CAPITULO 6, EL
DRAGÓN AZUL
Han
pasado casi seis meses desde que mi querida amiga Flamedramon nos dejó.
Aun
después de ese tiempo, su ausencia sigue siendo muy dolorosa para todas, en
especial para mí.
Todavía
sigue muy presente las muchas ocasiones en las que ella me animaba y me
acompañaba cuando me veía triste, siempre alegrándome un poco y permitirme
desahogarme con ella, contándole todas mis penas. Así mismo, recordaba el
momento en el que me dijo el porque me apoyaba tanto, su historia, pero más
importante, cuando me dijo que estaba enamorada de mí y me lo demostró, tanto
con palabras como con gestos… y al hacer el amor conmigo más de una vez.
No
había tenido la oportunidad de decírselo, pero… creo que al final yo también la
ame de la misma forma, pese a la confusión que había sentido en un principio.
Seguía
extrañándola, al igual que las demás, solo que para ellas era tal vez más
difícil aceptar su ausencia. Ladydevimon por ejemplo, se sintió muy mal al
verla morir, en especial porque ellas habían discutido muy fuerte hacia algún
tiempo y se sentía mal por eso, y por no haberse disculpado con ella. Y
Lunamon, la más pequeña, inocente y afectada de nosotras, cayó en un fuerte
estado de depresión después de ver a Flamedramon morir.
Ella
era quien siempre lograba consolarla y trataba de que no perdiera su inocencia
y espíritu, pese a todo lo que vivíamos. Pero su muerte fue la gota que derramo
el vaso.
Lunamon
ya no mostraba ninguna clase de expresión, tampoco hablaba, apenas si comía y
siempre se mantenía alejada de las demás. Eso me preocupaba mucho ya que
alguien tan joven no debía estar en un estado así, aunque luego me entere que
en parte se debía a que ella había visto lo que le habían hecho a Flamedramon y
era por eso que estaba así.
Era
triste verla así, así como también lo era ver que el poco ánimo y entusiasmo
que las demás chicas tenían se perdiera de a poco, debido a que era Flamedramon
quien nos transmitía ese ánimo con su actitud y las cosas que nos decía todo el
tiempo a pesar de que ella sufriera igual.
Pero
aunque Flamedramon ya no estuviera con nosotras físicamente, ella seguía
viviendo en nuestros corazones y el ánimo que ella siempre nos daba debía
persistir, así como nuestra esperanza de ser libres algún día.
Yo
por mi parte, lo que más deseaba es que con su muerte, ella pronto reviviera
como un digihuevo, muy lejos de ese lugar para que pudiera ser feliz, y de ser
posible… encontrar a su familia. En su ausencia, eh intentado seguir tratando
de animar a las chicas cuando se sentían más tristes o atormentadas por el
diario abuso de los clientes y ellas hacían lo mismo.
Decir
que ha sido fácil sería mentira. Lo que todas hemos vivido nos ha afectado, no
solo física, sino también emocionalmente, y… las marcas que pueden dejar la
violación y el maltrato de los hombres, sin que podamos defendernos y sin que
se nos muestre ninguna piedad… es indescriptible y difícil de desahogar,
excepto cuando en las noches podemos llorar y dejar salir toda nuestra
tristeza. Sin embargo, yo no dejaba de intentar mantener el ánimo entre las
chicas, y sobre todo, no dejaba de mantener mi propio ánimo, a pesar de todo, y
de que el maltrato de los hombres nunca terminara.
Acababa
de amanecer, siendo el primer día de la semana después de que se cumpliera el
sexto mes desde la muerte de Flamedramon. Aunque honestamente, no parecía que
hubiera amanecido. El cielo estaba cubierto de nubes oscuras. Llovía con mucha
fuerza y se podían escuchar a lo lejos el sonido de rayos y truenos.
De
alguna forma, parecía que el clima de ese día reflejaba mi estado de ánimo.
Estaba bastante decaída y desanimada, pero además de eso, mis brazos y mis
piernas me dolían demasiado. No los podía mover y al intentarlo lo único que
conseguía era sentir que me dolían los músculos y oír un sonido, parecido al
crujido de huesos y tal vez de hecho lo eran, y no era para menos. El día
anterior había recibido la visita de un Ogremon, el cual venía acompañado por
cuatro Goblimons que al parecer lo seguían y obedecían ya que siempre lo
llamaban Jefe. Por si la apariencia del digimon verde no fuera lo
suficientemente aterradora, su perversión y su manera dura de tratarme fue una
pesadilla. No quiero dar detalles de lo que me paso esa noche, pero solo diré
que al terminar, termine cubierta de semen, pero lo peor, con el cuerpo
prácticamente desecho y sin poder moverme del todo, apenas para poderme
limpiar, pero sintiendo siempre dolor.
Ahora,
el cuerpo todavía me dolía demasiado, pero tuve que sacar las fuerzas
necesarias para levantarme e ir hasta el comedor para desayunar.
Estaba
frente a la puerta del comedor, pero antes de entrar me pareció escuchar algo.
Al entrar, me encontré a todas las chicas formadas en un círculo. Al acercarme
a ver, vi a Yashamon siendo brutalmente azotado por Digitamamon.
El
digimon huevo no usaba un látigo normal, sino una especie de látigo de energía
negra que salía desde su interior. Yashamon tenía una gran cantidad de heridas
abiertas que sangraban, muchos moretones y por lo que note, su pierna izquierda
y su brazo derecho estaban rotos. Mis compañeras veían el castigo con lágrimas
en sus ojos y con sus cuerpos temblando, lo que no supe si era por el horror de
ver a Yashamon ser azotado, el miedo de ser castigadas, o el deseo de
intervenir para proteger al único hombre de ese lugar que estaba en nuestras
mismas condiciones y que era alguien de buen corazón. Suponía que era una
mezcla de los tres ya que yo sentía ese mismo temblor al ver lo que sucedía. El
castigo continuaba y no tenía idea de cuando terminaría, hasta que… algo muy
inesperado ocurrió.
Sin
previo aviso, Rosemon se lanzó sobre Yashamon, cubriéndolo con su cuerpo justo
a tiempo para recibir un golpe por él. Todas nos sorprendimos por lo que
Rosemon había hecho, pero Digitamamon no le dio mucha importancia y comenzó a
golpearla con la misma fuerza con la que había golpeado a Yashamon.
Su
castigo fue mucho más corto y termino dándole una patada para hacerla a un lado
y poder ver a Yashamon. El digimon enmascarado apenas y se podía levantar, y
antes de que pudiera hacer algo, el látigo de energía negra lo tomo del cuello,
levantándolo del suelo. Sin decir nada, Digitamamon se fue del comedor
llevándose a Yashamon, aun sujetándolo por el cuello con él.
Una
vez se fue, Ranamon y Bastemon ayudaron a Rosemon para que pudiera levantarse,
pese a que sus heridas eran nada comparadas con las de Yashamon, y la llevaron
con ellas a una mesa, donde ya había comida servida.
Estaba
muy confundida con lo que acababa de suceder y quería averiguar qué había
ocurrido. No me sentía capaz de preguntarle a Rosemon lo que había sucedido y
por qué había protegido a Yashamon. Sin mi amiga Flamedramon, solo se me
ocurrió a alguien quien me podría dar una respuesta, esa era Lotusmon.
La
encontré sentada en una mesa, junto a Lunamon, Lilymon y Lilamon. Las digimons
plantas intentaban sacarle una sonrisa a Lunamon y ofrecerle algo de comida,
pero la pequeña digimon no mostraba ninguna expresión y tampoco aceptaba la
comida.
Me
senté con ellas y trate de ayudarlas a animar a Lunamon, pero no conseguimos
nada. Ahora que estaba ahí, le pregunte a Lotusmon lo que había sucedido antes
de que llegara. Lotusmon entonces me explico que antes de que llegara, Yashamon
como siempre, había servido todos los platos con un escaso desayuno para
nosotras, y como siempre, Digitamamon comía en su cuarto personal. Al parecer,
Yashamon se hartó de que el digimon huevo siempre tuviera buena comida,
mientras que nosotras teníamos una mísera comida. Había usado una silla y tratado
de romper el vidrio que conectaba a la habitación y por poco lo logra. En ese
momento Lotusmon dejo de hablar y yo voltee a ver y note que el vidrio tenía
una gran grieta y había una silla abollada en el suelo. No lo había notado
cuando entre al comedor.
Continuando
con la explicación, Lotusmon me conto que antes de que Yashamon lograra romper
el vidrio, cosa que sorprendió a todas ya que su fuerza debía estar limitada
por su collar, Digitamamon salió y fue cuando comenzó la brutal golpiza contra
el digimon enmascarado, la cual yo había alcanzado a presenciar.
Ahora
entendía todo lo que había sucedido, pero seguía sin comprender porque Rosemon
se había arriesgado tanto al protegerlo con su cuerpo, recibiendo parte del
castigo.
Lotusmon
tardo un poco en responderme, indicándome que ella sabía la respuesta. Ella me
dijo que Rosemon siempre estuvo agradecida con Yashamon por sus buenos tratos
con las demás chicas. Ella lo conoció desde el día en que había llegado a ese
lugar, hacía tres años, y en ese tiempo ella se había enamorado de él, y
Yashamon sentía lo mismo por ella, pero era difícil que pudieran tener una
relación, pero ambos se demostraban su afecto siempre que podían. Voltee a ver
a Rosemon y realmente se veía demasiado triste, pero no precisamente por sus
heridas.
Acabando
de comer, cada una de nosotras regreso a su habitación.
Al
entrar a mi cuarto, quede muy pensativa. Definitivamente me entristecía y me
preocupaba lo que Digitamamon le pudiera hacer a Yashamon, pero en especial,
pensaba en lo que Rosemon había hecho para proteger a Yashamon, pese a que no
hubiera logrado evitar el castigo ni salvar a Yashamon del maldito Digitamamon.
Aun
así, la actitud de Rosemon, pese a saber muy bien que no tenía ningún poder
debido al collar en su cuello, fue muy valiente y tal como me dijo Lotusmon,
era una prueba del amor que ella sentía por Yashamon. Eso último me hacía
pensar mucho, me alegraba saber que una de mis compañeras estaba enamorada,
aunque lamentablemente esta relación no pudiera avanzar más.
Además,
pensar en ello también me hacía recordar lo que Flamedramon me había dicho una
vez, de que había machos que valían la pena. ¿Yo podría volver a enamorarme
ahora que mi primer amor se había ido? ¿Podría hacer algo como lo que Rosemon
hizo por Yashamon hoy? ¿Alguien lo haría por mí?
No
estaba segura de que esas preguntas tuvieran respuesta, y debía ser realista,
mientras siguiera encerrada en ese lugar jamás conocería a alguien así, solo
conocería machos degenerados y hambrientos de sexo, sin una pizca de respeto
hacia las mujeres.
Intente
olvidarme de esas ideas para tatar de tomar una siesta. Mi cuerpo todavía me
dolía un poco, pero al menos ahora el dolor se había reducido bastante.
Mientras comenzaba a conciliar el sueño, recordaba de nuevo la acción de
Rosemon por proteger a Yashamon y las preguntas que me había hecho volvieron a
mi mente. ¿Yo podría volver a enamorarme? ¿Podría hacer algo como lo que
Rosemon hizo? ¿Alguien lo haría por mí?
No
sé cuánto tiempo estuve dormida, pero al despertar mire por mi ventana y vi
como el sol brillaba intensamente mientras que en todo el lugar había varios
charcos de agua a consecuencia de la lluvia de la mañana, por lo que debía ser
las dos de la tarde.
Durante
unas cuatro horas no hice absolutamente nada, simplemente estaba acostada en mi
cama y con mi mirada fija al techo, sin pensar nada en especial y sin esperar
nada.
Cuando
ya eran las seis, ya comenzaba a oscurecer y sabía bien que pronto comenzaría
la tortura que ya se me había hecho una rutina, pero que igual odiaba.
En
un principio solo llegaron unos seis clientes yendo dos con cada chica,
Kazemon, Rosemon y Lunamon. Nunca me había gustado ver que mis compañeras
fueran maltratadas de esa forma, pero quienes más me preocupaban eran Rosemon
quien aún se veía muy afectada por lo de Yashamon, y en el estado de Lunamon,
ella no mostraba sentimiento ni reacciones a los abusos de los hombres.
Luego
de una hora, llegaron más clientes, dividiéndose entre varias de mis
compañeras, afortunadamente ninguno fue conmigo, pero no me podía sentir feliz
al saber que las demás chicas sufrían.
Una
media hora después, seguía sola y estaba segura de que por ese día, nadie
vendría a verme, cosa que solo había pasado tres veces durante el tiempo que había
estado en ese lugar, sin contar los pocos días libres que había tenido, algo
que me tranquilizaba. Pero mi tranquilidad se terminó cuando la puerta se abrió
y Digitamamon entro, acompañado con un digimon que se mantenía afuera, por lo
que no pude verlo bien.
No
era la primera vez que Digitamamon venía a mi cuarto. Esto ya había sucedido
unas cuantas veces, al parecer solo sucedía cuando llegaba un cliente que venía
por primera vez, para mostrarnos al cliente y que este eligiera. Para mi mala
suerte, al parecer yo había sido la elegida.
Digitamamon
se fue, y el digimon que estaba afuera entro.
El
digimon era un Exveemon, un digimon del que había oído y había visto una
pintura en un libro cuando era más pequeña, pero era la primera vez que veía a
uno en persona. Fue una situación muy extraña para mí. Lo miraba de arriba a
abajo, quedando extrañamente hipnotizada por el dragón. Se le veía muy sereno,
con una mirada que transmitía calma. No tenía esa mirada llena de perversión
como la tenían muchos hombres, además de que parecía mantener su distancia,
algo que otros hombres no hacían, sino que estos siempre me acorralaban,
dispuestos a abusar de mí. Era una actitud muy diferente y confusa.
Pero
tal vez lo que me había hecho tener mi vista fija en él era su físico. Para ser
un dragón, tenía rasgos muy finos, una buena postura, y una musculatura más que
perfecta. Honestamente, comparado con los otros machos que siempre iban, este
Exveemon era bastante atractivo, tal vez… el chico más guapo que hubiera visto
en toda mi vida y casi me hacía temblar, algo que jamás me había pasado con
otros hombres, con quienes siempre sentía miedo o enojo. Aun así debía ser
realista y entender que este chico solo había venido con una cosa en mente, y
eso era tener sexo conmigo, así no lo quisiera.
Mostrando
desde el principio una mirada desafiante, abrí las piernas dejando expuesta mi
vagina y moví el collar de pelo de mi cuello dejando expuestos mis senos.
-Termina
rápido por favor- le pedí –se a lo que vienes, así que termina rápido y
lárgate-
No
era la primera vez que me demostraba desafiante con alguien, solo que la
reacción de Exveemon ante esto no fue la misma que la de otros que vinieron
antes que él, los que siempre me golpeaban cuando me ponía así.
Exveemon
me miraba como si estuviera confundido de mi actitud, pero comenzó a sonreír y
a mirarme de una forma muy tierna. Después de Flamedramon, él era el primero
que me miraba y sonreía de esa manera.
Se
acercó a mí a paso lento, como si no quisiera incomodarme, algo que me
confundía. Cuando estuvo lo bastante cerca, tomo mis piernas, pero a diferencia
de lo que creí que iba a hacer, él comenzó a acariciarlas con una suavidad tan
extraña como agradable, y las cerro con cuidado, ocultando nuevamente mi
intimidad. No sabía qué hacer, pero el dragón azul volvió a actuar, y sin tocar
mis senos, volvió a cubrirlos con mi collar de pelo.
Ahora
ambos estábamos muy cerca y no sabía que hacer o decir.
-Descuida-
dijo el, casi como un susurro –no te voy a lastimar, solo quería algo de
compañía- recostándose en la cama –y relajarme, aunque este no sea el mejor
lugar para hacerlo –cambiando su expresión a una algo seria, incluso molesta.
No
sabía qué hacer. Me sentía confundida con la actitud de este dragón, y lo único
que podía hacer era acostarme también.
Pensé
que en esa posición él me haría algo, pero lo único que hizo fue pasar su mano
sobre mi brazo, siendo más una suave caricia que me hacía sentir extraña, pero
cómoda.
-Has
pasado por mucho- me dijo –has sufrido mucho y estas herida, tanto física…-
haciéndome un masaje en el hombro con una mano y en la cadera con la otra,
aliviando un poco el dolor que aun sentía en esos lugares –como emocional-
poniendo una de sus manos en mi pecho y luego la subió por mi cuello, notando
el collar que lo rodeaba, mirándolo con algo de interés –no te mereces esto,
ninguna de ustedes-
Ahora
se notaba algo triste. Al verlo así, sentí que lo que había dicho era sincero,
y trate de calmarlo, pasando mi mano por su mejilla. Creo que lo que realmente
deseaba era devolverle sus gestos hacia mí.
Pareció
funcionar ya que Exveemon comenzó a sonreírme otra vez, y creo que le devolví
la sonrisa.
-Eres
una linda chica- dijo el dragón –no solo físicamente, que por cierto, y espero
que no te moleste que te lo diga, eres una digimon preciosa. Pero más
importante, se nota que tienes un buen corazón, y un gran espíritu que se mantiene
firme, pese a todo lo que ha sucedido-
Mientras
me decía esto, me comenzó a acariciar las orejas, creo que porque le parecían
simpáticas.
-Dime
¿Qué hacías antes de llegar aquí?- me pregunto, pero no pude responderle, no porque
me molestara la pregunta, sino porque me entristecía un poco hablar de ello. Al
parecer Exveemon se dio cuenta de eso –Entiendo, no quieres hablar de eso-
acariciando mi mejilla –tranquila, no te forzare a que me digas nada. Después
de todo, has pasado por demasiado-
Extrañamente,
Exveemon me acerco más hacia él y me dio un abrazo, con mucha suavidad para no
hacerme sentir aprisionada. No me esperaba ese gesto pero… en medio de sus
fuertes brazos me sentía muy cómoda, sintiendo un agradable calor proveniente
del dragón que me hacía acomodar sobre su pecho, escuchando los latidos de su
corazón que transmitían una gran calma.
-Espero
no haberte molestado- dijo Exveemon –lo único que quiero es poder hacerte
sentir bien, porque sé todo lo que te ha sucedido, y no quiero que pierdas tu
espíritu, sino que lo mantengas en alto, y sobre todo… que no te rindas-
Estuvimos
juntos en esa posición durante un largo tiempo, casi una hora. En ese tiempo
sentí una gran calma, serenidad y… en cierta forma felicidad, porque no dejaba
de sonreír.
Después
de eso, Exveemon me soltó con cuidado, se separó de mi lado, se levantó y se preparó
para irse, no sin antes mirarme una última vez.
-Espero
verte de nuevo. Adiós, y no olvides lo que te dije-
Con
esto dicho, el dragón se fue.
Aunque
en cierta forma me sentía alegre por lo que había sucedido, también me sentía
confundida por su actitud. Su forma de actuar, de hablarme, sus caricias y la
suavidad de estas en contraste con la fuerza que mostraba físicamente, y sobre
todo, que no hubiera intentado tener sexo conmigo. La actitud de Exveemon me
confundía, pero también me agradaba.
A
través de la televisión del cuarto, pude ver que Exveemon visito a otras dos
chicas, Rosemon y Lunamon. Al igual que conmigo, el dragón azul no tuvo relaciones
con las chicas, sino que las trato con mucho respeto, y aunque no las acaricio
ni estuvo tan junto a ellas como si lo estuvo conmigo, si las trato muy bien,
al parecer hablo con ellas e incluso bromearon. Cuando el dejo a cada una de
las chicas, sorprendentemente, Rosemon ya no estaba llorando y se veía
tranquila, mientras que Lunamon por primera vez sonreía y se sentía feliz,
actuando como cualquier niña de su edad. Si bien estaba contenta de ver a mis
compañeras mucho mejor con respecto a su ánimo anterior, la actitud de buen
hombre de Exveemon me confundía aún más.
¿Quién
era él? ¿Por qué había venido si no tenía la intención de tener relaciones
sexuales? ¿Por qué era tan bueno?
Eran
preguntas que de momento no tenían respuesta, pero debía ser sincera en una
cosa… la tarde con él había sido la mejor y más alegre para mi… en mucho
tiempo.
A
la mañana siguiente, al igual que el día anterior, amaneció lloviendo. Fui al
comedor como siempre, notando un par de cosas interesantes en ese día.
Primero
que nada, note que el vidrio de la habitación donde siempre comía Digitamamon
estaba reparado y tenía una persiana de metal desplegada, impidiendo ver el
otro lado de la habitación, posiblemente una medida de seguridad para que no
ocurriera otra vez algo como lo de ayer.
Lo
otro que note fue que Yashamon estaba devuelta, pero con la mayor parte de su
cuerpo vendado y al parecer le costaba caminar, aunque eso no le impidió
servirnos a todas nuestro desayuno. Cuando acabo, el digimon enmascarado se
sentó junto a Rosemon y pude notar que los dos hablaban muy a gusto, y en algún
momento comenzaron a besarse.
En
verdad se veían muy lindos juntos, y el verlos me hizo darme cuenta de que
algunas veces había visto ciertos acercamientos entre ellos dos, pero además,
esto me hizo recordar lo que había sucedido el día anterior, con aquel
Exveemon.
Su
compañía, y su forma de tratarme… me había gustado, pero me confundía demasiado
y aun no entendía por qué él había actuado, no solo conmigo, sino con Rosemon y
Lunamon de esa forma.
Teniendo
muchas dudas, les comente a cada una de las chicas esto, menos a Lunamon. Ellas
no supieron darme una respuesta del porque alguien que venía a un lugar como
ese tenía esa actitud, aunque si me decían que debía considerarme afortunada.
Seguía
pensando en el asunto, y simplemente no lo entendía, no entendía a ese
Exveemon, y tal vez la única manera de entenderlo sería… verlo otra vez.
Al
llegar la tarde, en un principio no hubo ningún cliente que fuera a buscarnos.
Cerca de las cinco de la tarde los hombres empezaron a llegar, pero solo eran
un cinco o seis, y aparentemente eran primerizos, por lo que estos no eran del
tipo de digimons maltratadores de mujeres. Yo ya había tratado con algunos de
ellos algunas veces.
Pero
si bien estos digimons no nos maltrataban, Eran pocos los que solían venir.
Además, tampoco sabían tratar a las mujeres y al ser su primera vez, podían
igual lastimarnos, por lo que no era más agradable estar con ellos que con los
hombres de siempre.
Varias
de las chicas, incluyéndome, estuvimos solas, pero mi soledad no duraría mucho.
Ya
a las seis o seis y media, no estoy del todo segura, llego alguien a verme. Al
principio sentí un gran fastidio al pensar que sería uno de esos primerizos, o
aun peor, un maldito salvaje. Cuando la puerta se abrió, me lleve una gran
sorpresa al ver que quien había entrado… era de hecho… Exveemon.
Había
pensado que para entenderlo necesitaba verlo otra vez, pero nunca había pensado
que lo vería tan pronto. Como ayer, su mirada transmitía tranquilidad y
reflejaba mucha serenidad, sin mostrar aun un lado pervertido como el que los
demás hombres mostraban. Me miro y me regalo una sonrisa y comenzó a acercarse
a paso lento a la cama, donde yo estaba sentada.
Pero
cuando estaba a mitad de camino, me levante y le lance una mirada desafiante,
al mismo tiempo que asumía una posición de ataque, que en realidad era estúpido
ya que no tenía poderes como para pelear.
Esta
actitud confundió al dragón, quien dio un paso hacia atrás.
-¿ocurre
algo?- me pregunto, aun notándose muy extrañado con mi actitud.
Si
realmente quería entenderlo, debía decirle lo que pensaba, y con la idea de que
tal vez él no me tomaría enserio si yo actuaba de forma pacífica, decidí tomar
la actitud desafiante, a pesar de la posibilidad de que él me pusiera en mi
lugar con un golpe.
-Ayer
actuaste como un chico bueno- dije, poniendo en mi voz algo de fuerza,
fingiendo enojo –me dijiste muchas cosas y me trataste muy bien. Así que… ¿a qué
estás jugando?-
-Disculpa,
pero no te comprendo- me respondió, aun mostrándose confundido.
-No
juegues conmigo dragón- dije yo, enseñando mis garras –ningún hombre es amable
conmigo ni con ninguna de las chicas de este lugar- en ese momento, me estaba
poniendo furiosa al rememorar todo lo que yo, y todas las demás chicas habíamos
pasado en ese lugar, incluso estaba gruñendo –todos los hombres solo quieren
sexo, sexo y más sexo, no le importamos… a nadie les importamos. Nadie nos
respeta, solo esperan tener algo de nosotras y continuar tratándonos como
basura. Para los hombres…- cayendo de rodillas, llorando –no… no valemos nada.
Por eso… por eso…- alzando la vista, mostrándole a Exveemon un rostro lleno de lágrimas
y furia -¡¡No creeré que pueda haber un hombre que venga aquí y no busque
sexo!! ¡¡No puedo creerlo!! ¡¡No creo en tu bondad ni en tu actuación de niño
bueno!! ¿Quién eres? ¿Por qué has venido? ¿Por qué eres tan bueno?
¡¡¡RESPONDEME!!!- grite con todas mis fuerzas.
Había
descargado toda la furia contenida después de un largo tiempo de maltrato,
liberado después de recordarlo en ese momento. Ahora que me había desahogado,
solo podía llorar desconsolada por el dolor de todos esos recuerdos, como lo hacía
casi todas las noches. Pero… esta vez hubo algo diferente.
Algo
pasó por mi mejilla, limpiando mis lágrimas. Al levantar la mirada, vi que
Exveemon estaba justo frente a mí, agachado para estar a mi altura, pasando su
otra mano por detrás de mi cabeza, acariciándome. Estando tan cerca, pude ver
que los ojos del dragón azul parecían llenarse de lágrimas y su rostro mostraba
una expresión triste.
Ya
había visto esa expresión antes. La había visto en mi misma, y en todas las
demás chicas. Una expresión relacionada a una gran tristeza. Esa expresión era
de sincera tristeza y tal vez, sincera culpa.
-Lamento
hacerte despertar toda esa furia- dijo, acariciando mi mejilla, aun mojada por
las lágrimas –creo que no he llegado a comprender ni la mitad de lo que
realmente has sufrido, y el enojo y el odio que sientes. Sé que parece que los
hombres solo buscamos sexo, y por eso tal vez no creas lo que diré, pero yo no
tengo ninguna intención ni oculto nada. Solo vengo aquí porque espero dar algo
de apoyo a las chicas que están aquí. Si pudiera, yo mismo las liberaría de
esta maldita prisión- mientras hablaba, su voz parecía llenarse de un
sentimiento de culpa –pero no puedo, no sé cómo ni tengo los recursos o la
fuerza para hacerlo. Por eso… lo único que puedo hacer es darles un poco de ánimo
para que puedan soportar la tortura un poco más, que no pierdan sus ilusiones
de ser libres y no caigan en la depresión, como casi le paso a esa pobre
Lunamon. Es mi única razón para venir-
-¿y
porque es que vienes a verme?- pregunte, haciendo algún esfuerzo para mantener
mi expresión de enojo.
-Es
porque desde que te vi… me caíste muy bien… y veo en tus ojos más que en las
demás, la tristeza y el dolor de estar encerrada. Por eso… es que quiero
animarte-
Ya
no pude mantener mi actitud dura con él. Todo lo que había dicho… en verdad
sentí que era sincero y también sentí que a él le molestaba vernos así. Me
sentía mal de descargar mi furia contra alguien que me había tratado tan bien
el día anterior y que no me había maltratado ni había buscado tener sexo
conmigo.
Quería
hacer algo para remediarlo, así que me acerque a él lo más que pude, comencé a
acariciar su rostro con una mano y su fuerte espalda con la otra.
-Exveemon…
eres sincero, puedo sentirlo en tu voz y tu expresión- le dije, aun con lágrimas,
pero regalándole una sonrisa –lamento haberme descargado contigo, pero es que
me confunde ver a un hombre que viene aquí y trata a las mujeres con respeto.
Aun así… me agrada conocer a alguien como tú, y no te di las gracias por lo
bien que me trataste ayer, lo que me dijiste y… darme una tarde de
tranquilidad, como no había tenido en mucho tiempo-
Y
antes de que él pudiera decir o hacer algo, le di un fuerte abrazo, como forma
de devolverle el gesto del día anterior. Exveemon me abrazo también, y me
levanto para llevarme a la cama y acostarme sobre ella, tal vez para que
estuviera más cómoda.
Ahora
que estábamos así, decidí que debía terminar de desahogar todo lo que aún
quedaba en mi corazón. Le conté a Exveemon toda mi historia, mi vida antes de
llegar a ese lugar, los muchos malos momentos por los que había pasado, el
apoyo de mi amiga Flamedramon, nuestra relación y como ella se enamoró de mí, y
como lamentablemente murió.
Mientras
hablaba, nuevamente comenzaba a llorar, pero me sentía tranquila cuando
Exveemon pasaba sus manos por mi cuerpo, con caricias suaves y sin tocar mis
senos o mi entrepierna. Se veía algo triste de escuchar mi historia, pero el
igual me decía cosas lindas para animarme un poco de la tristeza que sentía de
recordar todo lo que había vivido.
Ahora
que había terminado de hablar, me sentía mucho más tranquila y ahora solo me
dedicaba a devolverle las caricias a mi compañero, y debía admitirlo, pasar mis
manos por el musculoso cuerpo de Exveemon era algo que estaba disfrutando. Por
su parte, él ahora había comenzado a jugar con mi cola, causándome algunas
cosquillas.
-jajaja,
oye basta, deja de jugar con mi cola- le decía entre risas por las cosquillas.
-discúlpame,
pero no puedo evitarlo, es que tu cola es demasiado esponjosa y suave -me
respondió, algo avergonzado-
-Ok,
puedes seguir- respondí con una sonrisa –pero… entonces no te puedes quejar de
que yo haga lo mismo- y diciendo esto, mis manos fueron hasta su larga cola,
con la cual empecé a jugar, digo, era justo que le hiciera lo mismo que él a mi
¿no les parece?
Al
parecer lo que hacía le gustaba.
-Sabes
Exveemon- dije –Tu ayer me dijiste que era una chica preciosa y que tenía un
buen corazón. Ahora, yo puedo decirte que eres un chico muy guapo y tienes un
corazón de oro-
Al
decirle eso, ambos comenzamos a sonreír.
¿Cuánto
tiempo estuvimos así de juntos? ¿Una hora? ¿Dos horas? No lo sabía, y tampoco
me importaba. Lo único que realmente quería es que el tiempo que estaba con
Exveemon no terminara nunca. Junto a él me sentía muy reconfortada y el calor
que transmitía me llenaba de tranquilidad, sumado a lo cómodo que me resultaba
su cuerpo. Me sentía feliz y al mismo tiempo extraña a su lado.
Creo
que paso una hora más, antes de que Exveemon me dijera que era el momento de
marcharse. No quería que se fuera, pero si él debía marcharse debía aceptarlo.
-Me
agrado el tiempo que estuve contigo Renamon- me dijo, comenzando a alejarse de
mí –y también me agrado que hayas sido tan abierta conmigo. Tengo cosas que
hacer, pero te prometo que vendré a verte. Solo prométeme que no te rendirás,
ni perderás tu espíritu-
-te
lo prometo- dije, y antes de que Exveemon se levantara y se alejara, lo acerque
a mí y le di un beso en la mejilla –gracias por estar conmigo en esta tarde-
Al
parecer, Exveemon no se esperaba ese beso y se había sonrojado, al igual que
yo, que ni siquiera pensé al hacerlo, pero igual ambos sonreíamos por eso.
Él
se fue, pero al parecer paso a visitar a todas las demás chicas. Fueron visitas
cortas, pero lo que les dijo y sus gestos con ellas, les alegraron un poco la
tarde.
Nuevamente
Exveemon se fue, pero ahora, y extrañamente, me sentía mucho más tranquila y
alegre que el día anterior. No sé porque, pero ahora me sentía mucho más a
gusto con este chico que el día anterior. No sé qué era, pero había algo que me
gustaba y que me parecía haber sentido algo así antes, solo que no supe a que
atribuirlo.
Aun
así, esperaba que él siguiera viniendo. Ahora sentía que quería… no, sentía que
necesitaba seguir viéndolo.
(POV
del Autor)
Ese
día en la noche, Exveemon se encontraba sobre una colina, a las afueras de un
pueblo. Estaba recostado sobre el césped, admirando las estrellas con una gran
sonrisa, recordando la agradable tarde que había tenido en compañía de esa Renamon.
-Vaya
vaya, creo que tenemos a un enamorado- dijo alguien a su lado.
Exveemon
volteo a ver quién le hablaba y vio que a su lado estaba Angemon, también
recostado en el césped mirando las estrellas.
-Angemon
¿Qué haces aquí?- pregunto el dragón.
-¿Qué
no puedo venir a ver a mi mejor amigo?- pregunto el ángel algo divertido –te
veo bastante alegre, imagino que tuviste un buen día. Dime ¿Qué te parecieron
las chicas del lugar?-
-Tal
como dijiste, son geniales-
-Pero
parece ser que hubo una chica que te impresiono más que las demás-
Exveemon
al principio no dijo nada, solo mantenía su vista en el cielo, mientras una
estrella fugaz cruzaba velozmente en el cielo nocturno.
-Tal
vez- dijo finalmente el dragón.
-Me
alegra verte así de feliz amigo- dijo Angemon, poniéndose de pie y ayudando a
levantar a su amigo –vamos, tenemos cosas que hacer-
-¿tu
cacería dio fruto?-
-Así
es, y hemos encontrado a nuestra presa tan esquiva. Ahora es momento de…
arreglar cuentas-
-de
acuerdo-
Ambos
digimons comenzaron a bajar por la colina hasta llegar a la entrada del pueblo.
Hay, había dos Garudamons, quienes eran de la misma altura que los dos digimons
y usaban una armadura negra ajustada, que hacía notar sus pechos y el que eran
mujeres, y además, cada una cargaba una lanza.
Al
encontrarse, los cuatro digimons se saludaron con mucho respeto, y las dos
chicas los guiaron a una humilde casa de madera.
-Nos
costó mucho encontrarlo- dijo una de las Garudamon –pero gracias a tu trabajo
Angemon lo encontramos-
-Nadie
se escapa de mi- dijo el ángel bastante orgulloso –y este tipo no es la
excepción, y ahora el deberá pagar sus… deudas con nosotros. Ahora hay que
sacarle la mayor cantidad de información antes… de que “Gran Jefe” llegue. Si
vendrá ¿verdad?-
-Así
es- respondió la Garudamon –hace poco nos confirmó que vendría-
-Eso
es perfecto-
-Dilo
por ti Angemon- dijo la otra Garudamon –ese lobo es realmente un enfermo. Mientras
lo tratábamos de atrapar el bastardo casi me viola- el ave se veía algo
asustada y nerviosa-
-Tranquila-
dijo Exveemon, poniendo su mano sobre el hombro de la chica para calmarla –si
vuelve a intentar algo, Angemon y yo lo detendremos-
La
otra Garudamon se acercó a su amiga para mostrarle su apoyo y así la chica se
sintió mejor.
Los
cuatro entraron a la casa, donde se encontraba Blackweregarurumon, el mismo que
había ido hacia tanto tiempo al prostíbulo donde vivía Renamon encerrada junto
a otras chicas. Ahora estaba encadenado de manos y piernas, sin poder moverse.
Mientras
que las Garudamons cuidaban la puerta, Exveemon y Angemon hablaban con el lobo,
diciendo que él tenía deudas con ellos y que había escapado ya demasiado tiempo
de ellas y que era hora de pagar. Pero el Blackweregarurumon solo los insultaba
y les escupía, mientras mostraba una expresión más bien de locura. Angemon y
las Garudamons se veían molestos por la actitud del lobo negro, pero Exveemon
no se veía afectado por su actitud.
Ya
que al parecer Blackweregarurumon no diría nada útil, Exveemon se agacho para
estar a su altura y decirle algo.
-No
importa que no nos digas nada, ya encontramos a dos de tus compañeros, así que
los obligaremos a hablar. Respecto a ti, tienes muchas deudas con nosotros y
deberás pagarlas. Pero no deberás responder ante nosotros sino… ante “Gran
Jefe”. No debe tardar en venir- Exveemon se levantó y se acercó a sus
compañeros –vámonos chicos, “Gran Jefe” se encargara de todo.
-Exveemon-
dijo Angemon, algo confundido por la calma con la que el dragón había hablado
con Blackweregarurumon –ese tipo…-
-Lo
sé- respondió el dragón, bastante serio –pero como te había dicho, yo soy muy
serio en lo que hago, y no me dejare afectar por ese imbécil-
Dicho
esto, los cuatro digimons abandonaron la casa, dejando a Blackweregarurumon
solo. Una vez que el lobo estuvo solo, un misterioso encapuchado apareció a su
lado, y el Blackweregarurumon solo pudo gritar el ver a su misterioso
acompañante.
Continuara…
ME ENCANTO TU HISTORIA,pero dime por favor
ResponderEliminardonde se encuentran los capitulo 7,8 y 9 por que
enserio no los encuentro,espero me respondas,
cuidate,chau.
Vamos otro mas ya hasta la relei xD
ResponderEliminar