martes, 20 de mayo de 2014

CAPITULO 5, ADIOS… MI GRAN AMIGA
                           

El lobo ya estaba a punto de tocarme hasta algo que no veía venir sucedió.

-¡¡¡ESPERA!!!- grito alguien.

Al escucharlo, fue como si todo el nervio que sentía desapareciera de golpe. El Blackweregarurumon no se acercó más a mí y la expresión de su rostro cambio a una de sorpresa, como si ese grito hubiera hecho desaparecer las intenciones de que tenía de tocarme, y tal vez fue eso lo que me calmo.
El lobo negro, Digitamamon, todas las chicas y yo volteamos a ver quién había gritado de esa manera, aunque yo ya sabía, por su voz, pero debía verla para estar segura.

Tenía razón, era Flamedramon.
Sin embargo al verla, vi en ella una expresión que jamás había visto. Mostraba los colmillos y gruñía, y en sus ojos... ya no mostraban esa alegría que siempre transmitían, en vez de eso estaban llenos de odio y furia.
Blackweregarurumon me dio la espalda y se dirigió hacia donde se encontraba mi amiga. Cuando estuvieron frente a frente, la expresión de Blackweregarurumon mostraba el mismo enojo que Flamedramon mostraba, tal vez incluso más. Tal vez el que ella le gritara que se detuviera era una especie de desafío al que debía responder con una mala actitud, pero la dragona azul no se dejaba intimidar y mostraba su enojo y furia.
Todos estábamos preocupadas y nerviosas, yo era la más nerviosa de todas. Esa muestra de enojo entre dos digimons era señal de odio, y mientras más se lanzaran esas miradas, el ambiente se tornaría más tenso y eso al final desencadenaría una pelea.
Por más que quisiera a mi amiga, si es que hubieran peleado, ella inevitablemente perdería. Pase una de mis garras por mi cuello y sentí el por qué estaba segura de eso. Mientras esos collares siguieran en nuestros cuellos, todos nuestros poderes y fuerza eran cosa del paso. Pero parecía que a ella no le importaba eso, seguía con esa imagen dura ante el lobo, aunque aún no entendía porque.

-¿acaso quieres retarme putita?- pregunto el lobo negro, cortando la distancia que había entre el rostro de él y ella.
-No te atrevas a tocarla bastardo- respondió Flamedramon, cortando todavía más la distancia.
-¿Por qué?¿estas celosa de que quiera hacerlo con ella en vez de hacerlo contigo?- dijo, ahora hablando en un tono de burla y pasando sus garras por su mejilla, pero al rozarla ella reacciono de una forma agresiva, tratando de morderlo y casi arrancándole los dedos –Uy, que ruda- dijo, entre asustado y divertido –oh, creo que lo se…- acercándose a ella para decirle algo al oído, aunque todas lo escuchamos –ella te gusta. ¿No es cierto?- comenzando a reírse en voz baja.

Lo que dijo tal vez no parecía ser muy importante, pero a Flamedramon la dejo helada y asustada. Blackweregarurumon desde el primer momento me puso nerviosa, pero desde que mi amiga y él se vieron, tuve un mal presentimiento, y todo parecía empeorar. En especial cuando Digitamamon pateo a Flamedramon, haciéndola caer al suelo, tomándonos a todas por sorpresa y no supimos cómo reaccionar. Ella tampoco supo que hacer, solo intento pararse, pero ese infeliz la pateo de nuevo y luego le puso la pata encima, impidiendo que se pudiera levantarse y dificultándole respirar.

-¡¡Mas respeto perra!! Una simple perra como tú no tiene ningún derecho de tratar así a nuestro benefactor-

Flamedramon trato de levantarse, pero Digitamamon siempre le ponía la pata encima, pisándola con más fuerza y así lastimándola.
Todas quisimos intervenir, por más que quisiéramos no podíamos hacer nada.
Digitamamon la iba a pisar otra, pero entonces…

-Espero un momento señor- dijo Blackweregarurumon, acercándose a Digitamamon –no tiene por qué tomarse tan enserio la actitud de esta chica –acercándose a Flamedramon y mirándola fijamente –no hay que maltratar a una chica tan linda. Además… sujetándole el rostro –me gusta que me desafíen-

Pasaron varios segundos en silencio, pero que se sintieron eternos. Finalmente, Blackweregarurumon se levantó y se alejó de ella y se me hizo sentir algo más relajada, igual que al resto de mis compañeras. O al menos fue así hasta que volteo a vernos y luego miro a Flamedramon.

-Ya me decidí- dijo –solo me quedare con esa chica. Si, con ella será más que suficiente. Vendré dentro de dos días, así que déjala preparada para mí. Que no vaya a tener ningún otro cliente en ese tiempo. Y además prepara una habitación especial. Confió en ti Digitamamon-

Y dicho esto, Blackweregarurumon se fue, y una vez lo hizo, cada una de nosotras regreso a su habitación.
Antes de irme a la mía, intente hablar con Flamedramon. Sabía que algo no andaba bien y por eso debía preguntarle, pero ella no me escuchaba y trataba de evitarme, pero su rostro me decía que me ocultaba algo.
Una vez entramos a nuestras habitaciones, ya no pude hablar con ella.

Como siempre, el resto de mi día había sido espantoso, pero siendo honesta, poco me había interesado o afectado lo que me hubieran hecho. Por más que lo intentara, no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido esa mañana. La aparición de Blackweregarurumon y lo que eso había causado en mi amiga, y ella se veía tan asustada y enojada de verlo.
¿Acaso lo conocía? ¿Qué le había hecho él?

No me lo dejaba de preguntar mientras miraba al cielo desde mi ventana, esperando tranquilizarme. Seguí pensando en esto hasta que el sueño pudo más que yo, pero aun dormida, no dejaba de pensar en ello.

En cuanto amaneció, decidí no perder el tiempo y fui hasta la habitación de Flamedramon antes de ir al comedor para desayunar. Debí hablar con ella.
Quede en frente de su puerta. Iba a golpear, pero por un momento dude en hacerlo. Tal vez no debía meterme en los asuntos privados de nadie. Pero… por otro lado, a ella yo le había confiado muchas cosas y ella me había apoyado, así que ahora debía apoyarla. Golpee la puerta, pero nadie me respondió. Golpee otra vez, no hubo respuesta. Apoye mi oreja contra la puerta esperanto escuchar algo, y aunque la puerta era muy gruesa, pude escucharla decía algo.

-¿Por qué esta aquí?... lo odio, pero creo que no tengo otra opción. Lo que sea para que a ellas no se atreva a tocarlas-

Eso fue lo que entendí, y eso me hizo dudar un más si debía entrar a hablar con ella o no. Tras dudar mucho, finalmente me decidí a entrar.
Al hacerlo, pude verla recostada sobre su cama, muy pensativa y decaída, y por lo que pude notar, parecía que había estado llorando.

-Hola… Flamedramon- dije, sonando algo nerviosa.

Ella no me dijo nada, ni hizo alguna expresión de enojo o molestia, solo me miraba. No supe que más hacer y lo único que pude hacer fue sentarme a su lado para hablar con ella. No sabía muy bien como comenzar a hablar y solo se me ocurrió una cosa que hacer.

-Flamedramon…- dije, tomándole sus manos y apretándolas con fuerzas, sorprendiéndola un poco –no que es lo que te paso con ese Blackweregarurumon, pero puedo ver que te molesta y que lo conoces. Sé que no debería meterme pero… cuando necesito apoyo su siempre estas ahí, me escuchas y comprendes. Por eso, yo quiero que hables conmigo, yo te escuchare y te apoyare, igual como tú me has apoyado a mí-

Al principio la note insegura de contarme lo que le sucedía, y tampoco la podía culpar si no quería hacerlo. Sin embargo, al final ella pareció ceder y me regalo una sonrisa.

-Gracias Renamon- dijo, más calmada –Yo sé que siempre puedo contar contigo querida- soltándose de mis manos y yendo hasta la ventana –esto es bastante difícil para mí. Yo… no sé cómo empezar-
-cuéntamelo todo- le dije, acercándome a ella y tomándola por la cintura, solo para se sintiera más confiada.

Antes de decirme algo, empezó a acariciar mis manos, y tal vez sentirlas la hizo sentir más tranquila.

-Muy bien, te lo contare todo- dio un último respiro antes de comenzar a hablar –como ya te lo había dicho, yo tuve un padre y un hermano hace mucho tiempo. Mi hogar se encontraba en las montañas. Mi padre era un Ulforceveedramon, quien siempre debía salir para pelear por otros y defender a aquellos que lo necesitaban, sin importar nada. Yo era en ese entonces una Veemon y debía cuidar a mi hermano menor Demiveemon. Mi padre tal vez no pudo darnos muchos lujos y cosas…- esbozando una sonrisa- pero… cada vez que regresaba, estaba con nosotros. Jugábamos, reíamos. Nos enseñó la importancia del respeto y nos inculco un sentido de responsabilidad. Fue un padre, pero más allá de eso, también fue nuestro mejor amigo. No creo que haya un hombre mejor que él. Y mi hermano… jajaja, siempre fue lindo e inocente. Recuerdo que una vez encontró una piedra en un rio, pero él insistía que era una joya porque brillaba a la luz del sol. Me la dio y me dijo que buscaría joyas para darme. Me decía que yo era una princesa, y como mi hermano… él debía consentirme. Siempre lo quise con todo mi corazón… a los dos – entonces, cambio su sonrisa por una expresión triste –pero entonces… algo sucedió que lo cambio todo-
-¿y que fue?-
-fue… cuando ese tipo apareció-
-¿y cómo fue que sucedió?-
-Fue durante uno de los viajes de mi padre. Cuando regreso, traía consigo a un digimon herido. Se trataba de un Blackweregarurumon y al parecer, él fue un prisionero en un castillo en ruinas donde un grupo mantenía secuestrados a un gran grupo de digimons para usarlos como esclavos. Mi padre y un grupo de soldados descubrieron aquel lugar y salvaron a todos los prisioneros, pero los responsables lamentablemente no pudieron ser capturados y el digimon oscuro pidió la protección de mi padre, y el acepto, así como los demás soldados se hicieron cargo de uno o dos de los prisioneros para protegerlos, hasta que sus antiguos captores fueran encerrados y una vez eso sucediera y se recuperaran, podrían irse. Mi padre siempre fue alguien a que ayudaba a cualquiera que lo necesitara, tan poco era la primera vez que hacia algo así pero… esta vez sería diferente-
-¿Porque?-
-pasaron casi tres meses en los que ese Blackweregarurumon estuvo viviendo con nosotros mientras se recuperaba. Aun así, hubo algo que no me gustaba de él, me miraba de forma extraña y cuando mi padre no estaba hacia comentarios de doble sentido, que en ese entonces no entendía. Incluso… no estoy del todo segura, pero creo que una vez, mientras dormía el trato de violarme, pero no lo sé por qué cuando me sentí asechada y desperté, no había nadie, aunque estoy segura que él me quería hacer algo y al menos desperté a tiempo. Lo único bueno que me sucedió durante ese tiempo y que hizo olvidar todo eso, fue en una ocasión mi hermano encontró como siempre, algo que me quería regalar por ser su hermana mayor, solo que curiosamente esta vez sí era algo especial-
-¿Qué era?-
-una roca de color naranja, con un dibujo de un sol-
-¿Qué era?-        
-al principio no estaba segura de lo que era, pero cuando mi padre regreso y lo vio lo reconoció-
-y entonces…-
-era un fragmento… de los antiguos y místicos objetos conocidos como DigiEggs-
-¿DigiEggs?-
-Según me conto mi padre, fueron creados hacía tiempo, para ayudar a ciertos digimons a alcanzar a digievolucion. Los DigiEggs se perdieron hacía mucho tiempo, pero se dice que una parte de ellos se habían dispersado a lo largo y ancho del digimundo y al encontrarlos permiten que al digimon que lo encuentra alcanzar una armor evolución-
-Guau, no sabía eso-
-Cuando mi padre me lo conto, me dijo que el fragmento que tenía era del DigiEgg del valor, el cual es muy compatible con nuestra especie, así que al usarlo digievolucione y me convertí en lo que soy ahora. Aunque eso me trajo más problemas-
-¿más problemas?-                              
-al digievolucionar mi cuerpo se desarrolló bastante. Mi hermano me decía que parecía una verdadera princesa y mi padre me decía que ya no era una niña sino toda una mujer, pero eso solo era la parte buena, ya que alguien más me miraba de una forma distinta, y más incomoda-
-Blackweregarurumon-
-Aún era algo inocente sobre cosas referentes al sexo y la atracción que sienten los hombres hacia las mujeres. Pero… su forma de mirarme, y algunos de los comentarios que hacia me hacían sentir incomoda, mucho más que los que hacia cuando era una Veemon, como si quisiera hacerme algo y no me gustaba, me asustaba cada vez más. Algunas veces le dije a mi padre sobre eso y eso le molesto por lo que le dejo las cosas claras con él. Creí que con eso terminarían los comentarios y las miradas, pero solo empeoraron. En los momentos en los que me encontraba sola él me acorralaba, me miraba e incluso me tocaba la entrepierna y mis senos, pero afortunadamente nunca me violo, pero creo que deseaba hacerlo. Me daba miedo lo que sería capaz de hacerme y no era capaz de decírselo a mi padre o a mi hermano, aunque ellos siempre me notaban triste o preocupada, así que me animaban y me hacían sentir mejor, aunque no supieran el porque estaba así. A las dos semanas, extrañamente Blackweregarurumon no volvió a decirme nada y eso me hacía sentir mucho mejor-
-Entonces las cosas mejoraron ¿no?-
-Eso fue lo que creí, hasta después de un mes-
-¿Qué ocurrió?-
-Mi padre regreso y me dijo a mí y a mi hermano algo que había descubierto sobre ese Blackweregarurumon, y el error que había sido traerlo con nosotros-
-¿Por qué?-
-¿recuerdas que al principio había dicho que él era un prisionero en un castillo con otros para ser usado como esclavo?-
-si-
-Mi padre descubrió que en realidad todo eso había sido una mentira-
-¿Qué?-
-en realidad el castillo era perteneciente a un rey quien vivía con su hija y sus súbditos, Blackweregarurumon era uno de ellos hasta que…-
-hasta que…-
-Bueno… es que no sé cómo decírtelo-
-déjame adivinar ¿quería hacerle algo a la hija del rey?-
-ya has estado aquí lo suficiente para saber lo que los hombres buscan con nosotras. Eso era lo que él buscaba. Al parecer lo descubrieron y trataron de apresarlo, pero escapo y logro incendiar el lugar. Muchos murieron y otros resultaron heridos, incluyendo él. Cuando mi padre y los otros llegaron, invento esa mentira para ganar un refugio seguro. Pero después de casi cuatro meses, cuando los heridos custodiados por los compañeros de mi padre se recuperaron, también revelaron la verdad-
-Así que ese tipo solo trato de aprovecharse de la situación-
-pero no fue lo único que paso… hubo algo mas-
-Mi padre me iba a decir algo más, pero escuchamos un grito y fuimos a ver que era. Blackweregarurumon había secuestrado a mi hermano, mi padre trato de salvarlo y lo logro, dejando lastimado al lobo negro, obligándolo a huir. Estaba segura de que jamás lo volvería a ver-
-entonces… ¿Qué sucedió?-
-Pasaron unos seis meses. Mi padre no tuvo que salir más por un tiempo, y eso le permitió estar más tiempo con nosotros como un padre, y así los tres fuimos felices pero…- Flamedramon dejo de hablar por un momento, tratando de contener unas lágrimas –Disculpa… estábamos bien hasta que algo paso. De un momento a otro nuestro hogar se encontraba envuelto en llamas. Lo último que vi fue a mi padre diciéndome que me llevara a mi hermano-
-¿Qué ocurrió entonces?-
-me aleje con mi hermano y voltee una última vez… solo para ver mi hogar destruido por el fuego. Nunca supimos por qué ocurrió ese incendio aunque tenía mis sospechas de quien lo habría causado. Esperamos, pero no vimos a mi padre salir por lo que nos fuimos. Buscamos un lugar donde pudiéramos quedarnos mientras esperábamos a nuestro padre. Esperamos y esperamos, pero él jamás apareció-
-¿jamás?-
-Jamás. Nos dolía pensarlo, pero todo parecía indicar que nuestro padre había muerto, que no había escapado del incendio, que nunca lo volveríamos a ver-

Las lágrimas volvieron a ella y no pudo continuar hablándome, pero podía notar lo realmente estaba muy dolida y triste por haber perdido a su padre.
Viéndola así, yo también me sentí mal, no solo porque mi amiga estaba triste, sino porque en parte entendía su dolor. Yo no había visto a mi madre desde hacía tiempo, pero aun la extrañaba, siempre la ame y la quise y el que se hubiera ido me dolió, y el que tal vez nunca la vería por estar encerrada. Pero mi madre al menos aún estaba vivía, y tal vez algún día la volvería a ver y estaríamos juntas. Pero… el padre de Flamedramon tal vez estaba muerto, y tal vez ellos jamás se volverían a ver.
Flamedramon seguía llorando y sabía que debía tratar de calmarla. Me acerque más a ella y la tome por la cintura para acercarla más a mí. Cuando estuvimos cerca, la acerque y acomode su cabeza contra mis pechos. Esperaba a que así pudiera calmarse un poco, pero sabía que eso no sería suficiente, por lo que me acerque a su oído para decirle algo.

-Tu eres una chica fuerte Flamedramon- empecé a decirle en voz baja –tu padre te crio muy bien y por lo que me has dicho él también es fuerte. Estoy segura que aún vive, solo que tal vez no los encontró después de ese incendio-
-¿realmente lo crees?- me pregunto, aun con lágrimas en los ojos-
-Tú siempre me dices que tenga fe en que saldré libre y me encontrare con mis seres queridos. Tú debes tener la misma fe de que un día te encontraras con tu padre y tu hermano-
-Gracias- me dijo más calmada, y viendo bastante cómoda en mis pechos, tanto que me empujo para que quedara acostada sobre la cama y acomodándose más, como si fuera una almohada –bueno, supongo debo seguir con mi historia-
-te escucho-
-mi hermano y yo pasamos poco menos de un mes viajando y buscando nuevo hogar, teniendo que quedarnos en refugios provisionales. Nuestro último refugio había sido una cueva cerca de un rio, donde estuvimos bastante cómodos. Pero un día, escuchamos algo, no lo vi, pero estaba asegura de que se traba de algún digimon grande. Aunque yo pudiera pelear, mi hermano no podía hacerlo, por lo que debíamos irnos de ahí. Salimos corriendo, pero en algún momento, mi hermano y yo nos separamos. Estaba lloviendo muy fuerte ese día, y me fue muy difícil buscarlo, pero aun así lo busque. Tarde una hora mientras lo buscaba. Al final me encontré con algo, pero no era mi hermano-
-¿Quién era?-
-Era Blackweregarurumon, estaba herido y me golpeo para dejarme inconsciente antes de que pudiera reaccionar. Al despertar, me encontré en este lugar. Me habían puesto este collar y me explicaron lo que hacía ahí, no sin que antes ese maldito me diera una lección a la fuerza de lo que me esperaba-
-quieres decir…-
-Si…- volviendo a llorar- él me violo, me quito la virginidad y me maltrato de la forma más horrible posible. Luego de eso me encerraron en una habitación y pude ver a las demás chicas, y como eran violadas y maltratadas por hombres una y otra vez todos los días, y yo pronto pasara por el mismo castigo-
-lo lamento-
-Pero…- empezando a sonreír otra vez –pese a todo, pensé que si me dejaba derrotar y deprimir por todas esas humillaciones y maltratos… mi vida se convertiría en un verdadero infierno. Aunque siempre sufrí, intente nunca perder la esperanza y ver la vida desde un punto de vista positivo, pensando que un día todo mejorara y que no hay que sufrir, y trate de transmitir ese pensamiento a las demás. Sé que no es fácil y a veces parece que no podemos ser tan optimistas. Pero yo sé que es lo mejor, y tú me lo acabas de recordar amiga-
-De nada, y gracias por compartir tú historia conmigo-
-un placer. Y… ya que estamos aquí… ¿no te gustaría jugar un rato conmigo?- sonriendo de forma perversa y acariciando mi abdomen.
-Te gusta hacer esto todo el tiempo ¿verdad?- le dije, sonriendo de la mis manera –muy bien, comencemos a jugar- llevando mis manos su armadura y levantándola para dejar expuestos es senos, para que así comenzara a sujetarlos-

Después de esto, comenzamos a besarnos y después de eso… pues… saben… jejeje.

Los dos días pasaron muy rápido.
En la mañana temprano, Flamedramon fue llevada a la habitación especial, perada por Digitamamon para Blackweregarurumon.
La habitación se encontraba aparente atrás de la mansión, por lo que no estaba con las demás. No la vimos, pero parecía ser más grande, o eso era lo que se veía a través de la televisión de nuestros cuartos, ya que en ese lugar parecía haber una cámara como en las de nuestros cuartos, conectadas a los televisores, y por lo que escuche, parecía que querían que todas viéramos lo que sucedería, sea que quisiéramos o no.
La habitación estaba oscura, salvo por una luz en medio de la habitación donde estaba Flamedramon. Se le veía nerviosa, pero estaba segura de que terminaría igual que con otros hombres, y luego de eso tal vez nunca lo volvería a ver.
Jamás imagine de ese, sería su último día.

A los pocos minutos, otra luz se encendió a unos pocos metros de donde se encontraba Flamedramon. Ahí se encontraba Blackweregarurumon sentado en una silla y ella comenzó a mirarlo con odio.

-Bien- empezó a hablar –ya estoy aquí, terminemos con esto de una vez-
-Vaya, que genio ¿no te alegra verme?- pregunto, de forma burlona.
-no me puedo alegrar de ver a quien me atormento por tanto tiempo, y además… mato a mi padre-
-jejeje, bueno… se lo merecía-

Flamedramon parecía que estaba a punto de estallar de furia, pero trato de contenerse.

-¿Qué esperas? Comienza de una vez- dijo bastante enojada.
-jejeje, nunca dije que estarías conmigo- comento, sonriendo de forma perversa-
-¿Qué quieres decir?-

Blackweregarurumon chasqueo los dedos y fue cuando todas las luces de la habitación se encendieran.
Lo que vio la aterrorizo, yo también me asuste y todas nuestras compañeras que estuvieran viendo esto lo estarían también. Resultaba que en ese lugar no solo estaba Blackweregarurumon, sino que estaban un total de veinte digimons más.
Diez de ellos eran WereGarurumon, y los otros diez eran MadLeomon. Los digimons la miraban con deseo y perversión, y Flamedramon estaba asustada, sin entender que era lo que estaba.

-Veras- volvió a hablar el lobo negro –no organice esto para mí, sino para mis queridos amigos que vez aquí. De todos modos, ellos me han ayudado encontrando a… chicas talentosas, para ofrecer un importante servicio a la sociedad, y me han permitido volver a organizar este lugar-
-¿Qué dices?-
-Yo funde un lugar como este ¿sabes? Para ofrecer como ya dije, un servicio a la sociedad. Pero al no conseguir trabajadoras tuve que cerrar y buscar otro trabajo-
-El castillo del rey-
-jmjmjm, correcto. Las cosas tomaron giros inesperados, pero obtuve los recursos necesarios para volver a abrir el lugar oficialmente. Afortunadamente mi gran amigo Digitamamon pudo continuar con su propio negocio y me permitió, asociarme con él, trayéndole trabajadoras, y a cambio quedándome con algo de las ganancias-
-Bastardo ¿entonces tú has secuestrado digimons para traerlas aquí?-
-así es, y afortunadamente mis viejos amigos me han seguido ayudando, aun después de que mi antiguo negocio cerro. Y por eso, en recompensa les daré a un hermosa hembra para que se diviertan- los digimons gruñían y babean, actuando verdaderamente como pervertidos –hace mucho que no están con una mujer, así que espero que les des un buen trato-

Flamedramon estaba horrorizada. Dio un par de pasos hacia atrás, como si quisiera huir, pero uno de los MadLeomon la sujeto de los brazos para levantarla.

-Lo único que me queda decir- continuo –Es que es tú tienes la culpa de que te pase esto. Escogí tres chicas para que hubiera suficiente para todos, pero como insististe tanto que no molestara a tus amigas pues… bueno, ya es suficiente charla, empiecen-

Vi a mi amiga muy asustada y sentí un gran miedo, así como un deseo poder estar ahí para salvarla, pero con mucha tristeza sabía que no podía hacer nada, solo observar.
Otro MadLeomon se acercó y se quitó los pantalones, dejando ver un miembro duro y listo para actuar. Flamedramon gritaba y rogaba que no le hicieran nada, pero era inútil. El león oscuro sujeto las piernas de Flamedramon y las abrió para ver su entrepierna y comenzar a lamerla y a mordisquearla, causándole un horrible dolor, haciéndola gritar de desesperación, pero solo hacía que el león aumentara su fuerza. Por un momento se detuvo, pero solo fue para masturbarse y luego introducir su horrible miembro en la vagina de Flamedramon con un solo movimiento, haciéndola gritar de dolor. Imaginaba que eso se había sentido como un golpe, hacia unos días yo había sentido lo que era eso.
MadLeomon sacaba su miembro y volvía a meterlo con un fuerte golpe, haciéndolo una y otra vez, y mientras más lo hacía, al parecer también incrementaba su fuerza, lastimándola cada vez más. El MadLeomon que la sujetaba soltó los brazos para poder quitarse los pantalones y mostrar su asqueroso miembro para introducirlo en el culo de Flamedramon, con la misma fuerza como lo hacía su compañero. Aunque no estaba ahí, la expresión de horror de mi compañera me hacían entender que el dolor que debía estar sintiendo era horrible. Para empeorar las cosas, uno de los WereGarurumon también se quitó los pantalones y salto hacia Flamedramon, colocando sus piernas sobre los hombros de ella para luego obligarla a que abriera la boca para introducir su miembro, y aunque Flamedramon hizo un intento para no hacerlo, no lo consiguió.
Los tres la penetraban con cada vez más fuerza, lastimándola cada vez más. Después de unos diez minutos, los tres dispararon una gran cantidad de semen, llenando su boca, vagina y culo, pero al mismo tiempo, mostrando una expresión de tristeza y humillación. Lamentablemente los tres no habían terminado y comenzaron una vez más a maltratarla y llenarla una vez más de su asqueroso semen.
Los tres habían terminado, pero el castigo apenas empezaba.
Flamedramon fue puesta en el suelo, donde tres Weregarurumon le quitaron la armadura. Uno de ellos comenzó a penetrarla con fuerza mientras que los otros dos la obligaban que chupara sus penes, mientras que la insultaban.
Así, uno a uno, durante casi cinco horas, todos los digimon tomaron a Flamedramon, insultándola golpeándola y violándola de una forma brutal, siempre en grupos de tres o cinco, cubriéndola de pies a cabeza con su asqueroso semen. Pese a que Flamedramon estaba agotada, y los digimons, pese a ya haber abusado de ella, volvieron a violarla una vez más, y luego de eso una vez más, y luego… y luego… y así, otras tres horas. En esas terribles horas, Flamedramon mostraba todo el tiempo su deseo de que no la lastimaran. Rogaba, gritaba, pero esos hombres no la escuchaban y solo seguían maltratándola, como si no les importara lo que dijera o sintiera.
Finalmente los digimons habían quedado agotados, pero… Quien estaba verdaderamente mal era Flamedramon. Estaba cubierta de semen, llena de moretones y rasguños y no podía respirar. Pero lo peor, fue que pude ver que ella se sujetaba el pecho y es por eso que me di cuenta que ese maltrato y violación, había causado que su corazón comenzara a dolerle.
Si bien, siempre cuando nos pasaba esto, y aun cuando estaba con Flamedramon me daba cuenta de cómo los latidos del corazón aumentan, junto con la falta de aire. Pero… la pesadilla por la que había pasado Flamedramon era más de lo que cualquiera de nosotras hubiera pasado nunca. Había sido demasiado y su cuerpo al parecer no lo había soportado. Estaba asustada de verla así y me preocupaba que… que… no, debía pensar en ello.

Pasaron unos cuantos minutos, pero Flamedramon no se recuperaba. Uno a uno, todo los digimons se fueron, hasta que solo quedo ella y Blackweregarurumon, quien también se fue, no sin antes mirarla y reírse de ella.

-Ya no eres tan ruda ¿verdad?- dijo y se fue.

En ese momento, nuestras habitaciones se abrieron y eso nos permitió ir a la habitación donde se encontraba Flamedramon. Al llegar, nos dimos cuenta que no estaba respirando y no se movía.
Todas las chicas estaban asustadas, mientras que yo estaba demasiado desesperada. La moví, la agite, intente aplicarle respiración artificial, pero ella no reaccionaba, y me estaba preocupando demasiado.
No quería creerlo pero… ella… no, no lo podía creer e intente hacer que reaccionara una vez más, pero nada de lo que hacía parecía dar resultado.

-Flamedramon, por favor reacciona- le dije, esperando que pudiera escucharme –no puedes… no puedes dejarme. Recuerda, tu padre y tu hermano están a fuera, en alguna parte. Debes levantarte, no puedes… no puedes dejarme…-

Entonces… finalmente ocurrió, ella abrió los ojos y me miro, regalándome una dulce sonrisa pero… en sus ojos me decía que algo no estaba bien.

-Flamedramon- fue lo único que pude decir.
-Renamon… nunca… nunca te rindas, y recuerda… que… te amo-

Y después de decir esto y sin dejar de sonreír, cerró los ojos. Sabía que después de ese jamás despertaría.
Sentí que mi corazón se hacía pedazos, mi amiga, mi mejor amiga había muerto. No pude contenerme y apoye sobre ella dejando salir toda mi ira y toda mi tristeza, con todas mis compañeras llorando a mí alrededor por la pérdida.

Después unos minutos, decidimos limpiarla y volverle a colocar su armadura, unos cuantos minutos antes de su cuerpo desapareciera, convirtiéndose en miles de partículas de luz que desaparecían en el aire.

-Adiós… mi gran amiga- dije, mientras veía las partículas de luz desapareciendo poco a poco-

Al día siguiente, en una pequeña zona que se encontraba en el comedor, donde se filtraba algo de tierra y algunas plantas pequeñas, se habían colocado pequeñas cruces hechas con hojas y ramas en honor a aquellas que habían muerto dentro de ese terrible lugar. Solo una o dos recordaban a quienes se les había colocado esas cruces, pero todas nos sentíamos igual de tristes de verlas.
Todas esas pobres digimons nunca habían podido conocer la libertad y jamás volvieron a ver a sus seres queridos, terminaron muriendo dentro de esa maldita prisión por culpa de los hombres que habían venido y solo las habían usado como objetos, sin importarles nunca sus sentimientos.
Ahora una nueva cruz se sumaba al grupo y era la que representaba nuestra amiga Flamedramon. Ninguna de nosotras podía contener las lágrimas y el dolor de haber perdido a una digimon tan especial como ella, la que a pesar de la difícil situación por la que todas pasábamos, ella jamás dejo de darnos ánimo y mantenernos contentas y con esperanza. Yo jamás podría olvidarla porque desde que llegue a ese miserable lugar ella se convirtió en mi primera y mejor amiga. Fue casi como una hermana mayor que nunca dejo de apoyarme y darme esperanzas. Tan bien ella me enseño lo maravilloso que es el sexo y el amor, además de ser la primera que quiso darme más que su cuerpo y más que amistad, me dio su amor.
Me sentía destrozada y todas las demás me comprendían igual, pero al menos había algo que nos consolaba. Aun muerta, Flamedramon se había liberado del infierno en el que todas aun vivíamos, además de que un día ella llegaría al pueblo del inicio y regresaría con una nueva y libre vida, así como todas las que habían caído antes que ella.

Han pasado casi seis meses desde que eso sucedió. Flamedramon se fue, pero ella sigue viviendo en nuestros corazones y el ánimo que ella siempre nos daba aún persiste. Yo he intento seguir tratando de animar a las chicas cuando se sentían más tristes o atormentadas por el diario abuso de los clientes y ellas hacían lo mismo.
Si bien no era fácil, hacíamos lo posible por no decaer y mantener nuestra esperanza de un día salir, volver a nuestros hogares y a nuestros seres queridos, tal vez conocer al amor de nuestra vida, pero lo más importante de todo, tener por fin…… nuestra libertad.

(POV del Autor)
Esa noche, en un oscuro bar se encontraban dos digimons.
Estaba demasiado oscuro y era casi imposible ver quiénes eran. La única luz del lugar apenas permitía de ver cómo eran.
Uno de ellos, un Exveemon estaba sentado en la barra, tomando un vaso de soda, mientras que el otro estaba parado a su lado, un Angemon, se acercaba a él.

-Me sorprende que vengas a este sitio cuando tú no bebes nada- menciono Angemon, sentándose a su lado -oiga cantinero, tráigame una cerveza por favor
-¿Acaso vas a criticarme?- dijo el dragón azul, riendo levemente y terminando su bebida.
-Claro que no- respondió -Solo digo que no tiene demasiado sentido venir a un lugar como este si vas a pedir sodas, recuerda este es un bar-
-Igual aquí no viene nadie así que nadie tampoco me puede decir nada por no beber alcohol, claro, aparte de ti-
-Gracias señor- recibiendo una jarra llena de cerveza y comenzando a beber.
-No soy como tú amigo, yo detesto el alcohol-
-Como sea, te pierdes de mucho- dejando de beber y limpiándose la boca –En fin, supongo que ya sabes al lugar al que iremos pronto-
-Lo sé. Habrá muchas chicas ¿verdad?-
-Según lo que he escuchado hay bastantes, y algunas de ellas son consideradas expertas-
-Tendremos que averiguarlo por nuestra cuenta. ¿Tenemos todo lo que necesitamos?-
-Sí, apuesto que será muy divierto-
-solo espero que no vayas a hacer ninguna tontería-
-debería decirle lo mismo compadre-
-Parece que no me conocieras. Tu sabes mejor que nadie que en lo que hago soy serio-
-Sí, pero es que en este lugar…-
-no te preocupes, ya lo sé. Igual hare lo que debo hacer, como lo eh hecho hasta ahora, conoceremos a las chicas-

Después de decir esto, el digimon dejo un billete en la barra, se levantó y se retiró junto con su compañero.


Continuara…

1 comentario:

  1. es el mejor fanfic que he leído simplemente increíble y rico
    y tienes razón es una pena que no te dejen publicar este tipo de fic en fanfic

    ResponderEliminar