viernes, 3 de julio de 2015

CAPÍTULO 11, EL DOLOR DE GUILMON

Capítulo 11, el dolor de guilmon


(POV de Renamon)

Era otra noche en ese maldito prostíbulo. Jmjmjm no, en realidad no lo era.
Esa era una noche… bastante especial, en la ninguna de nosotras sufría. Nadie era abusada, ni era golpeada u ofendida. Nadie lloraba, triste por las cosas terribles que debíamos soportar día a día, así como el dolor por haber sido alejadas de todo lo que a nos importaba y amábamos. Esa… era una noche tranquila, y tal vez lo más importante de todo, ninguna estaba sola.

Estaba en mi cuarto como siempre, pero en esta ocasión no estaba yo sola, ya que todas las demás chicas estaban reunidas conmigo y en ese momento dormían. Realmente era un espacio pequeño y algo incómodo, así que todas estaban acomodadas de alguna manera. Unas sentadas en el suelo y acomodadas contra una pared, otras recostadas en el frio suelo, pero todas tenían algo en común, y es que todas dormían plácidamente, abrazadas en parejas, y con una linda y duce sonrisa en sus rostros. Ninguna de ellas había estado triste en esa noche, y todas habían vivido un maravilloso momento juntas que las había hecho sentir queridas, amadas, respetadas, y sobretodo felices, y que aun dormidas se reflejaba en sus rostros. Y yo… bueno, yo había tenido la fortuna de haber compartido ese momento con ellas y experimentar la felicidad que mis amigas habían sentido.

Realmente había sido una noche que ninguna de ellas olvidaría y siempre la tendrían presente en su corazón, y por supuesto, yo tampoco la olvidaría jamás.
Había sido casi un momento mágico pero… de todas las chicas… había una que esa noche había sido más especial e importante. Ella había pasado por mucho y estaba muy herida, pero al final pudo dejar toda su tristeza de lado y sentirse plenamente feliz, sentirse querida y… que ella era especial… que tenía un propósito en la vida. Y esa chica ahora estaba a mi lado, acostada junto a mí en mi cama. Yo me quedaba poco a poco dormida mientras que ella gentilmente cepillaba mi pelaje con sus garras, sintiendo todo su cariño y su felicidad. Una felicidad que… realmente le hacía falta sentir.
Esa chica… era Guilmon.