martes, 20 de mayo de 2014

CAPITULO 6, EL DRAGÓN AZUL


Han pasado casi seis meses desde que mi querida amiga Flamedramon nos dejó.
Aun después de ese tiempo, su ausencia sigue siendo muy dolorosa para todas, en especial para mí.

Todavía sigue muy presente las muchas ocasiones en las que ella me animaba y me acompañaba cuando me veía triste, siempre alegrándome un poco y permitirme desahogarme con ella, contándole todas mis penas. Así mismo, recordaba el momento en el que me dijo el porque me apoyaba tanto, su historia, pero más importante, cuando me dijo que estaba enamorada de mí y me lo demostró, tanto con palabras como con gestos… y al hacer el amor conmigo más de una vez.
No había tenido la oportunidad de decírselo, pero… creo que al final yo también la ame de la misma forma, pese a la confusión que había sentido en un principio.
Seguía extrañándola, al igual que las demás, solo que para ellas era tal vez más difícil aceptar su ausencia. Ladydevimon por ejemplo, se sintió muy mal al verla morir, en especial porque ellas habían discutido muy fuerte hacia algún tiempo y se sentía mal por eso, y por no haberse disculpado con ella. Y Lunamon, la más pequeña, inocente y afectada de nosotras, cayó en un fuerte estado de depresión después de ver a Flamedramon morir.
Ella era quien siempre lograba consolarla y trataba de que no perdiera su inocencia y espíritu, pese a todo lo que vivíamos. Pero su muerte fue la gota que derramo el vaso.
Lunamon ya no mostraba ninguna clase de expresión, tampoco hablaba, apenas si comía y siempre se mantenía alejada de las demás. Eso me preocupaba mucho ya que alguien tan joven no debía estar en un estado así, aunque luego me entere que en parte se debía a que ella había visto lo que le habían hecho a Flamedramon y era por eso que estaba así.
Era triste verla así, así como también lo era ver que el poco ánimo y entusiasmo que las demás chicas tenían se perdiera de a poco, debido a que era Flamedramon quien nos transmitía ese ánimo con su actitud y las cosas que nos decía todo el tiempo a pesar de que ella sufriera igual.
Pero aunque Flamedramon ya no estuviera con nosotras físicamente, ella seguía viviendo en nuestros corazones y el ánimo que ella siempre nos daba debía persistir, así como nuestra esperanza de ser libres algún día.

Yo por mi parte, lo que más deseaba es que con su muerte, ella pronto reviviera como un digihuevo, muy lejos de ese lugar para que pudiera ser feliz, y de ser posible… encontrar a su familia. En su ausencia, eh intentado seguir tratando de animar a las chicas cuando se sentían más tristes o atormentadas por el diario abuso de los clientes y ellas hacían lo mismo.
Decir que ha sido fácil sería mentira. Lo que todas hemos vivido nos ha afectado, no solo física, sino también emocionalmente, y… las marcas que pueden dejar la violación y el maltrato de los hombres, sin que podamos defendernos y sin que se nos muestre ninguna piedad… es indescriptible y difícil de desahogar, excepto cuando en las noches podemos llorar y dejar salir toda nuestra tristeza. Sin embargo, yo no dejaba de intentar mantener el ánimo entre las chicas, y sobre todo, no dejaba de mantener mi propio ánimo, a pesar de todo, y de que el maltrato de los hombres nunca terminara.

Acababa de amanecer, siendo el primer día de la semana después de que se cumpliera el sexto mes desde la muerte de Flamedramon. Aunque honestamente, no parecía que hubiera amanecido. El cielo estaba cubierto de nubes oscuras. Llovía con mucha fuerza y se podían escuchar a lo lejos el sonido de rayos y truenos.
De alguna forma, parecía que el clima de ese día reflejaba mi estado de ánimo. Estaba bastante decaída y desanimada, pero además de eso, mis brazos y mis piernas me dolían demasiado. No los podía mover y al intentarlo lo único que conseguía era sentir que me dolían los músculos y oír un sonido, parecido al crujido de huesos y tal vez de hecho lo eran, y no era para menos. El día anterior había recibido la visita de un Ogremon, el cual venía acompañado por cuatro Goblimons que al parecer lo seguían y obedecían ya que siempre lo llamaban Jefe. Por si la apariencia del digimon verde no fuera lo suficientemente aterradora, su perversión y su manera dura de tratarme fue una pesadilla. No quiero dar detalles de lo que me paso esa noche, pero solo diré que al terminar, termine cubierta de semen, pero lo peor, con el cuerpo prácticamente desecho y sin poder moverme del todo, apenas para poderme limpiar, pero sintiendo siempre dolor.
Ahora, el cuerpo todavía me dolía demasiado, pero tuve que sacar las fuerzas necesarias para levantarme e ir hasta el comedor para desayunar.

Estaba frente a la puerta del comedor, pero antes de entrar me pareció escuchar algo. Al entrar, me encontré a todas las chicas formadas en un círculo. Al acercarme a ver, vi a Yashamon siendo brutalmente azotado por Digitamamon.
El digimon huevo no usaba un látigo normal, sino una especie de látigo de energía negra que salía desde su interior. Yashamon tenía una gran cantidad de heridas abiertas que sangraban, muchos moretones y por lo que note, su pierna izquierda y su brazo derecho estaban rotos. Mis compañeras veían el castigo con lágrimas en sus ojos y con sus cuerpos temblando, lo que no supe si era por el horror de ver a Yashamon ser azotado, el miedo de ser castigadas, o el deseo de intervenir para proteger al único hombre de ese lugar que estaba en nuestras mismas condiciones y que era alguien de buen corazón. Suponía que era una mezcla de los tres ya que yo sentía ese mismo temblor al ver lo que sucedía. El castigo continuaba y no tenía idea de cuando terminaría, hasta que… algo muy inesperado ocurrió.

Sin previo aviso, Rosemon se lanzó sobre Yashamon, cubriéndolo con su cuerpo justo a tiempo para recibir un golpe por él. Todas nos sorprendimos por lo que Rosemon había hecho, pero Digitamamon no le dio mucha importancia y comenzó a golpearla con la misma fuerza con la que había golpeado a Yashamon.
Su castigo fue mucho más corto y termino dándole una patada para hacerla a un lado y poder ver a Yashamon. El digimon enmascarado apenas y se podía levantar, y antes de que pudiera hacer algo, el látigo de energía negra lo tomo del cuello, levantándolo del suelo. Sin decir nada, Digitamamon se fue del comedor llevándose a Yashamon, aun sujetándolo por el cuello con él.

Una vez se fue, Ranamon y Bastemon ayudaron a Rosemon para que pudiera levantarse, pese a que sus heridas eran nada comparadas con las de Yashamon, y la llevaron con ellas a una mesa, donde ya había comida servida.
Estaba muy confundida con lo que acababa de suceder y quería averiguar qué había ocurrido. No me sentía capaz de preguntarle a Rosemon lo que había sucedido y por qué había protegido a Yashamon. Sin mi amiga Flamedramon, solo se me ocurrió a alguien quien me podría dar una respuesta, esa era Lotusmon.

La encontré sentada en una mesa, junto a Lunamon, Lilymon y Lilamon. Las digimons plantas intentaban sacarle una sonrisa a Lunamon y ofrecerle algo de comida, pero la pequeña digimon no mostraba ninguna expresión y tampoco aceptaba la comida.
Me senté con ellas y trate de ayudarlas a animar a Lunamon, pero no conseguimos nada. Ahora que estaba ahí, le pregunte a Lotusmon lo que había sucedido antes de que llegara. Lotusmon entonces me explico que antes de que llegara, Yashamon como siempre, había servido todos los platos con un escaso desayuno para nosotras, y como siempre, Digitamamon comía en su cuarto personal. Al parecer, Yashamon se hartó de que el digimon huevo siempre tuviera buena comida, mientras que nosotras teníamos una mísera comida. Había usado una silla y tratado de romper el vidrio que conectaba a la habitación y por poco lo logra. En ese momento Lotusmon dejo de hablar y yo voltee a ver y note que el vidrio tenía una gran grieta y había una silla abollada en el suelo. No lo había notado cuando entre al comedor.

Continuando con la explicación, Lotusmon me conto que antes de que Yashamon lograra romper el vidrio, cosa que sorprendió a todas ya que su fuerza debía estar limitada por su collar, Digitamamon salió y fue cuando comenzó la brutal golpiza contra el digimon enmascarado, la cual yo había alcanzado a presenciar.
Ahora entendía todo lo que había sucedido, pero seguía sin comprender porque Rosemon se había arriesgado tanto al protegerlo con su cuerpo, recibiendo parte del castigo.

Lotusmon tardo un poco en responderme, indicándome que ella sabía la respuesta. Ella me dijo que Rosemon siempre estuvo agradecida con Yashamon por sus buenos tratos con las demás chicas. Ella lo conoció desde el día en que había llegado a ese lugar, hacía tres años, y en ese tiempo ella se había enamorado de él, y Yashamon sentía lo mismo por ella, pero era difícil que pudieran tener una relación, pero ambos se demostraban su afecto siempre que podían. Voltee a ver a Rosemon y realmente se veía demasiado triste, pero no precisamente por sus heridas.

Acabando de comer, cada una de nosotras regreso a su habitación.
Al entrar a mi cuarto, quede muy pensativa. Definitivamente me entristecía y me preocupaba lo que Digitamamon le pudiera hacer a Yashamon, pero en especial, pensaba en lo que Rosemon había hecho para proteger a Yashamon, pese a que no hubiera logrado evitar el castigo ni salvar a Yashamon del maldito Digitamamon.
Aun así, la actitud de Rosemon, pese a saber muy bien que no tenía ningún poder debido al collar en su cuello, fue muy valiente y tal como me dijo Lotusmon, era una prueba del amor que ella sentía por Yashamon. Eso último me hacía pensar mucho, me alegraba saber que una de mis compañeras estaba enamorada, aunque lamentablemente esta relación no pudiera avanzar más.
Además, pensar en ello también me hacía recordar lo que Flamedramon me había dicho una vez, de que había machos que valían la pena. ¿Yo podría volver a enamorarme ahora que mi primer amor se había ido? ¿Podría hacer algo como lo que Rosemon hizo por Yashamon hoy? ¿Alguien lo haría por mí?
No estaba segura de que esas preguntas tuvieran respuesta, y debía ser realista, mientras siguiera encerrada en ese lugar jamás conocería a alguien así, solo conocería machos degenerados y hambrientos de sexo, sin una pizca de respeto hacia las mujeres.

Intente olvidarme de esas ideas para tatar de tomar una siesta. Mi cuerpo todavía me dolía un poco, pero al menos ahora el dolor se había reducido bastante. Mientras comenzaba a conciliar el sueño, recordaba de nuevo la acción de Rosemon por proteger a Yashamon y las preguntas que me había hecho volvieron a mi mente. ¿Yo podría volver a enamorarme? ¿Podría hacer algo como lo que Rosemon hizo? ¿Alguien lo haría por mí?

No sé cuánto tiempo estuve dormida, pero al despertar mire por mi ventana y vi como el sol brillaba intensamente mientras que en todo el lugar había varios charcos de agua a consecuencia de la lluvia de la mañana, por lo que debía ser las dos de la tarde.
Durante unas cuatro horas no hice absolutamente nada, simplemente estaba acostada en mi cama y con mi mirada fija al techo, sin pensar nada en especial y sin esperar nada.
Cuando ya eran las seis, ya comenzaba a oscurecer y sabía bien que pronto comenzaría la tortura que ya se me había hecho una rutina, pero que igual odiaba.
En un principio solo llegaron unos seis clientes yendo dos con cada chica, Kazemon, Rosemon y Lunamon. Nunca me había gustado ver que mis compañeras fueran maltratadas de esa forma, pero quienes más me preocupaban eran Rosemon quien aún se veía muy afectada por lo de Yashamon, y en el estado de Lunamon, ella no mostraba sentimiento ni reacciones a los abusos de los hombres.

Luego de una hora, llegaron más clientes, dividiéndose entre varias de mis compañeras, afortunadamente ninguno fue conmigo, pero no me podía sentir feliz al saber que las demás chicas sufrían.

Una media hora después, seguía sola y estaba segura de que por ese día, nadie vendría a verme, cosa que solo había pasado tres veces durante el tiempo que había estado en ese lugar, sin contar los pocos días libres que había tenido, algo que me tranquilizaba. Pero mi tranquilidad se terminó cuando la puerta se abrió y Digitamamon entro, acompañado con un digimon que se mantenía afuera, por lo que no pude verlo bien.
No era la primera vez que Digitamamon venía a mi cuarto. Esto ya había sucedido unas cuantas veces, al parecer solo sucedía cuando llegaba un cliente que venía por primera vez, para mostrarnos al cliente y que este eligiera. Para mi mala suerte, al parecer yo había sido la elegida.
Digitamamon se fue, y el digimon que estaba afuera entro.

El digimon era un Exveemon, un digimon del que había oído y había visto una pintura en un libro cuando era más pequeña, pero era la primera vez que veía a uno en persona. Fue una situación muy extraña para mí. Lo miraba de arriba a abajo, quedando extrañamente hipnotizada por el dragón. Se le veía muy sereno, con una mirada que transmitía calma. No tenía esa mirada llena de perversión como la tenían muchos hombres, además de que parecía mantener su distancia, algo que otros hombres no hacían, sino que estos siempre me acorralaban, dispuestos a abusar de mí. Era una actitud muy diferente y confusa.
Pero tal vez lo que me había hecho tener mi vista fija en él era su físico. Para ser un dragón, tenía rasgos muy finos, una buena postura, y una musculatura más que perfecta. Honestamente, comparado con los otros machos que siempre iban, este Exveemon era bastante atractivo, tal vez… el chico más guapo que hubiera visto en toda mi vida y casi me hacía temblar, algo que jamás me había pasado con otros hombres, con quienes siempre sentía miedo o enojo. Aun así debía ser realista y entender que este chico solo había venido con una cosa en mente, y eso era tener sexo conmigo, así no lo quisiera.
Mostrando desde el principio una mirada desafiante, abrí las piernas dejando expuesta mi vagina y moví el collar de pelo de mi cuello dejando expuestos mis senos.

-Termina rápido por favor- le pedí –se a lo que vienes, así que termina rápido y lárgate-

No era la primera vez que me demostraba desafiante con alguien, solo que la reacción de Exveemon ante esto no fue la misma que la de otros que vinieron antes que él, los que siempre me golpeaban cuando me ponía así.
Exveemon me miraba como si estuviera confundido de mi actitud, pero comenzó a sonreír y a mirarme de una forma muy tierna. Después de Flamedramon, él era el primero que me miraba y sonreía de esa manera.
Se acercó a mí a paso lento, como si no quisiera incomodarme, algo que me confundía. Cuando estuvo lo bastante cerca, tomo mis piernas, pero a diferencia de lo que creí que iba a hacer, él comenzó a acariciarlas con una suavidad tan extraña como agradable, y las cerro con cuidado, ocultando nuevamente mi intimidad. No sabía qué hacer, pero el dragón azul volvió a actuar, y sin tocar mis senos, volvió a cubrirlos con mi collar de pelo.
Ahora ambos estábamos muy cerca y no sabía que hacer o decir.

-Descuida- dijo el, casi como un susurro –no te voy a lastimar, solo quería algo de compañía- recostándose en la cama –y relajarme, aunque este no sea el mejor lugar para hacerlo –cambiando su expresión a una algo seria, incluso molesta.

No sabía qué hacer. Me sentía confundida con la actitud de este dragón, y lo único que podía hacer era acostarme también.
Pensé que en esa posición él me haría algo, pero lo único que hizo fue pasar su mano sobre mi brazo, siendo más una suave caricia que me hacía sentir extraña, pero cómoda.
                              
-Has pasado por mucho- me dijo –has sufrido mucho y estas herida, tanto física…- haciéndome un masaje en el hombro con una mano y en la cadera con la otra, aliviando un poco el dolor que aun sentía en esos lugares –como emocional- poniendo una de sus manos en mi pecho y luego la subió por mi cuello, notando el collar que lo rodeaba, mirándolo con algo de interés –no te mereces esto, ninguna de ustedes-

Ahora se notaba algo triste. Al verlo así, sentí que lo que había dicho era sincero, y trate de calmarlo, pasando mi mano por su mejilla. Creo que lo que realmente deseaba era devolverle sus gestos hacia mí.
Pareció funcionar ya que Exveemon comenzó a sonreírme otra vez, y creo que le devolví la sonrisa.

-Eres una linda chica- dijo el dragón –no solo físicamente, que por cierto, y espero que no te moleste que te lo diga, eres una digimon preciosa. Pero más importante, se nota que tienes un buen corazón, y un gran espíritu que se mantiene firme, pese a todo lo que ha sucedido-

Mientras me decía esto, me comenzó a acariciar las orejas, creo que porque le parecían simpáticas.

-Dime ¿Qué hacías antes de llegar aquí?- me pregunto, pero no pude responderle, no porque me molestara la pregunta, sino porque me entristecía un poco hablar de ello. Al parecer Exveemon se dio cuenta de eso –Entiendo, no quieres hablar de eso- acariciando mi mejilla –tranquila, no te forzare a que me digas nada. Después de todo, has pasado por demasiado-

Extrañamente, Exveemon me acerco más hacia él y me dio un abrazo, con mucha suavidad para no hacerme sentir aprisionada. No me esperaba ese gesto pero… en medio de sus fuertes brazos me sentía muy cómoda, sintiendo un agradable calor proveniente del dragón que me hacía acomodar sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón que transmitían una gran calma.

-Espero no haberte molestado- dijo Exveemon –lo único que quiero es poder hacerte sentir bien, porque sé todo lo que te ha sucedido, y no quiero que pierdas tu espíritu, sino que lo mantengas en alto, y sobre todo… que no te rindas-

Estuvimos juntos en esa posición durante un largo tiempo, casi una hora. En ese tiempo sentí una gran calma, serenidad y… en cierta forma felicidad, porque no dejaba de sonreír.

Después de eso, Exveemon me soltó con cuidado, se separó de mi lado, se levantó y se preparó para irse, no sin antes mirarme una última vez.

-Espero verte de nuevo. Adiós, y no olvides lo que te dije-

Con esto dicho, el dragón se fue.
Aunque en cierta forma me sentía alegre por lo que había sucedido, también me sentía confundida por su actitud. Su forma de actuar, de hablarme, sus caricias y la suavidad de estas en contraste con la fuerza que mostraba físicamente, y sobre todo, que no hubiera intentado tener sexo conmigo. La actitud de Exveemon me confundía, pero también me agradaba.
A través de la televisión del cuarto, pude ver que Exveemon visito a otras dos chicas, Rosemon y Lunamon. Al igual que conmigo, el dragón azul no tuvo relaciones con las chicas, sino que las trato con mucho respeto, y aunque no las acaricio ni estuvo tan junto a ellas como si lo estuvo conmigo, si las trato muy bien, al parecer hablo con ellas e incluso bromearon. Cuando el dejo a cada una de las chicas, sorprendentemente, Rosemon ya no estaba llorando y se veía tranquila, mientras que Lunamon por primera vez sonreía y se sentía feliz, actuando como cualquier niña de su edad. Si bien estaba contenta de ver a mis compañeras mucho mejor con respecto a su ánimo anterior, la actitud de buen hombre de Exveemon me confundía aún más.
¿Quién era él? ¿Por qué había venido si no tenía la intención de tener relaciones sexuales? ¿Por qué era tan bueno?
Eran preguntas que de momento no tenían respuesta, pero debía ser sincera en una cosa… la tarde con él había sido la mejor y más alegre para mi… en mucho tiempo.


A la mañana siguiente, al igual que el día anterior, amaneció lloviendo. Fui al comedor como siempre, notando un par de cosas interesantes en ese día.
Primero que nada, note que el vidrio de la habitación donde siempre comía Digitamamon estaba reparado y tenía una persiana de metal desplegada, impidiendo ver el otro lado de la habitación, posiblemente una medida de seguridad para que no ocurriera otra vez algo como lo de ayer.
Lo otro que note fue que Yashamon estaba devuelta, pero con la mayor parte de su cuerpo vendado y al parecer le costaba caminar, aunque eso no le impidió servirnos a todas nuestro desayuno. Cuando acabo, el digimon enmascarado se sentó junto a Rosemon y pude notar que los dos hablaban muy a gusto, y en algún momento comenzaron a besarse.
En verdad se veían muy lindos juntos, y el verlos me hizo darme cuenta de que algunas veces había visto ciertos acercamientos entre ellos dos, pero además, esto me hizo recordar lo que había sucedido el día anterior, con aquel Exveemon.
Su compañía, y su forma de tratarme… me había gustado, pero me confundía demasiado y aun no entendía por qué él había actuado, no solo conmigo, sino con Rosemon y Lunamon de esa forma.
Teniendo muchas dudas, les comente a cada una de las chicas esto, menos a Lunamon. Ellas no supieron darme una respuesta del porque alguien que venía a un lugar como ese tenía esa actitud, aunque si me decían que debía considerarme afortunada.
Seguía pensando en el asunto, y simplemente no lo entendía, no entendía a ese Exveemon, y tal vez la única manera de entenderlo sería… verlo otra vez.

Al llegar la tarde, en un principio no hubo ningún cliente que fuera a buscarnos. Cerca de las cinco de la tarde los hombres empezaron a llegar, pero solo eran un cinco o seis, y aparentemente eran primerizos, por lo que estos no eran del tipo de digimons maltratadores de mujeres. Yo ya había tratado con algunos de ellos algunas veces.
Pero si bien estos digimons no nos maltrataban, Eran pocos los que solían venir. Además, tampoco sabían tratar a las mujeres y al ser su primera vez, podían igual lastimarnos, por lo que no era más agradable estar con ellos que con los hombres de siempre.
Varias de las chicas, incluyéndome, estuvimos solas, pero mi soledad no duraría mucho.
Ya a las seis o seis y media, no estoy del todo segura, llego alguien a verme. Al principio sentí un gran fastidio al pensar que sería uno de esos primerizos, o aun peor, un maldito salvaje. Cuando la puerta se abrió, me lleve una gran sorpresa al ver que quien había entrado… era de hecho… Exveemon.
Había pensado que para entenderlo necesitaba verlo otra vez, pero nunca había pensado que lo vería tan pronto. Como ayer, su mirada transmitía tranquilidad y reflejaba mucha serenidad, sin mostrar aun un lado pervertido como el que los demás hombres mostraban. Me miro y me regalo una sonrisa y comenzó a acercarse a paso lento a la cama, donde yo estaba sentada.
Pero cuando estaba a mitad de camino, me levante y le lance una mirada desafiante, al mismo tiempo que asumía una posición de ataque, que en realidad era estúpido ya que no tenía poderes como para pelear.
Esta actitud confundió al dragón, quien dio un paso hacia atrás.

-¿ocurre algo?- me pregunto, aun notándose muy extrañado con mi actitud.

Si realmente quería entenderlo, debía decirle lo que pensaba, y con la idea de que tal vez él no me tomaría enserio si yo actuaba de forma pacífica, decidí tomar la actitud desafiante, a pesar de la posibilidad de que él me pusiera en mi lugar con un golpe.

-Ayer actuaste como un chico bueno- dije, poniendo en mi voz algo de fuerza, fingiendo enojo –me dijiste muchas cosas y me trataste muy bien. Así que… ¿a qué estás jugando?-
-Disculpa, pero no te comprendo- me respondió, aun mostrándose confundido.
-No juegues conmigo dragón- dije yo, enseñando mis garras –ningún hombre es amable conmigo ni con ninguna de las chicas de este lugar- en ese momento, me estaba poniendo furiosa al rememorar todo lo que yo, y todas las demás chicas habíamos pasado en ese lugar, incluso estaba gruñendo –todos los hombres solo quieren sexo, sexo y más sexo, no le importamos… a nadie les importamos. Nadie nos respeta, solo esperan tener algo de nosotras y continuar tratándonos como basura. Para los hombres…- cayendo de rodillas, llorando –no… no valemos nada. Por eso… por eso…- alzando la vista, mostrándole a Exveemon un rostro lleno de lágrimas y furia -¡¡No creeré que pueda haber un hombre que venga aquí y no busque sexo!! ¡¡No puedo creerlo!! ¡¡No creo en tu bondad ni en tu actuación de niño bueno!! ¿Quién eres? ¿Por qué has venido? ¿Por qué eres tan bueno? ¡¡¡RESPONDEME!!!- grite con todas mis fuerzas.

Había descargado toda la furia contenida después de un largo tiempo de maltrato, liberado después de recordarlo en ese momento. Ahora que me había desahogado, solo podía llorar desconsolada por el dolor de todos esos recuerdos, como lo hacía casi todas las noches. Pero… esta vez hubo algo diferente.

Algo pasó por mi mejilla, limpiando mis lágrimas. Al levantar la mirada, vi que Exveemon estaba justo frente a mí, agachado para estar a mi altura, pasando su otra mano por detrás de mi cabeza, acariciándome. Estando tan cerca, pude ver que los ojos del dragón azul parecían llenarse de lágrimas y su rostro mostraba una expresión triste.
Ya había visto esa expresión antes. La había visto en mi misma, y en todas las demás chicas. Una expresión relacionada a una gran tristeza. Esa expresión era de sincera tristeza y tal vez, sincera culpa.

-Lamento hacerte despertar toda esa furia- dijo, acariciando mi mejilla, aun mojada por las lágrimas –creo que no he llegado a comprender ni la mitad de lo que realmente has sufrido, y el enojo y el odio que sientes. Sé que parece que los hombres solo buscamos sexo, y por eso tal vez no creas lo que diré, pero yo no tengo ninguna intención ni oculto nada. Solo vengo aquí porque espero dar algo de apoyo a las chicas que están aquí. Si pudiera, yo mismo las liberaría de esta maldita prisión- mientras hablaba, su voz parecía llenarse de un sentimiento de culpa –pero no puedo, no sé cómo ni tengo los recursos o la fuerza para hacerlo. Por eso… lo único que puedo hacer es darles un poco de ánimo para que puedan soportar la tortura un poco más, que no pierdan sus ilusiones de ser libres y no caigan en la depresión, como casi le paso a esa pobre Lunamon. Es mi única razón para venir-
-¿y porque es que vienes a verme?- pregunte, haciendo algún esfuerzo para mantener mi expresión de enojo.
-Es porque desde que te vi… me caíste muy bien… y veo en tus ojos más que en las demás, la tristeza y el dolor de estar encerrada. Por eso… es que quiero animarte-

Ya no pude mantener mi actitud dura con él. Todo lo que había dicho… en verdad sentí que era sincero y también sentí que a él le molestaba vernos así. Me sentía mal de descargar mi furia contra alguien que me había tratado tan bien el día anterior y que no me había maltratado ni había buscado tener sexo conmigo.
Quería hacer algo para remediarlo, así que me acerque a él lo más que pude, comencé a acariciar su rostro con una mano y su fuerte espalda con la otra.

-Exveemon… eres sincero, puedo sentirlo en tu voz y tu expresión- le dije, aun con lágrimas, pero regalándole una sonrisa –lamento haberme descargado contigo, pero es que me confunde ver a un hombre que viene aquí y trata a las mujeres con respeto. Aun así… me agrada conocer a alguien como tú, y no te di las gracias por lo bien que me trataste ayer, lo que me dijiste y… darme una tarde de tranquilidad, como no había tenido en mucho tiempo-

Y antes de que él pudiera decir o hacer algo, le di un fuerte abrazo, como forma de devolverle el gesto del día anterior. Exveemon me abrazo también, y me levanto para llevarme a la cama y acostarme sobre ella, tal vez para que estuviera más cómoda.
Ahora que estábamos así, decidí que debía terminar de desahogar todo lo que aún quedaba en mi corazón. Le conté a Exveemon toda mi historia, mi vida antes de llegar a ese lugar, los muchos malos momentos por los que había pasado, el apoyo de mi amiga Flamedramon, nuestra relación y como ella se enamoró de mí, y como lamentablemente murió.
Mientras hablaba, nuevamente comenzaba a llorar, pero me sentía tranquila cuando Exveemon pasaba sus manos por mi cuerpo, con caricias suaves y sin tocar mis senos o mi entrepierna. Se veía algo triste de escuchar mi historia, pero el igual me decía cosas lindas para animarme un poco de la tristeza que sentía de recordar todo lo que había vivido.
Ahora que había terminado de hablar, me sentía mucho más tranquila y ahora solo me dedicaba a devolverle las caricias a mi compañero, y debía admitirlo, pasar mis manos por el musculoso cuerpo de Exveemon era algo que estaba disfrutando. Por su parte, él ahora había comenzado a jugar con mi cola, causándome algunas cosquillas.

-jajaja, oye basta, deja de jugar con mi cola- le decía entre risas por las cosquillas.
-discúlpame, pero no puedo evitarlo, es que tu cola es demasiado esponjosa y suave -me respondió, algo avergonzado-
-Ok, puedes seguir- respondí con una sonrisa –pero… entonces no te puedes quejar de que yo haga lo mismo- y diciendo esto, mis manos fueron hasta su larga cola, con la cual empecé a jugar, digo, era justo que le hiciera lo mismo que él a mi ¿no les parece?

Al parecer lo que hacía le gustaba.

-Sabes Exveemon- dije –Tu ayer me dijiste que era una chica preciosa y que tenía un buen corazón. Ahora, yo puedo decirte que eres un chico muy guapo y tienes un corazón de oro-

Al decirle eso, ambos comenzamos a sonreír.

¿Cuánto tiempo estuvimos así de juntos? ¿Una hora? ¿Dos horas? No lo sabía, y tampoco me importaba. Lo único que realmente quería es que el tiempo que estaba con Exveemon no terminara nunca. Junto a él me sentía muy reconfortada y el calor que transmitía me llenaba de tranquilidad, sumado a lo cómodo que me resultaba su cuerpo. Me sentía feliz y al mismo tiempo extraña a su lado.
Creo que paso una hora más, antes de que Exveemon me dijera que era el momento de marcharse. No quería que se fuera, pero si él debía marcharse debía aceptarlo.

-Me agrado el tiempo que estuve contigo Renamon- me dijo, comenzando a alejarse de mí –y también me agrado que hayas sido tan abierta conmigo. Tengo cosas que hacer, pero te prometo que vendré a verte. Solo prométeme que no te rendirás, ni perderás tu espíritu-
-te lo prometo- dije, y antes de que Exveemon se levantara y se alejara, lo acerque a mí y le di un beso en la mejilla –gracias por estar conmigo en esta tarde-

Al parecer, Exveemon no se esperaba ese beso y se había sonrojado, al igual que yo, que ni siquiera pensé al hacerlo, pero igual ambos sonreíamos por eso.
Él se fue, pero al parecer paso a visitar a todas las demás chicas. Fueron visitas cortas, pero lo que les dijo y sus gestos con ellas, les alegraron un poco la tarde.
Nuevamente Exveemon se fue, pero ahora, y extrañamente, me sentía mucho más tranquila y alegre que el día anterior. No sé porque, pero ahora me sentía mucho más a gusto con este chico que el día anterior. No sé qué era, pero había algo que me gustaba y que me parecía haber sentido algo así antes, solo que no supe a que atribuirlo.
Aun así, esperaba que él siguiera viniendo. Ahora sentía que quería… no, sentía que necesitaba seguir viéndolo.

(POV del Autor)

Ese día en la noche, Exveemon se encontraba sobre una colina, a las afueras de un pueblo. Estaba recostado sobre el césped, admirando las estrellas con una gran sonrisa, recordando la agradable tarde que había tenido en compañía de esa Renamon.

-Vaya vaya, creo que tenemos a un enamorado- dijo alguien a su lado.

Exveemon volteo a ver quién le hablaba y vio que a su lado estaba Angemon, también recostado en el césped mirando las estrellas.

-Angemon ¿Qué haces aquí?- pregunto el dragón.
-¿Qué no puedo venir a ver a mi mejor amigo?- pregunto el ángel algo divertido –te veo bastante alegre, imagino que tuviste un buen día. Dime ¿Qué te parecieron las chicas del lugar?-
-Tal como dijiste, son geniales-
-Pero parece ser que hubo una chica que te impresiono más que las demás-

Exveemon al principio no dijo nada, solo mantenía su vista en el cielo, mientras una estrella fugaz cruzaba velozmente en el cielo nocturno.

-Tal vez- dijo finalmente el dragón.
-Me alegra verte así de feliz amigo- dijo Angemon, poniéndose de pie y ayudando a levantar a su amigo –vamos, tenemos cosas que hacer-
-¿tu cacería dio fruto?-
-Así es, y hemos encontrado a nuestra presa tan esquiva. Ahora es momento de… arreglar cuentas-
-de acuerdo-

Ambos digimons comenzaron a bajar por la colina hasta llegar a la entrada del pueblo. Hay, había dos Garudamons, quienes eran de la misma altura que los dos digimons y usaban una armadura negra ajustada, que hacía notar sus pechos y el que eran mujeres, y además, cada una cargaba una lanza.
Al encontrarse, los cuatro digimons se saludaron con mucho respeto, y las dos chicas los guiaron a una humilde casa de madera.

-Nos costó mucho encontrarlo- dijo una de las Garudamon –pero gracias a tu trabajo Angemon lo encontramos-
-Nadie se escapa de mi- dijo el ángel bastante orgulloso –y este tipo no es la excepción, y ahora el deberá pagar sus… deudas con nosotros. Ahora hay que sacarle la mayor cantidad de información antes… de que “Gran Jefe” llegue. Si vendrá ¿verdad?-
-Así es- respondió la Garudamon –hace poco nos confirmó que vendría-
-Eso es perfecto-
-Dilo por ti Angemon- dijo la otra Garudamon –ese lobo es realmente un enfermo. Mientras lo tratábamos de atrapar el bastardo casi me viola- el ave se veía algo asustada y nerviosa-
-Tranquila- dijo Exveemon, poniendo su mano sobre el hombro de la chica para calmarla –si vuelve a intentar algo, Angemon y yo lo detendremos-

La otra Garudamon se acercó a su amiga para mostrarle su apoyo y así la chica se sintió mejor.
Los cuatro entraron a la casa, donde se encontraba Blackweregarurumon, el mismo que había ido hacia tanto tiempo al prostíbulo donde vivía Renamon encerrada junto a otras chicas. Ahora estaba encadenado de manos y piernas, sin poder moverse.
Mientras que las Garudamons cuidaban la puerta, Exveemon y Angemon hablaban con el lobo, diciendo que él tenía deudas con ellos y que había escapado ya demasiado tiempo de ellas y que era hora de pagar. Pero el Blackweregarurumon solo los insultaba y les escupía, mientras mostraba una expresión más bien de locura. Angemon y las Garudamons se veían molestos por la actitud del lobo negro, pero Exveemon no se veía afectado por su actitud.
Ya que al parecer Blackweregarurumon no diría nada útil, Exveemon se agacho para estar a su altura y decirle algo.

-No importa que no nos digas nada, ya encontramos a dos de tus compañeros, así que los obligaremos a hablar. Respecto a ti, tienes muchas deudas con nosotros y deberás pagarlas. Pero no deberás responder ante nosotros sino… ante “Gran Jefe”. No debe tardar en venir- Exveemon se levantó y se acercó a sus compañeros –vámonos chicos, “Gran Jefe” se encargara de todo.
-Exveemon- dijo Angemon, algo confundido por la calma con la que el dragón había hablado con Blackweregarurumon –ese tipo…-
-Lo sé- respondió el dragón, bastante serio –pero como te había dicho, yo soy muy serio en lo que hago, y no me dejare afectar por ese imbécil-

Dicho esto, los cuatro digimons abandonaron la casa, dejando a Blackweregarurumon solo. Una vez que el lobo estuvo solo, un misterioso encapuchado apareció a su lado, y el Blackweregarurumon solo pudo gritar el ver a su misterioso acompañante.



Continuara…

2 comentarios:

  1. ME ENCANTO TU HISTORIA,pero dime por favor
    donde se encuentran los capitulo 7,8 y 9 por que
    enserio no los encuentro,espero me respondas,
    cuidate,chau.

    ResponderEliminar
  2. Vamos otro mas ya hasta la relei xD

    ResponderEliminar