Capítulo 4,
Flamedramon
Estaba
completamente atrapada. Me encontraba con la cama debajo de mí y con
Flamedramon encima. Había dejado el juego sexual de lado y ahora solo se
dedicaba a besarme.
Sus
labios se movían suavemente sobre los míos a un ritmo muy lento, dándome una
sensación muy agradable, una especie de calidez y tranquilidad. Sin apartar sus
labios de los míos, pasó sus brazos por debajo de mí y me dio un fuerte abrazo.
Esto no daba el mismo placer que el sexo, pero la felicidad y el cariño que
transmitía ese abrazo y esos besos eran sin duda superiores. No sé cuánto
tiempo estuvimos así, pero fue el más feliz de mi vida.
-Renamon…-
dijo casi susurrando –los hombres que han venido no entienden lo que
verdaderamente es el sexo, y por eso quiero demostrarte lo maravilloso que
puede ser-
-pero…
¿enserio puede ser tan bello como dices?- pregunte, no muy convencida.
-Por
supuesto que si- me respondo ella con una sonrisa.
-¿y
por qué quieres enseñarme eso?-
-porque
eres la única que tristemente no ha tenido esa experiencia. Cualquiera de las
chicas de este lugar podría enseñarte eso. Pero… quiero ser yo la que lo haga-
-¿Por
qué?-
Flamedramon
bajo hasta mi rostro, como si me quisiera susurrarme algo importante.
-Porque…
te amo- fue lo que me dijo antes de alejarse y volverme a mirar de frente.
Esas
palabras se repetían en mi mente una y otra vez, y me habían dejado sorprendida
y sonrojada. No sabía por qué había dicho eso, pero no me dio tiempo de
preguntar. Sus labios volvieron a atraparme, pero ahora con una mayor fuerza,
pero sin dejar de lado su ritmo suave. Pronto su lengua se introdujo y comenzó
a explorar cada rincón de mi boca con suavidad, pero al mismo tiempo con pasión,
dándome una sensación increíble. No lo pude resistir y antes de que pudiera
pensarlo, mi lengua empezó a actuar también dentro de la boca de ella, pero eso
no fue lo único que hice, sino que además también le di un fuerte abrazo y la
acerque más hacia mí, aunque eso parecía imposible.
La
sorprendí, pero pareció gustarle así que no me detuvo ni dijo nada.
Creo
que estuvimos así por unos cinco o diez minutos, pero los habíamos disfrutado,
ambas nos sentíamos muy contentas de compartir ese momento, pero tuvimos que
detenernos para recuperar el aliento.
Flamedramon
se levantó de encima de mí y se acostó a mi lado. Ambas sudábamos y estábamos
muy sonrojadas y cansadas, pero no dejábamos de sonreír ni un solo momento.
-Fue
maravilloso- dije -pero supongo que esto no es todo ¿me equivoco?-
-Tienes
mucha razón amiga- respondió ella, acercándoseme y acariciando mí estomago
–apenas estoy comenzando, pero vamos despacio. Aún tenemos mucho tiempo y
quiero aprovecharlo-
-¿aprovecharlo?-
-ya
lo veras-
Antes
de que pudiera pensar, sus caricias se hicieron más intensas, haciendo que todo
mi cuerpo temblara. No paso demasiado tiempo hasta que se acercara a mi cuello
y comenzara a rozar sus labios por el, dándome una sensación muy agradable y
poniéndome un poco nerviosa.
Pasaron
algunos segundos y Flamedramon se había dado cuenta que me gustaba lo que
hacía, así que quiso hacer algo más.
Su
mano bajo por mi vientre hasta mi entre pierna, llevando sus dedos hasta mi
intimidad y empezando a jugar. Como al principio.
Ya
había tenido otros dedos en esa parte sensible de mí, incluyendo los míos
propios ese mismo día. Pero… sentir los dedos de ella en ese lugar, me hacía
sentir más húmeda y acalorada de lo que jamás había estado en toda mi vida. Intentaba
no gemir o gritar de placer pero no podía evitar dejar salir un gemido muy leve
que Flamedramon al escucharlo la animaba a tocarme más. Pero eso no era todo lo
que ella podía hacer, también empezó a atacar mi cuello con besos apasionados
que parecían quemarme. Además, su única mano libre no tardo en ocuparse en
algo, en este caso fue en tomar uno de mis senos, pasando por debajo de mi
collar de pelo y jugando con el.
Por
el calor que sentía, diría que estaba en el infierno, pero la felicidad que sentía
me hacía estar en un paraíso que solo era para Flamedramon y para mí.
-Flame…
Flamedramon… Flamedramon- Era todo lo que podía salir de mi boca cuando la
dragona no la tenía tapada entre sus maravillosos besos. Al parecer, lo único
que conseguía diciendo su nombre era animarla más a continuar.
Mientras
ella más seguía con su juego, más excitada y contenta me sentía. Cambiando un
poco las cosas, la dragona azul se acostó sobre mí, sin quitar su mano de mi
vagina, aun sujetando mi seno con su otra mano y ahora besando y lamiendo mi
otro seno. El calor y la intensidad aumentaban y cada vez me sentía mejor, y al
parecer y compañera se sentía igual de bien.
Después
de unos minutos, se detuvo y se sentó sobre mí. No entendí que era lo que iba a
hacer, pero su sonrisa perversa de daba a entender que sería algo muy bueno.
-No
lo tomes a mal Renamon- empezó a decir ella –pero eres deliciosa, y tus pechos
son magníficos, perfectos –Flamedramon se levantó su armadura y la hizo a un
lado dejando ver sus enormes senos. También se quitó su casco y lo arrojo al
otro extremo de la habitación –creo que es justo que pruebes lo que tengo que
ofrecerte-
Jamás
había visto el rostro de Flamedramon sin que este estuviera cubierto por su
característico casco. De hecho, nunca la había visto sin su armadura roja y
amarilla, pero se veía increíblemente hermosa. Era como una Veemon, solo que
más alta y un cuerpo cualquiera desearía.
-Eres…
eres hermosa- fue lo primero que salió de mi boca, creo ni lo pensé,
simplemente lo dije.
Entonces,
sin dejar que dijera nada, acerco sus senos a mi rostro.
Por
un momento no supe que hacer pero suponía que debía hacer lo mismo que mi amiga
había hecho conmigo. Tome sus senos entre mis manos pero apenas y me cabían,
los acaricie y empecé a saborearlos.
Ahora
entendía porque ella jugaba con tanta intensidad y diversión con mis senos. Son
una parte en el cuerpo de la mujer que excita e ínsita los deseos más
profundos.
Sus
pezones estaban firme y no pude evitar introducirlos de a uno en mi boca y
saborearlos con mi boca y mi lengua.
Flamedramon
no dejaba de gemir y se volvía cada vez más loca. La deje satisfecha, pero no
sería lo único que haría. Después de todo, ella ya había hecho mucho por mí y
debía devolverle el favor.
La
tome y la coloque de espaldas a la cama. Ahora era yo quien estaba sobre ella
y… no se… sentía la misma excitación y deseo de complacer a mi amiga que ella
sentía conmigo.
Baje
hasta su entrepierna y comencé a saborear su vagina. En pocos segundos ya
estaba húmeda pero eso no me detendría. Mis labios saboreaban la parte externa
mientras mi lengua exploraba su interior.
-Renamon…
Renamon…- Le escuchaba decir entre gemidos –Ohh… es tu primer intento y ya eres
una experta… por favor no te detengas-
Creo
que lo estaba haciendo bien y no me detendría. Mientras más continuaba con mi
tarea, más deseos tenia de seguir. Quería hacerla feliz, hacerla sentir placer
igual que a como ella lo había hecho conmigo.
No
sé cuánto tiempo pase con mi trabajo, pero no podía detenerme. Quería seguir
haciéndola sentir excitada, que no dejara de gemir en ningún momento, diciendo
mi nombre. Quería… hacerla sentir feliz.
No
podía parar, al menos no hasta que Flamedramon tomo el control de la situación,
volviendo a ser ella quien estaba sobre mí. No entendía, si está haciéndola
sentir tan bien ¿Por qué me detenía?
-Lo
has hecho muy bien querida- me dijo ella, como si adivinara lo que iba a
preguntar –pero sé que estas cansada y no te obligare a continuar si no puedes.
No soy como los desgraciados que vienen aquí siempre-
-Pero,
tú me has hecho sentir… bueno… yo quiero hacerte sentir de la misma manera-
-Ya
lo has hecho-
-pero…
Flamedramon…-
-Ha
sido una tarde realmente especial pero ya es momento de concluir. ¿Qué te
parece darle un buen final?-
-¿un
buen final?-
-Algo
que nunca he intentado, pero que estoy completamente segura que a ambas nos
dejara más que satisfechas-
-¿de
qué trata?-
Y
en vez de responderme me lo mostro. Sujeto una de mis piernas y la levanto,
luego comenzó a recorrer sus manos y a frotar sus senos contra ella, haciéndome
sentir una especie de escalofrió que luego se transformó en una sensación
verdaderamente agradable. Se sintió un poco extraño que luego comenzara a pasar
su lengua por las almohadillas de mi pie, pero también era agradable y además
me daban un poco de cosquillas.
Esa
fue la parte suave de lo que Flamedramon quería hacer para "el
final". Ambas estábamos húmedas y calientes, y eso era lo que mi amiga
quera aprovechar. Ella abrió sus piernas y nuestras vaginas se unieron, de la
misma forma en que lo habían hecho las de Biyomon y Gatomon cuando las observe
hacía rato. Me miro con ojos llenos de lujuria y yo la mire de la misma manera,
íbamos a sentirnos increíble.
Podía
sentir como el líquido de nuestras partes íntimas se entremezclaban, y eso
hacía que el contacto fuera suave y muy agradable. Ambas nos dejamos invadir un
momento por el contacto de nuestras intimidades, pero no nos íbamos a quedar
así todo el tiempo. Aun queríamos continuar con nuestro juego.
Comenzamos
a mover nuestras caderas, la una contra la otra. Empezamos, como habíamos hecho
hasta ese momento, con un ritmo bastante lento. Pero no tardamos mucho en
aumentar nuestra velocidad y mientras más velocidad tomábamos, más húmedas,
excitadas y acaloradas nos sentíamos y nuestra velocidad incrementaba, como un
ciclo sin fin. Nos encontrábamos en un frenesí de placer que no parecía
terminar nunca, pero que además no quería lo hiciera. No ahora.
En
verdad me sentía conectada a ella, aún más que esa misma tarde, tal vez era
porque estábamos juntas. El placer que sentíamos era aun mayor del que había
sentido hasta ese momento, el olor de nuestros cuerpos unidos era más fuerte que
cualquier otro aroma que hubiera sentido en mi vida, y mucho mejor. Todo a
nuestro alrededor desapareció. Estaba nuevamente en aquel paraíso de placer y
felicidad al que había llegado esa tarde, solo que ahora no solo lo compartía
con Flamedramon sino que estaba en ese mismo lugar con ella, estábamos juntas.
Pasaron
varios minutos, tal vez más, mientras gritábamos y jadeábamos de placer. Ya no
podíamos ir más rápido y sentir más calor no parecía posible. Continuamos lo
mejor que pudimos, no queríamos que ese momento terminara, pero llevábamos
tanto tiempo y ya habíamos alcanzado nuestro limite.
Llegamos
al clímax, con fuerte grito de placer y cubiertas por el néctar de nuestros
cuerpos. Acaloradas, empapadas de sudor, pero sumamente contentas.
-Creo
que esto se acabó- comente, respirando agitada.
-Lo
sé, pero no me negaras que estuvo genial- dijo Flamedramon en el mismo estado
que yo.
-Genial
es decir poco, fue maravilloso-
-Te
dije que te enseñaría lo maravilloso que puede ser el sexo. Dime ¿lo hice bien?
¿Entendiste lo que quería decir?-
-Creo
que si-
-Entonces,
explícamelo-
-Desde
que estoy aquí, pensé que el sexo era algo que solo los hombres disfrutaban y
era como un castigo para las mujeres que estábamos obligadas a cumplir, sin el
derecho de opinar. Ahora veo que es algo especial, que no solo sirve para
sentir placer, también para demostrar cariño y traer felicidad. O al menos… eso
fue lo que sentí estando contigo-
Recuerdo
que sonroje un poco cuando dije eso y pensé que tal vez sonaba muy tonto, pero
Flamedramon me regalo una sonrisa, y creo que eso significaba que no me había
equivocado del todo.
-Creo
que has captado más o menos la idea. Eso es perfecto- dijo ella.
Aun
cuando habían pasado algunos minutos desde que terminamos, aun nos sentíamos
muy exhaustas y no podíamos movernos demasiado. Solo nos acomodamos la una
junto a la otra y cuando estuvimos así, ella me abrazo. Su cuerpo se sentía
increíblemente cálido y agradable y parecía que ella pensaba lo mismo de mí.
Nos
quedamos en silencio por un buen rato, recuperando nuestras fuerzas y viendo
como afuera ya había anochecido. No teníamos nada mas de que hablar, o al menos
no hasta que recordé algo que ella había dicho antes.
-Flamedramon…-
-dime-
-Eso
que dijiste antes… ¿es verdad?-
-¿ah?
¿De qué hablas?- estaba un poco nerviosa y no podía decir nada. Creo que eso
llamo la atención de Flamedramon –anda, dímelo-
Me
calme un poco y pude hablar
-Cuando
me dijiste… "te amo"… dime ¿lo dijiste enserio?-
Ahora
parecía que era ella quien no sabía que decir, solo no podía dejar de sonreír y
se había sonrojado.
Pensé
que mi pregunta había sido muy estúpida, pero esa idea desapareció cuando ella
se acercó más a mí y me miro con ternura.
-Lo
dije enserio Renamon, y tal vez no lo creas. Pero es cierto, yo estoy enamorada
de ti-
-¿Es
por eso que me quería enseñar el verdadero sexo? ¿Por eso me has ayudado
tanto?-
-Cuando
llegaste aquí, te vi como una chica inocente que tuvo la mísera suerte de
terminar a este lugar. De inmediato supe que te sentirías deprimida,
menospreciada y miserable, al igual que todas nosotras. Por eso debía, al igual
que he hecho con las demás, hacerme tu amiga y compañera para que no perdieras
el deseo y la esperanza de seguir adelante, sin rendirte nunca. Sin embargo,
mientras más tiempo pasaba contigo… me sentía más conectada a ti. Sentía que no
solo quería apoyarte, quería estar a tu lado y que fueras feliz. En este lugar
no era mucho lo que podía hacer por ti, pero lo que pudiera hacer era suficiente
para mí, si con eso podía hacerte un poco más fácil la vida en esta prisión.
Aunque las he apoyado a todas de la misma manera, siento que mi verdadera razón
para darles apoyo a todas… eres tú, la chica en la que he visto el mayor deseo
de libertad, así como la mayor tristeza de estar encerrada. Tú despiertas en mí
ese deseo de actuar como una hermana o una madre para las demás para que no
decaigan-
-Flamedramon…-
-O
más bien, tú eres quien aumento ese deseo ya que antes lo hacía, pero había
ocasiones en las que ni yo me sentía con la fuerza para apoyar a las otras. De
todos modos… yo he sufrido igual, y muchas veces, aunque jamás lo dije desee
morir antes que seguir viviendo encerrada- En ese momento, note como de sus
ojos salían varias lágrimas.
No
tenía que explicarme nada, ya me daba cuenta que ella quiso ayudar a las demás
chicas del prostíbulo con ánimo y esperanza. Sin embargo, ella era una de esas
chicas y también había padecido, por lo que dar esperanza y ánimo a otros se
convertía en una carga que ella quería soportar.
Quería
decir algo, pero ella se secó las lágrimas y continúo.
-Pero
de alguna forma, tú me motivaste a no rendirme, aunque se de sobra que has
sufrido mucho y has perdido mucho al traerte a este lugar. Quise apoyarte a ti
y a las demás, y creo que al despertar en mi ese entusiasmo, el apoyarte,
escucharte y consolarte cuando lo necesitaste hizo que comenzaras a entrar en
un corazón- tocándose el pecho –que desde hace año y medio ha comenzado a
endurecerse. Le devolviste la vida. Enserio Renamon, te amo como no tienes
idea- sonrió al final.
Creo
que ya no tenía nada más que decirme. Ella se había abierto conmigo como jamás
lo había hecho con nadie. La entendía mejor ahora que me había dicho todo eso y
eso me aclaro por qué quiso compartir conmigo una tarde de sexo. No dije nada
de que la había visto en el baño porque tenía completa seguridad de que ella ya
lo sabía.
No
sabía que decir respecto a que estuviera enamorada de mí, no me molestaba sino
que me hacía sentir afortunada de tener a una chica como ella a mi lado. La
quería mucho pero… no estaba segura si yo la amaba de la misma manera, a pesar
de lo que habíamos pasado esa maravillosa tarde.
-Flamedramon
yo…- quería tratar de decir algo, habíamos estado calladas un buen rato y
quería reanudar la conversación pero no sabía qué decir.
Afortunadamente
mi amiga supo que decir y tranquilizarme, colocando sus manos sobre mis
hombros.
-Renamon,
estas confundida después de lo que te dije ¿verdad?- me dijo.
-no
es eso- respondí, sin poder mirarla –es solo que yo…-
-Te
entiendo. Yo me he enamore de ti, pero tú no sabes si puedes sentir eso por mí.
No te preocupes linda, no quiero que sientas presionada por mis palabras. Tú me
ves como una gran amiga, una hermana pero nada más-
-Flamedramon…-
la voltee a ver, algo apenada –Has sido la mejor amiga que eh tenido en toda mi
vida y me has apoyado como nadie. Has sido dulce, amable y leal, y solo mírate-
dándole una rápida ojeada de arriba a abajo- tienes el cuerpo de una diosa-
-¿enserio
lo crees? Pues gracias-
-eres
tal vez la digimons más hermosa de todas y la que tiene corazón más grande, y…
a pesar de todo eso… no te amo de la misma manera. Lo siento, creo que soy
mala-
-No
digas eso- acariciándome el rostro y sonriéndome –a veces no nos podemos
enamorar de alguien, a pesar que tenga muchas cualidades buenas. Si me vez solo
como amiga está bien para mí, no te obligare a que cambies de idea-
-Gracias-
-Solo
te digo, si algún día- poniendo su mano en mí pecho y colocando la mía en el
suyo –entro a tu corazón como tú lo has hecho el mío, aquí estaré. Si no es
así, igual siempre contaras conmigo, y tendrás un lugar muy importante en mi
corazón-
Aquellas
palabras me habían conmovido. Flamedramon era sin dudas la mejor digimon que
había conocido. Ojala y un día llegara a sentir lo mismo que ella sentía por
mí, pero hasta entonces, me bastaba con que fuera mi amiga y estuviera a mi
lado.
-Flamedramon…-
-dime-
-el
día libre no termina. ¿Quieres quedarte conmigo esta noche?-
-por
supuesto-
Después
de eso, me recosté sobre ella y deje que mis ojos se cerraran y me
transportaran a un mundo de sueños, en donde podría ser libre y feliz.
Pero…
a diferencia de otras noches, hoy no estaba sola, dormiría junto a digimon muy
especial y querida para mí. Junto a Flamedramon me sentía… me sentía… la verdad
es que no sé cómo describirlo claramente, pero me sentía completa, querida,
amada, sentía que valía y que era importante para alguien.
Antes
de que mis ojos se cerraran por completo nos dimos un último beso en los labios.
Ahora
dormía, pero puedo decir con certeza… que esta fue… en mucho tiempo… la mejor
noche de mi vida.
Desde
aquella noche, ya han pasado dos semanas, pero… he sentido que ya no soy la
misma de siempre.
Si,
aun éramos forzadas a seguir dando nuestro cuerpo a malditos que únicamente nos
maltratan, sin mostrar ninguna clase de respeto o misericordia. Pero a pesar de
todo eso, sabía que había alguien que me alguien me apoyaba, aún más de lo que
yo misma creía, y cada vez que podía estaba conmigo y me daba su fuerza, con
una caricia, un abrazo, o un beso, los cuales yo sabía que estaban llenos de
amor.
A
veces se necesita un pequeño empujón para salir adelante y no quedarnos
sumergidos en las lamentaciones. Saber los verdaderos sentimientos de mi amiga
fue el impulso que necesitaba.
No
solo me alegro a mí, sino que me hizo hacer lo mismo que ella, y eso era darle
apoyo a las demás. Todas estaban iguales o peor que yo, lastimadas y tristes de
vivir en aquel infierno, y lo único que les daba la fuerza suficiente para
soportarlo era el apoyo de Flamedramon, pero aunque deteste admitirlo, a veces
eso no era suficiente.
Sin
embargo, ahora yo también hacia mi mejor esfuerzo para para apoyarlas, y creo
que ahora todas se veían más animadas y con la fuerza como para soportar el
encierro y los maltratos.
Pero
creo que lo más importante de todo era ahora Flamedramon no tenía que cargar
con ese peso sola. Yo estaba para que ella se desahogara si sentía triste por
tener que apoyar a las demás chicas cuando estaba igual o peor que ellas. Creo
que eso ayudo a que ella fuera mucho más fuerte y que ya no volviera a ir al
baño para dejar salir su tristeza y yo tampoco debía sentirme triste sola.
Ahora éramos más unidas que nunca y el ambiente de aquella prisión había
mejorado mucho.
En
uno de esos días, durante esas dos semanas tuvimos la suerte de volver a tener
un día libre. Este fue un poco diferente al primero ya que ninguna de las
chicas se fue a su cuarto sino que hicimos algo que, al menos hasta ese
momento, no habíamos hecho. Eso era jugar, contar chistes o historias, o divertirnos,
como si fuéramos niñas pequeñas. Fue una tarde alegre y llena de risas para
todos, incluyendo para Yashamon, al que obviamente no podíamos dejar excluido.
Era la primera vez que veía que todas nos divertíamos y era la prueba más
grande de que el ánimo de todas mejoraba de apoco, y lo mejor de todo era que
Digitamamon parecía ser de los que solo le importa ganar dinero y le valía muy
poco lo que hiciéramos durante ese día libre, así que no nos fastidiaba ni nos
decía nada.
En
la tarde estuvimos todas juntas, pero ya en la noche en parejas, cada una se
fue a su habitación, siempre acompañada por alguien para vivir una noche
apasionada, olvidando por completo el maltrato de los hombres y solo
concentrarse en tener sexo entre ellas, demostrándose un gran cariño y respeto,
con un gran trato como solo ellas podían darse y nadie más podría, al menos no
de la misma manera.
En
esa noche, no fue necesario que ella o yo dijéramos algo para que ambas
fuéramos a mi habitación y volviéramos a tener una magnifica noche, tal vez
incluso mejor que la primera noche. Me sería difícil describir lo que hicimos
esa noches; pero para resumirlo un poco, ambas terminamos agotadas y sudando,
ahora no sobre la cama sino sobre el suelo, cubiertas un poco por la pequeña y
única sabana. Las dos veíamos la ventana desde nuestra posición, y aunque no
era mucho lo que se alcanzaba a observar, si se alcanzaba a ver la luna y
algunas estrellas dispersas por todo el cielo. Esa era suficiente para hacernos
sentir reconfortadas.
No
teníamos demasiado de que hablar, solo decirle lo feliz de estaba de compartir
esa experiencia con ella. Había tenido dos veces sexo con ella, pero no como lo
que vivía a diario sino sexo con cariño y amor, y con mi mejor amiga, quien sabía
que me amaba. En otras palabras, había hecho el amor con ella. Creo que pensar
en eso lo que me hizo que dijera algo más.
-Imagino
que con todo lo que has pasado debes detestar a los hombres. Al menos yo… creo
que los empiezo a odiar a todos- dije, y Flamedramon se sorprendió un poco de
escucharme –Todos…- continúe -los hombres que han venido a este lugar solo nos
han utilizado para sentir placer, como si nosotros no tuviéramos sentimientos-
Cuando
dije eso, comencé a apretar mi puño con fuerza al mismo tiempo que sentía un
gran enojo recorrer mi cuerpo. Pero en ese momento, Flamedramon me tomo la mano
y eso extrañamente me tranquilizo.
-No
debes odiarlos Renamon- me dijo -después de lo todo lo que eh visto y pasado,
no odio a los hombres. Los que han venido aquí me han hecho daño, pero no todos
así. Mi padre y mi hermano… son una prueba de ello-
-¿hace
tiempo que no los vez?-
-mi
padre era soldado y se tuvo que ir hace unos tres años. No lo he vuelto a ver,
tal vez él haya muerto pero, si es que sigue vivo… espero verlo algún día-
-y
tu hermanito-
-él
era muy joven y hace mucho tiempo que no se de él. Solo espero que este bien. Aún
tengo cariño por ellos, y creo que así como ellos- mirando por la ventana –
estoy segura allá afuera hay machos que valen la pena-
-¿Realmente
lo crees?-
-Sí,
sé que hay buenos hombres y que un día encontraras uno que te quiera-
-pero…
¿y tú? ¿Tú no esperas encontrar a un buen hombre?-
-ya
no querida-
-¿Por
qué?-
-porque
no creo que me vuelva enamorar de un hombre-
-Pero
Flamedramon-
-ya
que ahora mi corazón… le pertenece a alguien más- cuando dijo eso, comenzó a
mirarme otra vez.
Antes
de que dijera algo, ella volvió a besarme. Este beso no fue tan apasionado,
pero si fue muy tierno y de una larga duración. Cuando nos separamos, fui yo
quien la beso, pero ahora con mucha pasión, y de esa manera fue como nuestro
juego volvió a comenzar.
Mi
experiencia con Renamon no solo me había hecho sentir querida, sino que además
me había hecho entender era el hecho de sentirse querido y como una muestra de
cariño que las demás chicas tenían sexo entre ellas, para sentirse amadas y,
según creo yo, ser más unidas.
Mi
actitud y espíritu, junto con Flamedramon seguían manteniéndose en alto,
haciendo que las demás chicas se mantuvieran fuertes a pesar de todo.
Lamentablemente,
una semana después las cosas dieron el cambio más terrible que yo hubiera
esperado.
El
día comenzó como cualquier otro, con la salvedad que había amanecido nublado y
lloviendo, algo que en esa zona era poco común.
Todas
nos levantamos, desayunamos y, al igual a como lo había hecho durante esos
últimos días, nos manteníamos contentas.
Un
par de horas después de que desayunamos, debíamos volver a nuestras
habitaciones, esperando a que los desgraciados de siempre buscaban diversión,
para ellos.
Entonces
fue cuando algo extraño paso.
Las
puertas de nuestras habitaciones se abrieron y Digitamamon nos pidió que
saliéramos para decirnos algo importante.
Salimos
de nuestras habitaciones y todas nos paramos, quietas y derechas frente a las
puertas. Al otro extremo del pasillo, estaba Digitamamon y detrás de él, había
alguien.
Al
principio no pude verlo, pero mientras Digitamamon avanzaba por el pasillo, el
otro sujeto caminaba detrás de él. Se trataba de un Blackweregarurumon, el cual
tenía una cicatriz en el ojo izquierdo y la parte izquierda de su pecho, con
una expresión que aunque estuviera sonriendo, me daba algo de miedo.
Algunas
de las otras chicas se veían también nerviosas ante la presencia del digimon
negro. Pero… me fije que había alguien más nerviosa que nadie. Esa era
Flamedramon, pero no solo estaba nerviosa.
Aunque
tratara de disimularlo, ella estaba temblando y sus ojos parecían expresar
terror de ver a ese digimon, por lo que me hizo pensar que lo conocía, y no
eran precisamente amigos.
El
lobo paso junto a todas nosotras, siguiendo al huevo y mirándonos de arriba
abajo. Cuando paso junto a Flamedramon, se tomó un poco más de tiempo para
verla, regalándole una sonrisa demasiado perversa y le paso una de sus garras
suavemente por la mejilla antes de alejarse.
Cuando
ambos digimons llegaron al otro extremo del pasillo, Digitamamon nos explicó la
razón de la presencia del digimon en ese lugar.
-Escúchenme
bien señoritas. Este digimon que aquí ven, es el más importante patrocinador de
este lugar, quien se encarga de darnos el dinero que necesitamos para mantener
este lugar y a ustedes-
Eso
último que dijo, lo sentí casi como si fuera un insulto ya que por nuestras
condiciones de vida en ese lugar no parecía que realmente nos dieran nada.
-Ahora,
él ha venido hasta este lugar y desea estar con tres de ustedes-
Luego
de que dijo esto, el Blackweregarurumon volvió a pasar por el pasillo, ahora
solo y mirándonos de arriba abajo. Dio una nueva vuelta por el pasillo, pero al
pasar, se detuvo frente a Rosemon, Ladydevimon y… frente a mí, mirándonos con
una mirada verdaderamente pesada, como si quisiera comernos o matarnos, y una
sonrisa llena de lujuria.
Me
sentí muy nerviosa, y al parecer Rosemon y Ladydevimon estaban igual que yo.
Volvió
con Digitamamon y en voz alta dijo su elección.
-He
visto a tus chicas Digitamamon. Todas son unas bellezas tienen unos cuerpos muy
bien formados, pero ya he elegido a mis tres chicas. La primera…- señalando a
Rosemon –es esa tetona de traje rojo. Seguro debe ser toda una puta. La
segunda… señalando a Ladydevimon, quien solo le gruño y lo miro con odio, para
diversión del lobo –es esa demonesa- acercándose a ella -parece creerse muy
ruda…- llevando una sus manos a su seno izquierdo, apretándolo con fuerza, y la
otra a su entre pierna, rozándola con sus garras y haciendo que inevitablemente
comenzara correrse –pero no es más que una perra. Y… finalmente- señalándome a
mí, obligándome a hacer un gran esfuerzo para no verme nerviosa –se ve muy
bonita y joven. Creo que podría ser divertida, jejeje-
Blackweregarurumon
se acercó a mí y parecía dispuesto a hacer lo mismo que había hecho con
Ladydevimon. Aunque me molestaba que él siquiera se me acercara, sabía que no
podría hacer nada, menos pelear porque no tenía mis poderes por culpa de mi
collar.
El
lobo ya estaba a punto de tocarme hasta algo que no veía venir sucedió.
-¡ESPERA!-
grito alguien.
Continuara…
No hay comentarios:
Publicar un comentario