respondí, regalándoles una sonrisa -¿Quiénes son ustedes?-
-Cómo puedes ver, soy una Pegasusmon- dijo la digimon equina -Pero… me llamo Sandra- envolviendo a la otra con una de sus alas –y ella es una Hippogriffmon-
-Puedes llamarme Hikari- dijo la otra, algo nerviosa
-En ese caso… Sandra, Hikari… yo soy Renamon, y es un gusto conocerlas-
-Igualmente- dijo Hikari, algo más relajada.
-Lo mismo digo- agrego Sandra -había escuchado que las de tu especie podrían contactar con los espíritus, pero nunca imagine que nos encontrariamos a una-
-Quería tratar de… buscar a mi madre y… ¿ustedes eran unas… prisioneras?-

Me sentí algo mal de preguntarles eso, pero sentía la necesidad de saberlo. Sandra se veía algo decaída por la pregunta, pero igual parecía dispuesta a responder.

-Sí, lamentablemente lo fuimos- dijo Hikari, y nuevamente estaba intranquila, pero Sandra trato de calmarla.
-Estuvimos encerradas por dos años, y hace tres que morimos- recostándose al igual que su amiga, y viéndose tan decaída como ella –y ahora, espero pacientemente el día en que podamos volver a nacer, sin este collar, y libres al fin, con una nueva, y espero que alegre vida. Veo que tú también eres una prisionera Renamon-
-Sí, lo soy-
-Y también veo lo duro que ha sido para ti-
-Así es. Llevo encerrada más de año y medio, y créeme que no ha sido fácil soportar el maltrato de los hombres-

No fue mi intención, pero Hikari rompió en llanto después de escucharme, y su amiga trato de calmarla.

-Ella ha tenido malas experiencias- dijo Sandra, aun tratando de calmar a su amiga, y suponiendo lo que iba a decir.
-Oh, discúlpame- dije muy apenada.
-no… te preocupes- dijo Hikari, pero sin dejar de llorar –Es solo… que el tiempo que estuve encerrada ahí… fue horrible-
-fue horrible para ambas- dijo Sandra, empezando a llorar también.

Me sentía mal de ver a ambas llorar, pero no podía culparlas. Les estaba hablando de lo mucho que había sufrido, y era obvio que eso había hecho despertar malos recuerdos. Me acerque a ellas y trate de calmarlas. Parecía que lo había hecho, pero ambas aún se veían demasiado tristes. Aun así, ambas agradecían mis intentos por hacerlas sentir mejor.

-Ustedes realmente parecen ser buenas chicas- dije, y la tristeza ellas empezaba a invadirme también -¿Cómo les pudo pasar algo así?-

En verdad no quería meterme en algo que seguro ellas habían tratado de olvidar hacia mucho, pero una parte de mi quera saberlo, y a ellas no parecía molestarles eso. Fue Sandra la que decidió contarme que les había sucedido.

-Fue hace ya demasiado tiempo. Nosotras vivíamos en un pequeño poblado que se encontraba cerca de una gran montañas. Era un lugar bastante tranquilo, en donde todos sus habitantes siempre podían estar tranquilo y vivir en paz, así como que en todos los que vivían ahí siempre se existía un espíritu de cooperación y apoyo. Fue así como conocí a Hikari-
-Es cierto- dijo la digimon ave –fue una vez en la que aterrice mal me lastime un ala. Tú me viste y me ayudaste. Aunque… hiciste más que curar mi ala-
-¿Qué quieres decir?- pregunte.
-Lo que sucede es que yo era muy tímida- respondió Hikari –y fue gracias a la personalidad extrovertida de Sandra que me volví más abierta-
-y cuando empezamos a conocernos, tú empezaste a hacerme alguien más responsable, ya que normalmente yo era el tipo de chica rebelde que fácilmente descuidaba sus obligaciones-
-ya veo- dije.
-Fue así como nos volvimos las mejores amigas- dijo Hikari, abrazando a Sandra con sus alas, y ahora se podía ver muchísimo más animada –y compartíamos muchas cosas. Pero… creo que nada compartíamos más que nuestro más anhelado sueño ¿verdad?-
-Es cierto- dijo Sandra –el sueño de unirnos a un grupo de digimons voladores de rescate de esa zona, y cuya base se encontraba precisamente en la cima de la montaña en la cual vivíamos-
-¿un grupo de rescate?- pregunte, bastante interesada.
-así es- dijo Hikari –eran conocidos como “Los Alas de Plata”. Un grupo dedicado al rescate de digimons en peligro, buscando a digimons que estuvieran perdidos, o ayudando a aquellos que lo necesitaran. De hecho hubo una vez que al otro lado de esa montaña, un pueblo quedo devastado por un derrumbe, y ellos ayudaron a restaurarlo y dieron alimento a quien habían perdido sus hogares-
-Nosotras los admirábamos por sus proezas, así como por su gran nobleza y su espíritu de generosidad- dijo Sandra -Y como dos chicas que crecieron en un pueblo donde cualidades así eran inculcadas desde jóvenes, siempre deseamos ser parte de ellos. Pasaron varios años y tuvimos que crecer bastante para ser candidatas a pertenecer a ese grupo, así como hubo muchas pruebas que debimos pasar. Pero al final alcanzamos nuestros sueños y fuimos miembros de los Alas de Plata-
-Los Alas de Plata- comento Hikari –Usualmente están formados en grupos de acuerdos a sus cualidades. Como Sandra y yo éramos novatas, estábamos en un grupo de nuevos miembros, los que no tenían muchas cosas que hacer. Aun así, ayudar a otros del mismo modo en que lo hacían los digimons que admirábamos era maravilloso. Y al final nuestra dedicación fue reconocida por los altos líderes de Alas de Plata, y ambas nos convertimos en las líderes de nuestro grupo-
-sin embargo, en nuestro grupo no todos estaban contentos por nuestro ascenso. Dentro de nuestro equipo había un grupo de cinco Unimons que… o eran precisamente la imagen de lo que debería representar un Ala de Plata, es decir respeto, generosidad, amabilidad, y dedicación. Ellos trataban de abusar de otro por el hecho de ser miembros de ese grupo de rescate, y le daban muy poca importancia a lo verdaderamente importante, que era ayudar a otro-
-Pero desde que nos volvimos líderes de equipo- dijo Hikari –ellos comenzaron a ser cada vez más abusivos con otros y más que miembros de Alas de Plata, actuaban como si fueran rufianes. Lo peor es que en una ocasión en la que ayudábamos a un pueblo cercano que había sido dañado por un sismo, ellos parecieron tratar de extorsionar a algunos de los que necesitaban ayuda. Nosotras nos dimos cuenta y expusimos esa horrible falta de respeto a los digimons necesitados y al grupo a los líderes de los Alas de Plata y ellos los sacaron del grupo. Nunca creí… esa acción de denunciar algo que estaba mal… pudiera ser el inicio de nuestra pesadilla-
-¿Qué quieres decir?- pregunte.
-Esos Unimons- dijo Sandra –desde el día en que habíamos entrado al grupo eran muy odiosos y altaneros. Parecía que tenían una mentalidad muy machista y no toleraban que una mujer les diera órdenes, los superara o se metiera en sus asuntos. Ellos nunca nos respetaron y el que salieran del grupo fue algo que no toleraron-
-¿Qué sucedió?-
-nuestro grupo recibió una llamada de ayuda y la atendimos. Pero al llegar al lugar y sin darnos cuenta algo me noqueo a mí y a Hikari. Cuando despertamos estábamos en ese prostíbulo. Nos habían puesto los collares nos tenían en una habitación oscura con una única luz. Pero lo peor fue ver que esos Unimons nos habían vendido a Digitamamon como dos más de sus prostitutas, y fue aun peor cuando… cuando ellos… ellos fueron los primeros en violarlos, y darnos una lección de lo que nos aguardaba en ese horrible lugar. Así fue como nuestra pesadilla comenzó. Dos años de abusos, violaciones y maltratos, y aun peor era que cada semana, y sin excepción esos caballos bastardos venían a abusar de nosotras. Ambas intentamos mantenernos fuertes pero… luego del primer año ya nos habíamos dado por vencidas. Al final, ya cumpliéndose dos años de encierro, una vez más los cinco Unimon nos venían a ver, solo que esa vez Hikari y yo hicimos algo que nunca habíamos hechos… oponernos y tratar de defendernos. Al final esa fue nuestra perdición-
-¿Qué quieres decir?-
-ello eran tan machistas, y valoraban tan poco a las mujeres que al tratar de oponernos, ellos no solo nos violaron como si solo pensaran en sexo, sino que también nos golpearon como nadie lo había hecho. Esa noche Hikari y yo estábamos cubiertas de semen, pero también de sangre y prácticamente estábamos hechas pedazos. Ambas nos quedamos dormidas y… fue cuando nuestra vida termino-

Cuando termino de hablar, Sandra parecía haberse quebrado, y Hikari estaba igual que ella. Ambas se abrazaron mientras no dejaban de llorar.

-Al final… perdimos todo. Seguir con nuestro sueño… nuestras vidas y nuestros amigos… por culpa de unos miserable- dijo Sandra.
-y aunque nos tratamos de mantener fuertes… para nosotras ya no había esperanza- dijo Hikari, aún más triste que Sandra.

La historia que me habían contado era terrible y realmente me destrozaba ver que todos los sueños que habían logrado cumplir y toda su vida se hubiera acabado por culpa de unos idiotas. Quise acercarme a ellas para tratar de consolarlas, pero antes de que las pudiera tocar, ellas se convirtieron nuevamente en esferas de luz que se alejaron de mí, hasta que ya no pude escuchar su melodía. La comunicación con esos espíritus había terminado, y me sentía mal de no haberlas podido ayudar de alguna manera.

Continúe mi camino, y seguía tratando de escuchar la melodía de mi madre, pero aún no había conseguido nada, y eso realmente me molestaba y me preocupaba.

-espero que estés aquí- pensaba, mientras seguía caminando.

Pasaron tal vez solo unos diez minutos, pero aun no podía escuchar la melodía de mi madre. Pero si pude escuchar dos melodías cerca de mí, pertenecientes a dos esferas de luz que se acercaron a mí.

-Ese collar…- dijo una voz femenina madura, que venía de una de las esferas.
-sí, es el mismo- dijo una voz femenina mucho más joven, perteneciente a la otra esfera.

Una vez más, dos espíritus hicieron contacto conmigo, y empezaron a materializarse frente a mí, tomando la forma de dos digimons.
La primera era una Aquilamon. Una digimon con el aspecto de una enorme ave de plumaje rojo, con un collar de plumas cafés y plumas blancas en la cabeza, así como dos enormes cuernos que, realmente me intimidaron un poco. La segunda era una Tinkermon, una digimon de la cual había visto imágenes en libros, pero jamás había visto una real. A diferencia de la Aquilamon, Tinkermon era muy pequeña, casi del tamaño de mi mano. Tenía una apariencia más humanizada, cabello rubio y pequeñas alas de insecto, entre otros detalles que eran iguales a los que había visto en libros. Lo único que no tenía era una lanza roja con picos que se suponía que todas las de su especia tenían. Ambas digimons reconocieron mi collar y pude notar que ellas también tenían collares similares, pero para sus respectivos tamaños.

Trate de hablar con ellas. Les conté un poco sobre quien era y como había llegado a ese lugar, y además les había comentado que no hacía mucho había hablado con Hikari y Sandra, quien al igual que ellas y yo, también habían sido prisioneras, y ellas me contaron algo que… no me esperaba.

-Es comprensible que las hayas encontrado- comento Aquilamon, mirando hacia otro lado, pero podía ver en su rostro una marcada tristeza –De hecho… muchas prisioneras… estamos aquí-
-¿Qué quieres decir?- pregunte, sin comprenderlo.
-Lo que sucede…- dijo Tinkermon, volando hacia mí y quedando frente a frente conmigo –Es que… cuando un digimon muere su espíritu usualmente permanece en el lugar donde ha tenido mayores experiencias. Sean buenas… o malas. Es por eso que… nuestros espíritus permanecen cerca de este lugar hasta el día que volvamos a la vida, lejos de aquí. Y nuestras melodías se sienten más conectadas con alguien que… su melodía nos dice que ha pasado por lo mismo-

Ahora podía entender porque me había encontrado con espíritus de digimons que en vida habían sido prisioneras, y por qué seguiría encontrándolos esa noche. Aun así, me impresionaba mucho la cantidad de cosas que Tinkermon conocía.

-¿Cómo sabes sobre eso?- pregunte.
-La mayoría de las digimons de mi tipo sabes esas cosas- contesto ella, y empezó a sentirse algo triste –lamento que tú quieras buscar a tu madre, y te encuentras con espíritus que tienen que ver con algo… que quieres olvidar-

La pequeña se veía muy decaída y al final no pudo contener sus lágrimas. Voló hacia a la cabeza de Aquilamon, y trato de abrazarla, mientras ellas también lloraba.
Una vez más me encontraba con una escena que me rompía el corazón y trate de animarlas. Me costó trabajo, pero parecía que lo estaba logrando, y pronto ambas se sintieron algo más tranquilas.
Al igual que Hikari y Sandra, pude notar que ellas tenían una gran conexión y eran muy buenas amigas, pero también podía ver que cargaban un gran peso sobre ellas, producto de todo lo malo que les había pasado.
Al final, parecía que querían compartir conmigo su historia, y tal vez así desahogarse un poco. La primera en hablar fue Tinkermon.

-Yo era un hada como cualquier otra, que vivía en los bosques. Mi función principal era ayudar a los digimons más pequeños, así como proteger el bosque y atacar a quien lo dañara. Cuando muchas de mi especie estamos juntas somos imparables. Pero si una se separa… es fácilmente una presa. Eso fue lo que me paso-
-No te entiendo- dije.
-Yo solo paseaba, y sin darme cuenta me aleje de mi grupo, y fue cuando alguien me secuestro. No pude hacer nada para defenderme porque quien fuera que me ataco me puso en una botella cerrada que no podía dañar desde adentro. No recuerdo exactamente cuántos días dure encerrada, pero fueron terribles. Jamás me había alejado tanto de mi hogar o de los míos, y estar tan lejos de ellos era muy doloroso, aunque no me imaginaba que ese era el principio de mi infierno-
-llegaste a ese prostíbulo- dije muy decaída, y Tinkermon solo asintió, tan decaída como yo-
-El que me secuestro- continuo –me vendió a Digitamamon por una cantidad mínima, y por servicio sexual gratis de una de sus prisioneras. Entiendo que el sexo es algo natural pero… también se supone que es algo hermoso, no algo que se usa para hacer negocios, y menos justifica maltratar a una mujer. Realmente hay hombres repugnantes-

Tenía que darle la razón a la pequeña hada. Yo también creía, sobre todo gracias a Flamedramon, que el sexo debería ser algo especial, y no lo que muchas vivíamos.

-escuche y vi- continuo –lo horrible que es ser violada una y otra vez todos los días. Pero lo que yo sufrí fue aún más terrible, y fue mucho peor por mi pequeño tamaño. No me podían hacer lo mismo que a una chica de tamaño normal, pero para mi desgracia siempre encontraban formas para disfrutar conmigo, y por ser tan pequeña el dolor y… el asco eran aún mayores-

Ella hizo una pausa de varios segundos, y la note aun mas decaída, incluso… me atrevo a decir que se veía asustada.

-Un día…- continuo –un tipo… quiso… quiso violarme…. Como si yo fuera una chica de tamaño normal. Era un enferme que le importaba poco lo que sentía, mucho menos que por mi tamaño no podía hacerlo. Solo me penetro una vez y… así me mato y…-

Ella parecía tener dificultades para hablar pero… con eso había sido suficiente, no solo para entender como había muerto, sino entender lo enfermos y asquerosos que podían ser algunos hombres solo por divertirse con nosotras.

-solo viví dos semanas en ese lugar- siguió –pero… fueron suficientes para hacerme vivir  un verdadero infierno. Y peor que el encierro, el maltrato, y el ver a otras chicas sufrir fue el cinismo de Digitamamon. Yo ya iba a morir, pero pude escuchar sus palabras antes de morir-
-¿Qué dijo?- pregunte.
-No fueron palabras de tristeza- me respondió –ni de culpa ni nada. Él no sentía ningún respeto por mi o por cualquiera de las otras chicas. Por haber vivido tan poco dijo que yo era…… un fracaso-

Cuando termino de hablar, la pobre rompió en llanto y dejo salir su tristeza y rabia de haber sufrido tanto. Aquilamon se veía tan triste como su amiga, y después de escuchar esa historia yo me sentía tan destrozada y triste como ellas.

-fue un tiempo horrible- volvió a hablar la hada –aunque- esbozando una sonrisa –aunque fue poco tiempo… igual conocí a una buena amiga- mirando a Aquilamon –una buena y gran amiga-
-Si- dijo el ave –nos hicimos buenas amigas. Y créeme Tinkermon, tu amistad me ayudo a sobrellevar un poco el hecho de vivir encerrada-
-¿Qué fue lo que te sucedió a ti Aquilamon?- pregunte.
-Bueno… yo era parte de una gran colonia de digimons aves que vivíamos en un cañón, muy lejos de aquí. Actuábamos como una gran comunidad, apoyándonos entre todos. Yo era una de varias hembras que se encargaba del cuidado de digihuevos que en vez de aparecer en el pueblo del inicio, aparecían en nuestro hogar. Teníamos una vida tranquila y serena, pero un día toda esa tranquilidad simplemente desapareció. Un día y sin previo aviso, nuestro hogar fue atacado por un grupo de Ogremons liderados por un Boltmon, y aparentemente su motivación era robar digihuevos, aunque aún me cuesta imaginar para qué. Por la seguridad de los digihuevos decidimos simplemente huir y llevarnos todos los huevos que pudiéramos. Desgraciadamente no todos los huevos pudieron ser salvados, y lamentablemente no fui tan rápida y no pude escapar. Fui capturada, pero lo peor de todo fue una vez estuve en sus manos y descubrieron que yo era hembra… bueno, ya te harás una idea. Parece que para los hombres solo somos objetos para sentir placer… y nada más-
-Quieres decir que…- dije.
-Así es- dijo ella –ellos terminaron violándome. Fue una experiencia horrible, pero fue aun peor cuando después ellos dejaron en claro que yo no les servía porque era muy grande para llevarme. Yo era una digimon, no era algo que simplemente se pudiera vender como cualquier cosa. Pero eso no les importo y me vendieron a Digitamamon por una buena suma de dinero. No había habido una digimon de mi tamaño en ese lugar, así que me convertí en una gran atracción, tanto para digimons pequeños que abusaban de mí en grupo, o solo uno o dos de gran tamaño, salvajes y sin ninguna pizca de compasión. Fueron solo dos semanas, pero… a pesar de ser tan grande… solo ese tiempo soporte. Estaba tan deprimida y además estaba demasiado débil por haber puesto toda mi energía en cuidar huevos… que simplemente no estaba en condiciones para seguir adelante, y el llegar a ese horrible lugar y ser abusada una y otra vez fue lo que acabo física… y emocionalmente conmigo. Yo morí… la noche en que Tinkermon murió. Cuando lo supe, eso era todo lo que necesitaba para morir, pero antes de hacerlo… escuche a Digitamamon decirme algo, sin mostrar ninguna señal de respeto o consideración conmigo-
-¿y que dijo?- pregunte.

Ella tardo un poco en responder, pero al hacerlo, se veía totalmente destrozada.

-Que yo…- dijo Aquilamon –por no haber durado lo suficiente para hacer llegar más dinero… también era un fracaso-

Una vez más me sentía dolida de haber escuchado esas historias. Simplemente era injusto que buenas mujeres terminaran en lugares así donde todas sus vidas eran tiradas a la basura, y era aún peor que con ninguna se mostrara algo de respeto o consideración. Ellas habían vivido el infierno y ahora ni sus espíritus podían alejarse de ese lugar maldito hasta que tuvieran una nueva vida.

Quise decirles algo, pero ellas también se convirtieron otra vez en esferas de luz que se alejaron de mí. Lo último que pude ver fue a ambas llorando.

Ya no podía hacer nada, más que seguir caminando, aunque solo unos cuantos minutos después escuche otra melodía, y una esfera de luz apareció frente a mí y cambio de forma para mostrarme quien era.
Era una digimon femenina de aspecto humano y cuyo físico destacaba mucho. Era muy atractiva, pero físicamente se veía muy fuerte. Su atuendo consistía en una especie de piel de algún digimon bestia de color amarillo que cubría sus senos y su entre pierna, así como guantes y botas hechas del mismo material. Tanto los guantes como las botas tenían garras doradas hechas de metal, y una calavera con cuernos hechos del mismo material. También tenía hombreras y un casco dorado que parecían calaveras con cuernos, lo que la hacía ver muy amenazante. Tenía una cabellera alborotada de color azul verdoso y además vestía una capa de color rojo en el interior, y amarillo en el exterior.
Realmente se veía como una mujer guerrera, fuerte y temeraria. Pero también vi que en su cuello tenía un collar como el mío, y su casco me permitía ver sus ojos y parte de su rostro, permitiéndome ver una profunda tristeza en ella.

-Soy Renamon- me presente.
-Yo soy Kinkakumon- me dijo ella –y puedo ver que también eres una prisionera de ese lugar-
-Así es- le dije, algo desanimada –y… lamento que tú también hayas muerto en ese lugar-
-En realidad… me lo merecía- dijo ella, bajando la mirada para que no pudiera notar sus ojos.
-¿Qué quieres decir?- le pregunte.
-Veras…- empezó a hablar –Yo era una guerrera, orgullosa y salvaje, que dirigía a un grupo de ladrones para atacar y asaltar poblados y aldeas, sin importar a quien pudiéramos lastimar en el camino. Era la única forma de vida que conocía y nunca me había importado a quien pudiera lastimar o incluso matar con tal de obtener lo que quería. Ahora que lo medito… me doy cuenta que hice mucho mal y… era cuestión de tiempo para que todos mis pecados se regresaran-
-¿a qué te refieres?-
-Una noche, mi grupo y yo dormíamos, pero fuimos emboscados por otro grupo de ladrones. Ellos mataron a todos mis amigos y a mí me vendieron como esclava… a un tal Blackweregarurumon-
-¿Blackweregarurumon?- pregunte, asustada de escuchar ese nombre y pensando que tal vez sería el mismo que me había quitado a mí amiga. Aun así trate de mantenerme tranquila.
-él me mantuvo encerrada en un sótano. Me golpeo y me humillo hasta que toda mi característica fuerza y fiereza se fueron, y me volví tan sumisa y débil como una pequeña Nyaramon. Fue cuando empezó a cobrar a hombres que venían para que pudieran violarme. Así dure cuatro meses tal vez, hasta que ese perro negro me vendió a Digitamamon como una más de sus prostitutas. Fueron experiencias horribles que me marcaron y me degradaron, haciéndome sentir como una mujer sin valor, y que para los hombres solo somos objetos sexuales, y nada más. Pero ese tiempo también me ayudo reflexionar todas las cosas que había hecho en mi vida y el mal que había causado. Al final acepte todo lo que me pasaba y lo considere como un castigo por todas mis culpas-
-Aun así… no te merecías pasar por eso-
-No estoy tan segura Renamon. Pero… hubo algo bueno en todo ese capítulo de mi vida. Cuando llegue al prostíbulo, conocí a todas las demás chicas, y a pesar de que ellas sufrían igual que yo, trataban de mantenerse optimistas y me apoyaron. Encontré en ellas buenas amigas y una razón para tratar de seguir adelante, y soportar mi tortura. No sé cuánto tiempo paso, pero en una ocasión trate de escapar con varias de las chicas. Lamentablemente nuestro intento fallo miserablemente-
-¿y qué sucedió?-
-Digitamamon mato a las chicas que me acompañaban frente a mis ojos y luego trato de matarme. Yo le dije que en realidad no me importaba morir, pero que no permitiría que lastimara a chicas inocentes. Eso fue lo último que dije… y al final, no pude evitar que otras chicas sufrieran-
-Lo lamento-
-No lamento tanto haber muerto. Lamento haber visto a chicas inocentes y saber que aún quedaban chicas en ese lugar. Ellas eran dulces y tiernas, y me dieron esperanza de que tal vez yo un día tendría una oportunidad, así como la esperanza de que podría escapar. Pero aunque me duela decirlo... tener tanta esperanza… no sirvió de nada-

Una vez termino de hablar, ella se convirtió otra vez en una esfera de luz y se alejó de mí, sin tener oportunidad de decirle algo más. Aunque siendo honesta… ya no me sentía capaz de decir algo para intentar dar ánimos. La verdad… ya estaba pensando que eso no servía para nada.
Ahora… comenzaba a sentir en mi interior el peso de vivir en el infierno en el que estaba. El dolor que sentía, y ahora que también sentía el dolor de las chicas con quienes había hablado, hacían que fuera aún más grande, y se haría más grande conforme siguiera avanzando, y más espíritus me hablaban.

En total encontré cinco espíritus más. Todas digimons hembras y todas prisioneras de ese horrible prostíbulo.
Las dos primeras fueron una Impmon y una Armadillomon. Ambas eran buenas amigas que se cuidaban mucho la una a la otra, y siempre trataban de salir adelante con trabajo y esfuerzo. Impmon era una bailarina en un bar mientras que Armadillomon era camarera en un restaurante. Ambas trabajaban mucho, pero realmente amaban lo que hacían y sobre todo, se querían mucho. Así, con esfuerzo y trabajo duro ambas salieron adelante. Pero lamentablemente ambas fueron atacadas cuando menos se lo esperaban, y cayeron en las garras de Digitamamon. El maltrato las afecto tanto que ambas terminaron muriendo. Armadillomon murió por una fatiga extrema, e Impmon solo murió una semana después, producto de la depresión de haber perdido a su mejor amiga.
Después encontré a una Spadamon. Ella era una digimon muy joven, pero también muy valiente y luchadora, que siempre se esforzaba por salir adelante, y había iniciado un viaje con tal de ser más fuerte para poder ayudar a todos aquellos que pudieran necesitar su ayuda. Lamentablemente su viaje duro poco cuando fue atacada y secuestrada, para luego ser vendida. Vivió encerrada por dos años y murió cuando su cuerpo no pudo soportarlo más. De hecho… ella murió poco antes de que yo fuera secuestrada, razón por la que ella me dijo con tristeza que yo había ocupado su lugar.
Luego a una Gumdramon, lamentablemente la digimon más joven que hubiera pisado ese prostíbulo, y la que vivió menos. Había perdido a sus padres cuando viajaba con ellos a causa de un derrumbe y había tratado de buscar refugio en un pueblo cercano. Pero al final solo fue una más que al estar vulnerable fue secuestrada para luego ser vendida. Era tan joven que su cuerpo no pudo soportar por mucho el abuso. Al final, solo vivió una semana.
Y finalmente, encontré a una AncientIrismon. Ella era tal vez la digimon más hermosa que hubiera visto, y sentía que podría ser de las más fuertes también. Lamentablemente fue la que más padeció en esa prisión por haber estado casi seis años encerrada, y haber muerto de la misma forma terrible en la que había muerto mi amiga Flamedramon, por un grupo de infelices que abusaron de ella hasta matarla, solo importándoles el sexo y sin tener en cuenta lo mucho  que ella sufría.
Ella era la gobernante de una tierra lejana, respetada y amada por ser muy dulce y amable, y dispuesta a ayudar a su pueblo a toda costa, al punto de no comportarse como una reina, sino como una amiga. Un día su pueblo fue atacado, y con tal de que sus súbditos estuvieran bien ella se ofreció a ser capturada, y posteriormente fue vendida a Digitamamon, quien la presento a sus clientes como una “Belleza Extranjera”. Tras años de abuso su cuerpo no lo pudo soportar y finalmente murió. Pero según me dijo ella, lo peor fue que al morir escucho que después de que ella se fue, quienes habían atacado no cumplieron su promesa y su reino fue destruido.

Ese había sido mi primer viaje al plano espiritual. Mi primera experiencia en ese plano de existencia gracias a la constelación de la zorra, y aplicando todas las enseñanzas de mi madre. Y nunca creí que fuera una experiencia tan deprimente.
Realmente no estaba segura de cuánto tiempo había pasado, pero por más que caminaba y me esforzaba no podía escuchar la hermosa melodía de mi madre. Había esperado una oportunidad para al menos poder verla… y no podía.
Realmente me sentía muy triste, y no solo porque parecía que jamás vería a mi madre, sino por todas las cosas que había escuchado.
Había conocido a algunas de las chicas que representaban cada una de esas pequeñas cruces en el prostíbulo. Cada una me había compartido una historia, y mostraban como una buena vida se arruino y terminaron viviendo en ese infierno, tan afectadas y dolidas que todas sus esperanzas de ser un día libres habían muerto con ellas, y ni siquiera sus espíritus podían alejarse de ahí hasta que volvieran al mundo como digihuevos.
Pobres chicas que habían sufrido y perdido todo lo que tenían, y ahora yo me encontraba en esa situación. Ya llevaba más de año y medio en ese lugar. Siempre había tratado de mantener mis esperanzas por ser libre alguna vez, y a pesar de lo duro que había sido todo, siempre había tratado de mantener esas esperanzas y nunca dejarme vencer para seguir adelante. Pero… después de lo que había oído, y ver en sus ojos tanto dolor, que todas mis amigas y yo sentíamos, el vernos encerradas y que parecía que jamás escaparíamos de ese infierno… ya me empezaban a hacer creer que tal vez no podría hacerlo. Realmente parecía que mantener esperanzas ya no serviría, como la de ser libre con mis amigas, volver a ver a mi madre, o incluso un día casarme con Exveemon.

Deje de caminar y me deje caer de rodillas. Quede con las manos sobre mis piernas, la mirada baja, y una sensación de tristeza, malestar, y de vacío que realmente parecía que no valía la pena seguir adelante. Que todo de lo que yo tenía esperanzas nunca sucedería, y simplemente moriría en esa prisión, y mi espíritu se mantendría cerca de ese lugar.

-Después de todo… ¿aun vale la pena que tenga esperanza?- pregunte en voz alta, sabiendo que nadie me contestaría.

Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas ante esa posibilidad. Que… realmente no valía la pena tener esperanzas.
Pero…

-No debes darte por vencida Renamon- dijo una voz de la nada, y con ella podía escuchar también una melodía.

Realmente me tomo por sorpresa. Pero más allá de eso, esa melodía se escuchaba relajante y agradable, haciéndome sentir mejor. Y esa voz… se oía muy familiar.
La esfera de luz de la que venía la voz apareció frente a mí, y esta pronto comenzó a cambiar de forma. Y cuando se convirtió en un digimon… simplemente no lo podía creer.

-¿Flamedramon? ¿Eres tú?- dije muy emocionada, y con una gran sonrisa en mi rostro.

Si, quien había aparecido era mi amiga Flamedramon. Se veía tan hermosa como siempre y tenía su típica y agradable sonrisa. Realmente me emociono mucho verla y no pude evitar ir hacia a ella y darle un fuerte abrazo, que ella me correspondió.

-Flamedramon, no puedo creer que pueda verte otra vez. Te he extrañado mucho- dije, empezando a llorar pero sin dejar de sonreír.
-Yo también te he extrañado Renamon- me dijo ella, y vi que aun sonreía, pero también estaba llorando –y he esperado poder verte de nuevo-
-en verdad ha sido difícil seguir adelante sin ti. Aunque me he esforzado… me ha sido difícil mantener animadas a las demás. Y también… creer que tengo esperanza-
-Renamon…- poniendo sus manos sobre mis hombros –yo puedo entender lo difícil que es mantener la esperanza en una situación como esa. Aun así… no debes perderla-
-Pero…-
-te conozco bien, y también te he visto desde aquí. Sé que ha sido duro, pero aun así nunca te has dejado vencer y siempre has mantenido la esperanza. Además… puedo ver que alguien más te ha ayudado, jmjmjm-
-¿entonces sabes de él?-
-Así es. Y estoy muy agradecida con ese chico por haberte dado más fuerza para seguir adelante. Básicamente… él se volvió tu esperanza-
-Es cierto. Pero… las chicas con las que he hablado. Ellas también tenían esperanzas que se perdieron. Después de escucharlas… ahora no se si yo podría mantenerlas, aun teniendo una razón para hacerlo-
-creo que debemos disculparnos- dijo una voz.

La pude reconocer casi de inmediato, era la voz de Sandra.
Antes de que me diera cuenta, diez esferas de luz nos rodeaban, y todas empezaron a cambiar de forma, y se convirtieron en las digimons con quienes había hablado en ese viaje.

-Lamentamos que nuestras historias de hicieran sentir tan mal. En verdad no era nuestra intención- dijo Impmon, algo apenada pero con una sonrisa.
-Es cierto que todas sufrimos mucho- dijo Sandra –y al final todas morimos en ese lugar-
-Pero siempre hubo algo que nos mantuvo dispuestas a soportarlo todo. Esperanza- dijo Aquilamon.
-Esperanza de poder ser libres y poder estar con nuestros seres queridos, y las amigas que conocimos- dijo Tinkermon, quien estaba sentada en la cabeza de Aquilamon.
-Nosotras nos mantenemos cerca este lugar porque fue aquí donde tuvimos horribles experiencias que nos marcaron- dijo AncientIrismon –pero también estamos aquí porque tenemos esperanza que ustedes serán libres, y esperamos que nosotras de alguna forma las podamos impulsar a no rendirse-
-sé que dije que tener tanta esperanza no había servido- dijo Kinkakumon –pero la verdad es que si lo hizo porque fue eso lo que me dio fuerza-
-Aunque ninguna de nosotras alcanzara la libertad- dijo Armadillomon –nuestro recuerdo ha hecho que todas las chicas que aún están encerradas mantengan viva la esperanza de serlo-
-Renamon…- dijo Spadamon –hemos visto cómo has apoyado a esas chicas, y puedo decirte que debes hacerlo aún más-
-Podemos entender que es duro- dijo Gumdramon –pero si sigues así… todas sus esperanzas se cumplirán, de eso estamos seguras-
-a pesar de todo nosotras nunca dejamos de creer- dijo Hikari –y ustedes deben hacer lo mismo.

En verdad era maravilloso. Me sentía tan triste de ver todo lo que ellas habían sufrido que realmente creí que no servía de nada tener esperanza. Pero ahora ellas me demostraban que ante todo eso era lo último que habían perdido. Ahora me sentía mucho más fuerte y segura. Sabía que no sería fácil, pero debía seguir adelante y tener fe en que un día seria libre, y debía asegurarme de seguir haciendo que todas las demás se mantuvieran firmes también. Tenía el apoyo de mi amado y el deseo de ver a mi madre para mantener la esperanza y no rendirme. Pero además también tenía algo más... tenía amigas en el plano espiritual que aunque no pudiéramos verlas y escucharlas nos animarían siempre.

-Gracias Flamedramon- dije con una sonrisa, y mire a todas –gracias chicas por sus palabras. No voy a rendirme. Sé que un día, todas seremos libres, y hasta que llegue ese día… tendré fe y esperanza de que así será-

-Eso era lo que quería escuchar- dijo Flamedramon –todas estaremos aquí y las apoyaremos. Sabemos que será difícil pero… créeme Renamon, su fe y esperanza… serán recompensadas-
-¿Qué quieres decir?-
-Lo veras en su momento. Pero hasta entonces…sigue adelante-
-Lo hare-
-ahora… creo que es hora de que te dejemos. Además…- mirando hacia otro lado –me pareció escuchar una melodía de alguien que viene hacia acá-
-¿de quién hablas?-

Pero ella no me respondió. Me dio un beso en la mejilla y con una sonrisa, ella desapareció, al igual que las demás chicas. Todas ellas volvieron a ser esferas de luz y se alejaron de mí.
Ellas se habían ido, pero sus palabras quedarían conmigo siempre, y serian mi apoyo para seguir adelante. Ahora, pensaba en lo último que había dicho la dragona antes de irse.

-Me pregunto ¿Quién será?- pensé y decidí seguir avanzando.

Ahora que me sentía más animada, también volvía a tener la esperanza de poder ver a mi madre.
Seguía avanzando, pero aun no podía escuchar la melodía que Flamedramon había mencionado, pero aun así continúe.

Pasaron varios minutos, pero aun no podía escuchar nada. Una vez más empezaba a perder la esperanza, pero pensar en Flamedramon y en lo que había dicho me hizo sacar fuerzas para no rendirme.
Seguí avanzando sin escuchar nada. Pero después de mucho creer que no la encontraría… finalmente la escuche.

Ahora escuchaba la melodía, y a pesar del tiempo podía reconocerla, era la melodía de mi madre. Mientras más avanzaba más fuerte se escuchaba, y sin darme cuenta también podía escuchar la melodía que venía de mi interior, y podía entenderla. Una melodía llena de esperanza y fe, de alguien que no se rendiría.
Seguí avanzando y no solo seguía escuchando su melodía, sino que finalmente pude verla.

-Mamá- dije, aun sin poder creerlo, y sin poder avanzar más.

A solo unos cuantos metros estaba mi madre, Taomon. Una sonrisa se formó en mi rostro y cuando ella me vio también empezó a sonreír. Hubiera querido correr hacia ella, pero la emoción que sentía era tanta que solo podía caminar, pero realmente así estaba bien.
Cuando finalmente estuvimos cerca pude verla bien. Se veía tan bella como siempre y tenía esa hermosa sonrisa y esa cálida mirada que siempre me hacían sentir mejor.

-Mamá- volví a decir, ahora sin poder contener mis lágrimas, pero sin dejar de sonreír.
-Te dije que yo te escucharía- me dijo ella, con una sonrisa y haciendo un esfuerzo por no llorar –y que tú también podrías escucharme. Ahora… después de tanto tiempo…-

Ella no pudo decir nada más y yo tampoco lo hice. Ya no quedaba nada más que decir que pudiera expresar lo felices que estábamos de vernos una vez más. Me acerque a ella y ambas nos dimos un fuerte abrazo, que realmente me regresaban al tiempo en el que estuvimos juntas. No podía describir todas las emociones que me invadían en ese momento. Simplemente podía decir… que estaba feliz.

-Te he extrañado mucho- dije, dejando escapar mi emoción y mi felicidad en forma de lágrimas.
-Yo también hijita- me dijo ella, y podía ver que ella también estaba llorando de felicidad –no sabes la falta que me has hecho ni lo mucho que te he pensado. Pero estoy tan feliz de verte otra vez mi vida-
-Yo también mamá. Yo también-

Había tanto que quería contarle, y tanto que deseaba preguntarle, pero lamentablemente todo lo bueno debía terminar.
Poco a poco sentía que todo a mí alrededor empezaba a desaparecer y comenzaba a alejarme de mi madre.
Todo fue muy rápido. No había podido preguntarle nada, mucho menos me había despedido. Pero antes de alejarme de ella… algo paso. Fue extraño, pero frente a mis ojos habían pasado muchas imágenes a gran velocidad por unos segundos. Cuando terminaron, fue cuando me empecé a alejar de mi madre, y por más que lo intentara no podía alcanzarla, al mismo tiempo que todo a mí alrededor se volvía blanco y no era capaz de ver nada.

Abrí los ojos, y estaba en la misma posición en la que había estado. Mire por la ventana y pude ver que las estrellas y la luna ya no formaban la constelación de la zorra, y por lo mismo, mi viaje espiritual había terminado.
En verdad lo lamentaba, pero también estaba contenta.
Aunque había sido triste enterarme de la historia de aquellas chicas que habían sido prisioneras antes, también el hablar con ellas y el ver nuevamente a Flamedramon me habían animado y me daba aun mas fuerzas para no perder la esperanza y seguir adelante. Y el haber visto a mi madre… después de tanto tiempo. Ahora sabía que ella estaba bien y que no me había olvidado, y aunque fuera por muy poco tiempo, haber estado con ella me había hecho muy feliz, y ahora tenía más razones para no rendirme y esperar un día ser libre… estar con ella otra vez.

(POV del Autor)

Al otro lado de las montañas, se encontraba un pequeño y antiguo templo. Esa noche una Taomon había estado arrodillada ante la puerta abierta mientras la constelación de la zorra estaba en lo alto del cielo. Ella había utilizado su poder y la presencia del conjunto de estrellas para poder ir al plano espiritual con un solo propósito… esperar ver a su hija.

No hacía mucho, la constelación había desaparecido, y el viaje espiritual había terminado, haciendo que volviera a abrir los ojos. Al lado de la digimon estaban una Sistermon Blanc y una Sistermon Noir, ambas estando acompañándola todo el tiempo y pendientes de si podría necesitar algo.

-¿se encuentra bien señorita?- pregunto Blanc en cuanto Taomon abrió los ojos.
-Estoy bien- respondió ella.

Aun así, ambas digimons vieron que la zorra tenía una expresión muy cansada, incluso parecía estar preocupada por algo.

-¿quiere que le traigamos algo de té?- pregunto Noir.
-Sí, creo que eso me sentaría bien- dijo Taomon, sin voltear a verlas.
-Entonces traeremos el té, vamos Blanc- dijo Noir levantándose y yendo hacia otra habitación-
-Ya voy- dijo Blanc, levantándose y siguiendo a su compañera.

Desde que había abierto los ojos, Taomon había estado muy tranquila. Pero en cuanto estuvo sola, pudo dejar salir la tristeza que estaba sintiendo.
Había encontrado a su hija, aunque había sido por poco tiempo, había hablado con ella, y antes de separarse y al igual que Renamon, muchas imágenes pasaron frente a sus ojos en pocos segundos antes de alejarse de su hija y despertar. Pero a diferencia de ella, Taomon si había podido ver claramente esas imágenes y sabían lo que eran. Eran visiones de lo que su hija estaba viviendo y… para ella fue simplemente terrible.
Su hija estaba en un prostíbulo y sufría diariamente… y ella se sentía horriblemente culpable.
No podía contener más su tristeza al ver todo lo que su hija estaba pasando, y solo podía llorar.

-mi… hija…- dijo en voz baja -Lo siento mi amor, lo siento. Nunca debí abandonarte por seguir esta estúpida tradición. Y ahora estas sufriendo… por mi culpa. Soy la peor madre del mundo. Perdón Renamon… perdón-


Continuara…
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Bien, me tarde bastante pero finalmente traje este nuevo capítulo.
Finalmente hable no solo de la madre de Renamon, sino de algunas de las prisioneras.
Espero que lo siguientes capítulos no me salgan tan largos. Espero que les haya gustado.
Me pregunto si a los que leen este fic no me odiaran por poner a los personajes en situaciones tan malas todo el tiempo.
Creo que esta de sobra decirlo, pero varios de los digimons que menciono son machos (al menos en los animes) y una vez más aquí los maneje como hembras.


Bueno, eso es todo, que estén bien.

3 comentarios:

  1. olle ... que no piensas subir la siguiente parte ? o se te a acabado la inspiración? .... creo que a sonado un poco grosero ... pero supongo que entiendes

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    1. inspiracion? tengo, y se que escribir, pero... como me pongo frente a la pc no me sale nada y no escribo nada. espero que eso se arregle pronto

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  2. D:| porque nos haces sufrir con la espera :c ya va mas de un año del anterior cap 7n7

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