domingo, 13 de julio de 2014

CAPÍTULO 8, UNA NOCHE DE TORMENTA​

CAPÍTULO 8, UNA NOCHE DE TORMENTA


No hay mucho que pueda decirles, excepto que me encontraba sola. Apenas y había pasado una hora desde que Exveemon se había ido, pero… sentí como si hubiera sido mucho más tiempo.
Me acerque a mi ventana para poder admirar el paisaje que existía fuera de esa prisión. Había dejado de llover, y el sol iluminaba todo.
Sé que el bosque, las montañas, todo lo que había afuera siempre era igual y jamás cambiaba, pero… no dejaba de ser hermoso para mí, y hacia que mis deseos de libertad fueran más grandes.

Veía a algunos digimons moverse por el bosque, algunos de ellos estaban jugando, y otros parecían simplemente disfrutar del lugar. También alcance a ver a algunos digimons que venían volando desde las montañas. Desde mi posición y por la altura a la que estaban, no pude identificarlos, pero por un momento me pareció reconocer a un digimon entre ese grupo. Mire fijamente y creí ver a Exveemon entre esos digimons. Empecé a sonreír, pero esa sonrisa desapareció en cuanto vi que aquel digimon no era Exveemon. De hecho, ni siquiera era parecido.
Eso había sido de verdad extraño. ¿Por qué había creído ver a Exveemon cuando ni siquiera estaba ahí? Creo que la respuesta a esa pregunta vino sola.


Algo decaída, me aleje de la ventana y me acosté sobre mi cama. Era obvio lo que me estaba pasando. A pesar de creer que haber vuelto a ver a Exveemon me hacía capaz de esperarlo hasta la próxima vez que viniera, la realidad no era así, porque me estaba haciendo mucha falta, a pesar de que no hacía mucho que se había ido. Pasaba mis garras con suavidad por mi cama mientras recordaba como pasaba mis garras por el cuerpo del dragón mientras le sonreía. También movía mi cola de una forma inquieta, recordando que a él le gustaba mucho tenerla entre sus manos debido a lo suave que era, y con mi otro brazo me frotaba, aunque eso no se comparaban a las dulces caricias de Exveemon. En verdad deseaba volver a ver a Exveemon, estar a su lado, sentirlo y abrazarlo.
Cerré los ojos para tratar de dormir, pero en cuanto lo hice, en mi mente aparecía Exveemon, y los momentos que había pasado con él las veces que había venido y me sentía llena de alegría y calma.

Por un lado eso me hacía sentir feliz pero… también me hacía sentir extraña. No sé muy bien como describirlo, pero sentía una gran alegría cuando estaba con Exveemon, por su forma de tratarme y de hablarme, y aunque me sentía muy desanimada de estar sola, pensar en él me animaba un poco. Creo que solo con Flamedramon me había sentido de ese modo, pero esto… era más fuerte.
Una idea cruzo mi mente, poniéndome un poco nerviosa de solo pensarlo. Todo lo que sentía a su lado, y lo que estaba sintiendo en ese momento que no estaba… ¿era que acaso me estaba enamorando de Exveemon?
Creo cuando me hice esa pregunta, deseaba que la respuesta fuera “si”, pero la verdad es que aún no estaba del todo segura.

Hubiera querido pensar más en ello y aclarar un poco más mi cabeza… y mi corazón. Pero hubo algo que llamo mi atención.
Escuche un ruido que venía de mi televisor. Más exactamente, el ruido venia de una de las habitaciones donde ya habían llegado clientes para divertirse, o desde nuestra percepción, fastidiarnos.
La habitación era la de Guilmon. La vi de pie en frente a su cama, con los ojos cerrados, mirando hacia el suelo y con sus palmas juntas cubriendo su entrepierna, y por la posición de sus brazos, cubría también una parte de sus pechos.
No podía evitar sentirme nerviosa por lo que le fuera a pasar a Guilmon, no solo porque siempre me entristecía ver a las chicas sufrir por culpa de los miserables que venían a vernos, sino porque Guilmon era relativamente nueva en ese lugar, y aun no estaba preparada para las cosas que le esperaban en ese lugar. Mi preocupación aumento cuando vi que los clientes eran seis, y todos eran digimons que al principio no supe lo que eran, luego me enteraría que eran Apemon, digimons de los bosques, y que son muy salvajes y difíciles de tratar.

Guilmon levanto la vista por un momento para verlos, pero los nervios le impidieron ver a los monos amarillos y volvió a mirar al suelo. Dos de los Apemon se pusieron a su espalda y dos más se colocaron frente a ella, los otros se alejaron un poco y no los vi más.
Los Apemon que la rodeaban actuaban como animales olfateando comida, oliéndola de pies a cabeza, pasando sus filosas garras por el cuerpo de Guilmon, como si la examinaran. No la estaban lastimando, pero la digimon roja se sentía incomoda de sentirlos, y lo mostraba con algunos temblores leves aunque igual los digimons continúan.

-Por favor… de… deténganse- decía débilmente la chica, y por un momento lo hicieron, pero solo para empezar con lo que realmente querían hacer.

Uno de los dos Apemon detrás de ella la tomo por los hombros, sorprendiéndola un poco y luego comenzó a mordisquear su cuello, sin mucha fuerza al parecer. El otro pasó sus manos por debajo de los brazos de Guilmon para llegar hasta sus senos y apretarlos. Cada vez los apretaba con más fuerza y hundía sus uñas sobre ellos, haciendo que Guilmon gritara de dolor. A la vez, el Apemon acerco su rostro al de Guilmon y comenzó a besarla con fuerza, introduciendo primero su asquerosa lengua. La expresión de mi amiga me dejaba claro que ese beso no era para nada agradable, pero ese era apenas el comienzo.
Uno de los Apemon que estaba frente a ella la tomo con fuerza de los tobillos y le levanto las piernas, dejando expuesta su vagina, a la cual no tardo en acercar su rostro, lamiendo primero el clítoris, y luego rodeando la intimidad con sus labios como si la succionara, mientras su lengua exploraba sin cuidado el interior de esta.
Oía a la pobre Guilmon gemir de dolor y moviéndose en un vano intento por liberarse, pero los monos la tenían bien sujeta. El cuarto se hizo debajo de ella, tomando sus nalgas con fuerza y moviéndolas para dejar expuesto el orificio del trasero de Guilmon, donde introdujo su lengua.

Los Apemon usaban cada vez más fuerza, haciendo gritar y llorar a Guilmon, quien aún trataba de soltarse sin éxito, y trataba de soportar el dolor. La dinosaurio estaba sufriendo, pero los Apemon parecían entretenidos. Mientras cada uno lamia un punto de Guilmon, soltaban unos horribles jadeos que más de cansancio, eran de placer, y sus miembros comenzaban a ponerse cada vez más duros y firmes. Siguieron un par de minutos más, cada vez más rápido y con más fuerza, hasta que se súbitamente se detuvieron y la soltaron, dejando que cayera al suelo con mucha fuerza.
Guilmon estaba exhausta y avergonzada. Tanto su trasero como su vagina estaban llenos de saliva, su intimidad ya estaba empapada, sus senos estaban sangrando debido a que el Apemon que los sujetaba había hundido sus uñas muy profundamente en ellos, y su cuello también sangraba por los mordiscos. Se veía muy afectada, me atrevo a decir que parecía estar traumatizada, pero tristemente su trauma estaba por empeorar.
Uno de los Apemon, el que había estado lamiendo su trasero, se acostó en el suelo y empezó a masturbarse para hacer que su miembro estuviera más firme. Dos de los Apemon tomaron con fuerza a Guilmon de los brazos, mientras que el otro le abría las piernas, y entre los tres la pusieron sobre el cuarto Apemon, clavando el miembro de este en el trasero de Guilmon, haciendo que ella soltara un horrible grito de dolor, ante el cual lo único que hicieron esos simios infelices fue gruñir y saltar, como verdaderos animales salvajes.
Otro de los Apemon, el que le había lamido la vagina, ahora la estaba penetrando, nuevamente tomándola con fuerza de los tobillos.
Los dos simios la embestían con mucha fuerza y velocidad, lastimando cada vez más a Guilmon. Pasaron unos diez minutos, pero los simios no bajan de ritmo, peor que eso, su velocidad y fuerza aumentaban, y mientras más penetraban a Guilmon, mas gemían como animales, y más rebotaban los senos de Guilmon, haciendo que sangraran más. La vagina de la digimon, así como los miembros estaban ya muy húmedos, pero ni siquiera eso parecía dejarlos satisfechos.
No podía soportar ver a Guilmon así, y se notaba que ella tampoco podría soportar más tiempo, pero lamentablemente aun había cuatro Apemons en la habitación. Dos de ellos, lo que aún no habían hecho nada desde que habían llegado, se acercaron a Guilmon y se sentaron con fuerza en los hombros de la chica. Ella no podía moverse, y los Apemon le tomaron cada uno un seno, mientras metían sus dos miembros al mismo tiempo en la boca de Guilmon, casi ahogándola. Para unirse al grupo, los últimos dos Apemon se hicieron cada uno a un lado, haciendo que ella tomara sus miembros entre sus garras y los masturbara.
Los simios usaban toda su fuerza hasta correrse dentro y fuera de ella, dejándola cubierta de semen, pero no le dieron descanso, ya que siguieron atacándola, con furia, corriéndose cuatro veces más. Cuando terminaron, la boca de Guilmon estaba llena de semen, y no podía respirar bien. Sus garras también estaban cubiertas y no podía moverlas, y su culo y vagina escurrían ese asqueroso líquido blanco. Quiso escupir esa porquería, pero antes de hacerlo uno de los Apemon le sujeto la boca para mantenérsela cerrada, obligándole a tragarse todo eso.

Por un momento creí que habían terminado, pero lo que sucedió es que ese mismo Apemon se arrodillo y tomo a Guilmon de las piernas para dejar expuesta su adolorida vagina, y empezó a penetrarla con fuerza y velocidad, luego se apoyó sobre la digimon para sujetar sus senos y mordisquear sus pezones. Mientras más penetraba a Guilmon mas la lastimaba, pero eso solo animaba aún más. Finalmente había llegado a su límite, corriéndose con fuerza en el interior de mi amiga, pero cuanto se alejó, otro tomo su lugar.
Así, uno a uno los seis Apemon terminaron de violar a Guilmon, volviendo a llenarla de sus asquerosos líquidos y dejando sus senos muy maltratados. Para finalizar, los Apemon rodearon a Guilmon y se masturbaron una vez más, hasta llegar una vez más a sus límites, corriéndose sobre ella, dejándola cubierta de pies a cabeza de semen, viéndose más blanca que roja, triste y desecha.
Los Apemon empezaron a alejarse y a salir de la habitación. Me sentí aliviada, e imaginaba que Guilmon debía sentirse igual. Sin embargo, paso algo más y era algo que nunca pensé que pasaría.
Mientras Guilmon se recuperaba, alguien más entro a la habitación. Parecía que la chica no podía creer lo que veía, mientras que yo por mi parte, estaba confundida. El digimon que había entrado era un Guilmon, aparente un macho, que se diferenciaba de la chica porque sus marcas negras eran mucho más gruesas que las de ella.
Hablando de eso, ella parecía reconocer a ese digimon, y por la forma en que sonreía, debía ser alguien especial para ella. Tal vez el novio que me había mencionado el día en que la conocí.
Pese a lo adolorida que se veía, Guilmon no dejaba de sonreír y hacia un esfuerzo por levantarse y acercarse al recién llegado, que no había dicho ni hecho nada desde que había entrado. Guilmon ya estaba de pie y apenas se podía sostener, pero igual camino hacia el otro Guilmon. Parecía que quería abrazarlo, pero antes de que se acercara, el otro, de un momento a otro le dio una fuerte patada en el estómago que la dejo sin aire y tirada en el suelo.
No entendía lo que estaba pasando, y Guilmon estaba tan extrañada y confundida como yo.

-Querido… ¿Por qué?- pregunto ella.
-¡¡Cierra la boca, perra!!- le grito con furia el otro Guilmon, y pude ver como miraba a la digimon con una expresión llena de desprecio.
-¿Qué? ¿Por qué me estas insultando?- dijo ella, confundida y con lágrimas en los ojos.
-¿Sabes lo preocupado que estuve por ti desde que desapareciste? Pensé que te había pasado algo grave. ¡¡Pero no, te encuentro aquí, revolcándote con cualquier tipo!! ¡¡No eres más que una puta!!-
-No digas eso. No sabes por lo que he pasado, por favor ayúdame- tratando de arrastrarse para acercarse al dinosaurio –Sácame de este lugar-
-No quise creer lo que esos Apemon dijeron de que tú estabas en este lugar, acostándote con cualquier idiota-
-Pero Guilmon… déjame explicarte-
-¡¡No me importa lo que digas puta!!- pisándole la cabeza a Guilmon, impidiéndole moverse más -¡¡Me engañaste y ahora te revuelcas con cualquiera!! ¡¡Me das asco y espero no volver a verte nunca!!-

Dicho esto, el Guilmon se marchó, pero no sin antes escupirle a mi amiga.
¿Pero qué diablos le había pasado a ese idiota? ¿Cómo había sido capaz de tratar de una forma tan cruel a Guilmon?
Por un lado, imaginaba que ver a su novia con otro le molestaba, y digamos que entendía eso. Pero ¿es que acaso no vio a Guilmon triste después de haber sido violada por esos digimons? ¿Qué no había visto como la habían maltratado y como ella había intentado liberarse de esos tipos? ¿No veía el collar que tenía? Pero sobre todo, si en verdad la quería y la conocía ¿en verdad creía que ella lo traicionaría y estaría en ese lugar por gusto? Pero creo que eso le importaba menos que el sentirse traicionado.
Era una pena ver que al hombre al que Guilmon amaba, ahora la odiaba, y ni siquiera pensaba en lo que ella sentía, ni se daba cuenta de lo que pasaba.

El maltrato de esos Apemon había sido terrible, pero el ser despreciada por su novio debía ser mucho peor. La pobre Guilmon no intento levantarse de nuevo, y todo lo que hizo fue llorar desconsolada.
Quería estar con ella para poder consolarla, pero lamentablemente en ese momento no podía hacerlo. Era triste ver a Guilmon, y fue aún más triste ver en las demás habitaciones a todas mis amigas siendo maltratadas, y no podía evitar ponerme a llorar tal y como cada una de ellas lo hacía.
No quise ver más, y me recosté en mi cama. Cerré los ojos y trate de dormir, aunque me era difícil, luego de lo que había visto.

(POV Exveemon)

Hacía varias horas que había salido de ese lugar. Ahora estaba en un restaurante y miraba por la ventana como volvía a llover a cantaros, aunque eso no era lo que más me importaba. En ese momento en lo único que podía pensar era… en ella.

Había estado durante un largo tiempo con Renamon. Habíamos hablado, he incluso habíamos jugado por un rato. Me había gustado estar con ella, aunque lamentaba que siguiera encerrada en ese lugar, donde era maltratada, igual que las demás chicas.
Mientras más pensaba en Renamon, no podía evitar darme cuenta de algo que ya era demasiado obvio para mí. Yo iba a ese lugar con el deseo de alegrar un poco el día de todas esas chicas, dándoles un buen trato y respetándolas del modo en que se lo merecían. Pero… desde que había visto a Renamon, había estado más tiempo con ella que con cualquier otra chica. La trataba con más afecto con las demás y le demostraba más cariño y respeto que a las demás. Y antes de que me diera cuenta, mi razón principal para ir a este maldito prostíbulo era estar con ella.
No debía pensar demasiado para darme cuenta de lo que sentía, yo estaba enamorado de Renamon. En toda mi vida había conocido a chicas en la misma situación que Renamon. Ellas siempre estaban tristes, y yo hacía lo posible por animarlas, para que jamás perdieran la esperanza, y sobre todo, quería demostrarles que ellas podían ser valoradas y respetadas, y que no todos los hombres éramos una porquería. Muchas de esas chicas se sentían agradecidas conmigo y muchas se habían enamorado de mí y me lo habían dicho. Pero yo las veía como chicas especiales, y algunas de ellas las veía como buenas amigas pero… nunca había sentido algo más allá de eso. Nunca me había enamorado… hasta el día en que conocí a esa hermosa zorra amarilla.

Me sentía feliz de poder experimentar ese sentimiento tan especial, y desearía poder decirle a Renamon lo que sentía, y además poder demostrárselo. Pero al pensar en ello, no me sentía tan seguro de hacerlo. Después de todo, ella había pasado por mucho por culpa de los hombres y tal vez no tomaría muy bien que yo le dijera algo así ahora. Una cosa es que ella estuviera agradecida conmigo, pero creía que necesitaba tenerme más confianza para decirle eso.
Mientras pensaba en ello, recordé algo que Renamon me había dicho:

“Como ya te lo dije, yo ame a mi amiga Flamedramon. Cuando la perdí… creí… que jamás podría sentir amor por alguien. Más en este lugar todos los hombres son basura. Pero… creo que tal vez le dé una oportunidad más a mi corazón… para aceptar a alguien más”

Eso era lo que había dicho. Y la forma en que me lo había dicho me hacía pensar ¿podría estar refiriéndose a mí?
Empecé a sonreír, y creo que me sonroje un poco al pensar en que tal vez era así. Pero de ser el caso, aun así debía ser paciente y esperar al mejor momento para decirle que la amaba, seguro ella haría lo mismo.
Pero ¿Qué diría gran jefe si yo hacía algo así? Seguramente no lo aprobaría. Mis amigos, seguro me animarían a que dijera lo que sentía, y Angemon sería sin duda quien más lo haría.
Seguía observando hacia afuera, y también había comenzado a estornudar. Parecía que esa era la consecuencia de haber salido a mojarme tanto, aunque por visitar a Renamon había valido la pena. Estaba perdido en mis e ideas, y pensando en la próxima vez que me encontraría con Renamon, ya que… tal vez eso me aclararía mis dudas.

(POV Renamon)

Eran cerca de las dos o tres de la tarde, y yo estaba recostada sobre mi cama.
El día anterior, después de haber visto la horrible humillación que Guilmon había pasado, no hubo más clientes. Después de todo, había vuelto a llover y eso había hecho que nadie fuera. Eso nos había dejado más tranquilas, aunque en esa noche hubo nuevamente tormentas que me pusieron más que nerviosa.

Ese día en la mañana, nuestra rutina no era diferente a lo habitual. Salimos de nuestras habitaciones y fuimos al comedor a desayunar. Como siempre, un desayuno insípido que no nos alcanzaba a alimentar suficiente como para recuperarnos, y Yashamon se sentía mal de no poder darnos más que eso, aunque agradecíamos sus esfuerzos y comíamos lo que nos tocaba.
Mientras comía, me di cuenta que Guilmon no estaba comiendo. En realidad, se veía muy deprimida, y después de lo que había pasado no era de sorprender.
La mayoría de las chicas, entre ellas Rosemon y Ladydevimon, habían tratado de hablar con ella, pero lo único que habían conseguido era contestación y desprecio.
Yo también intente hablar con ella, porque nunca sería capaz de dejar a una amiga sola cuando se sentía tan mal y triste. Lamentablemente yo no había obtenido mejores resultados que las demás. Guilmon estaba desecha por como el chico que creía que la amaba, la había despreciado por verla tener sexo con otros hombres, sin ver que la estaban obligando y sin importarle lo que ella pensaba o sentía.

La mañana pasó rápido, y el ambiente en el lugar no mejoraba en absoluto, así como el estado ánimo de todas mis amigas, afectadas por lo que había pasado con Guilmon, y aunque había hecho mi esfuerzo por ayudar a todas, no había conseguido nada. Por primera vez en algún tiempo, todos mis intentos por animar a mis amigas eran inútiles.

Ya en la tarde, el cielo se había puesto oscuro, aunque no había empezado a llover. Era una mala señal, ya que en un día así vendría escoria a buscarnos, y para mi desgracia tenía razón. En menos de media hora, ya varios machos habían llegado, y casi todas mis compañeras estaban ocupadas con ellos. Solo Guilmon y las digimons más jóvenes estaban solas, aunque tristemente, sería cuestión de tiempo para que ellas tuvieran trabajo también.
Yo también estuve sola, pero fue por muy poco tiempo, ya que a los pocos minutos llegaron a visitarme, y casi me horrorice al ver quien era. Se traban de los mismos Apemons que había estado con Guilmon.
No quiero dar demasiado detalles de lo que esos infelices me hicieron. Para resumir, termine igual que mi amiga, tirada en el suelo, cansada, adolorida, y mi boca y mi cuerpo cubierto de semen, con sus fluidos saliendo también de mis dos agujeros.
Había intentado resistirme a los malos tratos de esos simios, pero lo único que había conseguido que mientras cada uno, y luego todos, me violaban, también me golpearan. Cuando trate de escupir el semen de mi boca, no solo me obligaron a tragarlo, sino que me golpearon en el estómago. Y aunque no podía moverme, ya ellos y habían llegado a su límite, igual me patearon varias veces, antes de quedar totalmente satisfechos. En verdad que eran unos malditos animales salvajes.
Me sentía asquerosa de estar así de sucia, pero me sentía demasiado débil como para levantarme y limpiarme.
Lo único que esperaba es que esos bastardos se fueran, y ya no molestaran a ninguna de mis amigas. Respiraba de forma acelerada, pero tranquila, aunque mi tranquilidad termino cuando oí hablar a uno de esos bastardos por primera vez, y lo que dijo no era para nada alentador.

-Terminamos con esta puta zorra, pero creo que aún se le puede sacar algo de jugo, así que ahí te queda colega-

¿Qué había querido decir con eso?
Hice un esfuerzo por levantarme para ver la puerta de mi habitación, pero no podía creerlo. Exveemon había llegado, y tenía su vista puesta en mí.
Me sentí tan sucia, tan repulsiva, tan… tan… tan horrible. Ni siquiera podía ver a Exveemon a los ojos. Después de lo que le sucedió a mi pobre amiga Guilmon, tenía miedo de que Exveemon me dijera algo, o me insultaría, tal y como ese Guilmon había hecho con mi amiga. Él siempre había sido tierno y amable conmigo, pero jamás me había visto en un estado como en el que me encontraba ahora, y como yo lo veía, seguro había visto el espectáculo, o más bien, el castigo, por el cual había pasado en ese momento.
Realmente pensé que iba a decirme algo, que me insultaría al ver lo que había hecho y como había quedado, como una verdadera puta. Me quede con el rostro hacia el suelo y los ojos cerrados. Simplemente no podía darle la cara a ese chico.
Espere a que Exveemon me insultara o me hiciera algo, pero… como ya me había pasado en anteriores ocasiones con él, me equivoque en lo que pensé que haría. Sentí que Exveemon se acercaba a mí y paso algo por mi rostro. Era algo suave y tibio, algo que me hizo sentir calmada.
Cuando abrí los ojos, vi que era un pañuelo, y con el me estaba limpiando el semen del rostro y el cuerpo. No tardó mucho en terminar, dejándome completamente limpia, aunque su pañuelo se veía asqueroso. Estaba confundida, pero Exveemon, dejando de lado su pañuelo sucio, me miro con una sonrisa.

-Así está mucho mejor- dijo –sin toda esa porquería, sigues siendo tan hermosa como siempre- pasando su mano por mi rostro, mientras me sonreía -Dime ¿estás bien?-

No pude responderle. Solo trate de levantarme, pero aún estaba muy cansada como para hacerlo, y él se dio cuenta.

-jmjmjm, tranquila linda. Déjame ayudarte- dijo el dragón.

Y dicho eso, me tomo con cuidado en sus enormes brazos y me levanto para colocarme suavemente en la cama, para luego acomodarse a mi lado.
Me sentía cómoda a su lado, pero todavía estaba demasiado intranquila, no solo por lo que yo había pasado, sino porque aun recordaba lo que había pasado con Guilmon. Mi estado de ánimo se reflejaba en mi rostro, y Exveemon se daba cuenta de ello.

-Hay algo que te está molestando ¿verdad?- me pregunto, algo preocupado y pasando su mano por mi mejilla. Como no le respondí, él se acercó más a mí y me abrazo –Cálmate Renamon, y cuéntame lo que te pasa. Yo te escuchare-

Apoye mis manos en sus hombros y mi cabeza en su pecho. Como siempre, esos fuertes y grandes brazos suyos me transmitían calidez y tranquilidad que me hacían sentir protegida. También podía escuchar los latidos de su corazón que me relajaban cada vez más.
Toda esa tranquilidad, ese calor y esa ternura aliviaban un poco mi tristeza, y sobre todo, me hacían sentir cada vez mejor. Creo que todo eso que sentía me decía que… tal vez… yo si sentía algo por él. Pero bueno, ese no era momento para hablar de eso.

-Descuida Renamon- me dijo, acariciando mi cabeza, haciéndome sentir todavía más tranquila – Si no quieres, no tienes por qué decirme nada-
-No es eso- le dije, mirándolo a los ojos, y acariciando su rostro –Si, hay algo que me molesta, y eso… es lo que me tiene así. Sé que te puedo decir cualquier cosa-
-Entonces ¿Qué es lo que te molesta?-

Creo que necesitaba desahogarme, así que decidí decirle a Exveemon todo lo que había pasado con Guilmon, o al menos lo que yo había visto. Cuando termine de hablar, volví a sentirme mal, y mi compañero se veía sorprendido y molesto.

-No lo puedo entender- dijo él, mirando hacia otro lado –Se supone que era su novia. No debió tratarla así-
-Lo sé- dije -¿realmente le importa más sentirse traicionado que lo que siente su novia?-
-Es triste haya quienes son así de egoístas. Imagino que Guilmon debe sentirse terrible-
-Sí. Todas hemos tratado de animarla, pero lamentablemente no nos ha querido escuchar, y no la puedo culpar por eso. Ser así de maltratada por alguien que creía que la amaba es horrible-
-tienes mucha razón en eso-
-Aun así… no puedo dejarla-
-No sé si esto suene muy bien, pero tal vez deberías darle un pequeño espacio para que se relaje y pueda al menos recuperarse un poco de esa mala experiencia. Así ella se calmara y aceptara la ayuda de todas-
-Pero…-
-Cuando alguien está molesto por algo, y no quiere contar lo que le pasa, lo mejor es darle su espacio para que piense y se relaje. No es fácil, pero es lo mejor. Por ejemplo, si tú no me hubieras querido contar lo que me acabas de decir, yo no te habría insistido-
-Supongo que tienes razón-
-Créeme, posiblemente mañana ya las escuchara. Es más, si tú quieres, podría ir a intentar hablar con ella-
-¿lo harías? Pero ¿y si ella te insulta o te hace algo?-
-Supongo que correré el riesgo. Y si pasa, al menos así de desahogara un poco y eso hará que se sienta mejor-
-Gracias Exveemon-
-De nada-
-aunque ¿sabes Exveemon?-
-¿eh?-
-Hay algo… bueno… hay algo más que me estaba molestando, o más bien preocupando-
-¿Qué cosa es?-
-Cuando te vi hace un momento, antes de entrar…bueno…-
-¿Qué pasa?-
-Es que…- algo nerviosa, y con una lágrima asomándose por mis ojos –tenía miedo-
-¿miedo? ¿Pero porque?-
-Tú viste todo lo que esos Apemons me hicieron ¿cierto?- Exveemon no me respondió, ya que le tomó por sorpresa mi comentario –Cuando te vi… no pude evitar pensar que tal vez… tú… tú también me insultarías y me golpearías- y… no pude evitar llorar en ese momento –tú has sido muy dulce y tierno conmigo. Me has cuidado y me has comprendido pero… tú jamás has visto en una situación como en la que estuve, viéndome… como… una puta, que solo se acuesta no los hombres y…-

Pero no pude seguir hablando, porque justo en ese momento, él me volvió a abrazar con fuerza, y eso me sorprendió un poco, pero también me hizo dejar de llorar.

(POV Exveemon)

Lo Renamon me acaba de contar era algo muy triste. Aunque nunca me ha pasado, estoy seguro que saber que alguien que amas esta con alguien más debía ser algo muy triste. Pero también, parecía que aquel tipo no había pensado en que su novia podía estar hay contra su voluntad, aun después de ver como la habían maltratado. No le había importado lo que su novia había pasado, y eso me molestaba y me entristecía, así como me entristecía ver a Renamon tan afectada por eso, hasta el punto que pensaba que yo sería capaz de tratarla igual solo por lo que había visto.
La comprendía por pensar en eso, y por eso es que quería mostrarle que se equivocaba. Por eso la había abrazado para calmarla, y ahora, quería decirle algo, pero debía ser cuidadoso con lo que diría.

-Renamon…- empecé a hablar, y ella me miro –te entiendo. El miedo a que te juzgara o te tratara mal, solo por… verte en una situación como esa… creo te entiendo-
-¿Si?-
-Pero ¿sabes?… esta no es la primera vez que veo algo así-
-¿Qué?-
-Creo que no te lo mencione antes. Pero este no es el primer prostíbulo que visito-
-¿Qué quieres decir?-

Respire hondo antes de seguir hablando. Creo que si quería que ella me tuviera confianza, debía decirle algunas cosas más sobre mí, y lo que diría en ese momento era algo muy importante, que sentía que debía saber.

-He ido a muchos antes de venir a este- dije -y en todos he visto a chicas como tú. Todas sacadas de sus vidas normales, encerradas en lugares como este y obligadas a tener sexo con cualquier hombre, con el único fin de que sus captores obtengan dinero de eso- cerré los ojos, mientras recordaba a todas las chicas que había conocido –y… a muchas las vi pasar por cosas horribles-
-¿lo dices enserio?-
-No quiero hacerte sentir mal, así que no te daré detalles sobre eso-
-De acuerdo-
-Pero… a pesar de verlas siendo violadas y maltratadas, o de verlas terminar muy mal… jamás las trate como si fueran… bueno… Putas. No las juzgaba por sus acciones, porque yo sabía que todo lo hacían por obligación. Y… cuando somos obligados a hacer algo que no nos gusta… lo que menos necesitamos es alguien que nos juzgue por lo que hacemos, haciéndonos sentir miserables y que nos deprimamos aún más- mirándola con una sonrisa –Sino a alguien que nos de apoyo y fuerza, para no perder el ánimo a pesar de lo que hacemos, así… alegrar un poco nuestra vida-
-¿Es por eso que tú visitabas a esas chicas? ¿Para alegrarles un poco la vida? ¿Por eso nos visitas a nosotras?-
-Sí. Y además, les muestro el respeto que se merecen. Como te había dicho antes, yo respeto mucho a las mujeres, y hago todo esto por ese mismo respeto-
-Lo sé pero…-
-¿Qué ocurre?-
-Acaso… ¿no te da asco tocarme después de cómo me viste?-
-Bueno, por un lado por eso te limpie-
-Pero viste como estaba-
-Y no me importo en lo absoluto. Tú necesitabas que yo te animara, y por eso es estoy a tu lado, por eso te abrazo, y no me importa si estabas cubierta de cualquier cosa-
-¿enserio? Gracias, aunque lamento que tu pañuelo se haya ensuciado tanto. Por cierto ¿Por qué traías un pañuelo?-
-Bueno ¿recuerdas que ayer vine aquí a pesar de haberme mojado?- y ella asintió –solo digamos que cuando regrese a casa ya estaba resfriado. Jejeje, creo que eso me saco por salir a mojarme-
-Pobre- pasando su mano por mi frente -¿pero ya estas mejor?-
-Así es. He estado tomando medicamentos y me he sentido mejor, pero traje ese pañuelo por si acaso-
-Y yo hice que lo ensuciaras-
-Bueno… valió la pena, con tal de hacerte sentí mejor, y ver tu lindo rostro otra vez-

Renamon empezó a sonreírme, y yo hice lo mismo. Parecía que ella había entendido que sin importar lo que hubiera hecho o como hubiera estado, yo no la juzgaría y no dejaría de apoyarla.
Creo que no tenía nada más que decirle, aunque ella sí quiso decirme una última cosa.

-Exveemon… sé que yo te lo he dicho antes pero, tú sigues siendo un chico maravilloso. A veces me pregunto… ¿Qué es lo que hice para conocer a alguien tan maravilloso como tú?-
-Tal vez el destino quiso que conocieras a alguien que te ayudara a no perder el ánimo y la esperanza, y me puso en tu camino. De todos modos… gracias Renamon… por esas palabras- le dije, abrazándome con más fuerza.
-No, soy yo quien te da las gracias por… por todo-

Después de eso, ella se acomodó un poco más, y pareció quedarse dormida. No podía evitar mirarla con ternura, y es que se veía tan tranquila así, y tan linda. Me acerque para verla, y moví un poco el pelo blanco que cubría su cuello y sus pechos y vi el collar que tenía. Me había fijado en eso antes, tanto con Renamon como con las demás chicas. Era la primera vez que podía verlo de cerca y tocarlo. Era un collar extraño, pero muy bien diseñado como para que quitarlo fuera imposible, por lo que había visto, este privaba a quienes lo portaban de todos sus poderes y fuerza. Lo examine, mientras deseaba poder arrancárselo, no solo a ella sino a todas en ese lugar, pero por lo que veía, hacerlo no era para nada fácil.
Decidí dejar ese collar de lado y concentrarme en mi compañera que aun dormía. Me daba gusto verla tan tranquila, y me hizo tener ganas de tratar de descansar un poco también. Apoye mi cabeza contra la de ella, mientras cerraba los ojos.
No sé cuánto tiempo pasó exactamente, pero cuando volví a abrir los ojos, vi a mi compañera hacer lo mismo. Pronto tendría que irme, pero antes de hacerlo, quería hacer algo por ella. Desde la segunda vez que había venido a verla, siempre antes de irme ella me daba un beso en la mejilla. No sabía si sería demasiado de mi parte pero… deseaba poder devolverle esos gestos de agradecimiento. Así que me acerque un poco a su rostro antes de que se levantara, y no lo puedo negar, me sentía un poco nervioso de como reaccionaria aunque… creo que igual lo haría.

(POV Renamon)

No sé si había pasado mucho tiempo desde que me había dormido, pero tampoco me importaba demasiado, y más aún cuando al despertar estaba recostada sobre el pecho de Exveemon.
Me sentía bastante tranquila y es que nuevamente, con un trato dulce y palabras amables ese encantador y guapo dragón azul me habían hecho sentir mejor, después de que me había sentido bastante decaída por lo de Guilmon. Ahora además, sabía que él había visitado a muchas chicas antes, que todas habían pasado por situaciones similares, y que, a pesar de todo, él jamás las había dejado de apoyar. Me sentía orgullosa de él, y sobre todo, seguía viéndolo como un gran chico y el mejor hombre al que podría conocer.
Imaginaba pronto él tendría se iría a ver a las demás chicas, entre ellas a Guilmon. De todos modos le agradecía por haberme acompañado nuevamente en una tarde, haberme hecho sentir mejor y pasar un buen momento. Para mi darle las gracias no era suficiente, y siempre sentía que debía hacer… algo más. Así que como había hecho un par de veces antes, le quería demostrar mi agradecimiento con un beso en la mejilla, y es que además, en las ocasiones que lo había hecho Exveemon se había sonrojado, y eso me indicaba que tal vez le gustaba, y siendo honesta… a mí también. Así que levante mi rostro para acercarme al suyo pero… ocurrió algo que no esperaba.

(POV Exveemon)

Cuando me acerque a Renamon, no me di cuenta que ella estaba también acercándose a mí, tal vez porque pensaba lo mismo que yo y querida darme un beso en la mejilla. Pero… sucedió algo que… no creí que pudiera pasar. Nuestros labios se tocaron.
Apenas se habían rosado, no parecía algo realmente importante, pero… ese rose… no sé cómo describirlo… pero me hizo por un momento olvidarme de todo a mí alrededor y solo concentrarme en ella, y mientras la veía fijamente, sentía como mi corazón estaba latiendo como un loco. Me empecé sonrojar, y puede ver que ella le pasaba lo mismo.
Era una sensación muy extraña y era algo que jamás me había pasado. Pensé que tal vez ella estaría incomoda y aleje mi rostro del de ella. Pero apenas y me aleje unos centímetros cuando vi fijamente sus ojos azules, y me quede perdido en ellos.

(POV Renamon)

¿Acaso él y yo estábamos pensando lo mismo? Esa sería la única razón por la cual estábamos en esa posición.
Sé que era un simple toque el de nuestros labios pero… era suficiente para hacerme sentir una extraña sensación que recorría mi cuerpo. Me olvide por un segundo de todo lo que estaba a mi alrededor y me empecé a sonrojar.
Me sentía muy nerviosa y aleje mi rostro del de Exveemon ya que… pensé que tal vez lo estaba incomodando. Pero en cuando lo hice, me quede totalmente perdida en esos hermosos ojos rojos.
En ese momento, no sé lo que paso, pero sentí un impulso que no podía, ni quería controlar, y al ver a Exveemon, parecía que ese mismo impulso que yo sentía él también lo tenía. Volví a acercarme a su rostro, y mientras lo hacía, rodee su cuello con mis brazos, mientras que él me tomaba de la cintura para acercarme más.
Ambos seguimos acercando nuestros rostros, y mientras lo hacíamos cerrábamos nuestros ojos, dejándonos llevar por ese impulso que ambos sentíamos. Y cuando estuvimos lo suficientemente cerca… no pudimos contenernos y… y…… nos besamos.
Era un suave y sencillo beso, pero fue uno que me hizo sentir que se me derretía el corazón, y mientras nos besábamos, sentía que Exveemon me acariciaba el cuerpo suavemente, y yo le devolvía el favor, acariciando sus hombros y su cuello.

No sé cuánto duramos juntos mientras nos besábamos y abrazábamos. Tal vez solo habían sido unos pocos segundos, tal vez un poco más, pero fuera como fuera, me había parecido que había sido una eternidad, una eternidad experimentando una felicidad no creí volver a sentir, y con alguien muy especial para mí.
Mientras nos besábamos, sentí… que mi mente salía de ese horrible lugar y me llevaba a un sitio totalmente diferente. Un lugar tranquilo y hermoso, solo para Exveemon y… para mí. Era una sensación que no había sentido… desde que había estado con Flamedramon.

Poco a poco, separamos nuestros labios, y al hacerlo, nos miramos fijamente con ternura y con una gran sonrisa. Había sido un lindo momento, pero estaba completamente segura no solo lo había sido mí, sino también para Exveemon.
Después de unos momentos Exveemon y yo nos separamos. Él estaba listo para irse, y por un momento lo note un poco nervioso, y creo que sabía porque, y por eso fue que volví a abrazarlo.

-Renamon…- empezó a decir, sin ocultar sus nervios –yo… bueno… no quise… lo que paso es que…-
-Descuida- le dije, tratando de calmarlo –creo que ninguno de los dos pensó que esto pasaría. Pero… estoy feliz de que sucediera. Gracias… guapo-
-Gracias a ti… preciosa- dijo él, ahora más calmado, y devolviéndome el abrazo.

Mientras lo abrazaba, nuevamente tenía el deseo de no dejarlo irse y hacer que se quedara conmigo, pero sabía que no podía hacerlo. Después de todo, él tenía otras chicas que necesitaban animarse.

-Supongo que es todo por hoy- dije -¿volverás pronto cierto?-
-Por supuesto- me dijo él.
-Por favor, intenta ayudar a Guilmon-
-Lo intentare, y te aseguro que para mañana ella ya las escuchara-
-Eso espero-
-Renamon-
-¿sí?-
–Sé que te he ayudado mucho. Pero… al mismo tiempo tú me has ayudado-
-¿yo?- pregunte confundida, tratando de hablar en el mismo tono que él -¿Cómo te he ayudado?-
-Creo que ni yo sé cómo explicarlo. Pero me has ayudado, y es por eso… que la próxima vez que venga… te traeré algo especial-
-¿algo? Pero… ¿Qué?-
-ya verás-

Quería tratar de preguntarle que me estaba hablando, pero no me quiso decir más. Ya estaba segura que no me diría nada, pero después de lo que había dicho, yo también deseaba decirle algo más.

-Exveemon…- dije -No sería muy justo si tú me das algo a cambio de nada-
-¿Qué quieres decir?- me pregunto.
-Digo… que yo también quiero darte algo- le respondí, y mi respuesta le saco una sonrisa, y al parecer le dio una idea.
-¿Qué te parece si hacemos un intercambio de regalos?-
-¿un intercambio de regalos?-
-Cada uno le dará algo al otro. Sera una forma de agradecer lo que cada uno ha hecho por el otro, y como una muestra de nuestra amistad. ¿Te parece?-

No estaba segura de lo que él quería decir con que yo lo había ayudado, o lo que me daría. Pero me agradaba la idea, así que acepte.
Luego de eso ambos nos despedimos y nos alejamos. él fue hasta la puerta de mi habitación, tomando con cuidado su pañuelo, mientras que yo me senté en la cama.
Estaba a punto de irse, cuando la puerta se abrió y alguien más entro a la habitación, y debo decirlo, no fue nada agradable ver quien era.

-Otro día, y parece que tú y esta zorra siguen igual- dijo Digitamamon, quien había entrado. Y lo juro, si no fuera porque sabía que no ganaría nada, iría a golpearlo.
-Creo que si- dijo Exveemon -¿Qué hacía por aquí?-
-Solo revisaba si mis empleadas estaban haciendo un buen trabajo- dijo un cinismo que casi me hizo perder la paciencia, pero debía tratar de no perder la calma –y tú… sigues viniendo y no veo que te diviertas. ¿Acaso estas chicas no son de tu agrado?-
-No es eso- dijo el dragón, curándose de brazos y sonriendo de un modo extraño –Solo digamos… que me gusta observar y analizar primero. Muchos se abalanzan sobre su presa y la someten, pero a mí me gusta más acercarme poco a poco, con sigilo, no tomar todo de una vez-
-¿Dices que solo actúas así para analizar a estas chicas?-
-Para ver que les gusta, y aún más… que me gustaría hacer con ellas. No es divertido si las tomo así sin más. Quiero disfrutarlas-

Me extrañaron los comentarios de Exveemon, y más la forma en que hablaba. Estaba usando un tono voz distinto, y sonaba muy pervertido y pedante, como si todo lo que hubiera dicho antes no hubiera sucedido.
¿Qué le pasaba? Aunque tuve que tratar de no mostrar ninguna expresión que reflejara esa extrañeza, ya que si Digitamamon se daba cuenta, seguro que la pasaría mal.

-Jmjmjm, me gusta tu estilo muchacho- dijo el huevo miserable –Es mejor estar con ellas y acercarse poco a poco, para sí dominarlas y disfrutarlas al máximo. Pero bueno, cada quien que viene tiene su modo de hacer las cosas, y yo solo me aseguro que tengan un buen servicio-
-Cierto- dijo Exveemon –pero bueno, creo que ya he estado mucho tiempo con esta Renamon– volteándome a ver con una expresión rara –y ya sé cómo disfrutarla al máximo. Pero debo ver a las otras, y ver que pueden ofrecerme-
-¿seguirás sin hacerles nada?-
-Solo mientras las exploro para saber cómo divertirme luego con ellas-
-Muy bien, entonces sigue tu camino. Yo tengo algunas cosas que hacer-
-Lo acompaño-

Dicho esto, Digitamamon salió de la habitación y Exveemon iba tras él. En cuanto salió el primero, quise levantarme e ir con Exveemon para exigirle una explicación de todo lo que había dicho.
Me había alcanzado a parar y lo miraba molesta, pero no me pude acercar a él por cuando pensé en hacerlo, él volteo a verme, y lo más extraño es que me miraba de una forma tierna y me sonreía dulcemente, como lo hacía siempre. Eso hizo que él enojo que estaba mostrando desapareciera, pero al mismo tiempo me confundió.

-Tengo que dar una imagen distinta- dijo, en un tono voz muy bajo que sería inaudible para la mayoría, pero que yo alcanzaba a escuchar –Lamento si te molesto lo que dije. Espero que no hayas creído tanta tontería. Descuida, intentare hablar con Guilmon, y te prometo que cuando pueda te vendré a ver de nuevo-

Después de decir eso, me guiño el ojo y salió de la habitación.
Cuando la puerta se cerró, me senté en la cama y trate de comprender lo que acababa de suceder. Después de unos segundos, me quedo claro lo que había pasado y eso me hizo reír. Exveemon era y siempre sería un chico bueno, amable y cariñoso. Pero en presencia de ese huevo, tuvo que tomar una personalidad distinta, y me imagine que se debería a que, siendo Digitamamon tan agresivo y malo, no soportaría que alguien le diera esperanza o respeto a sus “empleadas”, ya que tal vez lo vería como un insulto o algo así, a su modo de tratar a los demás.
Exveemon se había tenido que meter en un rol totalmente distinto de cómo era realmente para evitar problemas, pero él no dejaba de ser chico maravilloso que yo conocía. No pensé que fuera tan buen actor, ya que por un momento me creí toda su palabrería, pero me alegraba que no fuera cierta.

Ahora, podía descansar, pero al cabo de unas dos horas mi descanso había terminado. Ya habían llegado más clientes, y a diferencia de Exveemon, ellos no mentían ni ocultaban lo que querían hacer, y como había dicho el dragón, ellos se abalanzarían sobre mí, me someterían y me tomarían sin más ni más.
Esa noche, sería una horrible jornada de trabajo para mí.

(POV Exveemon)

Hacia más o menos una hora había salido del prostíbulo y ahora me encontraba apoyado en la copa de un árbol, en lo profundo del bosque. A pesar de estar bastante lejos, podía verlo perfectamente.

Antes de haberme ido de ahí, había visitado a la mayoría de las chicas, entre ellas a la Guilmon que Renamon me había mencionado, y tal y como me había advertido, ella me había insultado he incluso había tratado de golpearme, aunque con ese collar que tenía era poco lo que podía hacer. Me había sentado a hablar con ella y había tratado de ayudarla y animarla. Cuando me fui, no estaba seguro de si la había ayudado, pero al menos se veía más tranquila.
Cuando salía de una habitación, aun veía a Digitamamon por ahí, y al parecer presentaba a las chicas a nuevos clientes. Alcanzaba a ver como estos las trataban bruscamente y no perdían el tiempo en empezar a hacer lo que querían. En varias ocasiones escuche a Digitamamon decir cosas pervertidas sobre cómo se debe tratar a las mujeres, y hablaba con un cinismo impresionante. Claramente no le importaba en lo absoluto esas chicas o su sufrimiento. Tuve que mantener mi papel, y él se lo creyó todo el tiempo. Cuando Salí y estuve lejos, pude dejar salir un poco mi frustración y mi enojo. Animaba a esas chicas, pero eso era lo único que podía hacer por ellas en esos momentos y debía actuar ante ese huevo de un modo que no me gustaba, y escuchaba toda la basura que decía, sin poder decirle lo equivocado que estaba, y en ocasiones veía a las pobres chicas sufrir, sin poder siquiera hacer algo para defenderlas, ya que por culpa de esos malditos collares, ellas no se podían defender solas.

Normalmente yo siempre era tranquilo, pero cuando realmente estaba molesto, debía liberar ese enojo de algún modo, en el que no perjudicara mi trabajo ni a nadie. Salte de la copa del árbol, solo para dejarme caer con el puño extendido. Era un árbol muy grande y grueso, pero lo atravesé sin problema. Cuando llegue a bajo, ya lo había cortado a la mitad de arriba abajo. Aun no me sentía liberado de ese enojo, y antes que las dos mitades del árbol cayeran, use mi ataque “X-laser” para reducirlas a nada.
Cuando acaba, estaba jadeando, pero al menos estaba mucho más tranquilo ahora.

-Que precisión tan perfecta- dijo alguien atrás de mí, sorprendiéndome un poco.

Mire hacia para ver quien me hablaba, y vi a una de mis mejores amigas, quien además me había acompañado cuando habíamos estado sacándole información a ese lobo negro. Era una de las Garudamon, más exactamente, era la más joven, y quien según me había dicho, por poco había sido víctima de violencia sexual mientras atrapaban a ese maldito. Estaba apoyada contra un árbol, de brazos cruzados. No llevaba puesta su armadura negra ni portaba su lanza, sino que tenía puesta una camiseta ajustada de color azul celeste que tenía una estampa de una llama, y una falda verde claro, aunque ya que su plumaje en la parte baja cubría su intimidad, me parecía que era innecesaria. Pero bueno, eran sus gustos.

-A pesar de estar molesto, tu puntería sigue siendo perfecta- dijo ella, empezando a caminar hacia mí –y tu fuerza es excepcional. Con razón muchas se volvieron locas por ti, y también con razón te consideran uno de los mejores elementos entre todos nosotros-
-Por favor, exageras- dije, algo avergonzado.
-¿exagero? O más bien tú eres demasiado humilde como para admitirlo- cuando sus manos sobre mis hombros cuando estuvo lo suficientemente cerca –A pesar de ser tan joven, tú eres el mejor. Aunque debo decirlo, no me gusta verte así de molesto-

No dije nada, y ella pareció darse cuenta de que, efectivamente, algo me molestaba.

-¿quieres hablar de eso?- me pregunto, y yo solo asentí –ven, creo que conozco el lugar perfecto.

Extendió las alas y empezó a volar, y yo hice lo mismo, siguiéndola de cerca.
Tardamos poco tiempo en llegar a un claro, en el cual había un pequeño lago. Aterrizamos en ese lugar y nos sentamos en el borde del lago y metimos los pies en el agua para refrescarnos. Ya estando acomodados, pudimos empezar a hablar con calma.

-Es bueno verte- dije –en verdad necesitaba hablar con alguien. Pero ¿Qué haces por aquí?-
-Pues no he tenido nada que hacer, así que decidí salir a pasear. Además…- estirándose un poco –era una buena oportunidad de quitarme esa pesada armadura y ponerme algo más cómodo-
-Pero creo que la falda no es necesaria-
-Tal vez, pero es mi favorita. La tengo desde que era una Biyomon y es bueno que aún me quede-
-Y tu gemela ¿Dónde está?-
-¡Oye, solo somos parecidas, pero no somos gemelas! Y ella también está descansando. Creo que fue con los demás muchachos a comer algo y luego irán a casa para ver si Gran Jefe tiene algo que decirnos. Yo me quede por aquí para recogerte, aunque no me imagine que estarías tan molesto. Aunque con lo que has visto en ese lugar… te entiendo perfectamente-

Me agradaba estar con un amigo en ese momento, ya que al menos así podía desahogarme un poco, en vez de seguir destruyendo más árboles.
Le dije a Garudamon, a quien, para no confundirla con su amiga le decíamos “Garu”, todo lo que había pasado ese día. No le sorprendía para nada lo que yo hacía, y por el contrario, parecía sentirse orgullosa de mi, y contenta de que me llevara bien con Renamon, igual que yo, le molestaba mucho todo lo que pasaban esas pobres chicas, y el cinismo de ese Digitamamon.

-Así que él no se dio cuenta de tu actuación ¿verdad?- me pregunto.
-Así es- le dije –ni de lo que realmente hago con esas chicas-
-Eso no me sorprende, todos esos tipos son iguales. No les importan lo que hagan con sus chicas mientras obtengas ganancias. Un cliente podría matar a una, y si le pagan no le importa-
-Es cierto, aunque gracias al cielo no ha pasado-
-Pero bueno, ¿Qué más paso con Renamon?-

Entonces, le conté que ella y yo nos habíamos besado, se había tapado la boca del asombro que sentía.

-¿enserio paso eso?- me pregunto, aun sin poder creerlo.
-Así fue- le dije –y pensar de un simple rose de labios que no significa nada yo… hiciera algo así-
-Exveemon, eso es una buena noticia- dándome un abrazo –Parece que finalmente ha aparecido la chica para ti. Después de todo, considerando el tiempo que pasas con ella y hayas sido capaz de dar ese pasó, era de esperar-
-Garu… no digas eso-
-¿Cómo no hacerlo?- dandome unos pequeños golpes en el pecho –finalmente alguien ha entrado en tu gran corazón Exveemon-
-Eso es cierto. Pero…-
-Pero…-
-¿Qué diría Gran Jefe si sabe esto?-
-Parece que no conocieras a Gran Jefe. Sabes bien que no tiene problema con este tipo de cosas, siempre y cuando cumplamos con nuestro deber. Y estoy segura que los chicos te apoyaran. Por lo menos, ya cuentas con mi apoyo-
-Pero Garu… ¿crees que debería decirle lo que siento?-
-Por supuesto que sí. ¿Por qué lo dudas tanto?-

No pude responderle de inmediato, y solo mire hacia el piso. De todos modos, no hacía falta que le dijera nada porque ella, junto con todos mis amigos, conocían mis dudas.

-Aun crees que si das ese paso… corres el riesgo de volverte igual a los imbéciles que las maltratan ¿verdad?-
-Sé que es tonto pero… no puedo evitarlo. Además, con todo lo que ella ha pasado por culpa de los hombres… dudo que me acepte-
-Exveemon…- tomándome de las manos –entiendo lo que dices, pero ese tipo de dudas no te dejara avanzar. Recuerda, tú eres mucho mejor que esos miserables, y jamás serias capaz de caer a esa posición de ser un maltratador-
-Pero…-
-Dime ¿a cuantas chicas has acompañado? ¿con cuántas has estado en una habitación, abrazándolas, tratándolas con respeto y diciéndoles cosas lindas con tal de que no perdieran el ánimo ni la esperanza?- no pude decir nada –Muchas. Y todas estaban indefensas y hubieras podido cogerlas si hubieras querido ya que en todas esas ocasiones tuviste la oportunidad. Pero no lo hiciste, y eso demuestra que tú eres alguien especial, que nunca se dejara llevar por el deseo de sentir placer, y ante todo, le importa más y tratar a las mujeres con respeto. Y, aunque no pueda asegurarlo, no tengo dudas en que, cuando llegue el día en que tú estés con una mujer de esa forma, igual las trataras con respeto y cariño-
-Sí, todo lo que dices es cierto. Pero no puedo evitar sentir esas dudas-
-Debes intentarlo. Y recuerda, tú eres mejor que todos esos hombres-
-Pero aunque sea así… no sé si debo decirle mis sentimientos-
-Pues yo te diría que sí, y lo digo como mujer-
-¿eh?-
-Por lo que me has contado, ella ha respondido bien a tus buenos tratos y ha sido muy abierta contigo. Te lo ha agradecido más de una vez y gracias a ti es que ella no ha perdido el ánimo. Pero además, se nota que tú has tocado su corazón también, y la has alegrado en más de una forma-
-¿crees que ella este enamorada de mí?-
-No lo sé, pero debes preguntárselo, y más aún, debes abrirle tú corazón. Siempre has sido abierto con ella por lo que me has contado, así que no debe ser difícil-
-¿y si ella no siente lo mismo?-
-Está claro que ella te quiere. Si no te ama, aun así te querrá como amigo, y eso es muy valioso también para ti-
-En eso tienes razón-
-Aunque puedo apostar lo que sea a que ella si te ama. De todas maneras, escoge el momento preciso para decirle lo que sientes. Por supuesto, tampoco digo que si ambos se aman y se lo confiesan, te acuestes con ella. Eso pasara en el momento adecuado, cuando ambos sientas el deseo de demostrar amor de ese modo-
-Garu…-
-Debes aprovecharlo Exveemon. Creo que pocas veces se puede sentir un amor sincero como el que tú sientes, y si dejas pasar esta oportunidad, tal vez no vuelvas a sentir eso por nadie más-
-Creo tienes razón-
-Y ahora que lo pienso, esa entrega de regalos puede ser una buena oportunidad. Por cierto ¿Qué le darás?-

Me levante, y me dirigí a uno de los árboles que estaba más cerca, el cual tenía un orificio lo suficientemente grande para introducir mi mano. En realidad, Garu y yo habíamos ido a hablar porque ese era un lugar en el que siempre nos reuníamos con mis amigos, y que yo conocía bien. En ese árbol yo guardaba mis cosas cuando iba al prostíbulo, y dentro había una pequeña mochila que saque y lleve hasta donde estaba mi amiga. Empecé a buscar entre todas las cosas que había dentro, hasta encontrar lo que realmente me interesaba. Era un objeto envuelto en un pañuelo, que le pase a Garu para que lo viera.

-Eso es lo que le daré- le dije.

Ella comenzó a desenvolverlo, y cuando lo hizo y vio lo que era, me miro muy sorprendida, y algo confundida.

-Pero… esto es… algo muy valioso para ti-
-Lo sé- le dije con una sonrisa -y creo que es por eso que deseo dárselo-
-En verdad eres un chico maravilloso Exveemon- me dijo con una sonrisa.

Volví a guardar el objeto en la mochila. Nos quedamos en ese lugar un rato más antes de marcharnos y dirigirnos al lugar donde estaban nuestros amigos.
Después de haber hablado con Garu, tenía mucha más confianza. Estaba decidido a decirle a Renamon lo que sentía por ella, y sucediera lo que sucediera, ella y yo igual nos llevaríamos bien, y yo seguiría yendo a apoyarla y animarla, igual que a las otras chicas.

(POV Renamon)

Acababa de amanecer y yo no me sentía precisamente con muchas ganas de levantar. Después de todo, la noche había sido terrible, ya que tuve que aguantar a casi cuatro digimons seguidos, y todos patanes sin ningún cuidado por nada, y además en el nivel perfeccionado. Además, nuevamente había sido una noche tormentosa, y apenas y había dormido. El ruido, la luz… todo aún seguía asustándome, y por más que lo intentara no lograba evitar sentir ese miedo. Me sentía un poco adolorida y bastante cansada, por lo que decidí quedarme recostada un rato más, mientras me sentía mejor.

En esa posición no había mucho en lo que podía pensar. Nada excepto… en él.
Otra vez ese dragón azul ocupaba todos mis pensamientos, incluso durante esa noche, me hacía sentir mucho más animada pensar en él. Recordando cada uno de sus lindos gestos hacia mí y sus palabras, me daban un poco de fuerza para soportar el maltrato, y un poco de valor para no sentir tanto miedo que siempre sentía.
Definitivamente, mientras pensara en Exveemon, me sentiría mejor siempre. Recordaba sobre todo lo que había sucedido el día anterior.
Ahora conocía un poco más de Exveemon y sin duda, él seguía siendo un chico maravillo, tierno y alguien que siempre me apoyaría, y no solo a mí sino a todas las chicas de ese lugar. Ese dragón siempre nos haría sentir valoradas y valiosas, y nos mostraría que había hombres buenos a fuera. Pero además, pensaba… en algo que… simplemente no creí que pudiera pasar.

Aun no estaba segura de porque tuve ese impulso que me hizo besarlo, pero era algo que había pasado ya, y siendo honesta, me había gustado que sucediera. ¿Y quién hubiera pensado que un simple rose en los labios desencadenaría algo así?
Me tocaba los labios, recordando el momento en que eso sucedió. Ese único y sencillo beso me había transmitido una calidez y una ternura casi increíbles. Me preguntaba si él habría sentido lo mismo que yo.
Pero además de eso, las cosas que me había dicho me hacían darme cuenta que él era sin duda único y magnifico. Todo eso me hacía volver a pensar en las cosas que había estado pensando últimamente, acerca de lo que sentía por Exveemon.
¿Sería acaso que ese impulso de besarlo, y sentirme del modo en que me sentía ahora pensando en él… significaba que si estaba enamorada de Exveemon?
Antes no estaba segura pero… ahora si lo estaba, y necesitaba verlo, sentirlo de nuevo a mi lado y besarlo para darme cuenta. Yo amaba a Exveemon, y de eso ya no tenía más dudas.
Ahora me sentía feliz de haber aclarado por fin mi corazón, y saber bien lo que sentía. Pero a la vez, tenía otras dudas, y una de ellas era, si Exveemon había sentido el mismo impulso que yo de besarme… ¿significaba que él sentía algo por mí?
Me había dicho que él nunca había tenido novia, y tampoco se había enamorado. Entonces ¿yo sería la primera en tocar su corazón?

No estaba segura de nada, pero si sabía lo que sentía por él. Una parte de mi quería decirle que lo amaba, pero… otra me decía que no debía hacerlo por ¿Qué tal si él solo se dejó llevar y la realidad es que no sentía lo mismo que yo? ¿Podría soportar algo así?
Pero creo que estaba dispuesta a intentarlo. Sabía que él, no sabía exactamente cuándo, pero vendría pronto a verme, y en cuando lo hiciera debería aprovechar esa oportunidad. Ahora que lo recordaba, él había que haríamos una especie de intercambio de regalos. No sabía aun como yo lo había ayudado de modo que él quisiera regalarme algo, pero me gustaba la idea en todo caso, y me preguntaba que me regalaría, aunque sin importar lo que fuera, yo lo recibiría con gusto. Pero en especial, me preguntaba que le podría yo dar a él. No tenía nada, solo mis guanteletes, y esos eran como una parte de mí, por lo que no podría despegarme de ellos. ¿Qué otra cosa le podría dar? ¿Qué?
Pensar en ello me estaba desesperando y me sujetaba la cabeza, tratando de hallar una respuesta, pero no la encontraba.

Estaba tan metida en mis ideas que no me había dado cuenta que las puertas de las habitaciones se abrieron, lo significaba que ya era hora de desayunar, y mucho menos me había dado cuenta que alguien había llegado a mi habitación.

-¿Renamon?- dijo alguien.

Escuchar esa voz me hizo salir de mis ideas y me hizo mirar a la dirección de donde venía.

-¿Estas bien?- dijo Guilmon, que era quien me había hablado y estaba parada en mi puerta.
-Sí, estoy bien. ¿Me necesitas?- pregunte.
-Pues no te vi en el comedor y fue por eso que vine a buscarte- entrando y acercándose a mí-
-Creo que no tengo hambre, es todo- mirando a otro lado.
-¿te molesta si te acompaño?-
-No, para nada-

Se sentó en la cama a mi lado y nos quedamos en silencio algunos segundos.
Ahora que la veía, se encontraba mucho mejor que el día anterior, ya que no se veía desanimada o molesta, e imaginaba que cierto dragón azul había sido el responsable. Aun así, no sabía cómo iniciar la conversación con ella y por eso estaba callada.
Pasaron unos segundos más, y al final fue mi amiga quien tomo la iniciativa.

-Renamon…- dijo, acercándose un poco más y sonriéndome –gracias. Gracias a ti, y a las demás chicas por tratar de animarme-
-No es nada- dije también sonriendo –eres nuestra compañera y nuestra amiga. Y si una de nosotras esta triste, las otras harán lo que puedan para animarla-
-Lamento lo grosera que fui con ustedes. Trataron de ayudarme, y yo solo las hice a un lado-
-Tranquila- poniendo mi mano en su hombro –todas entendíamos muy bien por lo que estabas pasando, así que no te disculpes. Pero me alegra ver que ahora estas mucho mejor-
-Y todo gracias… a Exveemon. Tú le dijiste que fuera a verme ¿cierto?-
-Le conté lo que te había pasado, y me dijo que trataría de hablar contigo-
-Lo hizo, aunque yo al principio no fui, digamos, muy amable con él. Pero al final lo escuche y me hizo sentir mejor. Y me hizo ver que hay buenos hombres haya afuera, y tal vez encuentre alguien que de verdad me quiera y me apoye cuando más lo necesite-
-Sé que un día, todas encontraremos un buen hombre-
-No Renamon-
-¿eh?-
-Nosotras lo encontraremos. Tú… ya lo encontraste-

No me esperaba ese comentario, y al escucharlo me sonroje y trate de no mirar a Guilmon.

-¿de qué hablas?- le pregunte.
-no finjas- me dijo, abrazándome por el cuello –Sabes bien de que hablo. De cierto digimon que ha venido aquí últimamente. Un dragón alto, de escamas azules con el pecho y el hocico blancos, una hoja de espada que le sale de la cabeza, alas plateadas, ojos rojos ¿quieres que siga?-
-Por favor Guilmon-
-Hablando en serio- poniéndose frente a mí –Él ha estado contigo más que con cualquiera de nosotras, y es muy afectuoso contigo. Además… seguro él también te ha dicho cosas lindas para animarte. Sumado a todo eso, él es un chico muy apuesto ¿no crees?- yo asentí, y es que eso no se podía negar –Así que con todo eso que ha pasado… él te gusta ¿verdad? Puedes decírmelo-

Me tenía atrapada. Parecía que había deducido que algo sentía por Exveemon, aunque no lo sabía todo. Con verla, estaba claro que no se iría hasta que le diera una respuesta.
Creo que necesitaba desahogarme, así que le conté muchas de las cosas que habíamos pasado Exveemon y yo, y sobre todo, le conté acerca de lo que había sucedido el día anterior, y el beso que él y yo nos habíamos dado. Cuando termine de hablar de eso, le dije también todas las cosas que había pensado, y que ahora, estaba segura que amaba a ese digimon.
Cuando termine de hablar, Guilmon se veía bastante contenta, y después de haberle dicho todo eso, yo estaba igual.

-Me da mucho gusto saber que realmente amas a ese chico- dijo Guilmon –y me queda claro que él también te quiere mucho-
-Pero… no sé si debo decirle lo que siento. ¿Y si él no siente lo mismo?-
-Debes decirle lo que sientes y preguntarle que siente él. Si no te ama, igual será tu amigo. Seguirá viniendo a este lugar y te seguirá apoyando-
-Tal vez-
-Pero… algo me hace pensar que él si siente algo por ti. El que comparta tanto tiempo contigo, como te trata y te apoya, y ese beso, todo eso me lo dicen. Si él no sintiera nada, seguro habría reaccionado de otro modo al beso-
-Supongo que tienes razón-

Guilmon trataba de animarme a que fuera abierta con mis sentimientos, pero no era fácil para mí, y ella se daba cuenta.

-Renamon…- me dijo, tomándome de las manos –Lo que tú sientes es sincero. Por todo lo que has dicho me doy cuenta de eso. No desaproveches esta oportunidad. Él es un chico maravilloso, así que no lo dejes ir-
-Pero…-
-Si no le dices lo que sientes ahora… puede llegar un día en el que él ya no pueda venir, y entonces te arrepentirás. Hazlo Renamon, ten confianza y cree que él te aceptara-

Quería decir algo más, pero no había nada más que pudiera decir. Mi amiga tenía razón, y si yo no aprovechaba la oportunidad que me había dado la vida de conocer a alguien como Exveemon, si después él se iba… tal vez me arrepentiría por el resto de mi vida. Además, sin importar lo que sucediera, lo seguiría teniendo a mi lado y él siempre me apoyaría.

-Ya lo he decidió- le dije, ahora mostrándome más confiada –le diré lo que siento-
-Eso era lo que quería escuchar- me dijo Guilmon, con una sonrisa.
-Gracias Guilmon, en realidad me hacía falta hablar con alguien-
-Descuida. Así como tú trataste de ayudarme cuando necesitaba ánimos, yo te ayudare cuando lo necesites-
-gracias-
-Por cierto, mencionaste que tú y Exveemon harían un intercambio de regalos o algo así ¿verdad?-
-Sí, eso dije-
-Entonces ese sería el mejor momento para decírselo. Sería como un regalo para él-
-Tal vez-
-Bueno- levantándose de la cama –no sé tú, pero yo me estoy muriendo de hambre, y aunque es poco lo que nos sirven, es suficiente. ¿Vienes?-
-Adelántate, yo iré en un momento-
-De acuerdo-

Guilmon salió de la habitación, y en un momento yo también iría al comedor para desayunar con todas mis amigas. Pero antes, había algo en lo que debía pensar en cómo le diría a Exveemon lo que sentía, y más aún ¿Qué le daría?
Fuera lo que fuera, debía ser algo especial, y sobre todo… algo que fuera mío. Lo pensé durante un largo tiempo, hasta que me llego una idea, pero el solo pensar en eso, me hizo sonrojar mucho más y me puso nerviosa. Tal vez no sería buena idea pero… ¿Qué más podría darle?
Empecé a recordar los días libres que había pasado con Flamedramon, y creo que ese fue el impulso que necesitaba para aceptar esa idea. Podría ser que todo terminara bien, o que me arrepintiera por lo que me quedara de vida, pero ya lo había decidido.
Ya con eso decidido, me levante de la cama y me dirigí al comedor para desayunar, mucho más animada, y esperando con ansias el momento en que Exveemon y yo volviéramos a vernos.

(POV Exveemon)

Hacia una media hora más o menos que había anochecido. Gran Jefe me había encargado varios asuntos, y entre ellos estaba interrogar a dos compañeros de ese Blackweregarurumon, con tal de obtener información importante para iniciar pronto con un gran negocio que teníamos planeado. Esa tarea me había tomado mucho tiempo, pero al final había obtenido buenos resultados.

Con eso finalizado, debía iniciar con mi siguiente labor, o más bien, un compromiso, el cual me había llevado al prostíbulo al que ya había ido muchas veces. A pesar de las cosas que había tenido que hacer, lamentaba no haber podido venir antes. Solo esperaba a que mi querida Renamon no hubiera pasado una mala tarde, pero aun si la hubiera tenido… yo, intentaría animarla al decirle algo… muy importante.
Antes de entrar, revise el objeto que llevaba. Aun lo mantenía envuelto en un pañuelo, y así se mantendría hasta que se lo entregara a su nueva dueña. Lo puse en mi espalda y cerré mis alas para que no se me cayera, y luego entre. Como siempre, quienes me recibían eran dos Rockmon que cuidaban la entrada, y como hacían con cualquiera, lo miraban con una cara de pocos amigos. Luego aparecía Digitamamon quien nunca dejaba de hacer comentarios pervertidos, y me preguntaba siempre con cuál de sus “empleadas” quería recostarme. Tuve que mantener mi papel de tipo que solo buscaba mujeres para divertirse, y como siempre, ese huevo se lo creía todo.
Inventando toda clase de tonterías, logre hacer que me llevara con Renamon, no sin antes decirme que hacia una hora, ella había estado trabajando. Por fuera, tenía una expresión de que “No me importaba nada”, pero por dentro, me sentía preocupado por como estaría mi amiga, y me sentía mal de no haber estado para ella antes.

Llegue a la habitación de Renamon, y cuando entre, la vi de rodillas al lado de la cama. No estaba sucia, pero si se veía cansada y muy desanimada. Seguramente había tenido una tarde muy dura, y había pensado ya no entrar. Pero… una parte de mi sabía que, si Renamon estaba así, lo que ella más necesitaba era a alguien a su lado, y esperaba… que todo saliera bien. Camine despacio y sin hacer ruido, hasta estar justo detrás de ella. La escuchaba llorar, y alcance a escucharla decir algo.

-Espero que ya haya terminado. Ojala, que Nadie más venga. Nadie… excepto… él-
-¿de quién hablas?- le pregunte susurrándole al oído y ya arrodillado para estar más cerca de ella.

Cuando escucho mi voz, ella se asustó un poco, y tardo unos cuantos segundos antes de voltear a verme.

-¿e… eres tú?- pregunto con una voz nerviosa, y a los pocos segundos, se lanzó a abrazarme, y yo le devolví el abrazo con bastante fuerza, con tal de hacerla sentir tranquila y apreciada –Por un momento… creí que no vendrías- con su rostro apoyado en mi pecho y derramando algunas lágrimas más.
-No Renamon. Si yo puedo, no dejaría de venir a verte para hacerte sentir mejor- dije, apoyando mi cabeza sobre la de ella –Además… te hice una promesa-

Nos quedamos durante unos minutos aun abrazados, transmitiéndonos un calor y una calma verdaderamente agradable. Después nos alejamos, pero no mucho.

-Lamento no haber podido venir antes- le dije, un poco apenado –pero… hubo muchas cosas que tuve que hacer que no me dejaron venir-
-Tranquilo-
-Pero… tú has pasado por mucho hoy ¿verdad?-
-No puedo negarlo. Pero… verte de nuevo… me ha hecho olvidar todo lo que he pasado, y me ha vuelto a traer el ánimo-
-Y a mí me alegra estar contigo-

Dejamos de hablar, pero no apartamos la vista el uno del otro. Hasta hacia solo unos momentos, ella se veía muy decaída, pero ahora se veía nuevamente alegre y sonreía, viéndose realmente linda.
Sentía demasiados deseos de, no solo abrazarla, sino volver a probar esos hermosos labios, y decirle todo lo que sentía por ella. Pero debía ser paciente, ya que había algo más que debía ser.

-Renamon…- le dije -¿recuerdas lo que te dije?-
-Si- me dijo ella –me habías dicho que haríamos un intercambio de regalos-
-así es, y…- extendiendo mis alas, y sacando el objeto que había escondido entre ellas –Esto es para ti-

Renamon se acercó a mí y tomo el objeto.

-¿enserio esto es para mí?- me pregunto, con una expresión que me parecía una mezcla entre ilusionada y nerviosa.
-Así es- le respondí –y espero… que te guste. Es algo muy sencillo pero… te lo doy de todo corazón-

Ella parecía contenta con mis palabras, pero se veía un poco indecisa de si desenvolver el objeto o no, aunque al final se decidió en hacerlo. Cuando lo desenvolvió, pudo ver que era lo que le había dado, y al verlo, sentí cierta nostalgia.

-Es… ¿un trompo?- me pregunto, mientras miraba el juguete, que era un trompo de color negro, algo confundida.
-Así es- le respondí, mientras veía como ella empezaba a jugar con el trompo, pareciendo una niña pequeña. Después de unos momentos, me miro como si fuera a preguntarme algo, pero ya que sabía lo que me preguntaría, decidí hablar primero –Ese… fue un regalo muy especial para mí. Lo tengo desde que era pequeño y… lo he cuidado desde entonces-
-Pero… si esto es muy especial para ti… ¿Por qué me lo das?-
-Porque quería darte algo que fuera muy especial para mí. Quiero demostrare lo mucho que me importas, y la única forma es darte algo que significa mucho para mí-
-Gracias Exveemon- abrazando el juguete, y luego dejándolo un lado –Gracias. En verdad significa mucho para mí- mirando a otro lado –Ojala y yo tuviera algo así de lindo para darte. Pero no tengo nada. Por cierto…-
-¿sí?-
-tú me dijiste que yo te he ayudado pero… ¿Cómo yo te he ayudado?-

Cuando me pregunto eso, no supe cómo responderle. Pero… ella si me había ayudado mucho.

-Te prometo que te lo diré- le dije –Pero antes… ¿te gusto mi regalo? Sé que es algo muy sencillo-
-Si Exveemon- me dijo ella -me gustó mucho, y te juro que lo cuidare muy bien- poniéndose de pie, y luego yo hice lo mismo –ahora… es mi turno para darte tu regalo-

No sabía lo que ella me daría, pero sin importar lo que fuera, lo recibiría con mucho gusto, y más si venia de ella.
Tenía la vista en el suelo y se veía algo nerviosa. Y eso me preocupo un poco.

-¿Estas bien?- le pregunte, acercándome a ella.
-Es que…- sin mirarme –yo no tengo algo tan lindo como esto que me has dado. Pero… hay algo que te puedo dar- Empezando a acercarse más a mí, y mirándome a los ojos -Vine a este lugar si nada, lo único que tengo… es mi cuerpo… y quiero entregártelo-

Y antes de que pudiera decir algo, ella me abrazo y me beso en los labios. No era igual a los besos que ella me había dado en ocasiones anteriores en la mejilla sino que más bien era parecido al que ella y yo nos habíamos dado el día anterior, pero era… mucho más intenso. El sabor de sus labios, y la calma, la ternura y el calor que me transmitía me hicieron dejarme llevar. También la abrace y comencé a poner de mi parte en ese beso. Era una experiencia maravillosa y deseaba que no terminara, aunque al final debía hacerlo. Sin dejar de abrazarnos, separamos lentamente nuestros labios, y nos quedamos mirando con una sonrisa.

-Gracias por eso Renamon- le dije –Pero ¿Qué quisiste decir con eso de que me querías entregar tu cuerpo?- y entonces una idea cruzo por mi mente –Acaso tú…-
-Así es- me dijo, sonrojándose un poco –quiero decir exactamente eso. Quiero entregarme como mujer a ti. Quiero que estemos juntos-
-Pero yo… no puedo-
-¿Por qué?-

Tarde un poco en poder responderle. No sé por qué quería tener sexo conmigo, pero sabía que no era simplemente por placer, y mucho menos, seria porque me veía como un cliente. Pero… no podía hacerlo, y debía decirle porque.

-Renamon… no puedo hacer eso. Yo… no quiero lastimarte-
-¿lastimarme?- pregunto confundida.
-Ya sabes que he visto a muchas chicas sufrir por culpa de los malditos que las visitaban y… no quiero arriesgarme a hacerte sufrir de esa manera-

Ahora era yo el que no la estaba viendo a los ojos. Desde que había comenzado a visitar prostíbulos para animar a las chicas, siempre las veía siendo maltratadas y violadas, y siempre tuve el miedo de que si me encontraba en una situación en la que estaba con una mujer de esa forma, perdería el control, cegado por el momento y eso me haría lastimarla. No quería que eso me pasara, y mucho menos con Renamon, que significaba tanto para mí.
Sin darme cuenta, ella tomo mi rostro, y lo movió para que la mirara a los ojos. Aún estaba algo sonrojada y con una gran sonrisa. Quería decir algo, pero ella me puso un dedo en la boca.

-Exveemon…- empezó a hablar con un tono muy dulce –creo que entiendo lo que me estás diciendo. Pero… no deberías preocuparte. Tú no eres como esos infelices. Tú eres un hombre que respeta a las mujeres, las tratas con cariño y jamás las lastimarías. No importa en qué situación te encuentres… nunca serias capaz de algo así. Puedo verlo-
-pero ¿y si te equivocas?- le pregunte.
-entonces creo que correré el riesgo-
-Pero Renamon… ¿Por qué quieres tener sexo conmigo? Después de todo lo que has pasado… eso debería ser lo último que tú desearías-
-Tienes razón- soltándome y alejándose un poco de mí. Tal vez necesitaba un poco de especio para lo que me quería decir –Pero como ya te dije, lo único que me queda es mi cuerpo. Y… lo que yo más deseo darte ahora… es mi cuerpo… y… mi corazón-
-¿Qué?-
-Exveemon… ahí algo de lo que me he dado cuenta y… deseo decírtelo a ahora, y no esperar a que pueda ser demasiado tarde-
-¿Qué es?-
-Desde el día que llegue a este sitio… toda mi vida se convirtió en una pesadilla. La única que me daba la fuerza y el impulso para no rendirme… era Flamedramon. Pero… cuando ella se fue creí que ya no podría seguir adelante, y que todo había terminado para mí, aunque tratara de hacer parecer que no era así. Y… fue entonces que tú llegaste. Desde que te conocí me devolviste la fuerza que había perdido, y que necesitaba para no darme por vencida y seguir manteniendo el ánimo y la esperanza – algunas lágrimas se le escapaban, pero no dejaba de sonreír –me trataste de una forma en que no creí que ningún hombre pudiera hacerlo. Cuando estaba triste me animabas, cuando me sentía sola, tus abrazos y tus caricias me hacían sentir que en realidad no lo estaba, y me hacían sentir protegida, y cuando necesitaba hablar, y tú me escuchabas y me entendías. Exveemon… tú has hecho mucho por mí. Incluso…- tocándose el pecho –entrar a un corazón que con todo lo que ha pasado empezaba a endurecerse… y darle nuevamente vida y… una razón para seguir latiendo- empezando a caminar hacia mi –Exveemon… yo… te amo-

Escucharla decirme eso… fue como si una flecha me atravesara el corazón pero… me transmitía una gran alegría. Al final Garu tenía razón. Renamon se había enamorado de mí, y como una muestra de ello, y como el único regalo que me podía dar… quería entregarse a mí.

-Exveemon… he esperado para decírtelo todo el día. Y ahora… quiero entregarte mi cuerpo. Pero… si tú no me aceptas, y aunque tú no me ames… yo siempre te amare. Mi corazón… es tuyo-

Todas esas hermosas palabras habían entrado muy dentro de mí. Lo que ella sentía era sincero, igual que lo que yo sentía por ella. Aun no me sentía capaz de hablar, después de todo lo que había dicho. Pero en cuanto fuera capaz… yo también le diría algo muy importante.

(POV de Renamon)

Finalmente lo había hecho. Finalmente había abierto mi corazón y había dicho todo lo que había estado guardando. Pero ahora, no estaba segura de lo que él me diría. No sabía si me diría que él sentía lo mismo o… si para él yo era una amiga más.
Cuando lo vi tan pensativo, creí que su respuesta seria negativa. Me había dicho a mí misma que si ese era el caso, lo aceptaría pero… también debía aceptar que si eso sucedía… para mí no sería tan fácil.

Pasaron uno o dos minutos, pero él no me día aun nada, y me acerque un poco a él para hablar. Pero… antes de hacerlo… escuche un ruido que llamo mi atención. Provenía de la ventana y voltee a ver qué era lo que pasaba. Vi que una tormenta estaba empezando y mis nervios comenzaron a aumentar.
A los pocos minutos, la tormenta ya había comenzado, y lo que era peor es que parecía formarse justo arriba del prostíbulo. Llovía con mucha más fuerza que en días anteriores. El frío era terrible y me había hecho arrodillarme y abrazarme para tratar de calentarme. Pero eso no era suficiente. Los truenos se escuchaban casi como explosiones que me ensordecían y casi me hacían pensar que en algún momento me caería un rayo encima. La luz de los relámpagos era cegadora. Y para empeorar, las descargas habían hecho que las luces se apagaron, aunque las puertas seguían cerradas y los collares activos.
Estaba asustada. Estaba terriblemente asustada. Mi pelaje no dejaba de erizarse y estaba llorando mucho. Pedía, rogaba que todo se detuviera, pero los sonidos eran tan fuertes y las luces tan intensas que parecía que jamás terminaría. Llamaba a mi mamá, llamaba a Flamedramon, pedía ya no estar sola en ese horrible momento.
Pero todo ese miedo y toda esa angustia que sentía por esa tormenta me habían hecho olvidar que… de hecho yo no estaba sola en ese momento. Exveemon me había observado en todo ese tiempo y se había dado cuenta de mi miedo. Se arrodillo para estar a mi altura y me abrazo, y también me envolvió con sus alas.

-No tengas miedo- me decía, acercándose más hacia él –Recuerda… no estás sola. Yo estoy aquí… y te protegeré-

Era la primera vez que estábamos así de juntos. Estar tan cerca de su cuerpo, estar rodeados por sus brazos y sus alas, me transmitían un calor que me habían aliviado del frio que hasta hacia un momento sentía. De hecho, por un momento ya no escuchaba la tormenta. Estaba totalmente calmada, y… mi mente solo estaba concentrada él.
Pasamos algunos minutos más, en el que ninguno de los dos se separó del otro. Poco a poco, la tormenta comenzó a suavizarse, hasta que termino completamente. Pero aun así, ninguno de los dos nos separamos, solo que Exveemon contrajo sus alas y me soltó un poco para que no me sintiera tan atrapada.

-Gracias…- fue lo único que pude decirle.
-Renamon…- dijo, mirándome fijamente con una sonrisa y unos ojos llenos de ternura y… ¿amor? -¿Sabes cómo tú me has ayudado?- y negué –me has ayudado… haciéndome sentir algo que, a pesar de haber visto y acompañado a muchas chicas… jamás había sentido. Y eso ha hecho… que yo siga viniendo. Que aun intente animar chicas en esta situación tan difícil. Tú me has dado más fuerza de la que tenía y… has entrado a mi corazón… de un modo que pensé que nadie podría-
-Exveemon…-
-Renamon…- tomando mis manos –He esperado el momento justo para poder decirte esto. Yo… también te amo… desde el día que te conocí-

Estaba sorprendida y… es que no lo podía creer. ¿Exveemon estaba enamorado de mí también desde el principio? Creo que Guilmon no se equivocaba después de todo.
No podía sentirme más feliz en ese momento, y aun no salía de mi sorpresa, pero Exveemon me ayudo dándome un beso en la mejilla.

-Renamon…- me dijo.
-¿sí?-
-Creo… que aceptare tu regalo. Pero antes déjame preguntarte una cosa ¿estas totalmente segura de que quieres hacer esto?-

Me acerque a él y lo bese en los labios otra vez, antes de responderle.

-Jamás había estado tan segura de algo en toda mi vida. Siempre he sido obligada a estar con hombres que son terribles. Esta vez… yo quiero ser capaz de elegir con quien quiero estar. Y a diferencia de ellos, que me obligaban, a ti te entregare todo lo que tengo por mi propia voluntad-
-Siempre dije que no tendría relaciones sexuales hasta que encontrara a la mujer indicada- me dijo –Y… finalmente la he encontrado-
-Y yo encontré al hombre indicado-

Ya no teníamos que decir más, porque todo había quedado dicho. Ambos nos amábamos y lo demostraríamos en la forma más hermosa posible.
Exveemon me tomo en sus brazos y me acomodo en la cama, y luego se colocó justo encima de mí. Ambos nos abrazamos, y nos miramos un instante más, antes de empezar a besarnos de un modo que simplemente no tenía comparación. Nuestros labios se mantenían juntos y parecían bailar al ritmo del latido de nuestros corazones.
Ese era el principio de algo hermoso. No iba tener sexo con Exveemon, sino que más allá de eso, iba a hacer el amor con él.
La tormenta a fuera ya había terminado, pero dentro de esa habitación… un tipo distinto de tormenta se iba a desatar. Una tormenta de pasión y amor.
Esta sería sin duda para mí… la mejor noche de todas.



Continuara…

2 comentarios: